martes, 4 de enero de 2022

Editorial


con voz propia nº 113 

Revista literaria 

Enero 2022
 

Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner 
Publicación creada en noviembre de 2006 
Distribución y publicación gratuitas 
ISSN 2314-0275 




Grabad esto en vuestro corazón: cada día comienza en nosotros un año nuevo, una nueva vida. 
Ralph Waldo Emerson 




Otro hombre 

¿Todo se acaba de verdad? 
Dejan las copas y las sillas 
y yo me quedo aquí, solo 
para apagar la luz y dormir. 
¿Y si están escondidos detrás de las puertas 
o detrás de las paredes, 
esperando? 
¿Y si, después de que yo cierre los ojos 
la noche comienza en mi ausencia? 

Bassam Hajjar. Líbano, 1955 
Traducción de Joumana Haddad 




No dejes que el mundo te endurezca. No dejes que el dolor te haga odiar. No dejes que la amargura te robe tu dulzura. Enorgullécete de que, aunque el resto del mundo pueda estar en desacuerdo, para ti todavía el mundo es un lugar hermoso. 
Kurt Vonnegut 



Revista literaria con voz propia 
ISSN 2314-0275 
Propietaria: Analía Pascaner 
San Fernando del Valle de Catamarca 
Catamarca – Argentina 
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 



Para llegar al alba no hay otra calle que la noche. 
Khalil Gibran


Autores publicados


¿Por qué estoy agradecido hoy? 
Pregunta del día, en Internet 


con voz propia nº 113 – Revista literaria 
Enero 2022 
Autores publicados en esta edición


Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia
 
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. 
Analía Pascaner 


Revista literaria con voz propia 
Publicación y distribución gratuitas
ISSN 2314-0275 
Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner


Luis Benítez

Un pez en el acuario 

Su crimen fue la curiosidad o el hambre; 
tal vez sus padres ya eran esclavos 
de esos enormes rostros que, de tanto en tanto, 
se asoman entre la niebla del límite 
a ver al detenido o golpean el vidrio sin respuesta. 
¿A dónde se fue el océano, el océano 
sin paredes traslúcidas y sin luces lejanas? 
El misterio es un inmenso afuera 
que lo rodea todo y que le está prohibido. 
Lo sustituyó este mar minúsculo, 
donde cada tarde un dios avaro 
deja caer comida de los cielos: 
hojuelas que el cautivo atrapa, escupe y luego traga, 
antes de que se pudran entre las algas de plástico. 
Siempre activo, como un pensamiento 
dando vueltas y vueltas y vueltas 
en una cabeza que no lo deja partir, 
mirando permanentemente 
lo que no puede entender. 
La única certeza, una vianda que no se quiere admitir. 


Darle cuerda a las cosas 

El viejo reloj, olvidado sobre la mesa, 
tuvo su infarto y hubo que reanimar 
con los dedos su trabajo.
Lentamente volvieron a correr 
los días y las horas y por segunda vez 
sucedieron las cosas: las catástrofes en países lejanos, 
todas esas muertes y la suma de cada pasado nacimiento; 
las dudas que mordieron los minutos de cada uno, 
aquello que pasó un martes y se desmintió el jueves, 
el dolor de estómago del viernes,
la esperada llamada del teléfono, 
la vacía sustancia de aquel sábado.
Siete días arrastrando sus noches 
tornaron a cruzar veloces esas vías, 
pero sin parar esta vez 
en ninguna de sus estaciones. 
Así, entre los dedos, hasta llegar al hoy, 
a este presente, cuando el reloj ya en marcha 
se apresura a expulsarlo. 
Y en cada casilla que va recorriendo la hora, 
devuelta a sus dominios, 
la misma pregunta exacta vuelve a esperar, 
ardiente como una antorcha, 
sigilosa como una araña: 

Cuál de estas, de todo el círculo, 
será aquella que todo lo detiene. 


