jueves, 17 de noviembre de 2022

Editorial


con voz propia Nº 121 

Revista literaria 

Noviembre 2022 

- en su 16º aniversario - 


Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner 
Publicación creada en noviembre de 2006 
Distribución y publicación gratuitas 
ISSN 2314-0275 




Porque quien tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo. 
Viktor Frankl 




Al detenerse junto al bosque 

Creo que sé de quién es este bosque. 
Su casa, sin embargo, está en el pueblo. 
Entonces no verá que me detengo 
a contemplar el bosque bajo nieve. 

Mi caballito pensará que es raro 
que me detenga aquí sin nada cerca 
entre el bosque y el lago congelado 
en la noche más lóbrega del año. 

Sacude los cencerros del arreo 
para saber si estoy desorientado. 
Solo se oye además, el movimiento 
del viento dócil y los copos blandos. 

El bosque es bello, lóbrego e inmenso, 
pero tengo promesas que cumplir, 
y mucho por andar antes de dormir, 
y mucho por andar antes de dormir. 

Robert Frost 
Estados Unidos, 1874-1963 
Trad. Ricardo H. Herrera & Eleonora González Capria 

-- 

Queridos amigos: 

Me siento inmensamente agradecida por este nuevo aniversario de la revista con voz propia
Muchas gracias a todas las personas que me acompañan edición tras edición. A quienes se hacen un lugarcito para agradecer cada envío y a quienes me escriben ocasionalmente. A quienes me preguntan si estoy bien o me mandan sus buenos deseos. A quienes siguen confiando en mí y enviando sus colaboraciones. A quienes leen las voces publicadas. A todas las personas que están allí… al otro lado de la pantalla. A mis afectos pegados al corazón. Miles de gracias a todos, porque como siempre expreso, sin ustedes no existiría la revista literaria con voz propia
Gracias Robert Frost, por regalarme estas palabras con las cuales me identifico plenamente: 

“…pero tengo promesas que cumplir, 
y mucho por andar antes de dormir…” 

Mi agradecimiento y mis mejores deseos para cada uno de ustedes. Que estemos todos bien. 
Reciban mi abrazo cálido 
Analía Pascaner 



Pero me ocuparé, cuando muera, de que una porción de mi alma siempre te proteja. Seré esa voz interior que te diga qué hacer, que te dé ánimos cuando todo se derrumbe a tu paso, cuando sólo encuentres escombros y tengas la sensación de que la guerra no va a terminar nunca. 
Eva García Sáenz de Urturi 



Revista literaria con voz propia 
ISSN 2314-0275 
Propietaria: Analía Pascaner 
San Fernando del Valle de Catamarca 
Catamarca – Argentina 

Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 



Prestar atención al otro es la forma de generosidad más genuina y menos frecuente. 
Simone Weil


Autores publicados


Guarda la tristeza para ti mismo y comparte la felicidad con los demás. 
Mark Twain 

con voz propia Nº 121 – Revista literaria 
Noviembre 2022 
-en su mes aniversario-

Autores publicados en esta edición


Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 


Revista literaria con voz propia 
Publicación y distribución gratuitas 
ISSN 2314-0275 
Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner


Haidé Daiban

Mi casa abandonada 

Quejumbrosa, la cancela 
canta con el viento. 

Celosías y persianas 
apedreadas por el tiempo 
descubren sus misterios. 

El balcón fisurado 
asoma a la calle despavorida. 

En el patio 
declina el sol. 

Y la sombra del aljibe 
es una clepsidra muerta 
sobre el damero de baldosas
ya cansada de guardar pasos. 

En el jardín 
sucumbe el último retoño. 

El silencio se filtra por la verja, 
solapadamente, 
se desliza sobre el alero roto, 
se acurruca en los rincones vacíos, 
estrangula a la hiedra 
que seca sus tentáculos. 

Mientras las voces duermen 
en el oscuro sótano. 

Y por la galería reptan los años… 


Al reencuentro 

Trotando entre polvaredas 
va el jinete con su amigo, 
lo lleva por esas sendas 
en busca de su destino. 

Cabizbajo con su amarga 
mirada hacia el horizonte, 
es la tristeza que carga 
desde niño, este hombre.

Nadie repara su paso, 
él, deambula recorridos,
quizá busca el perfume 
de la tierra en que ha vivido. 
 
Tierra yerma y de pobreza, 
con ilusión entre llantos
fue sacándole nobleza 
y encalleciendo sus manos.

El caballo fue su cuna 
y el árbol su confidente, 
todo el campo su fortuna 
de vivir alta la frente. 

Paso a paso va camino 
a su galaxia pampeana
con su pregón ya cansino 
al encuentro de un mañana. 


En este navegar 

Hay andrajos de ilusión 
    que ya no admiten remiendos, 
se demoran sobre la piel 
    para recrear vestiduras 
con oropeles muertos en tardes opacadas. 
Hay un ir y venir hacia el vacío 
    por caminos recurrentes, 
un salirse del riel, 
    descarrilarse, sí.
Ser un declive como un ocaso, 
hermoso pero final. 
Hay un asirse resignado 
    al último barco 
aunque la tormenta asedie. 
Y quizá un cabo 
    para amarrarse firme 
ante el canto de las sirenas. 


