domingo, 13 de marzo de 2022

Editorial


con voz propia nº 115 

Revista literaria 

Marzo 2022 


Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner 
Publicación creada en noviembre de 2006 
Distribución y publicación gratuitas 
ISSN 2314-0275




Soy humano, y nada de lo humano me es ajeno. 
Terencio 




Hasta mañana 

Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño. 
En este instante el odio no trabaja 
para la muerte, que es su pobre dueño 
la voluntad suspende su latido 
y yo me siento lejos, tan pequeño 

que a Dios invoco, pero no le pido 
nada, con tal de compartir apenas 
este universo que hemos conseguido 
por las malas y a veces por las buenas. 
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo 
que este mundo de muerte a manos llenas? 

Mi pesadilla es siempre el optimismo: 
me duermo débil, sueño que soy fuerte, 
pero el futuro aguarda. Es un abismo. 

No me lo digan cuando me despierte. 

Mario Benedetti 
Uruguay,1920-2009




Las mujeres que han cambiado el mundo no han necesitado nunca mostrar otra cosa que su inteligencia. 
Rita Levi-Montalcini 



Revista literaria con voz propia 
ISSN 2314-0275 
Propietaria: Analía Pascaner 
San Fernando del Valle de Catamarca 
Catamarca – Argentina 
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 



A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
Oscar Wilde


Autores publicados


¿Qué me ha ayudado en momentos de dolor? 
Pregunta del día, en Internet 


con voz propia nº 115 – Revista literaria 
Marzo 2022 
Autores publicados en esta edición



Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia

Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 

Revista literaria con voz propia 
Publicación y distribución gratuitas 
ISSN 2314-0275 
Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner


Cecilia Glanzmann

A VECES 
creemos que ya hemos construido 
la sólida pirámide 
la coraza traslúcida y potente 
y de pronto 
una liviandad una palabra un gesto 
nos hacen sentir que la hemos construido de arena 
y en la arena
tanto en nuestras relaciones. 
A veces 
el sol nos cae a baldazos 
y de pronto 
nos hallamos desprevenidos, solos… 

Y a veces 
una mano con amor nos levanta 
y sabemos o 
sabemos mejor 
que es posible seguir intentando 
la escalera 
la casa sólida 
el ser feliz 
que es posible recordarnos 
que somos 
desde eones de tiempo 
una pirámide. 


   * * * 

QUIERO SENTIR EL AMOR
como el sol naciendo 
como el sol fugándose en el horizonte 
como la luna surgiendo 
bergamota mandarina madura 
desde la línea onírica del mar. 

Quiero sentir el amor 
embriagado de luna y de sol 
y también 
la lluvia diamantina
bañándonos 
con la artesana frescura 
del oleaje marino… 

Quiero sentir tu cuerpo y el mío 
como en el verano del trópico. 
Quiero beber el deleite 
…de amarnos. 


   * * * 

MI PESCADOR DE TREGUAS AZULES 
la escalinata en el agua 
piélago granate barnizado de escamas 
y de guijarros ronroneantes 
lleva
entre tropeles de espuma 
hasta la luna llena. 
En la playa 
el espíritu se despoja de la arena 
y remonta la cometa de tu sedal 
lanzado al mordisco pez sueño 
en escalones. 
Y subes. 
Y subo. 
La luna se hace cangrejo 
y los pies se cansan. 
Y subes. 
Y subo. 
Tu sedal, 
baranda abrazo 
y armónica marina 
silbando en ecos verdeagua, 
anuda la promesa. 


Del libro de la autora: Cuando amar es vertiente, 2016 
Cecilia Glanzmann 
Nació en Bell Ville, Córdoba. Reside en Trelew, Chubut, Argentina 


Bendito el corazón que se puede doblar porque nunca se romperá. 
Albert Camus

Andrés Bohoslavsky

La cafetera italiana 

Mientras preparo el café 
salen del vapor los abuelos 
bajando por la escalera del Città di Roma 
a principios del siglo XX, al puerto de una ciudad 
que imaginan maravillosa. 

