lunes, 8 de octubre de 2007

Editorial

............................Pies, ¿para qué os quiero si tengo alas para volar?
.............................................................................Frida Kahlo


con voz propia nº 12 – octubre 2007

Queridos amigos:
Hoy escuchemos las voces de mujeres americanas, a quienes agradezco por brindarnos su propia voz.

Analía Pascaner


Para el 12 de octubre me parece apropiado recordar las palabras del poeta chileno Pablo Neruda: “...Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras…”
Araceli Otamendi, Buenos Aires

* * *

Acuarela de una raza
¿Dónde quedó la historia, el verde paisaje, la sapiencia del cosmos, nuestra sangre milenaria? En el recuerdo precolombino, luego… el vacío, la nada. Edificar castillos sobre ruinas de una cultura, indiferente memoria de nuestros siglos, costumbres, religión. Verdad dolorosa de una raza que busca inútilmente un rostro, un rastro, una verdad justificada. No hay más fragmentos para armar el rompecabezas, somos espectros, un montón de letras de otros, trozos de historia sacados de un montón de piedras, contada por otras bocas… una estirpe convertida en cenizas.
Lina Zerón, México

* * *

12 de Octubre: día en que, se supone, descubrieron los europeos este lado del hemisferio al que le pusieron el nombre de América.
Con el correr de los años se está modificando el festejo del llamado “Día de la Raza”. Hoy sabemos cómo fueron torturados, sojuzgados y, en algunos casos, diezmados los autóctonos dueños de las tierras.
Las familias europeas que padecieron la injusticia en sus propios países de nacimiento por las “Guerras de Poder” repoblaron el sufrido continente.
Muerte para aborígenes… Vida para muchos foráneos…
Mestizaje… y la cultura del pueblo originario que pareciera resurgir vigorosa.
Día de festejo… o de reflexión…
Norma Padra, Buenos Aires

* * *

A 515 años de distancia del primer viaje del almirante Cristóbal Colón a América, celebro la pluralidad de nuestras gentes. Incluso de nuestras tierras. Unas cuyo color y olor varía de día a día. Reconozco incluso las rarezas y a veces las similitudes de éstas a pesar de las distancias y topografías como las de mi isla.
Incluso, me satisface mi mezcla taína, española y negra. Nuestro mestizaje puertorriqueño es un verso más de nuestra poética naturaleza americana. Identidad tan diversa como todos nuestros ancestros.
Leticia Ruiz Rosado, Puerto Rico

* * *

Reflexiones sobre el día 12 de octubre
El 12 de octubre es un día sobre el cual deberíamos reflexionar todos los habitantes de los Pueblos Latinoamericanos. Si bien es cierto que marcó el avance de la civilización europea para lugares, aparentemente primitivos, no es menos cierto que contribuyó a la destrucción de antiguas civilizaciones indígenas, llevando a la desaparición razas aborígenes, cuyos testimonios hemos conocido a través de sus majestuosas ruinas. Hoy, sus descendientes pauperizados y sin tierra, mueren por la falta de compresión de quienes nos quedamos con su patrimonio natural. Realmente ¿qué civilización recibieron del viejo continente?
Enid Teresa Pereda Girón, Buenos Aires

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…………………..............………………………“Cuando Dios hizo el edén
…………................………………….…………pensó en América”.
………...............…………………………………Pablo Herrero

La hazaña de Colón condujo al encuentro de dos mundos; acarreó, por una parte ese legado cultural que no sólo provino de Occidente sino además del Oriente, y por otra, que Europa descubriera las riquezas y el ingenio de los habitantes del Nuevo Mundo.
Muchos son los argumentos en pro o en contra de la celebración de la fecha; creo que más allá de una fecha o un descubrimiento, incluso más allá de que los pueblos tengan una lengua, origen o religión común, está el hecho latente del disfrute de nuestra enorme riqueza en diversidad étnico-cultural.
Sea en octubre, en julio como en enero, bendita seas por siempre América.
María Eugenia Caseiro (Cuba), Ciudad de Miami

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Dijo un jefe indígena:
En nuestra forma de vida, en nuestro gobierno, en cada decisión que tomamos, siempre pensamos en las generaciones que han de venir. Nuestro trabajo consiste en hacer que los que han de venir, las generaciones que todavía no han nacido, tengan un mundo que no sea peor que el nuestro y, de ser posible, que sea mejor.
Cuando caminamos sobre la Madre Tierra, siempre posamos nuestros pies con cuidado porque sabemos que el rostro de las generaciones futuras nos está contemplando desde algún lugar del universo.
Emisora radial FM Milenium



...................Edición y dirección: Analía Pascaner
...................San Fernando del Valle de Catamarca
...................Catamarca – Argentina




Sueña siempre y apunta hacia más allá
del punto que sabes puedes alcanzar.
No te preocupes por tus contemporáneos
ni por tus predecesores.
Intenta ser mejor que tú mismo.
William Faulkner


Víctor Heredia

TAKI ONGOY (fragmento)

¿Dónde están nuestros hijos ahora, qué viento los barrió?
¿Dónde nuestros maizales de oro, meciéndose en el sol?
¿Qué fue de nuestras huacas sagradas, qué fue de nuestra paz?
Lloro por Titicaca y la luz amada de Pachacamac.
Digo Taki Ongoy, sueño un camino
Viracocha entenderá cuánto dolor encierra mi corazón.
Grito Taki Ongoy preparo mis armas
Manco Inca sonreirá, las flores en los valles revivirán.

Habrá en sus ojos tal regocijo tanta felicidad
que nuestras almas de las estrellas al mundo bajarán.
Y en Machu-Picchu, ciudad sagrada se corporizarán:
Aztecas, Mayas, Incas, Chimúes, convocarán al sol.
Este es el día del año justo. Ya terminó el dolor.
Vengo a cantarles la profecía. El indio no murió.

Taki Ongoy: Movimiento político-religioso de los indígenas
contra la aculturación española (imposición de su cultura).