Haidé Daiban 
Buenos Aires, Argentina

Y si no das más, tan solo encuentra lo que hay en tus manos, piensa que dar amor nunca es en vano. Sigue adelante sin mirar atrás. 
Pablo Neruda

Andrés Bohoslavsky

La montaña mágica 

                     El hombre nace libre, 
                     pero por todas partes está encadenado. 
                    Jean Jacques Rousseau 

                                      a mi padre 

Al final de la calle Morgan 
donde el pueblo termina 
estaba la montaña mágica 
los que creíamos en ella 
subíamos a pedir tres deseos 

de los comunes y de los otros 
los impronunciables 
supongo que ella cumplió todos 
al pie de la letra 

de los impronunciables 
solo me atrevo a recordar uno 
la muerte accidental de xX, el usurero 

conmovido por la muerte de su padre 
el hijo de xX, demolió la montaña 
y construyó una cárcel muy moderna 
donde cuelgan los deudores 
los pedidores de deseos 
y los poetas


Una historia sencilla 

Atendí la puerta, era Cristo pidiendo algo 
le dije que entrara 
a mí no me gustaría estar solo hoy 
estaba muy callado, más que otras veces 

luego, supongo que el vino lo animó 
y cuando ya era tarde 
dijo algo acerca de los pobres 
los que abren la puerta 
algo que recuerdo muy confuso 
de una aguja un ojo un camello y un reino. 

Yo había bebido demasiado 
lo saludé y me fui a dormir. 


El vagabundo 

He charlado con el vagabundo 
y me contó su historia 
había dejado todo después de la tragedia 
solo le interesaba caminar 
me dejó pensando 
el mundo está lleno de tragedias 
pero solo unos pocos se abandonan tanto 
nosotros, los impostores 
vivimos cómodamente. 

Mis zapatos impecables, no saben nada de mí. 


La fuente de los deseos 

La tarde que inauguraron la fuente en mi barrio 
observaba de lejos a las personas 
que una a una arrojaba sus monedas 
mientras cerraban los ojos, en una extraña ceremonia 
donde cada una de ellas equivalía a la concreción de un deseo 
sin importar la magnitud del mismo 

los rostros hacían difícil entender sus deseos 
pero mi amigo Pedro, el ciego-vidente 
me dictaba los de cada uno de mis vecinos 
y así fui dándome cuenta que casi todos anhelaban algo parecido 

todos y cada uno de los deseos 
estaban atravesados por el sueño de la posesión 
no había en ninguno de ellos, el menor rastro 
de algo que no se pudiese comprar, atesorar o acumular 

la representación perfecta de un sistema auto-inmune 
bienes y objetos saturaban el campo del deseo 
no figuraban sueños de amor ni de revoluciones 
nadie anhelaba recuperar el tiempo perdido 

de una manera u otra, el dinero aparecía en todos los deseos 
a veces de manera directa y otras no tanto 
pero allí estaba su presencia, intacta y permanente 
y absolutamente despreciable para un tipo como yo 
que piensa en el dinero como causa de todos los males 

me harté de todo esto, el plan surgió espontáneamente 
decidido a irme del barrio 
robé todo el dinero que contenía y la dinamité. 


Del libro del autor: Margot, la prostituta que leyó a Bakunin y otros poemasColección Poesía Mayor. Leviatán, 2019 
Andrés Bohoslavsky 

Hasta en los peores males es posible hallar una ración suficiente de bien como para que podamos soportar esos males con paciencia. 
José Saramago

Eduardo Dalter

Hay poemas 

Hay poemas dolorosos 
que no los puedo escribir, 

quedan como cuerpos 
vacíos, sin letra, espesos, 

quedan con sus horas 
de amor y de encanto, 

muy en mí, muy de mí, 
y con mi sombra aliada; 

este poema, claro, está 
dedicado y en memoria, 

por las horas y los soles, 
en días del año 1983. 


Horizontes 

En la tan cruenta, insomne historia, 
con Simón siempre es más fácil. 
O es más sencillo partir de un puerto 
con un gran faro que guía y alumbra 
hasta las profundidades. Él advirtió, 
miren hermanos, miren paisanos, 
que allá arriba tenemos un vecino 
abusador, barato y miserable. Sí, 
lo dijo. Pero además cavó cimientos
y puso especial esmero en afirmar 
el contrapiso. Aunque partió triste
por nosotros, más que por él. No da 
tregua la historia, y nunca la dará. 


