domingo, 22 de marzo de 2020

Editorial


con voz propia nº 95

Revista literaria

Marzo 2020

Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner

Publicación creada en noviembre de 2006
Distribución y publicación gratuitas
ISSN 2314-0275



Iba La Peste camino a Bagdad cuando se encontró con Nasrudín.
Él le preguntó: “¿A dónde vas?”.
La Peste le contestó: “A Bagdad, a matar a diez mil personas”.
Después de un tiempo, La Peste volvió a encontrarse con Nasrudín, quien muy enojado le dijo: “Me mentiste. Dijiste que matarías a diez mil personas y mataste a cien mil”.
Y La Peste respondió: “Yo no mentí, maté a diez mil, el resto se murió de miedo”.
Cuento sufí




Tiempos de reflexión

En momentos donde una pandemia amenaza a nuestra gente, nuestros peores enemigos son el miedo y la ignorancia.
El miedo paraliza, nos afecta y reduce nuestros mecanismos de defensa natural.
La energía que manifestemos, positiva o negativa, se puede traducir en la magnitud del daño que esta situación pueda causar.
Seamos responsables. Usemos nuestro sentido común y más allá de transmitir pánico a nuestros conocidos y seres queridos, informémonos e informemos a los demás de las medidas necesarias. Procurando a través de nuestra comunicación y energía transmitir paz y amor, que en estos momentos son nuestras defensas más poderosas.
Son tiempos de recogimiento y reflexión, algo tenemos que aprender de esto.

Texto tomado de la web. Incluido en revista con voz propia nº 31 -julio 2009- ante la epidemia de Gripe A




El miedo llamó a la puerta, la confianza abrió; y afuera no había nadie.
Proverbio chino



Revista literaria con voz propia
Inscripción Registro: ISSN 2314-0275
Propietaria: Analía Pascaner
San Fernando del Valle de Catamarca
Catamarca – Argentina



Toda lágrima enseña a los mortales una verdad.
Ugo Foscolo


Autores publicados


Revista literaria con voz propia nº 95
Marzo 2020
Autores publicados en esta edición: 



Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia:

Revista literaria con voz propia
Publicación y distribución gratuitas
ISSN 2314-0275
Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner


Cecilia Glanzmann


Desafío

No puedo aceptar
que se vaya haciendo costumbre
silenciar la esperanza
atenuar el valor de la vida
creer en las vanidades del poder.
Sabemos
en ese adentro que nos espera
de los cambios en nosotros
en este hoy oscuro del mundo.
No puedo aceptar
que apaguemos ese leño encendido
siempre amanece
siempre el arco iris
anuncia el fin de la lluvia o la tormenta.
Acepto el desafío   más y más
hermano humano.
La esperanza recupera horizontes
invita al abrazo para acciones diferentes,
a galopar ya en su energía
la del universo, que es de todos.


Alfilerillo de luz

En el terrón más duro de la calcinada greda
encuentro un alfilerillo de luz,
tiritando de penas y miseria
y aún soñando
con amaneceres diáfanos
en medio de la ceguera de los hombres.

En el terrón más duro
la calcinada greda me habla

     los alfileres duelen / el dolor puede ser luz
     la paz es luz parida en los pesebres del alma…

…y hay alfilerillos de luz
sobre los genocidios
y la envidia
…y hay alfilerillos de luz
cantando a la alegría.

Ahí están,
       desde todos los silencios de los códigos
en ese terrón
en el terrón más duro
       de la calcinada greda.

Último poema pertenece al libro Abedul pródigo. Obra escogida por la autora. Edición: EL PICHE CARTONERO, 2018

Cecilia Glanzmann
Nació en Bell Ville, Córdoba. Reside en Trelew, Chubut, Argentina


En la vida ordinaria apenas damos cuenta de que recibimos mucho más de lo que damos, y que es sólo con gratitud que la vida se enriquece.
Dietrich Bonhoeffer 

María Cristina Berçaitz


Un día Dios…

Una mañana Dios se llamó a descanso.
Las estrellas y las aves se desconcertaron: ya no tenían el hilo conductor de sus vidas y, lo que era aún peor, no sabían si lo tendrían al día siguiente.
El sol, liberado, cinco veces apareció tras la montaña y cinco veces se ocultó.
La luna paseó su luz mortecina bajo las aguas del lago.
Los sauces de despeinaron junto al río mientras las luciérnagas, creyendo ser estrellas, se inmolaron contra el cielo.
El hombre hizo noche del día.
Dios, viendo el desorden general, decidió regresar, y todo retomó, una vez más, su monótona rutina.


María Cristina Berçaitz
Buenos Aires, Argentina


Nunca es demasiado tarde para ser lo que podría haber sido.
George Eliot

Haidé Daiban


Borges, letra memoriosa

Hay una casona, patio abierto
con glicinas, y puertas de cancelas,
un refugio de Palermo viejo
que atesora tus palabras nuevas.

Casa que albergó tu alma triste,
tu ironía de genio en laberinto,
barrio como tantos que te viste
de héroe en las letras de tu pueblo.