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Lucho porque no quiero que nos roben más las mieles de nuestros panales.
Tupac Amaru

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Jorge Leónidas Escudero

Una poética a la intemperie

La poesía del sanjuanino Jorge Leónidas Escudero (1920) afirma una de las muestras más intensas de la actividad poética, de la originalidad estética y de la hondura de contenidos, con provincias en ese sentido por demás vitales, desde el Noroeste a la Patagonia. Si bien aún no presentes en estudios ni en antologías realizados en la gran metrópoli (por lo general tan ligeros como de poco confiar), estas producciones no sólo vienen prestigiando un lugar, sino asimismo ofreciendo a la poesía argentina de estos años una intención y un aliento tan decisivos como conmovedores, que por otra parte son capaces de ir sustentando un mapa creativo dinámico, donde parece asomar, o ya se muestra, sin dudas, el paisaje humano estremecedor que se vive o se respira.
Sigue uno de los poemas más reveladores y tensos de la obra del poeta.

Eduardo Dalter
Buenos Aires, septiembre, 2007

Guanaco Relincho

Paró pata en la cumbre reinadora
y miró por el tiempo de sus hembras;
copó el viento, le puso contraseñas
y lo volcó en las cuestas azulinas.

De cogote cruzado con las nubes estuvo,
antojo de ser luz, pegado al cielo.
Corazón de algo grande parecía
diminuto en la mano de una peña.

Del alto nacedero de sus ojos, la nieve
colgaba derritiéndose para formar los ríos;
los pastos amarillos caían de su pecho
saltando las quebradas rumbo a las vegas verdes.

Y enhorquetó de pronto un eco en las orejas:
entre los farallones la piedrita movida.
Dio una vuelta en redondo, avizoró de frente
y así entró por el ojo de la carabina.

Lanzó un relincho azul, morado y negro;
le chispeó en el codillo abierta rosa;
sorprendido en secretos con su ángel
entró al revolcadero de la sombra.

Huyeron las guanacas por las crestas;
hilaron con su lana los abismos;
y la cumbre quedó sin corazón arriba,
como un grito en la nada, sólo piedra.

Jorge Leónidas Escudero nació en San Juan, Argentina, en 1920. En su juventud fue buscador de oro. Comenzó a publicar en su provincia muy tardíamente. La raíz en la roca (1970) fue su primera obra édita. Es autor de una veintena de poemarios. Se destacan, entre otros: Le dije y me dijo (1978), Piedra sensible (1984), Caballazo a la sombra (1998), Senderear (2001), Endeveras (2004) y Divisadero (2005). Publicó asimismo varias antologías, que agrupan parte de su producción. Su poesía ha obtenido importante difusión estos años. La Universidad Nacional de su provincia lo galardonó con el título de Doctor honoris causa en septiembre de 2006.

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-¿Cómo podría ser yo un gran hombre… como tú?
-¿Y por qué ser un gran hombre?, dijo el Maestro. Ser simplemente un hombre ya es un logro bastante grande.
Anthony de Mello

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Luis Alberto Taborda

El oro

Sostengo en mi mano
un puñado de vainas de algarrobo.
En cada una de ellas,
en cada estuche dorado,
maduran su sueño las semillas.

Las semillas de algarrobo,
las semillas del sol,
el oro americano.

Yo no lo sabía pero ahora lo sé:
cada pequeña semilla
es casi idéntica a otra.
Tienen la misma forma
y el mismo color
y el mismo tamaño
y hasta el mismo peso las iguala.

Por ello, alguien,
un inglés cualquiera,
/ en el tiempo en que los ingleses
eran los dueños del mundo /
pensó que había que aprovechar
esa maravillosa constancia.
Que ese uniforme milagro
debía tener precio y medida.
Y así nació el quilate.

En las joyerías suntuosas
de Londres o de Roma
o de París y Venecia,
minuciosos orfebres
equilibraron los platillos
para aumentar la ganancia:
de un lado oro, diamantes, gemas sin cuento
y en el otro semillas y semillas
de algarrobo.

Hoy nosotros ya hemos olvidado
esta historia y acaso nos parezca
que tiene cierto olorcillo a fábula
y no a suceso verdadero.
Pero yo la recupero
porque creo que América es esto:
el despojo más grande del que se tenga noticia
y a la vez la riqueza más grande.

Por eso entre mis manos
contemplo este tesoro
que no pudieron arrebatarnos:
las semillas del Taku,
las semillas del sol,
las semillas que sueñan
desde su cuna dorada
con el oro de América.

La paradoja

…………………………………………a Jorge Campillay, en la
…………………………………………noche de las Cordilleras


Ah, la noche es tan frágil…
acaso un mero sobresalto de la magia constelada

Por eso yo me asomo en sus orillas
hacia el abismo infinito
procurando un alba indecisa

Y al vino lo aúpo en mi regazo
para que me enseñe a ser un hombre
desgarrado entre estrellas y cenizas

La permuta

Permuto discurso por comida
virginidad por tibieza
acometida por bondad
celofán por césped
globalización por terruño
pintor por pintora
traje de amianto por poncho de vicuña

Vozarrón por susurro
acomodo por dignidad
facilidad por hábito
interés por curiosidad
niño por dos niños
canto castrato por vidalita
felicidad por fuego

Armas por aroma
seguridad por imprevisto
visita por residencia
cielo por parcela
cautela por desenfado
conformidad por vértigo
tierras raras por arcilla

Y a toda tu tecnología de punta
por el vuelo incierto
de una mariposa blanca
…en el medio
del aire transparente

Luis Alberto Taborda – Escritor riojano residente en Tinogasta, en la porción andina de Catamarca

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Al hombre no debe educársele para discípulo de nadie, sino para maestro de sí mismo.
Luis Franco


