martes, 21 de septiembre de 2021

Editorial


con voz propia nº 110

Revista literaria 
Septiembre 2021


Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner 
Publicación creada en noviembre de 2006 
Distribución y publicación gratuitas 
ISSN 2314-0275 



Está amaneciendo. Me ha sido dado un nuevo día. 
Otro día para oír y leer, oler y caminar 
un nuevo día para el amor, para la gloria. 
Estoy vivo un nuevo día. 
Hugh Prather 




La luna asoma 

Cuando sale la luna 
se pierden las campanas 
y aparecen las sendas 
impenetrables. 
Cuando sale la luna, 
el mar cubre la tierra
y el corazón se siente 
isla en el infinito. 
Nadie come naranjas 
bajo la luna llena. 
Es preciso comer 
fruta verde y helada. 
Cuando sale la luna 
de cien rostros iguales, 
la moneda de plata 
solloza en el bolsillo. 

Al oído de una muchacha 

No quise. 
No quise decirte nada. 

Vi en tus ojos 
dos arbolitos locos. 
De brisa, de brisa y de oro. 

Se meneaban. 
No quise. 
No quise decirte nada. 

Federico García Lorca 
España, 1898-1936 



Siempre acabamos llegando a donde nos esperan. 
José Saramago 



Revista literaria con voz propia 
ISSN 2314-0275 
Propietaria: Analía Pascaner 
San Fernando del Valle de Catamarca 
Catamarca – Argentina 
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 



La naturaleza no tiene prisa y sin embargo en ella todo llega a término. 
Lao-Tse


Autores publicados


¿Qué o quién, me ha sostenido en momentos en los que me sentía desesperado?
Pregunta del día, en Internet

con voz propia nº 110 – Revista literaria 
Septiembre 2021 
Autores publicados en esta edición


Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 

Revista literaria con voz propia 
Publicación y distribución gratuitas 
ISSN 2314-0275 
Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner


Andrés Bohoslavsky

La víspera y el diálogo 

Lo había preparado todo 
una dulce sensación me invadía 
al mirar las copas de cristal 
la botella de whisky preferida 
mi traje negro impecable 
la sobriedad y el buen gusto 
que ella tanto aprecia 

estaba igual que siempre 
como cuando yo era un niño y nos conocimos 
y forjamos una amistad indestructible 

conocía mi vida, los que se habían ido 
le contaron de mis cosas
los detalles más insignificantes

aproveché a preguntarle por papá 
si seguía jugando al ajedrez 
leyendo a Tolstoi y a Chejov 
y comiendo picantes a escondidas 

fue una noche agradable 
charlamos hasta tarde 
de nosotros, del mundo 
de los buenos conocidos 

luego quise saber de mi turno 
pero ella es muy reservada
no mezcla el trabajo y la amistad 
miró el reloj, era de madrugada 
tenía mucho por hacer 

me abrazó, me dio un beso en la mejilla 
y antes de atravesar la puerta, giró y me dijo: 
aún falta, pero yo en tu lugar viviría intensamente. 


Mirlo 

Desde la ventana del tren 
pienso en los que ya no están 
en los que están lejos 
en los que un día no estaremos 
otra persona viajará en este tren 
en este asiento 
y mirará por la ventana 
tal vez los mismos árboles 
y se pregunte si alguien, alguna vez 
mirando el río 
vio posarse al destino en la ventana. 


Los dados cargados 

La jugada era fuerte, así que decidí hacer trampa 
con mis dados cargados 
no era la primera vez, estaba tranquilo cuando los tiré 
empecé a ganar partida tras partida 
llegué al monto que deseaba 
y me preparé a partir 

me puse de pie, junté el dinero, prendí un cigarrillo 
cuando saludé al crupier sentí el balazo 
en el hombro 

aproveché la estadía en el hospital 
para releer algunos clásicos 
para alimentarme bien y sentirme amado 
y revalorizar algunas cosas 

pensé en cambiar mi vida, hacer algo diferente 
tal vez volverme escritor o algo por el estilo 
una vida normal, sin sobresaltos 
eso le digo a los médicos 
mientras jugamos al póquer sobre la mesa de autopsias. 