Hay vestigios de tiempo y
encerrados los ecos
de tu chispa dorada,
de tu lento andar.

Y un fantasma nos marca
taconeando las calles,
las milongas sentidas
de tu pluma al crear.

En la íntima sombra
de las calles desiertas
una esquina te nombra
en rosado almacén.

Y el cuchillo ya brilla
del Muraña bravío
que mentaste en recuerdo
del coraje de ayer.

Vamos por Maipú viendo tu estampa,
en bancos de la Plaza tu esperar
y como el tiempo, sigue tu memoria,
no hay olvido que te pueda borrar.

Encontramos la música en un Borges,
que resuena en canto universal.
Es orgullo la herencia de tus letras,
laberinto de ideas que supiste sembrar…


Haidé Daiban
Buenos Aires, Argentina


Nuestra imaginación nos agranda tanto el tiempo presente, que hacemos de la eternidad una nada, y de la nada una eternidad.
Blaise Pascal

Silvia Susana Rivera


El abuelo Saturnino

El día que lo iban a matar, Saturnino Rivera se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en el que llegaba el obispo. Venía a bendecir las armas, confesar a los rebeldes, darles los santos óleos, rediman sus pecados y continuar su viaje hacia América.
Saturnino había tenido un sueño dulce y tranquilo. Su mente estaba relajada. Había llegado el día tan esperado. Del otro lado del muro, su compañero de calabozo, dio tres golpes secos y uno cortado. Durante el tiempo del encierro habían establecido una amistad. En el muro que los separaba había un hueco pequeño por donde se enviaban mensajes. De esta forma planificaron la fuga.
Llamó al guardia. Este se acercó a su celda. Santiago con los grilletes de sus manos, lo ahorcó y le quitó las llaves. Fue a la celda de al lado y liberó a su amigo. Corrieron hacia el puerto. Se tiraron al agua y subieron al buque del prelado. Como Jonás, se escondieron en la bodega del barco y emprendieron viaje junto con aquél que no pudo cumplir con su mandato divino.
Es así, que hoy puedo contar la historia de mi abuelo Saturnino Rivera.


Silvia Susana Rivera
Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina


Yo no soy lo que me ha ocurrido. Yo soy lo que elijo ser.
Carl Jung

Ana Romano


Carisma

Las manos
con algo
de un hálito
de la sabiduría
se posan
La chalina flamea
en el cuello decorado
El instante
es acompañado por los gestos
Las cuentas
husmean los dedos
La utopía
es engalanada por las plegarias
El canto hierático
auxilia
La sanación
irradia la abadía
Barnizada
se desploma
ante la vestidura.


Corolario

Recuerdos
y su tráfico
tóxico
en la mente
y esto
en aguas bizarras

Bosteza
y cierra la mochila
¿Decidido?
salta
a ese vacío.


Sedimento

Vacía
y en el centro
Salpico
Circula
la ira
en el hueco
Asombro
entre llagas
Giro
a la pena

Flota.


Ana Romano
Poeta nacida en Córdoba. Reside en Capital Federal, Argentina


Se quiere más aquello que se ha conseguido con muchas fatigas.
Aristóteles

Hilda Augusta Schiavoni


La armonía

La armonía es un concierto
de miles de ruiseñores
donde impera la belleza
entre hermosos sones.
Es el mármol suavizado
bajo formas perfectas.
Es la melodía selecta
que anida en los corazones.
Es un poema cadencioso
donde resplandece la concordia
o una niña candorosa
que camina entre flores.
La armonía es la versión perfecta
que une el primor,
se solaza entre las Musas,
da paz a los Hombres
y reverencia al Señor creador.


Indio Siglo XX

Indio cachuzo,
mugroso, harapiento,
machao de trabajo
y de sufrimiento.
Con los ojos mudos
miras hacia adentro
el imperio lejano
que se llevó el viento
y las chuzas del blanco
en un solo momento.
Ausente en el progreso,
no abres los ojos, indio;
yo te entiendo.
No quieres ver la daga
con que prolongan
tu sufrimiento,
ésa, que llaman crecimiento,
mientras
te revuelcan las crenchas
y te mantienen
en el pisadero.


Hilda Augusta Schiavoni
Inriville, Córdoba, Argentina


El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar.
Winston Churchill

Ana Barchuk de Rodríguez


Camisa azul

Despavorida, escapo, corro, salto, reboto, brinco. Él gira la cabeza y con su medio cuerpo planea. Tropiezo y voy a dar con mi cara al suelo. Se interrumpe el vendaval después de cubrir mi cuerpo, con sus despojos.
Me incorporo, el espantapájaros gira la cabeza, abulta su camisa. Me persigue, tiemblo, corro. Sopla más y más. Su ropa navega, tripula. Aproximado me toca, justo cuando se detiene el ventarrón.
A mi lado, yace medio espantapájaros. Su camisa azul, se hincha y despide, cortejada por un nuevo viento.
Grito, grito sin poder clamar… ¡mamáaaa lo sientooooo!… ¡Abrí la puerta del huerto!
Escucho su voz. -Despierta, es hora de ir a la escuela.