Los que bajan son dos adolescentes y sus sueños 
como mamuskas, tienen dentro suyo otros tantos 
todos contenidos por el gran sueño 
el sueño de amor. 

Sentados a la mesa de la cocina 
María Grazia junto a Romano 
me dictan un poema 
que desaparece al mismo tiempo 
que el vapor de la cafetera. 


Postales en la calle 

Caminando sin destino, encontré cuatro postales tiradas en la calle: El faro de dos luces de Hopper era una, un retrato de la Madre Teresa de Calcuta dedicada a una profesora, otra del escritorio de Neruda en Selva Negra y la última reproducía una foto de pisos de madera, una propaganda del 67 de una fábrica que ya no existe. 
Muy viejas y frágiles todas. Las agarré y me senté en un banco de la plaza 1º de Mayo, me sentí un ángel caído. 
Cerca mío, una viejita que parecía mi mamá, leía sola en otro banco. Me puse un poco triste. 
Me levanté para irme y se puso a llover. 


                  * * * 

Medianoche en la plaza de los sueños 

Me senté en el banco de la plaza, como todas las noches 
a pensar un poema, mirar las estrellas y esperar una especie 
de iluminación, un relámpago en la mente que me ayude. 

Cerca de mí, un pelirrojo observaba los árboles y el cielo estrellado 
y su pincel se deslizaba sobre el lienzo con rapidez 
temiendo tal vez que ambas cosas desapareciesen 
o cambiasen de forma.

Junto a él, un hombre de mirada perdida 
pensativo sostenía un cuaderno en sus manos. 

El artista pensaba que si no pintaba se moría 
el hombre a su lado, que escribiendo postergaba su muerte. 

Guarda su lienzo, apaga las velas encendidas 
y al rato desaparece por la gran avenida 
poco tiempo después quien se marcha soy yo 
sin haber logrado escribir una línea. 

El pintor es el eterno 
el de la noche estrellada y los cipreses deformados, retorcidos 
el poeta, quizás nosotros 
y esta noche le ganemos a la muerte. 


Los perros del mal 

                              a los que escapan de los perros de Lutero 

Desde aquella mañana, en que escuché al pastor de mi credo 
subido a los hombros de mi tío Artemio
quien sólo concurría por la comida y bebida 
servida después de la misa, no pude olvidar jamás 
la cita a los perros que poseía Lutero. 

“Tengo tres perros peligrosos: 
la ingratitud, la soberbia y la envidia 
cuando muerden dejan una herida profunda”. 

Los perros de Lutero se soltaron, se atacaron entre sí
transformados en monstruos mordieron a mi tío
a algunos otros que no pudieron huir 
y todos terminaron convertidos en lobos con piel de cordero. 

Cinco décadas después sigo escapando y me escondo 
antes que uno de ellos me de alcance. 


Últimos dos poemas de su libro: Medianoche en la plaza de los sueños. Editorial Leviatán (2021)
Andrés Bohoslavsky 


Responde a cada llamada que emocione a tu espíritu. 
Rumi

Alba Aída Oliva

Soy el Poema 

Yo soy el poema, 
Mi vida es una metáfora 
Es la muestra viva de mi existencia 
Está atravesada por la poesía 
Mi sangre está en mis letras 
Que exaltan o hunden 
Promueven, irrumpen, enloquecen, abrazan, 
Unifican, enlazan, sostienen mi camino, 
Éste está forjado de huellas, 
Breves, azarosas, candentes, rumorosas, 
Iluminadas, fogosas, rompientes, 
Ellas son parte del sueño al que aspiramos 
Los que usurpamos la poesía. 


