-Argentina-México-
………………Desconfía
del que ama: tiene hambre,
……………………………….no
quiere más que devorar.
…….…………………Busca
la compañía de los hartos.
………………………………………….Ésos
son los que dan.
…………………………………………….Rosario Castellanos
Amaré a esa mujer por la impureza
que descubren sus pájaros salvajes
por los desordenados colores
que ella trae a este mundo, blanco y negro.
Su poesía corrige mis lugares comunes
me pone en evidencia a cada línea.
Apenas la conozco después de tantos siglos
de lavarnos la frente y de juntar las manos:
aquel rigor de látigo obediente que penetró
la carne y dio nombre al pecado y a la culpa.
Los custodios que nombro son piedras
de los templos, la quiebra de los justos.
Ella enseña otra historia, intraducible aún
a esa mitad que un día creyó saberla entera.
Y no hay resurrección ni costumbre que pueda
una vez que vio el fondo de las sombras opuestas.
La salvación no quiero, ese chantaje,
quiero sólo la vida de esa mujer que parte
las mitades que faltan del silencio.
La amaré con justeza de asombro milenario
de misterio reciente, poco a poco,
su libertad y la mía descubiertas
para que sea ella, y yo sea yo.
Nasusa
En abril no hay batalla que
conmemore nada
entre nosotros. Desde Roma
hasta el golpe
de tu piel, en abril hay mis
ojos acaso en el incierto rumiar de nuevos días.
El agua y el bocado donde
flota mi sombra.
El azar es salvaje, sólo vive
una vez,
no tiene historia, por eso es
que podemos vencerlo cuando llega.
Escribo este poema adentro de
tu pelo,
debajo de tus cielos,
se lo dicto al oído de este
día sin fecha
para espantar los ruidos que
me nombran
desde una luz muy tenue.
A este abril han llegado
mordiendo los alambres
los pájaros brutales de
nuestra sequedad,
respiran de tu aire y de mi
aire
su libertad, su asombro.
Y digo un poco más sobre el
fugaz silencio
necesario, que ha dispuesto
volar
enredado en tus dedos,
sin manos que se endeuden de
crueldades.
Ahora no hay nada más que vos
y yo y aquí
y el hilo de la historia
sacudiendo las puertas
de mi cuerpo.
Esa casa vacía donde quedaron
piedras
que arrojaron en ella otras
mareas
haciendo resonancia en sus
paredes.
Con tus ruidos defiendo la
frente de las rocas
la porfiada pasión que no
entrega sus armas.
La bandera de paz cayó a
nuestros tobillos.
La humedad es tan brillante,
el misterio comienza por tu
nuca.
Temblorosos y dignos
encontramos diciéndonos más
cosas.
Dándole a las campanas de las
viejas palabras,
las rebeldes, para que abran
sus piernas.
Al fondo del dolor la dicha
hará una mueca
nos abrirá los brazos.
El tiempo que nos quede
sufrirá escalofríos.
Poemas inéditos
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Si quieres ir rápido, anda solo. Si quieres llegar lejos,
anda acompañado.
Proverbio africano
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