Entre Puerto La Cruz y Cumaná 
Apunte en el autobús 

Tiene sus colores y resplandores, y tiene gracia 
y aire abierto, pero es dura, muy dura, la vida 
en Venezuela, locha a locha, en la costa, la sabana 
y los cerros. A veces, todo se borra con un trago, 
pero hacia el fondo de la pizarra, alguna letra 
a medio borrar y honda siempre queda 
como un murmullo o una lágrima de nadie. 
Se anuncia en los rostros, en la parada de autobuses
y en las miradas de las mujeres de los pueblos. 
Tiene sus colores y tiene, como en un poema 
de Palomares, ese sabor a seguir andando 
entre parientes, caminos, memorias y sudores 
de estos nacimientos silvestres y estas suertes… 


Muelles de Maracaibo 

Los exiliados, los desterrados, esos hombres 
extraños, a los que no se les entienden
algunas palabras, tienen muchas veces por corazón 
un perro flaco, que tanta vez se niega a tomar agua. 
Como los mármoles de las estatuas, de esa temperatura, 
son sus rincones hondos y son sus soledades, 
tengan amante o no, tengan esposa y tengan hijos. 
Los exiliados, los desterrados, descubren calles, 
y se solazan de novedad, hace largo tiempo descubiertas. 
Es que los exiliados, los desterrados, dejaron un trozo 
de sí en otras calles, otros arraigados ensueños, 
que sólo les resuenan entre la niebla o entre el humo. 
Por eso cojean en algún rincón del alma 
y sueñan risas en el herido país que se perdió... 


Del poemario del autor: Semeruco. De Güiria a Maracaibo 
Eduardo Dalter vivió en Venezuela desde inicios de 1977 hasta octubre de 1983; estos poemas se corresponden con vivencias e instancias de vida de ese periodo. 
Eduardo Dalter 
Buenos Aires, Argentina 

Lo que de veras fue, no se pierde. La intensidad es una forma de eternidad. 
Jorge Luis Borges

Analía Pascaner

Por unos minutos de magia 

¡Hay tantos globos en el patio! Toda mi casa está adornada porque hoy cumplo los seis. Me encantan las fiestas de cumpleaños y mis padres se esfuerzan por complacerme: me regalaron este vestido rojo que me queda precioso, la cocina está llena de comida y hay bolsitas con juguetes para repartir a mis amigos. Pero ¿la verdad la verdad? lo que más me gusta son los regalos y… suena el timbre ¡bien! debe ser alguna de mis amigas. No, es un compañero que trae un regalo chiquito. ¡Timbre otra vez! Otro varón ufa. Pasá que recién llegó Fernando. ¡Otra vez timbre! Mi mamá abre y voy corriendo. Por suerte son mis amigas y ¡cuatro juntas! Pero falta Viviana, mi mejor amiga. Timbre y teléfono, todo junto, mejor atiendo el teléfono porque está más cerca. Es Viviana. ¿A qué hora vendrá? pregunta mi mamá. Los chicos gritan y corretean en el patio, ya quiero ir a jugar con ellos. Mamá, Viviana no vendrá porque no compró un regalo. Andá al patio vos… querido, andá a buscar a la compañerita de la nena, mirala vos a esta chica pretenciosa. 

Vale, esperá que tengo señal de llamada, te corto te corto, en dos minutos te llamo, dale. Paaaaaula menos mal que me llamaste porque tengo que contarte algo. ¡Justo en mi cumpleaños viene a pasarme esto! Es de no creer Pau… no no no, esperá que te cuento yo primero. Y ni se te ocurra contarle a nadie, eh? Recién hablé con Valeria pero a ella nada, eh? Te acordás de Matías ese chico que me avanzó en los quince de Mercedes? Ni te imaginás lo que me pasó en la plaza esta mañana a la salida del cole. Tengo señal de llamada Pau, te corto te corto, en dos minutos te llamo. ¿Hola? … Fraaaanco … sí, hoy salimos, estoy arreglando con las chicas, te llamo en un rato … bueno … bai bai. Hola Valeria, mirá, te llamo antes que se entere Paula y te cuento… Jurame que no le vas a contar a nadie, si? Te acordás de Matías ese chico que me avanzó en los quince de Mercedes? Pero jurame que no se lo contás a Paula porque ésa va y se lo cuenta a todo el mundo. Bueno, resulta que hoy estaba en la plaza y… Tengo señal de llamada, te corto te corto Vale, te llamo en dos minutos, dale. Hola Paula justo te estaba por llamar, era Franco, el tipo se puso repesado y no cortaba por nada. Dale… te cuento lo de Matías porque no lo podía cre-er Pau, pero jurame que no lo vas a contar y menos a Valeria que se lo cuenta a todo el mundo … Ufa Pau ¿justo ahora está entrando tu viejo? Te lo cuento después … sí sí ya cortamos. Nos encontramos en casa de Jimena a la una y de ahí vamos todas juntas. ¡¡Vamos a festejar mi cumple con todo!! Tengo señal de llamada, Paula, te corto te corto. Ahhh Pau, ¿qué te vas a poner esta noche? 