Del libro del autor: Margot, la prostituta que leyó a Bakunin y otros poemas. Prólogo Sergio Rigazio. Colección Poesía Mayor. Leviatán, 2019 
Andrés Bohoslavsky 

Por muy lejos que el espíritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón. 
Confucio

Cecilia Glanzmann


QUÉ LUZ CUANDO EL ABISMO 
quiso asirnos 
y casi pudo 
qué luz en quiebres de esmeralda 
y aire 
y uno saliendo como una cometa estropeada 
pero en vuelo. 

Y ahora 
¿ves, escuchas, hueles? 
en la serpentina azul de los senderos 
hay frutos sanos y maduros 
bellos, muy bellos, 
son del árbol aquel que replantaras. 

Siento que en torrentes 
un aroma inefable de damascos 
nos limpia la mirada
y vemos 
que es en todos 
el árbol 
encendiéndose en red al infinito. 


      * * * 

ES GOZOSO ESTE DIÁLOGO DE MARIPOSAS NUEVAS 
en otoño 
es tan bello el amor en otoño 
es que florecen sorprendidos 
los árboles tan nuestros 
es que estallan erguidos 
los estambres 
y las hojas como pétalos nuevos.
El amor suele equivocarse de estaciones 
y también las mariposas. 

… y algo más… 

Tu palabra enhebrada de soles 
sabe a la caricia del aire 
en las tardes plácidas 
a muecas delicadas 
como en brisa creciente. 

Los soles se enhebran en las hojas 
del parral de casa. 

Y en el poema.


       * * * 

IMPORTA SABER 
amor 
si todo está en el Libro de la Vida 

girando
el aura destella en sus misterios
la del hombre
la del planeta 
la del cosmos. 

¿Importa saber, 
amor? 


Del libro de la autora: Cuando amar es vertiente (2016). Compilado en Obra poética 1987 – 2017. Vinciguerra, 2018
Cecilia Glanzmann 
Nació en Bell Ville, Córdoba. Reside en Trelew, Chubut, Argentina 

La gratitud siempre engendra gratitud. 
Sófocles

Bertha Carou

Fragmentos para la reconstrucción de los tiempos 

Tiempo I 

De pronto 
sin quererlo casi 
por los senderos del aire
se me aparecen Gerónima y su caja. 
Y en ese espacio plural 
de la montaña a sus manos 
mi voz se encaracola con el viento 
en un tiempo solidario. 
La imagen de su espalda encorvada 
donde sus hijos se aventosan 
es algo que nos viene desde siglos. 
Se hacen uno 
viento y canto 
y en la caja acurrucada 
va la voz de la montaña. 

Tiempo II 

Me doy cuenta de 
que este tiempo del valle 
no es el mío. 
Igualmente 
me tomo a las manos de Gerónima. 
Mientras ando 
me acompañan en el hueco del bolsillo. 
Voy mirando 
las vidrieras con sus trapos de colores. 
El bullicio de los autos 
sobresalta mi silencio.
Es difícil. 
Unir ambos tiempos constituye un desafío. 
Desalienta 
ver cómo se desfleca la voz de la montaña
entre la gente distraída 
que mira 
la piedra 
el palpitar del río 
los pinos enlunados 
e ignora 
el frío afilando sus mejillas 
la queja de una raza. 
Ha llegado el tiempo: 
Siento cómo Gerónima está golpeando 
la caja de mi pecho.


Bertha Carou 
Lincoln, Buenos Aires, Argentina

No vayas donde te lleva el camino. Ve donde no hay camino, y deja tu huella. 
Ralph Waldo Emerson