Apenas todo 

Viajera invernal, 
cónsul en mi país 
de todo el hemisferio norte. 
Ave errante y una, 
que ahora en mi ventana 
no recuerdas si comiste 
pan en Beirut o robaste
mijo en Transilvania;
si te acechó en Londres
una piedra o ese disparo 
te fue dedicado en Kentucky. 
Nada existe más que un momento, 
como los reflejos en tus alas oscuras 
de todo lo que viste, o las vidas 
de cuantos te vemos, cautivos de la tierra, 
siempre, como tú, lejanos y sin nombre. 
Imperceptible, menuda maravilla, 
para quien el sol es una lámpara 
y el mundo entero su pajarera. 


Luis Benítez 
Buenos Aires, Argentina

El hombre de bien exige todo de sí mismo; el hombre mediocre espera todo de los demás. 
Confucio

Ana Romano

En un cuento 

Versos hambrientos 
danzan quebrados 
Una flecha 
interrumpe la complicidad 
Gatean las estrofas 
escondiéndose 
entre las vocales 
que aplauden. 


Agustín 

En la noche encapotada 
fluctúan 
borrosas formas 
que generan incertidumbre 

La osadía del viento 
en busca de espacio 
hostiga la insonoridad 

En garganta de lata 
el sortilegio de unas cuerdas 
derraman añoranzas.
 
Agustín 
a pasos desorbitados 
se acomoda en el banco de la plaza 
y dispara- 


Vínculos 

Larvas que 
(yo sé que es posible) 
se ajan 

Los vínculos
mutan grietas 
enlazan hilachas 

prejuzgan. 


Facetas 

Otórgase 
suntuosidad al impulsivo 
mientras 
fondea la lujuria 

y así: 
cuenca a la imaginación. 


Del libro de la autora: El alfil rojo. Ediciones La Luna Que, 2020 
Ana Romano 
Poeta nacida en Córdoba. Reside en Capital Federal, Argentina

La mente no es como el cuerpo que tienes que moverlo para ejercitarlo. La mente se ejercita aquietándola.
Ajahn Chah

Rolando Revagliatti

felino en el dormitorio

respira conmigo 
en mi pecho dormita nuestra gata 
reposa sobre mí 
apagó ya el motorcito emocionante 
no dormirá mucho 
pronto despertará 
me mirará desde la especie 
acercará sus bigotes a mi barba 
aparentará volver a acomodarse 
y como si tal cosa 
hundirá sus patas en mi estómago 
y saltará hacia otros ensueños en una orilla de la cama 


     * * * 

infección 

odioso polen 
que a mi limbo asciendes 
por una vía 
sin embargo, muerta 

flota la lluvia y al revés 
brinco en el blanco 
cedo embargando 
con mis propagaciones 

te gano la llegada 
cuerpo del amor 
                          y dura 


     * * *

Posibilidades 

¿en la perpendicularidad de tu lujuria me entrometí 
como un bizcocho máximo improbable 
en la improbabilidad de tu bizcocho me maximicé 
como un lujurioso entrometido perpendicular 
o bien 
maximado lujurié improbabilizante 
en la entrometición bizcochoza de tu perpendicularismo? 


     * * *

Simetría 

duelo o 
dueto o 
algo como una simétrica duda: 
¿me enfrento o 
me acoplo?... 


     * * *

Seriales 

poder podría 
instalarme con mis blandengues a las puertas de los ministerios 
haber habría 
una enorme receptividad por parte de las iniquidades establecidas 

haber podría 
poder habría 


Rolando Revagliatti 
Buenos Aires, Argentina 

Debemos estar dispuestos a deshacernos de la vida que hemos planeado, con el fin de tener la vida que nos espera. 
Joseph Campbell

Gloria Mazza

Compasión. Ayudar 

Eso que nace en ti,/ 
                cuando haces algo por alguien, 
                                        y das con amor. 
¿Qué será? 
Eso, 
    que no puedes frenar, 
                      sale como flecha del alma/ 
                                            y te impulsa, 
 cuando alguien “no tiene”, 
                         o le aflora el hambre, 
             y tú sabes que puedes compartir. 
¿Qué será? 
O eso, 
    que imploras se le solucione, 
                            al mirar a otro sufrir. 
¿Qué será? 