Los días se deslizan en silencio, los años caen sobre mis hombros, mi vida transita sin sosiego, el tedio me arrastra, el trabajo me resulta insoportable. Mis estudios quedaron relegados, mis sueños se disolvieron, mis ilusiones se esfumaron, mis proyectos se perdieron en recovecos del camino. 
Cada año, este día tan especial se va calcando sobre el anterior. Otro año similar, otro año sin brillo, otro año sin sueños ni deseos ni planes ni esperanzas. Otro año tan sólo para probar que el tiempo transcurre inexorablemente, para recibir en mi cuerpo y en mi cara y en mi alma y en mi vida misma, todas las frustraciones. Hoy festejo (¿festejo?) un nuevo cumpleaños de la misma manera que desde hace tantísimos (ni sé cuántos) años atrás: sin sorpresas ni alegrías, sin expectativas ni emociones, sin ruidos ni visitas, sin torta siquiera. ¿Para comerla los dos solos? pregunta siempre él. Sí, para comerla los dos solos, para comerla al día siguiente, para recordar momentos agradables del pasado, para tener unos minutos de magia. Al menos unos minutos de magia… No te preocupes, no compremos una torta, no seré yo quien realice gastos superfluos en casa. 
Recuerdo con cuánto esmero preparaban mis padres cada fiesta de cumpleaños. Recuerdo con cuánta ansiedad esperaba ese día que se escurría entre juegos, globos, corridas, piñata, gritos, regalos, peleas y la torta. La torta. Yo deseaba soplar las velitas al comienzo de la fiesta; sin embargo la torta siempre quedaba para el final, cuando muchos timbres habían interrumpido y muchos chicos se habían retirado de la mano de sus padres. Yo esperaba la torta: el momento en que apagaban las luces y ese misterioso movimiento en la cocina aumentaba mi ansiedad. Desde el equipo de música brotaban aullidos acompañados por la melodía del “Feliz Cumpleaños” y mi mamá ignoraba mis ruegos para evitar escuchar ese cassette ridículo que me había regalado no sé qué tío. 
Viene a mi mente un cumpleaños de aquéllos que me engrandecían. Habré cumplido seis o siete… no recuerdo con certeza… Una chica de la escuela, mi compañera de banco, me llamó por teléfono y me explicó que no vendría a mi fiesta pues su mamá no le había podido comprar un regalo. Y me pareció lo más natural del mundo responderle que no viniera si no tenía un regalo para mí. Cuando le conté a mi mamá, ella se indignó y mandó a mi papá a buscarla. No recuerdo mucho más de esa anécdota, de esa actitud interesada de niña consentida. Sí recuerdo con claridad el rostro de la chica: rubia con su cabello corto, alta y delgada, su cara pálida y llena de pecas; su nombre era Viviana… y ni siquiera sé si lloró al hablar conmigo por teléfono. Luego comprendí que era de condición humilde; antes sólo veía su guardapolvo amarillento, no tenía tantos juguetes ni ropa nueva, vivía en una casa pequeña y sin patio, sus padres no tenían auto y nunca le festejaban los cumpleaños. Ella no tenía las cosas que teníamos los otros chicos y nunca supe si eso le molestaba, nunca le pregunté nada porque yo no sabía nada acerca de esa diferencia. Ella fue, simplemente, mi mejor amiga durante esos primeros años de escuela. 
Recién terminamos de cenar, mi pareja se fue al dormitorio a mirar algún partido de fútbol y yo disfruto la soledad de la sala. El sillón me abraza con calidez, la música suave me envuelve, la copa se calienta en mi mano, el color del líquido me atrae, el aroma del vino me embriaga, la penumbra me permite flotar y volar tan lejos de aquí. 
Viviana… dondequiera que estés… en este cumpleaños levanto mi copa por vos. ¿Serás feliz? ¿Tendrás una torta en cada cumpleaños? 


Analía Pascaner 
Nací en Buenos Aires. Actualmente resido en Catamarca 

Sólo tú vas a permanecer a tu lado. Viniste sola y sola vas a marchar. 
Eva García Sáenz de Urturi

Adriano de San Martín

49. 

Mi abuelo paterno era noble, trabajador, callado. Nos cortaba el pelo. 

Mi abuela materna era dicharachera, peleonera, chismosa, infidente y mal hablada. 
Le gustaba el box y apostaba por uno de nosotros. 
Financiaba las “flechas” de mis hermanos y pagaba a veinticinco céntimos 
cada gallina de la vecindad muerta en su propiedad. 
Hacía concursos de pedos. 
Nos colocaba apodos y nos buscaba novias entre las primas. 
Iba y venía por temporadas. 
Conspiraba. 
No asistí a su funeral. Por entonces estaba en la guerra. 

Supongo que su herencia, como la de mi abuelo, continúa. 


70. 
Miguel de Cervantes Saavedra 

1. 

Un novelista 
galopa con don Quijote y Sancho 
Caballeros andantes y escuderos los tres. 

Con ellos se ennoblece la devoción 
por la belleza, la imaginación, el honor:
la lucha por la dignidad, el amor, 
la salvaguarda solidaria de los vencidos. 

Una trinidad de realismo, fantasía 
y meditación en ancas de la literatura:
tres personajes discuten sobre su propia entidad 
mientras las fronteras entre delirio y razón, 
ficción y verdad, se borran cada vez más. 

Pero Miguel, que asistió tanto a las glorias imperiales 
de Lepanto, como a las derrotas de la Invencible 
frente a las costas de Inglaterra, 

solo conoció sinsabores en la pobreza, 
zozobras ante el poder. 
Contrario a sus compañeros de viaje, 
no pudo escapar nunca de su destino 
de hidalgo, escudero, soldado y pobre, 
desde la cumbrera hasta su niñez. 

2. 