Cleide ‘Mimí’ Muglia

Final desconocido 

Algo raro ocurre en mí. Sé que no podré olvidar nunca aquella tarde quemante de enero aunque, cosa difícil de comprender, no sé cuál fue su corolario. Hoy siento que soy parte de ese paisaje, aunque no tengo claro qué parte. Tampoco sé si lo mío es memoria. 
La tierra hacía doler los pies descalzos, la piel ardía por la potencia del sol, gruesas gotas de transpiración cubrían nuestro cuerpo. 
Ni una brisa lastimera, secos los pastos, las gargantas, el polvo pegado a los pellejos resecos de los animales. Ocre, rojo, amarillo… sol, sol, quemante, abrasador. 
La laguna, con su agua marrón espesa estaba allí como un oasis. Algunos chicos de las inmediaciones se bañaban en la orilla. Sus risas invitaban, tentaban… 
- ¡Vamos a refrescarnos! - Dijo Francisco. 
- No sé nadar, respondí. 
- De los que están ahí nadie sabe nadar. 
- A mí no me dejan ni acercarme a la laguna. 
- Ah no, seguro que te van a llevar a Mar del Plata o a Punta del Este. 
Él tiene razón, pero yo no sé nadar. 
Nos acercamos con cuidado… caminamos despacio tanteando el piso como buscando un escalón o una pared en la oscuridad, sé que tenía miedo, que me dolía mucho el pecho, que me pesaba la cabeza como si fuera un gran globo que iba a explotar; que mis brazos y mis piernas se movían como si estuviera caminando en el espacio. Creí ser un astronauta perdido en un abismo oscuro, silencioso, pesado. Una telaraña gigante se pegaba a mi espalda, mi nariz, todo mi cuerpo envuelto en una red que me aprisionaba, que me apretaba la cintura, la cara, los brazos. 
Dos enormes monedas de metal oprimían mis ojos. 
De pronto, un estallido de color como si muchas luciérnagas rojas hubiesen encendido sus faroles. 
Ya no hacía calor ¡Hacía frío! Mucho frío, viajaba por un túnel sin luz, ni temperatura ni brillo alguno. 
Sentí que no tenía necesidad de sacudir más mi cuerpo, que no tenía dolor, ni miedo, ni frío, ni calor, ni telaraña, que me movía tranquila. Despacio… Me acercaba lentamente a un lugar muy luminoso donde seguramente todos estaban muy contentos porque yo sentía una gran tranquilidad. Liviano, ágil como un pájaro libre que atraviesa el cielo. Como una pluma que no está atada a ningún cuerpo. Sin escuchar las voces de los chicos calurosos y traviesos. 
Eso sí, estaba un poquito solo. ¿y Francisco? 


Cleide ‘Mimí’ Muglia
La Plata, Buenos Aires, Argentina

La compasión es una de las más importantes declaraciones de fuerza y coraje que conoce la humanidad.
Paul Gilbert

Marta Zabaleta

Al lado de ese río en la pradera 

Me resulta doloroso escribir 
con estas mismas manos 
que estoy sola 
con la luna. 

Pero ya lo he estado, 
lo he estado hasta contigo 
y he vivido, al lado de este río, 
en este mismo 
atardecer de la mañana, 
en este siempre decirte 
sin que escuches, 
en los mismos rumores pasajeros 
adonde fui a escucharte. 

No te encontré, no estabas. 

Te recorrí, río Maipú, 
por aquellos años, incesante. 
Me llamaba Neruda, 
me presentó a Guillén, viajamos al espacio 
con la primera astronauta comunista y rusa 
y de vuelta 
me apoyé en lo más alto de Los Andes 
y dormité en los cantos: 
ni yo paré de hablar 
ni su carro desvió su camino 
ni las cadenas apartaron 
la marcha de las pistas nevadas. 

Y sin embargo al final 
mano con mano, 
pelo con pelo 
yo con cigarro, 
Tú con mis pestañas en tus labios 
Yo con tus lágrimas 
y entre los dos, 
la sombra de una orquídea 
y una balada. 
Un silbo y en Costa Rica 
nos fumamos el volcán: 
nací en Santiago. 


Tres 

Tres gotas de rocío 
desnudan tu rosa 
y suave desgrana tu frente 
tres gotas 


Sonrisas de una mañana de tinieblas 

Egoísta: el cielo cuando se enmudecen las estrellas 
Agresiva: la noche cuando el cielo se hace agua 
Ingrata: la rana cuando se bebe el agua del estanque 
Manipuladora: la fricción del pecíolo sobre la abeja 
Generosa: la soledad de una flor en una copa 
Extraordinaria: una mujer que se desnuda ante un rosal 
Irrespetuosa: la fragancia del heno en la cachaza 
Valiente: la verdad dicha por una voz amiga 
Generosa: la olla con ravioles hervidos 
Solidaria: la ola con los pingüinos cuando nadan porque están despiertos 
Silencio: el cajetear de los sentidos 
Tortura: una sorpresa encerrada en una caja 
Fatiga: la verdad por afuera y en la vida 
Cansancio: asomarse a la ventana de las cosas 
Corbatas: sinfonía de notas sin acordes 
Dulzura: el ruido de una pluma que se cae 
Muerte: destellos de una vida que se abre 
Sencilla: la vida si se aceptan sus mentiras 
Mujer: cada una de las cinco letras de mi nombre 
Extraordinaria: una hormiga borracha que sin embargo escucha 
                          …cuando así su amor le llama… 