Yo te ayudo, 
            me ayudo, 
                       te ayudas, 
y el futuro de la humanidad 
                                  será 
           algún día 
              PAZ. 


Silencio. Oír 

¿Hago silencio? 
                    Y susurro. 

¡No!
     mejor, te escucho. 

No hablo, 
¡sorpresa!
Aprendí. 
Porque somos aquello que hacemos… 

Porque si puedo oírte, 
                también me estoy sintiendo. 


Adolescencia. Uno 

Yo tengo ganas de ser yo misma / 
                                      ¿Y VOS? 

Encuentra tu meta, 
                    origina, 
alcanza tus objetivos, 
                      recuerda, 
que por cada desplome, 
hay una sorpresa, 
                   y es verdadera. 
No te detengas en la fría tecnología. 
                           Allí no hay respuestas. 
Tu avenida está adentro. 
Tu verdadero yo, 
                     sin copias, ni vendas. 
Adentro, 
          muy adentro, 
donde las máscaras no sirven y las influencias
                                                        no cuentan. 
Ahí, donde tu ombligo empieza, 
           y donde alguna vez principiaste la vida. 
Ahí, 
    en cada emoción que le dice al cuerpo, 
                                 cuando todo va bien 
                                             por donde ir. 


Del libro de la autora: Educar en la Paz 
Gloria Mazza 
Nació en Fraile, Jujuy. Reside en Marcos Juárez, Córdoba, Argentina

No somos buenos para nadie, si no somos buenos primeramente para nosotros mismos. 
David Lieberman

Eduardo Coiro

Miedo al futuro 

Vi a una vecina caminar al revés. Sí, caminaba hacia la esquina de espaldas. Pensé que iba a tropezar. Sentí desesperación. Pero no, avanzaba con una seguridad demencial sin perder el equilibrio. Cuando llegué a su lado por un momento supuse que debía sujetarla, hablarle o al menos preguntarle el porqué. No me animé. La vi despierta -no en trance- con los ojos muy grandes mirando al pasado. En su mano derecha llevaba un ramo de jazmines y en la izquierda apretaba algo invisible en el puño.


Del amor sin esperanzas 

El hombre sale a recibir al sodero en medio del temporal de la mañana. La oscuridad del cielo se expande hacia adentro de la casa, hace sombras en todo. 
Ezequiel pregunta: -¿Estás solo? 
El hombre se queda como tildado y no responde con el “Sí” obvio. 
-Si la ves a Mariana mientras vas de reparto, decile que venga a tomar unos mates. 
El sodero pone cara de asombro. 
-Cómo no, se lo diré, aunque puede que tarde un tiempo en descubrir cuál es tu Mariana. 


Árboles madres 

Cuando Kalman era un niño pequeño creía que las aves nacían de los árboles. Ellos eran la gran madre que los cuidaba hasta que pudieran volar, ir y volver a los mismos u otros árboles madres. 
Más grande le explicaron que aves y árboles pertenecían a tipos distintos de seres. Él se negó a aceptar explicaciones razonables. 
A veces -como obstinados niños- hay que ir en contra de la evidencia científica… 


Textos tomados de Inventiva Social, publicación digital dirigida por Eduardo Coiro 
Eduardo Coiro 
Temperley, Buenos Aires, Argentina 

Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos; hay personas que nos hieren y no dejan ni cicatriz; pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre. 
Cecilia Meireles

César Cantoni

Amanecer de invierno 

El techo de chapa del galpón 
amaneció escarchado 
y la humedad, al condensarse, 
gotea sobre el piso. 
Las cañerías se congelaron 
y el agua caliente 
no logra circular por ellas. 
Mis manos y mis pies helados 
me advierten que el invierno 
es más cruento de lo que insinuaba. 
Mientras enciendo la estufa, 
el poema no escrito 
aguarda que el corazón,
todavía adormilado, 
acelere la sangre en las arterias 
y empiece a hablar. 