En Madrid 
visité tu supuesta casa. 
Al lado izquierdo unas Pastascalzone, 
al derecho una zapatería y una ortopedia. 
Nada mejor para tus perdidos huesos 
en Cantarranas con las Trinitarias descalzas, 
o en la hermosa casa museo 
de aquel tipo que te negaba y negaba, 
un tal Lope ¿de la Vega? 


Poemas del libro del autor: Conversiones, presentado en junio de 2022 en la Biblioteca Nacional de Costa Rica en San José 
Adriano de San Martín 
San Carlos, Costa Rica

Camina lento, no te apresures, que el único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo. 
José Ortega y Gasset

Robert Gurney

El poeta bohemio de Internet 

                   a Tim Berners-Lee 
                   en el 25° aniversario de Internet 

Acabo de recibir una invitación 
para sumarme a un círculo de escritores
mexicanos 
que se escriben unos a otros de alguna manera 
a través de Google. 

Realmente me gustaría unirme. 

El problema es que tiendo a hacerme 
un lío enorme con este tipo de cosas. 

Una vez me ofrecieron sumarme 
al círculo íntimo 
de los mejores poetas contemporáneos 
de Madrid. 

Fue un gran honor. 

No podía hacer funcionar 
los sitios web. 

Me pasaba horas y horas 
tratando de enviar un simple mensaje, 
intentando ponerme en contacto, 
pero todo fue en vano. 

El sudor me goteaba por la cara. 
“Mon sort dépend de ce truc”, 
me oí decir, 
parafraseando a Rimbaud. 

Los principales poetas españoles
empezaron a enfriarse 
y terminé por encontrarme
con círculos poéticos madrileños 
‘bohemios elegantes’. 

Estos últimos son relajados 
acerca de la comunicación
y lo curioso es que me siento bien 
cuando estoy con ellos. 

Son tolerantes con mis errores. 

El otro grupo parecía 
una sociedad secreta, 
con extrañas contraseñas 
y algoritmos que no podía entender 
y que olvidé. 

Algunos de mis nuevos amigos 
ni siquiera tienen computadoras. 
Tienen que ir a los cibercafés 
en sus descansos. 

Estoy convencido 
de que mis antiguos amigos 
creen que les estoy evitando, 
lo cual no es cierto en absoluto. 

Definitivamente no. 

Me encantaría
ser parte de su grupo. 

Realmente lo he intentado. 
Son sólo los defectos técnicos 
que me impiden unirme. 

Estoy realmente tratando ahora
de dominar la nueva tecnología. 

Cuando todo esto comenzó, 
hace veinticinco años, 
yo estaba fuertemente influenciado 
por los estudiantes de Uruguay 
que fueron a la carga 
y destrozaron las computadoras 
a las que vieron como los ojos y los oídos 
de un estado policial fascista. 

Subí al tren de la tecnología bastante tarde, 
en el año 2000, 
unos diez años 
después que todos los demás. 

Todavía les pido a mis hijos
su asesoramiento. 
Ellos me dicen qué hacer. 

Pero sólo me olvido, 
o pulso el botón equivocado 
y se pierde el tiempo límite, 
y regreso al punto de partida. 

Me limitaré, supongo
a tener que acostumbrarme 
a usar los pantalones vaqueros elegantes, 
en vez de trajes oscuros, 
al leer mis poemas en Madrid. 

No, no estoy seguro 
de que yo realmente quiera
convertirme en un poeta bohemio de Internet, 
pero, no sé, 
no parece ser tan malo. 
Supongo que la única diferencia real, 
cuando lo piensas,
es que se va a la cama a las cinco de la mañana 
en lugar de a las once de la noche. 

A menudo me pregunto 
en que me habría convertido 
si hubiera ido a ese curso de tecnología, 
entonces en 1991,
en lugar de ir a la taberna. 
Es demasiado tarde ahora, 
sin embargo. 

La suerte está echada. 


Robert Gurney 
St. Albans, Inglaterra 

No es en los astros donde está escrito nuestro destino, sino en nosotros mismos. 
William Shakespeare

Sergio Borao Llop

Como lágrimas en la lluvia 

Vine a gritar y me pobló el silencio. 
Del son, sólo fantasmas nuestras voces. 

Pues todas las palabras: 
las que un día cantamos, 
aquellas que callamos, 
las que nunca debimos haber dicho, 
también las que escuchamos, 
pensamos inventamos escribimos, 
las que en algún otoño nos dañaron 
y las que despertaron un lánguido suspiro,
las que pintaron una sonrisa en nuestros labios 
y las que no dejaron ningún poso en nuestro espíritu; 
y aun éstas que ahora escribo, 
éstas que acaso estás leyendo, 
también se perderán en los pliegues del tiempo. 

Sólo seremos ecos, 
provisionales ecos rebotando 
hacia un sol extinguido. 


El lago 

He vuelto a ver el lago 
Después de tantos años no parece ya el mismo 
aunque su forma exacta pueda ser la de entonces 
y en la isla del centro perennes permanezcan
aquellos siete pinos, aquellos cuatro bancos, 
testigos silenciosos de nuestra adolescencia. 

He vuelto a ver el lago. También la pasarela, 
las aguas estancadas, el césped, el paseo... 
Todo igual y distinto. 