Marta Zabaleta 
Nació en Santa Fe, Argentina. Reside en Londres, Inglaterr

Muere lentamente quien pasa los días quejándose de su mala suerte, o de la lluvia incesante. 
Martha Medeiros

Alba Aída Oliva

La rosa 

La rosa llora su muerte temprana 
sobre una blanca hoja inmaculada. 
La rosa sucumbe a la hora anticipada 
bajo una cadencia de sueños y lágrimas. 
Sobre la túnica pálida de la aurora 
llora mi alma.


Verdor

El húmedo verdor del parque 
cae sobre la lluvia fría de la nostalgia 
mi corazón errante busca la fantasía 
de aquella llovida tarde 
quizás vuelve todavía la fenecida llave 
de la triste calle donde las gotas caen 
a buscar tu suave imagen corre el alma mía 
mientras la lluvia cae. 


Todo pasa 

Llegó a mis manos un jazmín tardío, 
Siento que tú lo has enviado, blanco de fragancia, 
su espíritu esparce en la muda casa 
¿Mensaje del cielo? Caricia que abrasa 
mi pena se esfuma, mi angustia tan sola, 
me deja perfume de tardes lejanas, 
de loca esperanza. Ya no soy la misma; 
no sueño, despierto y no me arrepiento 
de cambiar en nada. Pasan los dolores, 
cesan las demandas, los afanes pasan. 
Y todos tus sueños han sido balandras, 
Cadenas de humo, rocas y corazas 
Que ciñen los lomos de todas las brasas. 
No ha quedado nada, ni aun las cenizas 
que alberga mi alma crepitan dolientes. 
Todo al fin declina, menos mi esperanza 

Último poema tomado de: https://elblogdeasolapoargentina.blogspot.com 


Alba Aída Oliva 
Mataderos, Buenos Aires, Argentina 

Déjate llevar silenciosamente por el poderoso impulso de lo que verdaderamente amas. 
Rumi

María Neder

Campo Quijano 

                      a Teresa Leonardi Herrán 

A manera de preludios de apalabrar 
vinimos a otra casa cercana 
a la casa de la dalia 
donde Giannuzzi demoraba la mirada 

somos gente de encontrarse a los ojos 
de hacer silencio               escucharnos
celebramos la reunión más que el inicio 
                                  dos mil diecinueve 
hilvanamos versos entreverados con 
la nostalgia de Kuky cada vez que dice “Joaquín” 
y esa presencia se hilvana 
con la ausencia de una más 
en el recuento de femicidios este mes 

celebramos estar con una copa y un pan 

alguien desovilla la bandera nuestra 
y conversamos anécdotas como un arroyo 
o nos leemos en el cuerpo las preguntas 
para oír nuevamente incesante memoria 
ahora que se enfría el té y se calienta 
el champagne del abrazo 

festejamos versos conocidos 
antes de que huyan 
detrás de la desmemoria cotidiana 
donde callamos hasta desmayar en sal 

necesitamos volver al jardín donde 
estuvo Giannuzzi con la dalia 
hacer nuestra dalia 
en el misterio de una tarde 
detenernos en la flor sobreviviente 
leer la dalia sostenida en el reino 
derrumbar un holograma 
incrustado en el aire para sepultarnos 

necesitamos escribir la morada habitada desde siempre 

¿escribir salva? 
¿o es que no aprendimos un oficio útil? 

Del libro de la autora: Famatanca. Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2020 

* * * 

Cara de ángel 

Está rancia 
oxidados los ojos 
clavos llovieron en luna nueva 
esa cara huele a llanto de sangre 
un cuervo asomado detrás de la careta 
el payaso consumido por 
los dioses de la armilla 

¿cómo olvidar el caracol jadeante 
                 entre mi lengua y sus dientes? 

ese ángel está muy noche muy ojeras 
es un harapo de cara un despojo 
el cuervo pare cuervos de pólvora y salitre 
las hilachas son púas de mi garganta 
cien buitres pesa el trapo humedecido 
y sacude golpea 
mi otra cara. 

