El color de la noche
todavía veneraba
cuando se iban
las estrellas
el color de la noche
la rompiente madrugada
el cantar
de golondrinas
y jilgueros
y el cielo
y el final
entoncestodavía veneraba
cuando se iban
las estrellas
el color de la noche
la rompiente madrugada
el cantar
de golondrinas
y jilgueros
y el cielo
y el final
comenzaba
y el día
era de otros
Y de esta lejanía
silencio
de silencio dentro
aurora de un sueño
que de madrugada
olvidara el mar
centinela
el canto
del ave
la traición
en la rompiente
de una ola
y de esta lejanía
el sol
A la hora del silencio
otro
es el que viaja
a no ser por el polvo
que me quita la vida
o el sueño
con su intención pasible
donde sea que vaya
a la misma hora de la siesta
siempre tarde
a la hora del silencio
uno
y un delito imposible
En las calles en la noche
el frío en las calles se agrava en la noche
del invierno hojas como animales
claman por la urgencia del alba
y la luna fuera de su menguante
entonces pregunto por mí y qué hay de mí
del suceso
y el hallazgo
de la luz de una vela
el estigma
y su sombra
escindido de tiempo
Sueño entre sombras
no viene de ningún naufragio
no está náufrago
no es el primero
el segundo
o el tercero
es torrente
manantial
cántaro
y un sueño
entre sombras
no viene de ningún naufragio
no está náufrago
no es el primero
el segundo
o el tercero
es torrente
manantial
cántaro
y un sueño
entre sombras
Del libro del
autor: El hondo silencio de toda locura, Ediciones Los Lanzallamas
Orlando Valdez
Rosario, Santa Fe, Argentina
Analía
ResponderEliminarGracias siempre por tu generosidad
Gracias a vos, Orlando, por tu disposición para colaborar con la revista con voz propia.
EliminarCariños y mis mejores deseos
Analía
Excelente tu poesía, Orlando!!! Gracias por la publicación, Analía!
ResponderEliminarGracias por tu lectura, Noemí.
EliminarSaludos cordiales
Analía