Génesis 1: 28 

Después de la lluvia salen las hormigas, 
entran en la cocina, suben a la mesada 
y toman por asalto el tarro de azúcar. 
Son centenares de legionarias 
procurándose el sustento, movidas 
por el dictado de la naturaleza. 

Ya satisfecho el apetito -y lejos de retirarse-, 
las invasoras atraen a nuevas invasoras, 
prometiendo extender su dominio por la casa. 

Entonces, otro dictado menos instintivo
asume el protagonismo de la escena, 
y una ráfaga tóxica de aerosol 
barre de cuajo toda razón existencial: 
crudo holocausto doméstico 
sobre el que Dios ya prescribió. 


Poética del viento 

De pronto, el viento enardece 
y todo lo turba alrededor: 
menoscaba glorietas y jardines, 
derriba árboles centenarios, 
hace volar las chapas de los techos, 
amontona detritos en las calles, 
corta los cables telefónicos, 
interrumpe el servicio eléctrico de la ciudad… 

Pero el viento es también un elemento poético,
la metáfora preferida de los poetas: 
trae y lleva noticias puntualmente, 
se hace eco de las campanas, 
dialoga, a menudo, con las frondas, 
les cuenta cuentos a los niños, 
me susurra tu nombre, 
dice “adiós” a los que se alejan… 

Casi no hay poema sin viento. 


Poemas de un próximo libro del autor 
César Cantoni 
La Plata, Buenos Aires, Argentina

Los hombres y las hormigas creen que el mundo es estrecho para ellos. Pero los planetas no se estorban entre sí. 
Luis Franco

Daniel Gorosito

Cañonazos 

Mientras el fresco aguacero 
se filtra en la tierra 
el cielo se emplomiza más.
 
Las aspas del viejo molino gimen 
rompiendo la transparencia del silencio 
por movimientos que origina el viento llorón. 

Fantasmales visiones 
emergen de los viejos troncos anudados. 

El agua empapa las figuras 
que arrulló el tiempo 
las iluminan los cañonazos 
que incendian el cielo.


La promesa del agua 

Sopla un aire melancólico. 

Un rehilete de fuego cruza el vitral,
ilumina una pared de ladrillos, 
rojos y carcomidos. 

Una planta trepa hacia la luz. 

Un remolino de tierras y hojas, 
anuncia la promesa del agua. 

Aspiro el olor a tierra mojada. 

Las lluvias de mayo, 
alegran las raíces y despiertan jardines 
de flores dormidas. 

A lo lejos, 
se unen vuelos errantes 
de cansados pájaros que brotan 
de aquí y allá. 

Un ping pong visual. 

Figuras contra el viento. 

Cantos inciertos, 
una lenta tristeza crece, 
aferrada y punzante. 

Cayó el silencio. 
¡Qué maravilla! 

Un delicado equilibrio 
a punto de romperse, 
por los grises que vetean el cielo. 


Daniel Gorosito 
Nació en Montevideo, Uruguay. Reside en Irapuato, México

Las cosas pequeñas no son nada, pero dan la paz. 
Georges Bernanos

Isidoros Karderinis

Vuelve 

Desde que te has marchado 
está melancólico el jardín 
Se han marchitado las rosas 
que florecían a la aterciopelada caricia de tus manos 
Se han cubierto de hierba las palabras de amor 
que bajo el resplandor de las estrellas del cielo pronunciamos 
Se han caído amarillentos de las ramas de los árboles 
al primer soplo del aire del otoño 
los tiernos sentimientos 
que habíamos colgado como frescas hojas verdes 
Se han mojado los besos de pasión 
que cual frutos maduros de nuestro amor ardiente 
habíamos cortado del rincón del jardín florecido 
Se han formado en la tierra endurecida 
surcos de agua salobre en espiral 
Ha dejado de trepar por el muro de piedra la hiedra. 