Y el poema 

Y el poema en este pórtico 
En la barriada 
En el verde de la plaza 
En mi boca en la mañana 
En la tarde acaso 
Siempre el poema 
Junto a la taza de té que se ha enfriado
Junto a la mesa de noche donde escribo 
Atrapando imágenes, soñando 
Con flores en las manos 
Con espinas entrando en mi carne 
Como agujas dolientes 
Sangrando sobre la hoja 
Con la esperanza temblando en un renglón 
Con la risa que cruza la última estrofa 
Con la lágrima que borronea el final 
Tiene que ser él, 
Aunque amar sea tan doloroso y tan dulce 
Aunque al amor nos parezca imposible 
Alcanzarlo 
Sólo el poema sabe traerlo del alma 
Y volcarlo en el papel torrencialmente 


Artista del Trapecio 

Aún estoy en el trapecio, 
Deambulando por la soga 
Sin caerme al abismo 
Que clama por mí,
-con vehemente acoso- 
Un cúmulo negruzco 
A mis pies replica 
¿Cuándo te darás por vencido? 
Acepta tu derrota, vanidoso 
Tengo cera en mis oídos 
-Y como Ulises- 
No deseo escuchar cantos hermosos 
Mi horizonte vislumbro 
Sin embargo, cerca o lejos 
Llegará al fin venturoso 
Si el hambre corroe las entrañas 
O el afán combate mi esperanza 
Terco al fin, 
Seguiré sobre la soga del trapecio 
Que afirme mi destino 
Trashumante de artista 
De la cuerda, 
Y quizás algún pago merezca 
Que equilibre, 
La balanza de la cuesta. 


Alba Aída Oliva 
Mataderos, Ciudad de Buenos Aires, Argentina 


Si haces silencio, lo sagrado se manifestará. 
Rod Stryker

Jorge Curinao

Naufragio 

De tanto estar solo 
setenta veces dije tu nombre. 

Ya no estoy solo 
setenta preguntas me acompañan. 


Bahía 

Bajo los pliegues 
de una hoja 
en blanco 
corre 
un río 
transparente 
que lleva tu nombre. 


Ángel 

Como cuchillo por sangrar 
es el perfume del pájaro junto al fuego. 

Piensan que duermo. 


Paisaje

A veces 
a mí también me quisieron. 

Era verano 
y un pájaro golpeaba desde afuera. 

          * Del libro del autor: Cactus (2010) 


Jorge Curinao 
Río Gallegos, Santa Cruz, Argentina 


Mi casa y mi corazón nunca cerrados: que pasen los pájaros, los amigos, el sol y el aire. 
Marcos Ana

Roberto Romeo Di Vita

El jinete 

¿De dónde vendrá ese jinete que desató tanto alboroto? ¿Quién es el hombre parecido? ¿Tiene identidad de montura y espuelas? 
Dicen que lo estaban buscando. 
Puede que sea un guerrero. O tal vez, alguien que pasó por la casa grande hace mucho tiempo. 
Si a los pocos meses se le pueden decir, espacio, dimensión, añales. Usted sabe cómo es la idea de tiempo que tienen los lugareños. A los años que suceden les dicen días y a los días años. 
Dicen que hablaba con una voz clara y decía cosas. 
Cosas que los dueños de allá arriba no querían que los pobladores escucharan.
Dicen que decía cosas. 
Palabras que tal vez no llevara el viento. Palabras muy peligrosas. ¿De dónde sería ese jinete? 
Nadie daba un indicio. 
Pero era bello, o muy hermoso. ¡Vaya uno a saber! La Juana, dicen de la Juana. 
¿Qué rumbo tomaron los hechos con este jinete y su paso? ¿No? 
Del Pedro, dicen del Pedro. 
De la Juana que le ofreció sus besos, su regazo y todo su cuerpo a la luz de la luna. Al jinete se lo ofreció, le ofreció el calor de su cuerpo y la curva de su cintura de amor. 
El Pedro le dio su mano tendida. Y el jinete ofreció la suya. Y cuentan las mujeres del lugar, que este jinete desconocido les daba su pecho blanco, sus palabras, sus caricias y el canto, ese canto que siempre cantaba a las mujeres y las enamoraba. 
El jinete ofrecía todo ello y sus palabras, palabras que aún hoy tienen eco. Aún hablan de él, de este jinete libertario. 
Dicen que decía cosas… 