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Arthur Rimbaud

Infancia

En el bosque hay un pájaro, su canto os detiene y ruboriza.
Hay un reloj que no suena.
Hay una hondonada con un nido de bestias blancas.
Hay una catedral que desciende y un lago que sube.
Hay un pequeño carruaje abandonado en la espesura que baja corriendo por el sendero, lleno de cintas.
Hay una banda de cómicos en trajes de teatro, percibidos en el camino a través de los confines del bosque.
Hay, en fin, cuando uno tiene hambre y sed, alguien que os expulsa.
(…)
Soy el santo, en oración en la terraza, cuando las bestias llegan hasta el mar de Palestina.
Soy el sabio en el sillón sombrío. Las ramas y la lluvia golpean la ventana de la biblioteca.
Soy el caminante de la ancha carretera entre los bosques enanos; el rumor de las esclusas cubre mis pasos. Por largo tiempo veo la melancólica lejía del poniente.
Sería gustoso el niño abandonado en el muelle que partió hacia la alta mar, el pajecillo que sigue la alameda cuya frente toca el cielo.
Los senderos son ásperos. Los montículos se cubren de retamas. El aire está inmóvil. ¡Qué lejos los pájaros y las fuentes! Tiene que ser el fin del mundo, si avanzamos.

De Iluminaciones

Arthur Rimbaud - Francia, 1854-1891


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Prefiero pintar los ojos de los hombres a las catedrales, porque en los ojos hay algo que no hay en las catedrales, aunque sean majestuosas e imponentes: el alma de un hombre aunque sea un pobre vagabundo o una muchacha de la calle, me parecen más interesantes.
Vincent van Gogh

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Luis Benítez

Una tarde en el jurásico

Ojalá no despertara.
Que la ciega noche me llevara
Hacia un día oscuro sin las horas
Menos una: aquélla tan precisa
Que hoy demora.

Lo que me salva me pierde
Y el resto es apenas mi memoria.

Barrida sea y lo puede una cosa sola,
Que con ella barrido será
Este universo,
Que lo abriga todo
Salvo una cosa sola.

Perdámoslo todo y de una vez
Ganemos en desolación.

Quizás así, desde la sola forma que nos lleva,
Se verá más claro: presente, pasado y futuro
Eran el verdadero engaño y los días las lenguas
De la mentira única: ése que se aleja
Nunca saltó de su silla, eso que viene no será conocido.

Suspendido en lo que pasa,
Indeciso como aquel que está seguro
Y yerra, siempre se verá más claro
Aunque no habrá perdón:
Esto espanta a los hombres desde el primer llamado.

Pero, ¿qué cuerno suena, para qué cacería?
Este halcón o palabra no volverá a la mano.

Tercer Piso: Fiona Lara Fredericksen

Las tapas de la mitad de las revistas de la Tierra
Ofrecen mi retrato y buena parte de ellas
Se apilan hasta el techo en este piso
Y en esta vida donde sonrío a solas.

Sexto Piso: Frances Gobernor-Coleman

Yo, la única hija de Algernon Gobernor-Coleman,
Que conocí el esplendor de este país
Antes de que llegaran los italianos, los irlandeses
Y los musulmanes, antes de que desembarcaran
Con sus hijos en el vientre los hispanos
Y los armenios y los judíos que huían de los zares,
Duermo mi sueño eterno detrás de una falsa pared
Del baño, inyectada de formol, emparedada
Por mi esposo para quedarse con toda mi fortuna.
Hace casi cien años que me pudro
Discretamente, sin olores ni gusanos,
Sin prisa, en este piso olvidado
Por albaceas, abogados y jueces.
Yo que conocí el suave contacto de la seda
Y la caricia del satén, el mimo de la piel de marta,
El aroma de la menta salvaje en la hacienda de Virginia,
Desde hace un siglo sólo rasco helados ladrillos
Colocados en apresuradas hileras frente a mi nariz
Y luego el sudor del cemento cuando hace calor en Manhattan.
Inmóvil pero todavía de pie,
Separada para siempre de un mundo
Que hicieron los míos
Pero que ya no se me parece.

Poemas de MANHATTAN SONG, libro a editarse en Lima, Perú, en el curso de este año.

Luis Benítez - Buenos Aires

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Sólo las personas que se atreven a ir demasiado lejos logran descubrir hasta dónde pueden llegar.
T. S. Eliot


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Susana Cattaneo

A la mujer que fui

……………………………………Mi nombre entra a una lágrima

Yo te vi en mediodías ardidos de verano
cobijada en el frescor de sombras y de ramas.
Te vi tejiendo anillos con la felicidad
mientras cerrabas pactos de infinito.
Con la boca dulce, te vi, llena de verdes.
Danzabas sueños hechos de paisajes.
Eras colibrí que libaba en el amanecer más hermoso.
Bebías palabras, escribías poemas.
Te nacieron libros –¿recuerdas los años?-.
Te llenabas de pupilas tatuadas de cielo.
Yo te vi sentada junto a la alegría;
correr en grandes círculos jugando al mundo.
Regalabas frases; perseguías insectos invisibles.
El día te estallaba de luz perfumada de voces.
Ella –la pequeña de pestañas blancas
y mirada como almendras-,
olisqueaba el aire, la vida, el pasto.
Las otras volaban, rodeaban tus libros, picoteaban arroz.
Te vi rodeada de amor en tardes que partían.
Te vi en invierno, cálida y feliz.
Recogías en otoño hojas escarlata y admirabas su belleza.
Te sentías plena con los brotes de septiembre
y con lluvias de octubre bordabas la dicha.
Te vi plácida entre árboles junto a la eternidad.
Sí; yo te vi. Eras mucho, mucho más
que esta pobre mujer que hoy esconde sus ojos.
Mucho más que esta tristeza.

* * *

…………………………………...a la pequeña de pestañas blancas
……………………………..……y amor en sus ojos de almendra...