Mas nada nuevo adorna este paisaje. 

Tan solo son mis ojos, ayer quizá inocentes, 
esperanzados, vírgenes... Hoy demasiado viejos. 


Dos poemas anteriores, del libro del autor: Por si mañana no amanece 

                * * * 

A veces se oyen voces 

Gravedad del desorden que forman las palabras 
incoherentemente pronunciadas, como un cáliz 
rajado, seco, infame, con los bordes manchados…
 
Tenebrosa la noche que nos viola 
con sus destellos deslumbrantes, con su ruido, 
con la risa imprudente de los cuerdos, 
con el brillo en los ojos del amante; 
la noche cuyo vino adolescente nos embriaga, 
la noche dominante y entreabierta… 

A veces se oyen voces 
en la pública quietud de las esquinas, 
en la tibia intimidad de los zaguanes. 

Mas el silencio siempre vuelve 
como un amo cruel, tenaz, inagotable… 


Tomamos la palabra 

Tomamos la palabra y la forjamos. 

Moldeamos sus sílabas 
tratando de inculcarles un sentido. 

Inventamos ritmos, pieles
con que abrigar las letras indefensas. 

Tomamos la palabra y la esgrimimos, 
la escribimos, diseñamos, pronunciamos, 
la gritamos, la lanzamos al oído 
de quien escucha o lee, la vestimos 
con ropajes vistosos, exotismos 
de tahúr avezado, inconmovible. 

(Nuevos significados se le imputan 
en lecturas y escuchas sucesivas
a cada línea estrecha y perfumada)

Pero a traición actúa la palabra, 
borrando de su rostro maquillajes 
y carmines y afeites literarios, 
despojando su cuerpo de exuberancias falsas 
y arrojando al olvido vestidos arrogantes. 

                          Solo quedan entonces 
                          en la noche danzando 
                          desnudas 
                                 las palabras. 


Últimos dos poemas, del libro del autor: Extrañamientos y rescates 
Sergio Borao Llop 
Zaragoza, España 

El hombre de hoy ha superado las distancias, pero no ha logrado crear una auténtica cercanía. 
Martín Heidegger

Eduardo Coiro

Palabras con “F” 

Al hombre le cuentan una historia cercana. 
Ocurrió unos años atrás. El amigo del hombre conoce a una mujer que vive a unos 500 km de su ciudad. Resulta que se forma una pareja a distancia. Ellos se quieren. Mantienen la relación por varios años. Se extrañan mucho pero resisten la espera. Sólo el hombre puede viajar y lo hace cada 15 o 20 días. Sí, logran festejar juntos los respectivos cumpleaños. En uno de esos cumpleaños -el de ella- sucede lo que el amigo del hombre desea contar: los presentes comienzan a jugar con rondas de preguntas difíciles. La memoria hace un juego inestable y selectivo: el hombre tiene la foto vívida de cuando a su compañera le preguntaron si creía en “la fidelidad” ella respondió con un “No” bien cortante acompañado del movimiento de tragar saliva. El amigo del hombre tenía apenas unos instantes para ensayar una respuesta. Hasta el día de hoy sostiene que fue la respuesta más honesta y la difunde como un hallazgo digno ser donado para quien lo necesite: 
"La única posibilidad de fidelidad es la felicidad". 


Casa museo 

La casa está poblada de objetos del pasado. Creo en la equivocada fe que ellos despertarán del letargo y escribirán por mí lo que no logro escribir. Repito cada tanto recorridas por lo inerte. Bajo el polvillo quedó algo de la historia de las personas que vivieron en esta casa. La poblaron de objetos que movieron con esas manos que da la vida. Convivir con llaves torcidas que ya no encontraran una cerradura por abrir deja sabor a muerte. Como verse muerto en vida en un espejo de cosas que piden desatar relatos desde su sola presencia. Sin embargo, sigo allí. 


Textos tomados de Inventiva Social, publicación digital dirigida por Eduardo Coiro 
Eduardo Coiro 
Temperley, Buenos Aires, Argentina 

Dicen que la felicidad es un instante, ¿pero acaso la vida no es una suma de instantes? 
José Narosky

Cecilia Glanzmann

NOS AYUDAMOS, AMOR 
en tantas cosas… 
innumerables 
en el andar de los años, pero 
hay un espacio 
que solo cabe en cada uno 
¿soledad?
¿reencuentro con el Ser en nuestro ser? 

Y hay que vivirlo así, 
sin el sostén del otro 
en la cornisa 
diluida en la niebla. 

¿Y el amor? 
¿dónde nuestro amor?
 
La Energía gira y gira 
en la espiral del sublime Misterio. 

El amor ha de vivir allí… 


           * * * 

PESTAÑEO: 
en la quietud de las aguas
se espejan las nubes y el cielo 
pincelados por plumas de vencejos
se espejan los árboles las aves 
la tierra entera 
la brisa borda ondas 
en la Vida que nos espeja 
y vos y yo 
en este hoy de los dos 

otro pestañeo:
cenar en soledad 
es un extraño privilegio para extrañarte 

y otro: 

presentí los pasos de tu carne 
encallé en tus orillas 
y en el cántaro de nuestro vuelo 
bebimos el fuego sagrado 
el que nos pertenece
y nos redime. 