Fragmento de la novela inédita del autor: Patria, emboscadas y muertes 
Roberto Romeo Di Vita 
Buenos Aires, Argentina


Nada grande en el mundo se ha hecho sin una gran pasión. 
Georg Hegel

Agustín Serrano Santiesteban

Reflexiones en soledad 

Esta huella que sorbo lentamente, 
sombra de tanto insomnio pasajero, 
es un resquicio del pasado fiero 
detenido en mis ojos del presente. 

De nuevo estoy a solas, y la gente 
me olvida en la penumbra del sendero. 
Después de tanto tiempo nada espero, 
sólo mi soledad, pacto inclemente. 

Quizás a solas sea más seguro 
partir entre las sombras, sin aviso, 
deshecho del más pérfido conjuro. 

Soy una sombra más, un indeciso
ser que atraviesa el tiempo sin apuro, 
sabiendo que no existe el paraíso. 


Anochecer 

Pasa la tarde en su traje 
de llovizna silenciosa 
y una oscura mariposa 
aparece en el paisaje. 
Parte la luz, el ramaje 
se desnuda en la humedad, 
el viento es la libertad 
del sueño en el caserío 
y en las orillas del río
se muere la soledad. 


Ser o no ser 

Un ojo puede avizorar el tiempo 
sería un remedio exacto 
                              para la humedad 
otros objetos no pueden decidir 
                                         el círculo 
el doble sentido de la huida 

Una puerta señala la existencia
es un símbolo   un hito en el espacio
los decididos traspasan sus umbrales
recogen sin temor las viejas telarañas 
el eco inexplicable de los grillos 
los otros quedan a ambos lados 
con los ojos convertidos en piedras. 


Agustín Ramón Serrano Santiesteban 
Holguín, Cuba 


No malgastes lágrimas nuevas en angustias viejas. 
Eurípides

Alicia Danesino

Invierno en pandemia 

Hogar, espacio algodonado, 
nido de colibrí, 
guarida de invierno, 
estocada de hielo. 
Tobogán invernal 
cuna del frío. 
Agradezco la tibieza de mi cama, 
los perfumes flotando en la cocina, 
-olvidados aromas del estío- 
Doy gracias por la música, 
el cine, la lectura,
dueña y forjadora de mis sueños. 
Agradezco el tejido de la araña 
-catarsis de mi invierno- 
días cortos de noches largas 
eternamente frías. 
Trenes cargueros transportan 
temperaturas gélidas, en el final 
del invierno y la pandemia, 
deseo: 
andar por el mundo sin barbijo y sin miedo 
invitar a un himno final, 
dar gracias por haber vencido. 
Esperar, con paciencia de ermitaño: 
REVERDECER. 


Alicia Danesino 
Buenos Aires, Argentina


A veces nuestro destino semeja un árbol frutal en invierno. ¿Quién pensaría que esas ramas reverdecerán y florecerán? Mas esperamos que así sea y sabemos que así será. 
Johann Wolfgang Goethe

Mirta del Carmen Gaziano

Sin brújulas 

No sabiendo, sólo ignorando 
ando así desaprensiva 

En lo más espeso de mi pensamiento 
voy buscando señales 
notas, estrategias que me indiquen, 
den señales de la ferviente humanidad 
esperanzada. 

No sabiendo, con sólo presentirlo 
allá voy con el deseo de vislumbrar cambios 
convincentes. 
Conservo lo mejor acumulado como tesoros, 
como ofrendas 

Caminando, avanzando a cada día 
Estoy yendo por caminos alternados 
sin brújulas… 
son mis guías, sólo el viento o el color del firmamento. 

Mis llamadas de ángeles o diablos… 
Conspirando con cábalas y resurgimientos. 