Cae en la playa la tarde que soy
herida de faros y gaviotas nocturnas.
Un follaje de arena pasea mi cuerpo
escanciado por la brisa que lo cubre.
Cómo no recordar las noches en el muelle.
Las carreras invencibles entre luna y agua.
El camino plata sobre ondulaciones perfectas.
Recordar árboles vestidos de milagro; bosques.
Sí; cae en la tarde la playa que soy,
mi pequeña de pies blancos.
¿Dónde llevaste tu alegría de calandrias?
Juego acertijos desde aquel aciago día.
Apuesto: tus ojos me besan en este instante azul.
Mira, hay una floración de ángeles
en la mitad del cielo.
En la otra, una dulce jauría de amapolas.
Ya la noche es mayor y danza misterios sobre el mar.
Ha caído en la espuma la playa, la tarde que soy.

Plaza Chile

Me siento sobre aquella tarde en que desesperé con las palomas. Aquí, a los pies de la misma estatua, al lado del mismo dolor. Sé que me observan “todos los pájaros del mundo, todos” desde la ausencia de relojes, desde cada hormiguero donde se esconden, desde cada clavel del aire donde alguna vez tejí manteles de ceniza.
Aquí, en esta escalinata, en el mismo peldaño, con la misma piedra rota y el pasto un poco más envejecido, sigo mirando el mismo cielo, me enfría el mismo sol y un milagro promete su llegada sobre la luz muerta.

Susana Cattaneo - Buenos Aires
http://www.extranjeraweb.com.ar/

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Es mucho más importante saber qué clase de paciente tiene la enfermedad y no qué clase de enfermedad tiene el paciente.
William Osler, tomado de El archipiélago

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Hugo Mujica

Formas blancas

En un baldío,
sobre el polvo y la
………………………hojarasca

un pájaro moribundo
……………………………..aquieta sus alas.

……….Una nube, impasible,
……………………juega
……………………sus formas blancas.

Al final también mi boca se llenará
de tierra,

al final siempre se besa
…………………………………..aquello que desertamos.

Entre la noche y el alba

Entre el tejado y el cielo

hay un vacío de
pájaros,

una nostalgia de lluvias.

Entre la noche y
el alba

la cita imposible de cada vida:
…………………………..la ausencia que el alma abraza.

Lo que se nos ha dado

hay días, al caer la tarde, en que la vida
nos cuenta
algo del perdón que recibimos

de lo que otros han callado.

hay noches en las que algún vestigio
se enciende:

una brasa en la memoria, un grillo
tras la ventana
o una flor
de las que se abren
cuando lo demás ya duerme.

son noches en que la quietud revela
la vida que recibí
sin siquiera la violencia
………………………………..de haberla merecido:

lo sin por qué ni para qué,
……………………………………..el puro existir, el milagro.

Hugo Mujica - Buenos Aires
www.hugomujica.com.ar


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Una cosa que empecé tiempo atrás la rehice ya tres veces y pienso rehacerla una vez más para quedar satisfecho de ella; quizás esto sea como el trabajo de Penélope, pero ello no me abate; yo no escribo por ambición, sino por gusto; encuentro placer y utilidad en esta labor, por eso la hago.
Leon Tolstoi

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César Bisso

Estoy buscando

En el trascolar de las lágrimas,
el amargo eco de palabras rotas,
el blanco pan sobre la mesa,
busco las glicinas de la infancia.

Entre sedientas calles matutinas,
estoicos arcones familiares,
desde la exaltación del silencio
busco aquellos cardos adolescentes.

En el breve espacio del sueño
penetro al día luminoso
sin hora, sin límite, sin olvido.

Y en un charco de melancolía,
la noche me sostiene.

Aún es temprano para hundirme.

Del libro Las trazas del agua

La salvación

Sólo me justifica
el obstinado esfuerzo
de recoger poesía
y amor
entre escombros de vida

hasta que las esferas de mis ojos
se derrumben.

Del libro Las trazas del agua

Valer la pena

……………………………………Tu ausencia es lo que no será
……………………………...........………y así es futuro.
………..........…………….………………Juan Gelman


Cuando era niño esparcía colores a mis asombros.
Un día su muerte apagó todas las fulguras.
Suplicaron buscar a Dios para compensar la pena.
No sabíamos el lugar preciso donde mirar.
Mi madre dijo el cielo. Mi padre señaló el río.
Mi otra hermana propuso hurgar el recuerdo.

Aún persiste la búsqueda. El cielo es impenetrable.
El río no tiene final. La memoria revive algunos colores.
Ignoro dónde estuvo Dios aquel día.
Vale mi pena saber que nadie compensará su ausencia.

…………………………………………………………………………a Graciela Bisso

Del libro De lluvias y regresos

César Bisso - Santa Fe, actualmente reside en la ciudad de Buenos Aires

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También a un gran hombre lo puede exasperar una miserable mosca.
José Martí


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Sebastián H. Slobodjanac

16

Dices, a esta altura,
que no crees.
Y, probablemente,
como cambian las creencias, los saberes,
es probable que a ciegas extiendas tus manos…
Y entonces crees.

17

Qué básico y qué sencillo:
cuando salgo por la vereda
del frente de la vida,
aunque piense
que no hay nadie;
aún así te encuentro en cada horizonte,
en cada desierto
y en todos los árboles.

18

Es púrpura y es salvaje
beberse el infinito
en un solo trago de universo.

29

Hay un ruiseñor
que canta hasta morir
y muere al no cantar.

30

Estamos en el camino
o bien el camino
está en nosotros
y nos trasciende.

31

Mirabas desde lejos,
con la ironía de quien juzga
y se cree todo lo que juzga.
Ven aquí, con nosotros
y tan sólo bailemos
y verás cómo cesan los pensamientos.

32

A luz de nuestros ojos
hicimos una rueda
y su calor nos dio cobijo
y su profundidad nos dio abismos.
Reunámonos, otra vez,
a la luz de nuestros ojos
y no habrá memoria ni olvido.