Ahora tu ausencia quema como el fuego el corazón 
Ahora tu recuerdo es una inmensa roca 
que aplasta el pecho 
Ahora el lejano eco de tu voz es una nota triste 
que atormenta las entrañas del alma. 

Olvidemos pues 
los días nublados que criaron la separación 
aquellos días sombríos en que caminamos 
por las escarpadas pendientes del dolor. 

Vuelve y asómate como el alba despejada 
con el sol de miel dorado sobre tu rostro celeste 
y seca la tierra empapada de lágrimas. 


Del libro del autor: Poemas de fuego. Casa Editorial Punto Rojo Libros, 2018 
Isidoros Karderinis
Atenas, Grecia

Sólo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser. 
Gabriel García Márquez

Leo Lobos

La casa bailarina 

              A Frank Gehry 

Él no puede escapar de su firma, 
y no sigue receta alguna para 
estas edificaciones desde 
Sillicon Valley hasta el 
Walt Disney Concert Hall
desde el nuevo campus para Facebook 
hasta el Museo Guggenheim de Bilbao
de los edificios de Londres hasta 
su casa bailarina de Praga 
solamente hacer a los demás 
lo que a usted le gustaría para sí 
como la regla de oro del Talmud: 
el respeto por la persona que está 
al lado tuyo 
como al maestro Mier Van der Rohe, 
quién repetía sin cesar 
Si algo es bueno es bueno y ya 
sé un buen oyente y presta atención 
a tu tiempo y a tu lugar 
mal humorado 
pero 
dulce 


Lo quemé 

todo de 

asombro 


luego 

todo 

se 

apagó 


Instrucciones para viajar al espacio 

Si no se calculan 
los riesgos se corre el peligro 
de abandonar el carro de la causalidad 
ese extraordinario vehículo 
acelerador de la conciencia 
el pálido 
silbato 
de 
un 
tren 
perdido 


Del libro del autor: La casa bailarina, de la Colección de Poesía chilena y latinoamericana por Mago Editores, 2020 
Leo Lobos 
Santiago, Chile 

La mente que se abre a una nueva idea jamás volverá a su tamaño original. 
Albert Einstein

Dora Giannoni

Los tilos de la plaza

Ni resabios 
de lo que fuera 
atisbo del verano 
en feliz primavera 
Sólo un aroma 
escapa del naufragio 
permanece 
y dice que están vivos 
en perfume eterno 
sin “fronda ni ramas” 
sin “copa ni landa” 
como dijera Armando, 
junto a los recuerdos 
en la eternidad de la poesía. 
Fueron muriendo lenta 
pero inexorablemente 
ya no está lo que era 
Dios quiera no sea 
dolorosa metáfora. 


Antónimas 

La vida es camino 
Es búsqueda 
Es pregunta 
La muerte es llegada 
Es encuentro 
Es respuesta 
La muerte termina con la vida 
¿La vida termina con la muerte? 


Infancia 

Escarcha 
en el charco 
figuritas 
rondas, payana, 
rayuela, 
el aroma del pancito 
en el recreo, 
manzanillas florecidas 
en la acera
Imágenes que me llevan 
a la edad primera 
allá en la infancia, 
la ciudad de Dios 
como la llamaba 
Aledo Meloni 


Dora Giannoni 
Buenos Aires, Argentina

Las huellas de las personas que caminaron juntas nunca se borran. 
Proverbio africano

Lilí Muñoz


Perdimos vidas, familia, salud, trabajo, 
vergüenza, promesas, proyectos 

perdí un amor 
de mesetas y fuego 
sembré y amamanté 
con mis manos la tierra 
vos también lo regaste 
en maraña de chats 
entre orillas y tiempos 
se perdió 
en distancias urgido 
en latir de palabras 
sinsabor de videos 
al toque emoticón 