Último poema del libro de la autora: Fisura de boca. Alción Editora, Córdoba. 2003 
María Neder 
Nació en Buenos Aires. Vive de manera alterna entre Salta y Buenos Aires, Argentina

No se puede crear nada fuera de nosotros sin antes haberlo creado en nosotros. 
Victoria Ocampo

María Pugliese

     
       Hacia dónde sopla el viento 
       Nadie sabe 
cualquier intervención sería capaz 
de virar su ciclo 
pero no el de las cenizas 
ni el de las sombras 

Ella 
la que transporta viento 
rastrea inocencia o desencanto 

la que hilvana furias indefensas 
entre pliegues de una lengua sin tierra 

la que acopia un idioma desprolijo y errante 
poblado de imágenes y sonidos sin correspondencia de sentidos 

Ella 
hizo crecer raíces de ciudad en medio de la estepa 
enarbola estandartes del mañana 
emana desesperos 
y nos priva de toda certidumbre 

Sólo ella es quien 

   define su propia danza de flamencos rosados. Desde la leve inclinación del cuello hasta el meneo de bocas en fusión de humedades. Se despereza y se enreda como ramas de glicinas que pujan por crecer sobre las guías de metal 

para dar paso a los lirios muertos que desgranan tus labios 

       * * * 

Inclina los hombros hacia atrás para resistir a la fría huella de la planta del pie. Se altera el equilibrio y son las piernas quienes disponen la nueva figura. Una contra la otra, en medio de cristales que multiplican con números pares la imagen quieta, al mismo tiempo en que los vahos ascienden espirales. Una contra la otra sostienen la altivez de las vértebras. 

Veo su rostro esfumado, refractario. Me ve reír y se inquieta, -por qué la risa siempre inquieta-. 

A ojos cerrados, podría enumerar cada lunar, cada mancha de café desparramada hacia el costado izquierdo, y centrar la atención en la breve cicatriz con forma de h. Podría limitar su extensión a cuatro palmos en ancho y a un longitudinal desperezo con el dedo mayor. 

Y sin embargo sólo sé de mí a través de la tersa presión de este respaldo. 


Del libro de la autora: Cripta de Amor. 1ª edición. Botella al Mar, Uruguay, 2018 
María Pugliese 
Muñiz, Buenos Aires, Argentina

lunes, 20 de septiembre de 2021

Vivir es nacer a cada instante. 
Erich Fromm

Mirta del Carmen Gaziano

Esperar 

Hacer de esta situación una enorme sala iluminada 
y la esperanza el principal aditamento o alborada. 

Esperar, ser paciente 
compaginar ordenadamente 
cada minuto–segundo de este día. 
Completar los tiempos y pautas programadas 
enumerar coordenadas de horas, minutos y segundos. 
Dejar pasar lentamente la mañana 
emancipar pacientemente cada tarde. 

Esperar, esperar, esperar… 
creer que es mejor que llegue el día 
gozar la hora señalada 
cumplir con el ritual ya enunciado. 

Complejizar, destrabar, 
desenredar paso a paso la madeja de los tiempos, 
resolver en un instante la congoja. 
Repetir la ceremonia de la espera pero con certeza 
de cumplir el designio ya pautado. 


Sin prisa 

Es sin prisa, corridas ni estertores 
con paciencia, con resonantes gestos de ternura 
con miradas francas y gentiles 
en momentos de ensordecedores cantos de las aves 
cuando corre el agua de la fuente 
cuando los peces nadan mansamente 
es allí, y no en otra parte 
que te pienso, y recuerdo cómo eres. 

No atesoro momentos más felices, 
que los que juntos fuimos construyendo, 
no soporto la horda de sandeces 
que divulgan las lenguas habladoras, 
yo dejándome llevar por tu ternura 
vos dándome bálsamos de amor sin opresiones. 

Es así como fuimos construyendo 
esta torre-armadura de pasiones, 
pues fue inminente que debíamos amarnos 
a escondidas de los depredadores. 