393

…que no para de llover
y esto sí que es diluvio,
baldazo, tempestad, etcétera,
a cuatro manos,
a cuatro ojos,
a dos nubes casi celestes,
a dos llantos humanos.

Sebastián H. Slobodjanac – San Juan

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No necesito tener la última palabra si puedo tener el último silencio.
Rubén Vedovaldi

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Italo Calvino

La oveja negra

Érase un país donde todos eran ladrones. Por la noche cada uno de los habitantes salía con una ganzúa y una linterna sorda para ir a saquear la casa de un vecino. Al regresar al alba cargado encontraba su casa desvalijada. Y todos vivían en concordia y sin daño porque uno robaba a otro y éste a otro y así sucesivamente, hasta llegar al último que robaba al primero.
En aquel país el comercio sólo se practicaba en forma de embrollo, tanto por parte del que vendía como del que compraba. El gobierno era una asociación creada para delinquir en perjuicio de los súbditos, y por su lado los súbditos sólo pensaban en defraudar al gobierno. La vida transcurría sin tropiezos y no había ni ricos ni pobres.
Pero he aquí que no se sabe cómo apareció en el país un hombre honrado. Por la noche, en lugar de salir con la bolsa y la linterna, se quedaba en casa fumando y leyendo novelas. Llegaban los ladrones, veían la luz encendida y no subían. Esto duró un tiempo; después hubo que darle a entender que si él quería vivir sin hacer nada no era una buena razón para no dejar hacer a los demás. Cada noche que pasaba en casa era una familia que no comía al día siguiente.
Frente a estas razones el hombre honrado no podía oponerse. También él empezó a salir por la noche para regresar al alba; pero no iba a robar. Era honrado, no había nada que hacer. Iba hasta el puente y se quedaba mirando pasar el agua. Volvía a casa y la encontraba saqueada.
En menos de una semana el hombre honrado se encontró sin un céntimo, sin tener qué comer, con la casa vacía.
Pero hasta ahí no había nada que decir porque era culpa suya; lo malo era que de ese modo suyo de proceder nacía un gran desorden.
Porque él se dejaba robar todo y entretanto no robaba a nadie; de modo que había alguien que al regresar al alba encontraba su casa intacta, la casa que él hubiera debido desvalijar.
El hecho es que al cabo de un tiempo los que no eran robados llegaron a ser más ricos que los otros y no quisieron seguir robando. Y por otro lado los que iban a robar a la casa del hombre honrado la encontraban siempre vacía; de modo que se volvían pobres.
Entre tanto, los que se habían vuelto ricos se acostumbraron también a ir al puente por la noche a ver correr el agua. Esto aumentó la confusión, porque hubo muchos otros que se hicieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.
Pero los ricos vieron que, yendo de noche al puente, al cabo de un tiempo se volverían pobres y pensaron: “Paguemos a los pobres para que vayan a robar por nuestra cuenta”.
Se firmaron contratos, se establecieron los salarios, los porcentajes. Naturalmente siempre eran ladrones y trataban de engañarse unos a otros. Pero, como suele suceder, los ricos se hacían cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Había ricos tan ricos que ya no tenían necesidad de robar o de hacer robar para seguir siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque los pobres les robaban. Entonces, pagaron a los más pobres de los pobres para defender de los otros pobres sus propias casas y así fue como instituyeron la Policía y construyeron las cárceles.
De esa manera, pocos años después del advenimiento del hombre honrado ya no se hablaba de robar o de ser robados sino sólo de ricos o de pobres y, sin embargo, todos seguían siendo ladrones.
Honrado sólo había habido aquel fulano y no tardó en morirse de hambre.

Italo Calvino
Cuba, 1923 – Italia, 1985


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Vuestro honor no lo constituirá vuestro origen, sino vuestro fin.
Friedrich Nietzsche

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Guillermo Juan Ibáñez

Elegía de América

América sin más nombre que tu solo nombre
sin más hoy que el que nos dejaron,
crisol de tristeza, fragua de la alegría.

Tierra de los diaguitas, incas, toltecas, mapuches,
pampas, matacos, tehuelches, sioux, chiuanos, kaiapos
no quedan más que memorias de sus lejanos tambores.

“América de los americanos, América de todo el orbe”,
continente donde mezclamos, las sangres y los amores
indios, colonos, conquistadores; hoy somos tu sal y tu siembra.

América de Walt Whitman, Neruda, Vallejo,
Luis Franco, Martí, Javier Heraud.

Suelo de la desnutrición, los caudillos y los esclavos;
horizontes del horizonte, las “nuevas Indias” y “el cabo”.

América conectada con el pasado y oriente,
la de la coca, el peyolt, la chicha y el pescado.

Comarcas del Machu Pichu, del Titicaca y el Ande.

La de la cruz y la espada, de mitos y de leyendas,
de brujos y sacrificios, de “civilización” y de mártires.

América de Tupac Amaru hollada por la tortura
los soles y los quebrantos, la muerte y los centenarios.

Elegía de la esperanza, fénix de razas y llantos,
letanía de tantos hombres, América de antepasados.

América con la ilusión de la ciudad de los Césares,
el oro se lo llevaron y no quedan más que sueños
para escribir este canto.

Poema al hombre auténtico

Admiro al hombre acostumbrado a la soledad de la espera
que no murió como yo a cada desengaño
y al que pudo ver el sol a pesar de su tormenta.

Canto al hombre que no llegó al llanto o rió porque quiso
al que sufrió mi muerte y al que no me conoció nunca.

Le escribo al sensato y al estúpido, a la imagen
que de cada uno de ellos tengo.

Escucho al hombre enceguecido que lleva su verdad en lo oscuro
porque si fuera ciego aportaría mi retina a un lago
que supiera mirar.

Extiendo mi mano hacia cualquiera porque lo deseo
nadie puede impedir que lo haga ni obligarme a hacerlo.

No soy caritativo ni egoísta, bueno o malo,
nada de los que los demás piensan, nada de lo que yo mismo espero.