Perdimos vidas, familia, salud, trabajo, 
vergüenza, promesas, proyectos 

también amores 
un amor pequeñito 
el último 
siempre se piensa así 
último y único 
se fue
te fuiste 
aún sin bozales los adioses 
miradas que no vi 
para después abrazos 
aeropuerto arrasado 
ya no estaba tu cuerpo 
parpadeantes manadas 
olfateaban los miedos 
vos te ibas 
cruzabas más y más registros 
entre rocíos yo 
rejuntaba pedazos 
pulcro furor de nieblas 
en ese mediodía 

Del libro Calíope desnuda (Selección de poemas de 29 mujeres del país y el mundo). Editorial Laborde, Rosario, Santa Fe, Argentina, septiembre 2021 

            * * *

Mediterráneo 
aliento de olivares 
clausura de tu voz sin carnadura 
anclan sus manos la imagen de tus manos 
amamantan los ecos por la arena 
cae la gota 
alumbrará la gota 
la gota leche y oro 
la que mana en la grieta 
la del ojo avizor en la palmera 
en medio de la sed y los roces del hambre 
allí te espero 
con tus puños en vuelo de paloma 
en la efímera boca de mis miedos 
en azulear de gozo y de distancia 
hacia la carcajada 
tutelar de canciones 
en la ruta del viento 
dibujo 
arriesgo 
la esperanza en hilacha y remolino. 

Último poema tomado del Encuentro de Poetas en Homenaje a Miguel Hernández, del blog Poesía Palmeriana. Alicante, junio 2010 
Se puede ser feliz y seguir estando triste. 
Marguerite Yourcenar

Francisco Romano Pérez


camino hasta la noche deshabitada 
nada reconozco 

no advierto el puerto 
ni la casa del olvido 

       *
camino fino notte disabitata 
nulla riconosco 

non percepisco il porto 
né la casa dell’oblio 


      * * * 

quise volver de la tormenta 
me envolví en la palabra 
y esperé 

en la quemante soledad del viento 

       * 
sono voluto ritornare dalla tormenta 
mi sono avvoloto nella parola 
e ho aspettato 

nella scottante solitudine del vento 


       * * * 

en el desierto / la intensidad de la sed 
lo envuelve todo 
desnuda el pensamiento 

ya no podré esconderme de tu ausencia 

       * 
nel deserto/ l’intensità della sete
avvolge tutto 
denuda il pensiero 

oramai non potrò nascondermi dalla tua assenza 


Traducción al italiano: Marcela Filippi - Roma, Italia 
Francisco Romano Pérez 
Ledesma, Jujuy

A fuerza de ir todo mal, comienza todo a ir bien. 
Proverbio francés

Marcelo Sánchez

El escritor de Buenos Aires 

Empezó haciendo poemas que podría haber escrito cualquier lector. 
Inventó una ciudad, con sus calles y sus mitos, que lleva por nombre Buenos Aires. 
Expuso a un grupo que, desde varios países, conspiraba en secreto para crear un nuevo mundo. Después, nuestro escritor no dejó de atacar a otro grupo, que operaba tan sólo en el país.
Como iba perdiendo la vista, temió que un día lo compararan con Homero. 
Ninguno de los dos temió a la muerte. 
Trajo muchas cosas de sus sueños, y del sueño de algún otro una flor. 
Nadie baja dos veces a las aguas del mismo río –solía sentenciar. 
No sabía si era él u otro el que escribía sus propias páginas, como ya le había pasado al autor del Quijote. 
La lectura de su obra es infinita, y la de cualquiera de sus partes. 


Marcelo Sánchez 
Buenos Aires, Argentina

Descubrir una entonación, una voz, una sintaxis peculiar, es haber descubierto un destino.
Jorge Luis Borges