miércoles, 1 de agosto de 2018

Ada Inés Lerner


Para que no se les olvide

En el principio era el Verbo y frente a Dios era el Verbo y el Verbo era Dios. Todos sabemos que para el final de los tiempos Odín el vikingo, dios violentamente enérgico, se comprometió a protegernos a nosotras, las diosas, y a los hombres también, contra las fuerzas del caos en la batalla del fin del mundo. Júpiter, como todo romano tiene un gran temperamento, es un dios sabio y justo que reina sobre la tierra y el cielo.
Claro que todas y todos sabemos que tiene sus defectillos, anda siempre metido en líos de polleras, con Juno, con Minerva y a veces se cruza de mitología y a espaldas de Zeus la seduce a Atenea. En el caso de Yahvé, la divinidad nos prometió a la descendencia de Abraham y dijo ser el Dios que sigue siendo. Su principal preocupación era y es, demostrarnos que existe una continuidad en la actividad divina desde la época de los patriarcas a los acontecimientos registrados en el Éxodo. En el versículo 17 hay una reafirmación de la promesa hecha a Abraham. Es bueno recordarle sus promesas a los dioses, ahora, que las cosas se están poniendo bravas ¿no les parece?


Síntomas

Silvia y Luis habían organizado una reunión en su casa de la playa.
Todos comimos una exquisita cazuela preparada en potes individuales y bebimos del mismo vino, alguien observó que los vasos de Silvia y Luis estaban grabados con sus nombres.
Ya apoltronados llegó la mesa dulce. Algunos empezaron con el licor, Silvia se levantó para tomar su copa, tropezó y se cayó. 
Él nos aseguró que todo estaba bien.
-¿Llamo a una ambulancia? -preguntó alguien.
-No es necesario -dijo Luis riéndose -les recuerdo que yo soy médico.
Todos nos reímos. Silvia parecía desorientada, hablaba como si tuviera la lengua trabada.
-Creo que tomé de más -Silvia se reía. Acompañamos su broma.
Al salir alguien comentó sobre las desaveniencias de la pareja.
Un par de horas después Luis nos llamó desde la clínica. Silvia había fallecido, decían sus colegas, por una embolia. ¿Luis no supo o no quiso reconocer los síntomas?


Zombis

-Así, algo así, adviene con los zombis -señaló el antropólogo Ernesto Sabes-, criaturas de origen vudú, ajenas al lenguaje y el deseo. Esto fue producto de una situación ajena a sus deseos pero necesaria para enfrentar a su enemigo. Atrincherarse bajo tierra para emerger desde ahí y poner en fuga a los invasores. Claro que ya no volvieron a ser los mismos.
El público, la mayoría estudiantes blancos, algunos indiferentes, otros horrorizados, permanecían en silencio durante la hora que duró la conferencia.
-Ahora son indiferentes y harapientos -continuó el científico-, víctimas de pócimas o de magia, los zombis son una multitud sin liderazgo. Y transitan sordos y ciegos a lo que no sea su hambre de carne humana…
Un murmullo se levantó desde el público hasta convertirse en un grito de horror, dos seres como los descriptos por el antropólogo se dirigían hacia él con un gemido repugnante.
La sola presencia de los sujetos en el escenario hizo huir a un público delirante, sin que nadie volviera la vista atrás.
El antropólogo tendió sendos billetes a los dos actores, y éstos se alejaron por la puerta trasera del salón, mientras el disertante levantaba vuelo con sus alas transparentes y salió por una claraboya en el techo.


Ada Inés Lerner
Ituzaingó, Buenos Aires, Argentina

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