           * * * 

A MI LADO EL ASIENTO DEL VUELO 
está vacío 
pero en él te siento 
se cruzan nuestras manos 
-esta dulce costumbre 
tan nuestra. 

¿Será así la partida amor de uno o del otro? 
¿será así el sentirnos tan cerca 
con un asiento vacío 
hacia el alado misterio? 

A mi lado te siento. 


           * * * 

“GRACIAS, COMPAÑERA” –ME DIJISTE, 
y me fui feliz 
en una iluminada vibración vital. 

Estabas en la sala de terapia intensiva, 
ya era el tercer día de aquel mayo 
me diste fuerzas mi valiente 
a mí me las dabas ¡con tu corazón operado! 
Me fui con tu paz en el rostro 
con tu buen ánimo 
con tus ojos llenos de aleteos rítmicos
como los que pasan ahora por tus coronarias. 

“Gracias, compañera...”
cuánto en dos palabras. 
La sonrisa brota 
vuelan libres las palomas de la Gracia. 


Del poemario de la autora: Cuando amar es vertiente, 2016. Libro contenido en Obra poética 1987 – 2017, Editorial Vinciguerra, 2018 
Cecilia Glanzmann 
Nació en Bell Ville, Córdoba. Reside en Trelew, Chubut, Argentina 

Un mismo amor mueve las almas y las estrellas. 
José Vasconcelos

Gustavo Vaca Narvaja

Poema del pescador 

Tan distante del pueblo y del oleaje manso. 
Tan espesa la bruma, sitiando tejados adormecidos. 
Tan lejano y tan cercano, aquellas rutinas diarias. 
Donde me alejo y aproximo, en un ir y venir. 
Mis brazos son alas, convertidas en remos, 
con aleteo decoroso. 

Puedo navegar a distancias de playas 
bañadas de sal, con arenas de memorias 
tibias desiertas y brillantes 
Y un recuerdo cercano 
Halago de un sol naciente. 
En este mar tan desolado… 
que respira eternidad, 
mientras un hálito suave de vida, 
se mezcla en brisas curiosas. 

Supervivencia excedida y generosa. 
Remo reclamando al espejuelo engreído,
un pequeño espacio para esta inmensidad cautelosa 
Solo deseo un pequeño lugar en el mundo, 
como aquellas luciérnagas vagando en el infinito, 
mientras cientos de palmípedas retozan en el aire, 
despeñándose con sorpresa y desparpajo, 
en sorpresivas picadas… punzando el mar, 
para luego elevarse en glorioso y triunfante vuelo 
con su presa desorientada. 

Al fondo, una alborada ilumina 
escasas pizarras pueblerinas, 
un naranja encendido va perdiendo fulgor, 
incendiada lentamente por el sol naciente. 
Las noches… han quedado relegadas
a secretos postergados entre sombras alejadas. 

Huérfano habitante, 
extraña el silencio. 
Mientras el día intimida con filoso despertar 
los ojos marinos, en la soledad de sus barcas,
zarandeadas por oleajes, que mecen chalupas 
desteñidas de años. 

Ellos. Los hombres del agua 
despliegan sus redes, abriéndolas en 
inmensas telarañas aladas, 
como si fuesen cientos de brazos elevados al infinito, 
buscando la captura diaria de peces, 
que inocentemente, por curiosidad de la madrugada, 
caen dócilmente en su lecho, para ser homenajeados 
en el suelo de la barca 
y adjudicados en la costa, al retiro diario… 

Por eso rema y rema, sin redes, 
solo con poesías, que deben una explicación al infinito, 
y un agraciado retiro, para descubrir errores cometidos 
y embellecer más aún la vida. 

Dejará de remar tal vez, 
cuando su humildad despojada regrese 
recuperado del azote de esta gran quietud, 
donde germinan poemas, ofrecidos
a la generosidad y grandezas ajenas. 
                                                                 
                                                   2021


Aun… 

Cuando estés ausente 
habitarás esa comarca de privilegio 
Nadie sabe cuánta es la distancia 
ni cuántas nubes te acompañan hoy 
O ayer. O mañana. 
En esos trayectos silenciosos
nadie lo sabe. “Es el secreto”. 
Pero indiscretamente, 
la distancia se fragmenta… 
¿Será que el espacio es un mar? 
¿O una larga planicie infinita? 
Nadie lo sabe, pero 
como un ardid envuelto en seda 
Un lazo de reminiscencias indemnes 
hacen despertar alboradas 
Y allí estás… 
Con un gesto premiado de pudor 
y la pureza de tus palabras 
Aun cuando estés ausente. 


Gustavo Vaca Narvaja 
Neuquén, Argentina

No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo. 
Victor Hugo

Marta Zabaleta

Certezas de la noche alta del poeta 

            dedicado a Nicanor Zavaleta 

Cada cual 
se hace costra 
en su esperanza. 

Hasta el sol 
se ve humillado 
cuando las nubes 
hablan. 

Trunco 
el viento 
despelleja 
una naranja. 