Soy como soy y quien no me acepte es porque nada sabe,
ni sé lo que todos saben y el buen (mentira) dios,
quiso alguna vez negarme.

Yo espero al hombre empuñando su cansancio hasta vencerse
mezclo lo irreal y lo concreto para despistar
al que no me pudo ver como quería ni yo pude hacerlo.

Escribo al hombre satisfecho de su noche transpirada
y al que por pensar murió dejando a la luz de la intemperie
la idea de que un sol lleno espera su timbre en la mañana.

Le cuento al cascabel de mi terraza
todo lo que después él ha de difundir:
que no soy loco como dicen ni tan cuerdo tampoco
pero llevo en mi lengua la palabra y no puedo pelearme con mi cuerpo.

Si tengo que escupir y lo hago, no hay porqué un hombre protestando
por su saliva en su cara ni un hombre indiferente.

Guillermo Juan Ibáñez - Rosario, provincia de Santa Fe
www.guillermoibaniez.com.ar
www.bibliele.com\interpoe


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El hombre no encuentra su patria sino allí donde no es extranjero y en donde su dignidad humana no sufre…
Felipe Varela

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Gabriela Bruch

reverberación de la luz en el horizonte en llamas
animalito acorralado por el desamor
tiemblan las alitas, las patas corroen la tierra
se alza la mirada como un gigante
así somos, sí,
nos reconocemos en el acto
sin embargo, estamos diseminados en un mundo paralelo
diseminados
solos en un conjunto atroz de marginetas
el alma del alma no conoce de palabras
ya no escribas más, no escribas, hacé canciones
gritale al viento, amamantá a una loba
ya no escribas, por favor, no escribas

* * *

Mi camisa de trabajo
es mi camisa de fuerza.
Esa, que me ata a la vida
como una serpiente
condenada sólo a decirle
boludeces a Eva en su oído
izquierdo
y que no recuerda la falta
de manos
…………….(la caricia)
el eterno reptar
el zigzagueo oculto
el ratón en la garganta
el hilo delgado
….que separa
…………..la extrema desnudez
..de mi camisa de trabajo
…………….MI CAMISA DE FUERZA

Gabriela Bruch – Buenos Aires
www.laiguanarevistadepoesia.blogspot.com
www.poemasdegabrielabruch.blogspot.com

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Como no echo raíces en ninguna parte, la vida me ha enseñado a llevar siempre el corazón liviano.
El carnaval del diablo, de Juan Oscar Ponferrada


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Jaime Icho Kozak

Desde el espejo

El que me mira desde el espejo,
es mi medida.

A veces,
parece el cadáver que será.

A veces,
resucita.

Del libro Artificios, Editorial Grupo Cero, Colección Poesía y Psicoanálisis, 1993.

Una nube contra la soledad

Quise construir
una ilusión,
un futuro contra el tiempo.

En ese gesto,
alejarme de lo que ya no existe:
oscuros sentimientos de libertad.

Dejé atrás la mirada en que nací,
ese amor que me permitió creer
y amplió el horizonte.

Desde entonces, el nombre
fue mi nombre
y mi nombre,
su recuerdo.

Del libro Jugar con ella, Editorial Grupo Cero, 2006.

Un gesto cualquiera

Consideraba los pro y los contra
en un gesto cualquiera.
Inesperado,
azaroso,
temporal.

Mis antepasados
volvían por sus fueros
y principios tenían
que recordaban historias
de todas las edades.

Monedas exóticas,
circulantes,
orientales y soleadas.

Ramajes del oficio
en árbol genealógico,
vestían percales y brocatos.

Los gestos ocurrían
en ocasiones especiales:
cuando gemía
la voz del viento,
despertando lustros,
sin señalar ni olvidar
ninguna debilidad.

Del libro Jugar con ella, Editorial Grupo Cero, 2006.

Ciego combatiente

Luchaba.

No entendía
en qué dirección.

Si contra molinos
o el agua que los mueve.

Ciego combatiente,
sólo quería ser normal.

Del libro Jugar con ella, Editorial Grupo Cero, 2006.

Jaime Icho Kozak – Madrid, España

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Nuestra envidia dura siempre más que la dicha de aquéllos que envidiamos.
François de la Rochefoucauld


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Julio Bepré

Nadie intenta

La duda hoy se aloja con un inicuo rito, y después se distiende en un año convulso.
¿Dónde se fue la verdad completa de los antiguos días, dónde puede hallarse aquella certeza que tenían los ojos, esa ocasión que aquel tiempo imponía?
Si descubro hechos nuevos, pronto advierto cercana una premura.
Y todo se desnuda ante el paso menguado en la distancia.
No existe ya ningún labio sellado, y la palabra se interna por la vida y busca con afán un espacio sin el peso que esconde todo equívoco.
Nadie intenta negar la razón de un exilio.

Sombras

Con un crujido inmenso en la sombra nocturna
el instante se hacía irresuelto en sí mismo.

Los ojos algo abiertos al pavor se ofrecían
y él ansiaba una luz abrumado en su miedo.

Pero al fin la mañana se anegaba de sol
y en esa hora nueva el infantil insomnio

era un temor resuelto.

Continúa hasta hoy

¿Continúa hasta hoy el aviso tardío?
¿Imprevisto señala aquel suceso cuando
la realidad se rehace en el instante porque
acomete al costado la tibieza hecha mano
y en los ojos se aquieta un pudor inconcluso?
Al hablar tus palabras demoran cada día
y hacia otra tierra llevan y el instante es un siglo.
Adviertes sólo ahora las fases de la luna
y algún signo descifras en el vuelo de un pájaro.
Pronuncia las palabras más libres que poseas
y azórate de pronto frente a tanto prodigio
porque ya no estás solo y todavía esperas.

Estos poemas pertenecen a libros inéditos.