Creo ahora que no fue necesario 
que aquella helada mañana de cristales 
te marcharas mi amor y no te viera. 
Quise tenerte y no pude
quise olvidarte, tampoco pude,
ahora sólo conservo tu recuerdo 
ahora siento mi callada soledad estremecida.


Mirta del Carmen Gaziano 
Santa Fe, Argentina

Hallamos la felicidad cuando tenemos algo que hacer, alguien a quien amar y algo que esperar. 
Viktor Frankl

Karina Raponi

Posiciones 

Moldeo una nueva esquina, 
el origami trabaja la ciudad de mi ilusión, 
la desmesura se escabulle inquieta 
doblado tras doblado, 
zócalo tras zócalo. 
Cuando la resaca intente marearme, 
bastará un revés, un plano cercano, 
para poder afirmar la otra brújula. 


Uno, dos, tres… tiempo 

Compases profundos 
se filtran por la espalda. 
El mundo llega en piel y huesos. 
Llueve. 
Bajo la luna cicatrices, 
huelen el polen las estrellas, 
aúllan las lombrices. 
Se riega el humus de esa copa, 
brotan las hojas y sus rimas, 
cosechamos la realidad. 
Rota. 
No encuentra la osadía
sus varas de contención. 
Cada acróbata
en la oscuridad, 
oye su silencio de gratitud. 
Quintaesencia con agua bendita. 
Arena cruda.


Acceso 

Doblo mi piel en pedazos, 
sobre la cama, 
después de una canción. 
Estoy buscando ordenar 
todos los rastros
de mi ingenuidad. 
Guardo el núcleo 
de tus cartas 
en el armario.
 
Por el espejo asoma 
mi infancia 
como un amuleto. 

Confundirse 
es romper las llaves 
delante de San Pedro. 


Poemas del libro de la autora: Elemento: Juego. 2018 
Karina Raponi 
Nació en Merlo, Buenos Aires. Reside en San Isidro, Buenos Aires, Argentina

No es que dejamos de intentar ciertas cosas porque nos parecen difíciles, sino que ciertas cosas nos parecen difíciles porque no las intentamos. 
Séneca

Abel Otto Torre

Araña 

Teje la araña con su máquina tejedora.
Llora el conejo con su máquina lloradora. 
Tiembla el beso acumulado 
en la comisura del universo. 

Bala la oveja sacrificada en el templo, 
en el peñón indiferente. 
Trina el hornero buscando el gusano 
que es todo su elemento. 
En la horqueta se apoya con rectas y con curvas, 
y una rama conduce a una oruga a su frontera.
Escribe su historia con el pico ensangrentado y, 
si con su voz la dice… nadie escucha. 


Distancia

Feraz el cielo y la tierra dan kilómetros a tus pies. 
Pero de pies no se trata, sino de la indiferencia 
que la distancia tiene por nosotros. 
Porque el tiempo de este punto al otro 
está en nuestra conciencia, pero de verdad no existe. 

Puedes caminar de rodillas, de pie, de canto o de perfil 
para llegar sin mover un pelo hasta mi puerta, 
y no golpees, porque abierta está para el caminante 
que tiene sed, o anhelos de triturar 
el dolor de las ausencias. 


Soy un cuervo 

Soy un cuervo. 
Un cuervo encorvado mirando flor.
Amarilis, la flor que tiene fluir, 
Y un ir. 
Un irse hacia la zumbona abeja
insectamente hecha y vestida 
en chupamiel. 

Y el cuervo ser que soy, 
ennegrado 
y capaz de sumar 
dos más dos gusanos, 
dos semillas, 
dosmasdos picosaurios 
y volar volandoairoso 
por dosaires 
por doscielos y ver 
con un ojo y otro ojo 
negramente el verdelejos 
si es que alejo 
las plumas del entrecejo. 

Porque ausente siempre ausente 
está plumón 
el arpón que me retiene 
y mi picana amarillenta/ ta/ta /tá 

Sienta usté 
señor don nadie, sienta 
acuérvese para encorvarse 
sobre flor y sus des/aires 
y mirar con corvos ojos
como no lo ha visto naides


Del libro del autor: Resonancias. Editorial Dunken, enero 2021 
Abel Otto Torre 
Córdoba, Argentina

El universo está lleno de cosas mágicas esperando pacientemente a que nuestro ingenio crezca más afilado. 
Eden Phillpotts

César Crippa

Río Negro 

Hacia el final del hemisferio 
sobre la Patagonia helada 
fecundó el astro cierto día
a esta austral tierra adormilada 

Y se le derritieron los hielos 
nacieron ríos de sus escarchas… 
Creció la semilla en el suelo 
¡El que fuera blasón de una raza! 