Pero mi sombra 
abanica una retama 
y los dedos 
se deshojan 
de mis manos, 
para que el arpa
toque para sí. 
La sosegada 
partitura sonámbula. 


Desde el insomnio 

En la lejanía se escucha al primer tren que llega. Y una siente que afuera se respira, que hay gente que se mueve, que existe un mundo al que mira a través del jardín de al lado, todo nevado, con una luna llena que atraviesa unas ramas secas, y una que adentro, taciturna, se ve reflejada en la ventana: ¿qué piensa? ¿A qué aspira, un cuerpo que se pudre? 

Epping, 11 de febrero 2012, 05.25 


Contrastes 

Cuando 
en medio de la noche 
como una yegua de crines incendiadas 
grito tu nombre 
me responde un eco 
como, duermo, duermo y amo 
y más 
pero a deshoras. 

Sedimentados 
los cabellos grises 
me hablan de un mar azul 
envuelto en una sombra 
y duele el corazón del fuego 
entonces, protegida con enormes capas 
de amarillo, azul y luego blanco, 
y sostenida por la última rama 
del último rescoldo 
apenas 
de la mano 
del último fantasma 
cuando 
me tiendes un lienzo de plata. 

Fosforescente 
con mi ser cautivo 
veo tu cuerpo reflejado en las arañas 
comes, duermes, fumas, trabajas. 
Dulce tu mano 
vertebrada de cuernos y serpientes 
corta el viento 

pongo la mesa
y escucho 
cómo amas. 


Marta Zabaleta 
Nació en Santa Fe, Argentina. Reside en Londres, Inglaterra 

Que nada nos limite. Que nada nos defina. Que nada nos sujete. Que la libertad sea nuestra propia sustancia. 
Simone de Beauvoir

Norma Etcheverry

El pozo 

Cuentan los que todavía recuerdan cosas que se cuentan, que el hombre permaneció en silencio, tanto, que nunca se le escuchó decir una palabra. Pero los que saben dicen que no era mudo, sino que no quería hablar. También dicen que el silencio empezó a ser tan fuerte que se lo podía escuchar. Y que retumbaba en los días de llovizna persistente. Que era como una sensación que crecía hasta ocuparlo todo. Y que al pozo del aljibe parecían ir a parar todos los silencios que llenaban el mundo. 


El silencio

Cuentan los que todavía recuerdan cosas, que por aquellos años sucedió una extraña historia. El niño de la casa había nacido un verano seco y caluroso. Los caminos estaban polvorientos y solitarios. Habían pasado algunos meses sin una gota de lluvia y el aire caliente arrebataba las siestas y curtía el rostro de los peones que trabajaban al sol. Los días transcurrían unos tras otros con agobiante y lenta precisión. Las pocas nubes pasaban de largo. La tierra mostraba pequeñas pero profundas grietas. El día que nació el niño, el aljibe estaba seco. Hubo que acarrear agua del molino y hacer nuevas perforaciones, a veces inútiles. Antes que volviera a caer una lluvia sobre esa tierra, el padre del niño tuvo que partir. Una cuestión familiar lo llevó de nuevo a cruzar el mar. Cuentan los que todavía recuerdan cosas que se cuentan, que el niño creció en silencio y, cada uno a su manera, la madre y él, esperaron. 


Del libro de la autora: la vida leve. Ediciones La Carta de Oliver, noviembre 2014 
Norma Etcheverry 
La Plata, Buenos Aires, Argentina 

Al llegar a la cima de la montaña, la única verdad que encuentras es la que llevaste contigo. 
Proverbio zen

miércoles, 12 de octubre de 2022

Editorial


con voz propia Nº 120 

Revista literaria 

Octubre 2022 


Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner 
Publicación creada en noviembre de 2006 
Distribución y publicación gratuitas 
ISSN 2314-0275 




Una vez que la tormenta haya terminado, no recordarás cómo lograste sobrevivir. Pero una cosa es cierta: cuando salgas de la tormenta, no serás la misma persona que entró. De eso se trata esa tormenta.
Haruki Murakami 




Voy a dormir 

Dientes de flores, cofia de rocío, 
manos de hierbas, tú, nodriza fina, 
tenme prestas las sábanas terrosas 
y el edredón de musgos escardados. 

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. 
Ponme una lámpara a la cabecera; 
una constelación, la que te guste; 
todas son buenas; bájala un poquito. 

Déjame sola: oyes romper los brotes… 
te acuna un pie celeste desde arriba 
y un pájaro te traza unos compases 

para que olvides. Gracias... Ah, un encargo: 
si él llama nuevamente por teléfono 
le dices que no insista, que he salido… 

Alfonsina Storni 
Suiza, 1892 - Argentina, 1938 




Es tu camino y solamente tuyo. Otros podrán caminarlo contigo, pero nadie podrá caminarlo por ti.
Rumi 



Revista literaria con voz propia 
ISSN 2314-0275 
Propietaria: Analía Pascaner 
San Fernando del Valle de Catamarca 
Catamarca – Argentina 

Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner



Cuando entras profundamente en el presente, la gratitud surge espontáneamente, incluso si solo es gratitud por respirar, gratitud por la vida que sientes en tu cuerpo. 
Eckhart Tolle