Ignorando… 
Sólo ignorando, conservo 
mi efímera semblanza de paz, 
por seguir sin saber… acumulando. 

Abril 2013 


Sueños 

No abandones los sueños, no lo hagas 
déjate llevar en sus alas de esperanza. 
Prepara, corrige e imagina 
modifica perfecciona y reajusta. 

Compara, agrega o quita 
con la mirada en alto, 
la confianza presta. 

No abandones los sueños, no lo hagas,
deja correr el lápiz en nuevas líneas 
de confianza, con el espíritu en alza. 

Sigue fluctuando suavemente 
entre las nubes de ensoñación 
que te procuras cada día. 

Espanta derroteros que te invadan, 
date vuelta y emprende nuevamente. 
Consigue confortarte con prestancia 
ponte de pie y arranca de repente. 

Mirando al frente 
estableciendo tu propio horizonte. 
Ponle forma y color a tu esperanza 
es el mejor de mis consejos. 

Haz lo quieras, 
como quieras, cuando quieras 
pero nunca, nunca, abandones los sueños 
ni dejes perder las utopías, 
te lo ruego, no lo hagas. 


Mirta del Carmen Gaziano 
Santa Fe, Argentina


Nada está nunca acabado, basta un poco de felicidad para que todo vuelva a empezar. 
Émile Zola

Frans Gris


Cruzó la tarde un piar de aves 
un batir de ramas 
En lo alto se rasga el cielo gris 
por aullido de viejos trenes 

Un ángel disfrazado sonríe 
al maniquí en la vidriera 
su reír dispersa un perfume 
a hierba y a campos florecidos 
a recuerdos dulces 
y a manos blancas     a pan nacido
entre florescencias de carbón

Agosto 2018/julio 2019 


Dominios de Lobo 

(Lobo fundamentó sobre piedras y soles nacientes 
su camino 
                 hacia lo desolado y ritual) 

El río cauda maloliente hiende la ciudad oscura 
para despertar farolas recluidas en la ramazón eléctrica 

Las sombras bajo los puentes inventan andenes 
por allí vagan fantasmas 
                                      oscuridades y gritos 
-oficinistas y monjas disfrazadas- 

Oscuras alcantarillas Museos Iglesias Cafés/Cinemas 
consagrados a extraordinarios dioses 
-hay alabanzas donde hubo tres equis 
y salsa de tomates manchando los altares- 

(Enciende mil lunas En Santiago 
                        hace siglos se ausentó la lluvia) 

Brama la noche al sur 
Al norte busca el poniente la vieja luz 
Cada amanecer 
se llena la ciudad de motores o de tostadas y café 

(los dominios de Lobo fueron fundados 
sobre piedras sagradas en el día de la ciega 
Allí    soles moribundos y cánticos de guerra 
Y el Nuevo Extremo) 

Abril 2015 
Último poema tomado del blog del autor 


Frans Gris 
Los Troncos, La Cisterna, Santiago de Chile 


Si algo fuerte y divino hay en el hombre, es la voluntad. 
Jacinto Octavio Picón

Amelia Arellano

Hay un aire 

Hay un aire a libélula en la tarde. 
Un aire a serenatas trasnochadas. 
Un aire a madre, a rocío y violetas. 
Hay en el aire un sabor a nostalgia, que duele hasta morir. 
Hay un susurro incierto que enmudece las mazorcas. 
Hay espectros que semejan sombras. 
Al intentar tomarlas se evaporan 
y no se sabe adónde ni porqué ni en que luna partieron. 
Hay, sin embargo en el aire embriagado de la tarde, 
Olor a jarillales, a pan casero, a rezo. 
Inocencia que mira el horizonte, abrazada a la muñeca de palo. 
Está, el asombro cabalgando en tardes de vitrales. 
No está la anciana, ni la mujer, ni la niña ni el hombre 
Tampoco está la infamia. 

Hay en el aire un sabor a nostalgia, que duele hasta morir. 