Julio Bepré – Avellaneda, provincia de Buenos Aires

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No se convierte en verdad un error porque sea continuamente propagado como tampoco la verdad se vuelve error porque nadie la vea.
Mahatma Gandhi


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David Slodky

Día de Reyes

Al comienzo, remoloneó un poco. De golpe recordó qué día era y de un salto estuvo de pie. ¡Allí estaba! El sulkyciclo que había pedido, con su caballito enjaezado, con su chicote enhiesto, con sus crines de algodón y sus ojitos negros y cristalinos, con sus patitas al paso… ¡Por Dios! Corrió a besar a sus padres, que lo miraban sonrientes mientras tomaban mate bajo la parra: “Ah, ínguele, kléinele, bíscele…”, escuchó el pequeño mientras azuzaba al caballito con su chicote y el sulky se ponía en movimiento por el patio enmacetado, guiado por las expertas riendas del jinete.
Casi sin lavarse, salió a la vereda. Ya toda la chiquillada estaba allí, mostrándose sus regalos; uno se había quedado despierto toda la noche y los había visto a los Reyes cuando entraban por la ventana, montados sus camellos en un rayo de luna; a otro le habían comido todo el pastito que les había dejado, pero no habían tomado casi el agua: se veía que no tenían mucha sed, seguramente porque traían agua en las jorobas.
El pequeño niño judío experimentaba -como sus amiguitos católicos- la felicidad del despertarse con el regalo pedido, pero se sentía más grande que los chicos del barrio: él sabía quienes eran en verdad los Reyes Magos. Sus padres le habían explicado la leyenda, y le habían pedido expresamente que no se la contara a sus amiguitos, que los dejara seguir creyendo y fantaseando.
Pedaleaba a todo galope en su sulky, esquivaba a los que jugaban con la pelota de cuero, a los que corrían con sus autitos de Turismo de Carretera, a los que desenfundaban los revólveres que pendían de sus cartucheras, a los que respondían las preguntas del Cerebro Mágico, a los que se trenzaban en el juego de la Lotería, de los Bonetes Mágicos, del Ludo, de la Troya con sus trompos, a los que concursaban con sus baleros, a los que corrían con sus bicicletitas con ruedas traseras laterales.
De golpe, sus azules ojos lo vieron: con el banquito en la axila, con el cajoncito de lustrar colgando de sus dedos, con sus ojos renegridos y tristones, el chiquilín rotoso y sucio los miraba. “Shta…”, le dijo a su caballito, tirando de las riendas. Dejó el chicote en el chicotero, y se apeó de su vehículo. Se acercó al lustrín. “¿Y a vos, qué te trajeron los Reyes?”. “Nada”, dijo el morenito, bajando los ojos. “¿Cómo te llamás vos?” preguntó a quemarropa el pequeño niño judío. “Marcelo Mamaní”. “¡Ah, eras vos! Los Reyes se perdieron y no encontraron tu casa y te dejaron los regalos en la mía, con tu nombre, dejándome encargado que yo te tratara de ubicar. ¡Pero cómo iba a saber yo cómo ubicarte, si ni ellos pudieron! Ya te los traigo” y corriendo entró a su casa para salir enseguida con su pelota de cuero, el autito del aguilucho, y dos libritos de pinturas. “Perdoná, la pelota está un poquito sucia, pero no pude resistir las ganas de jugar un ratito; el autito tiene unos raspones, pero es que al comienzo no había visto que era para vos, y salí a jugar carreras con los chicos del barrio; y los libritos tienen algunas páginas pintadas, porque ¡me dieron unas ganas! Pero quedaron todas estas otras limpitas, ves? Bueno, otra vez avisáles bien cómo encontrar tu casa”. La carita del lustrín resplandeció. Acomodó como pudo su cajoncito de lustrar y su pelota y su autito y sus libros, y se fue caminando, mirando de vez en cuando para atrás. El pequeño niño judío lo miró alejarse, volviendo cabizbajo a su sulkyciclo. Un raro sentimiento, que nunca antes había experimentado, le oprimía el pecho. Muchos años después, supo que eso era una rara mezcla de angustia y de felicidad. Pero lo que nunca supo, fue que en ese mismo momento Alguien lo miraba sonriente, mientras repetía “Ah, ínguele, kléinele, bíscele…”

David Slodky - Salta

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El mejor servicio que podemos prestar a los afligidos no es quitarles la carga, sino infundirles la necesaria energía para sobrellevarla.
Phillips Brooks


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Juan Antonio Borges

Mi latido
Atraviesa la noche
………………………………...Y se acribilla
En su suerte
Pero no es temor
Es saberme
………………………………Prisionero del naufragio
La noche
Calma la avidez de los fugitivos
Y te abraza para partirte en dos
No le impresionan tus alas
En caso de que las tengas
…………………………………………….En días como estos
No es tan fácil.

* * *

Mientras me incendio en vos
………………………………………………..…Te pido alas
Sacrificio mortal de tenerte
Y atravesarte
………………………..Con mis espadas
En nuestras medianoches
Saberte mía
El cielo relampagueante
…………………………………………….Mirándonos
Pero abrimos mares
Con nuestros gritos
……………………………………Embestimos sirenas
Somos guerra / paz / lamento
Porque nuestro cuerpo es el que canta.

* * *

Sólo la rabia

Larga noche
Oscura / ciega
Perros envenenados de odio
Enroscándose en bolsas de basura
Bailes salvajes
……………………Sólo la rabia puede sostener
A un ángel atormentado
……………………..Sólo la rabia hace sangrar
Al demonio
Que con su lengua homicida
Todo lo traga
La rabia permanente
Del desesperado
Que mira sin mirar
Y no habla
………………….Sólo sabe callar

Juan Antonio Borges - Malvinas Argentinas, norte del Gran Buenos Aires.
www.nocheroja.blogspot.com

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Estoy cansado de llevarme puesto.
Osvaldo Soriano

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Stella Maris Taboro

Quiero

Quiero
el milagro de permanecer
con mis palabras
germinando desde las cenizas
que reemplazarán mi cuerpo.
Quiero
que las horas que bebí
en esta vida
traspasen el tiempo y el olvido
y florezcan en los versos que escribí.
Quiero
volver en los poemas
que ensancharon mi alma y la elevaron.
Quiero
que mi canción a la vida
elogiada desde mis acciones
perdure en mis herederos.
Quiero
que mis pasos y mis huellas
en celeste coro, floten en el aire
que respiran los que amo.