Ana Barchuk de Rodríguez
Misiones, Argentina


Todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad.
Julio Verne

Áurea López Quiles


Pegaso

Trescientos caballos me recorren el alma
o el corazón quizás.
No sé si es corazón o alma,
si son trescientos o mil.
Lo mismo da.
Sus pezuñas al trote
levantan polvaredas
sobre mis humedecidos ojos.
Tengo aferradas las manos
a las crines de un equino
que se convierten en alas
cual parapente pintado.
Y en el viaje avisto océanos
con olas de días y años,
con todo su calendario,
según rigen las mareas.
Olas de color cambiante,
siempre un fondo azul verdoso
confundido en horizontes
de ese gris tan cotidiano.


Baño de lodo

Un baño de lodo me pinta la piel cansada,
es oscuro el barro que me cubre,
tan oscuro como la noche caminada hasta mi casa.
Respiro el olor a tierra fresca
que despide mi cuerpo,
mientras se apacigua toda mi nostalgia
en estas termas,
por cuyos sumideros,
arremolinados,
se atragantan,
aglutinándose,
casi ahogándose
unas a otras
las sobras de mi vida,
y los recortes de sueños
que tuvieron que ajustarse a lo real,
para salir después
por debajo de mi epidermis
medio rotos
desquebrajándose.


Áurea López Quiles
Alicante, España


El deseo de ser diferente de lo que eres es la mayor tragedia con que el destino puede castigar a una persona.
Sándor Márai

Noemí González


Cronología

Al principio, como artilugios rotos
hinchadas y quemadas
en un viento sordo
sombreaban quejumbrosamente.

Mis ancestras, extrañas y estropeadas
viendo el sentido
cuando no hay puertas
aunque no parezca.

Callaban en siglos,
graznaban conmocionadas
suturando los colgajos
doloridos y anaranjados.

Ahora…contando los años…como un letargo…
esperando los guardianes
invisibles y apagadas, son ánimas
volviéndose una lluvia de ilusión.


Revelación

Al fondo, una calle de moradas ruinosas,
doy vueltas a la higuera
como una invisible niña
haciendo una pregunta al alba.

Como un ánima sin fuego,
yo que he sobrevivido como un hierro
a las batallas bruscas de la vida
vivo un ajedrez que nunca se gana.

Nombres como vidrios rotos,
son las piezas de un desorden
un querer ser que nunca se alcanza,
y rechazo el puntero de un ciruelo.

A mis ojos vulgares no los culpo,
ni a mi cintura alta y aguda,
ni a mis hombros de bailarina,
será que nunca fui de su querer.

En esta tierra de restos incaicos
veo en esta suerte infausta
un tablero, una venda que cae,
junto a un cigarro humeante, que jamás salva.


Noemí González
Adrogué, Buenos Aires, Argentina


Los hombres superficiales tratan de llenar su tiempo; los sensatos lo utilizan.
Arthur Schopenhauer

Salomé Moltó


Aquello, que fue… ¿y?

Sí, aquello que fue… hermoso, huelga que me lo comentes, no te excuses, ya no sirve de nada, no tienes por qué repetirlo, si lo fue para ti, también lo fue para mí. Lo que no pudimos pensar es que fuese tan efímero, tan poco profundo y volátil.
Y, ¿de todo ello, qué queda hoy? El destino nos fue avieso, jugó en contra nuestra, me dirás y que nos arrastró inmisericorde y contra nuestra voluntad al olvido, a terminar con todo. Sólo ha sido un olvido parcial, porque yo seguí esperando, para que aquello no fuese, un fue, sino, un continuo ser, un no dejar de ser.
Ya lo sé, el pueblo es pequeño, no hay trabajo. Cerca está el mar y…el barco que zarpó con rumbo lejano llevándote, ¿y? Ya sé, siempre lo he sabido. Otros ambientes, otras circunstancias, otras personas, sobre todo, otras mujeres y, bueno, ¿qué decirte que no sepas?
Este niño tiene diez años, fue concebido luego de tu partida y varios años más en que ya no recibía cartas tuyas. Tu hija tiene un año más que mi hijo. De eso me enteré más tarde, fue lo que me decidió a concebir un hijo, que por supuesto, me hubiera gustado que fuese tuyo, pero no fue así, sólo era mío y me bastó.
Las noticias también llegan a estos lugares, a estos pequeños pueblos olvidados entre montañas.
Supongo que has emprendido un nuevo rumbo, una familia nueva, e irás creando nuevas vivencias que con el tiempo se convertirán también, en algo que fue, o que ha sido, ¡qué importa! Todo termina.
Pero su huella, la huella de lo que fue, queda indemne en nuestro corazón, porque sin duda vivimos aquellos momentos con la profundidad que nuestro amor y voluntad nos hacían sentir, lo hermoso que fue aquello tan hondamente sentido. Y que yo pienso que lo fue y por lo tanto, no tiene porqué dejar de serlo. 

Relato del libro de la autora: Cosas que quiero decir, 2018

Salomé Moltó
Alcoy, Alicante, España


Dejar de culpar a los demás es el primer paso para ser adulto.
Renny Yagosesky