Amelia Arellano 
San Luis, Argentina


Sé paciente con todo lo que no está resuelto en tu corazón y trata de amar las preguntas en sí mismas.
Rainer Maria Rilke

Annabella Rinaldi

De lo que le pasó a mi tío 

¡Esto es vida! Dije al enrollarme en esas sábanas viejas, pero limpias, en esa noche de fiesta. Había leído algo de Julio, me refiero a Cortázar. ¿Escucharon alguna vez que hay gente que lo llama Julio? o en el peor de los casos, nuestro querido Julio, como si fuese el vecino de al lado, o el del frente, que vive en el Hotel de Belgique, o como si fuese querido de todos nosotros, usted, yo o quien sea. ¡Qué sabe el que así lo llama si yo lo quiero o no lo quiero! Con la tenue luz del velador de pantalla grande, más grande de lo que se necesitare. Mezcla de intelecto e incógnita. No era momento. Ahí recordé lo que me contó mi tío. En aquella ocasión en que tenía ya varios días de lectura de un texto de un escritor judío. Era lo que al tío lo limitaba en cada lectura. Sí. ¡Discriminador! Pensé. Pero claro, sólo para mis adentros. Bueno, en fin. Decía. El hecho es que lo leyó más o menos hasta la mitad. Diría más de la mitad. Cuando cayó en la cuenta. Qué expresión tan vulgar ¡cayó en la cuenta! Bueno, da igual, decía, que cayó en la cuenta, que hasta ese momento, no había entendido nada de lo leído. ¿Vio? Cuando usted lee, sin estar concentrado en lo que lee, y los renglones pasan como dirigidos por una mente, claro, que no es la suya. Decía, que había leído hasta la mitad o más o menos la mitad, cuando cayó en la cuenta que no había entendido nada de lo leído. Entonces decidió suspender la lectura en ese punto, o en esa coma, o en ese punto y coma, bueno, no sé, no tiene importancia. Decía que allí decidió, enérgicamente, comenzar desde el principio la lectura, y subrayando, aunque alguien creído erudito, le había enseñado en la secundaria, que los libros no se subrayan. Copiando tal vez, al maestro espiritual hindú Osho. Quien era bastante celoso con el tema del cuidado de los libros. Pero bueno, ese cuento es para otro tío. Ahora parecía ser la única forma de entenderlos, o de no perderse entre línea y línea y que obligue a seguir cada palabra con la punta del dedo índice, con el perjuicio de que si lee acostado el libro se le resbale y ¡ay! entonces sí que estará perdido. Más si se le cae sobre los lentes y se los doblan. Decía que ahora parecía ser la única forma de entenderlos. O por lo menos, entender a Cortázar, volátil y loco, como dicen que son los del signo de Acuario, aunque cabe aclarar que no sé de qué signo era Cortázar, bueno, sólo basta en tomar un libro de él, que supuestamente en toda casa debería haber, leído, o para formar esa extensa e inútil biblioteca que sólo sirve para acumular polvillo, claro, y para dar la imagen de hombre leído. ¡Bípedo implume! el que así lo hace. Decía que sólo basta tomar un libro de él, y leer en la escueta biografía de la contratapa, su fecha de nacimiento, pero no tengo ganas y no me interesa. En todo caso me detendría en mirar su foto, siempre acompañado por un cigarrillo a mitad consumido. ¡Apuesto el hombre! Decía en leer su fecha de nacimiento, pero al fin de cuentas, qué importa en qué mes ha nacido, si por ello no deja de ser quien es, o quien fue. Entonces, mi tío, como decía, comenzó a leerlo desde el principio, nuevamente. Al escritor, no a Cortázar, se entiende. Poco pasó desde ese comienzo para caer en la cuenta de que lo que estaba leyendo no valía la pena volver a leerlo. Pues suponía que ya lo había entendido antes de comenzar esta tarea… 


Del libro de la autora: Recortes de un diario robado 
Annabella Rinaldi 
Neuquén Capital, Patagonia, Argentina


¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. 
Albert Einstein