Grieta

Grieta rocosa
en fuga,
encrucijada herida
que el agua abrió.

Serena, callada
olvidó su mudez
en una niebla densa.

Reveló su pasado:
sendero delgado
hacia el abismo,
fue ensanchándose,
profundizándose,
………………tajo profundo,
………………hendidura irregular,
………………………………………..sablazo que parió
………………………………………………….una cascada
………………………………………………………….con su voz de clarín
……………………………………………………………haciendo eco, más allá
…………………………………………………………………del espacio líquido celeste.

Del libro Pétalos en el Viento

Stella Maris Taboro - San Jorge, provincia de Santa Fe
www.arteletras.com.ar


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Tal vez la virtud más clara del conocer está en advertir su propia limitación, digo, en mostrar la magnitud de nuestra ignorancia.
Luis Franco


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José Luis Planas Osorio

Perplejidades

Aquel anciano que partió en lomo de buey hacia el Norte
Y al cruzar la Gran Muralla, un guardia le pidió que escriba algo,
Y nos legó un sabio libro.
El que sabía y no hablaba y vino del oeste.
El que, debajo de una higuera, sin buscar, encontró.
El que dijo: no la toquen hasta que vuelva, y no regresó jamás.
Uno que sabía de todo, y nos dejó una sonrisa inigualable.
El que pintó la Capilla, ya anciano.
Quien componía ya a los cuatro años, y un réquiem para sí mismo.
Aquél que, sordo, compuso la mayoría de su obra.
Éste, que con sus grabados nos mostró el Cielo y el Infierno.
El que los describió.
Quien sintió el fervor de su ciudad en el alma, y murió lejos de ella.
El que nos dejó sus escritos en valijas, pensiones y mesas de café,
Y el que los recopiló y publicó.
La que entregó su vida por una pasión.
Aquel león herbívoro que se llevó la música en sus oídos.
Uno que ojalá por lo menos nos lleve a la muerte.
Aquel que construye sin destruir,
Ama sin odiar, y sufre sin hablar.
Aquella alma antigua que encontré en mi camino.
El que un dibujo me regaló.
Quien supo irse de una sola vez.
Estos cinco, y quien el Cielo me obsequiara.
Un dióscuro que no deja de sorprenderme.
Un ser que todo lo sabe,
Y calla.
Todos ellos forman parte de las perplejidades cotidianas
Y tejen el hilo de mi vida absorta.

.........................18 de Febrero de 2006

He comenzado…

He comenzado a fatigar tus calles
Nuevamente pueblo asolado.
Con paso cansino recorro tu
Geografía larga y serpenteante,
en la cual los verdugos de ayer
señalaron, inquisidoramente,
rotularon, etiquetaron,
discriminaron, condenaron,
a cuasi-niños, a jóvenes, a viejos, a
hombres y mujeres,
que no pensaban como el poder
uniformado de turno.
Esbirros de los poderosos,
Soplones de los mandamás,
Lacayos del latrocinio, la tortura y la muerte
De la soberbia hecha poder.
Nunca dieron la cara,
No tuvieron el coraje,
Urdían sus sucias labores en la impunidad
Del poder omnímodo y en la oscuridad
De sus guaridas planearon
Los dolores y sus saqueos,
la buena fortuna, sus valijas llenas
y su impunidad.
Varios caminan todavía las polvorientas
Calles de aquel Páramo
Rebelde y hasta reparten invitaciones
Con auspicios oficiales.
Por sus caminos hay mucha sangre,
Por sus manos mucha muerte.
No lo olvidaremos nunca.

José Luis Planas Osorio - Cruz del Eje, provincia de Córdoba
http://www.revistadigitalmacedonio.blogspot.com/


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Las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan sólo deseos.
Proverbio chino

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Elisabet Amelia Cincotta

Tarde IV

Entre tanto bordear adioses
confunde la vida y la muerte
mientras camina
por el oriente sin saber
que el norte ya está cerca

de tanto zurcir momentos
entre apuros
llorar misterios y mentiras
no ve que el sol ilumina su rostro
y que el día le depara sensaciones

tarde la sombra perpetua la desorienta
………………………………………………………..no hay retorno

En vos

encontrarme en vos
en tu mirada bajo la piel
en la hosquedad del abrazo
transfigurar el tiempo en la palabra

permanecer en vos
sentada a la orilla del pensamiento
murmurante silencio
que encierra más que una vida

sobrellevarme en vos
con la pesada carga
de la arena que cae marcando
el próximo final de la estadía

refugiarme en vos
para que no duela
la pérdida……. ni la noche
me siembre de sombras
…………….y tus manos me guíen
…………….hacia los olivares del recuerdo

Dolor II

Y este dolor de niño
orfandad de tiempo que se va
no ser más que trozos de pasado
misterio cruel que se cierne

esta pérdida de pensamientos
en la oscuridad de alguna senda
silencio lúgubre
aurora incierta

temor a no ser más que nada
a representar menos que todo
ocultar la franja del recuerdo
en el olvido

desaparecer-ir-venir-sin una lágrima
vivir-morir-desgarrar la carne
no ser memoria en ninguna boca
ni cuerpo en ningún cadáver

no haber estado/no estar
-el sin sentido-
para qué haber existido
en todo ese lenguaje

Estos poemas pertenecen al libro Bordando la Despedida

Elisabet Amelia Cincotta – Buenos Aires
http://misretazosenpoemas.blogspot.com

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Esta historia es verdadera puesto que la he imaginado de principio a fin.
Boris Vian

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