Los vientos indomables de un tiempo
limitaron su sed de distancias 
Y del malón heredaron su ímpetu 
los pioneros, ¡fortín de pujanza! 

Río Negro: ¡Hoy recibe el saludo 
del indio* que acunó tu infancia! 
y abonara con sangre tu entrega
¡Desafiándola, a punta de lanza! 

Aquel bravo que al verse herido 
cercara con laureles tu mapa 
y alzando su mirada al infinito 
coronara de estrellas tu estampa 

Río Negro: ¡Hoy canto a la vida! 
¡Tu juvenil belleza resalta! 
Eres mar, eres valles y ríos 
cordillera, mesetas y bardas 

Eres el trabajo de tus hombres 
dulzor y frescura de manzanas 
Eres aquella tierra aborigen… 
Sur y leyenda, progreso y Patria! 

*Nota del autor: Indios, hoy desígnense Nativos
Del libro del autor: Intenso 


Almita de Dios 

¿Quién ha puesto esa cruz en tus espaldas 
pequeñito niño a la deriva 
en esta sociedad nefasta y repulsiva? 
¿Por qué tu destino deambula por las calles 
en busca de una limosna 
para el alivio de tu Madre? 
¿Por qué no te pertenece aquel juguete 
que viste en la vidriera 
del negocio de enfrente? 
¿Cuál fue tu maldad 
que hoy reparas 
como un ex-delincuente? 
¿Quién te puso en esta sociedad 
para mostrar la miseria 
el desamparo y el hambre? 
¿Hubo acaso alguna necesidad 
para exhibir la injusticia 
que se ufana irreparable? 
¿Para mostrar la otra cara de la realidad 
que se trata de esconder 
detrás de los cristales…? 
Si así fuere ¡Sigue en la calle!: 
tu hogar, tu escuela 
tu porvenir excarcelable 
Hasta que despierte la “Conciencia” 
y no se lamente mañana 
¡De dónde surgen los indeseables!


César Crippa 
Nueva York, USA

Es la belleza dentro de nosotros lo que nos permite reconocer la belleza que nos rodea. 
Henry David Thoreau

Noemí González

La persecución 

   El sol fue cambiado por otro mucho más grande. Los polos de cada extremo del globo terráqueo fueron derretidos; los océanos han aumentado su caudal de agua, las costas han dejado de ser lo que eran y las grandes olas literalmente se han comido las ciudades hasta varios miles de kilómetros hasta que, de un día para el otro, sus habitantes fueron pereciendo lentamente. 
   El sonido del mar fue golpeado sobre la arena, sobre los acantilados y la mañana fue vista por el ojo somnoliento. Las huellas han caminado como furiosas en una marejada después de ser el ojo despierto. 
   Sin embargo, el que fue perseguido como una sombra gana la persecución en rapidez. Mas la sombra fue buscada hasta que el cansancio de los pies sobre la arena se derrumbó. Una piedra de la costa fue intuida como un arma.  
   El cielo fue pintado como el carbón, pero el calor no fue descendido; fueron traslúcidos de vez en cuando, destellos fosforescentes verdosos.  
   La piedra marina fue sacudida en el aire como un intento. Fue aprovechada la luz para arrojar la piedra marina hacia adelante. De golpe, la oscuridad ha emergido como una gran boca de lobo en el lugar. Se ha oído un golpe seco. Lo rojo de los hilos de sangre en la cabeza se esparcen como enredaderas en la arena. 
   No fue escuchado ruido atronador en el cielo que no es más cielo sin sus estrellas, dos rayos de luz verde fosforescente se han adentrado. Joaquín Quintana fue quitado de este mundo. No se ha escuchado más nada. 


Noemí González 
Adrogué, Gran Buenos Aires, Argentina

A veces una batalla lo decide todo, y a veces la cosa más insignificante decide la suerte de una batalla.
Napoleón