jueves, 3 de septiembre de 2020

Editorial


con voz propia nº 103

Revista literaria 

Septiembre 2020

Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner

Publicación creada en noviembre de 2006
Distribución y publicación gratuitas
ISSN 2314-0275





En vez de criticarnos, seamos cálidos y comprensivos con nosotros mismos cuando estamos sufriendo, cuando sentimos que hemos fallado o cuando nos sentimos incompetentes.
Kristin Neff




Cuando callas también hablas de ti mismo

Cuando callas un secreto, conozco tu fidelidad de amigo.
Cuando callas tu propio dolor, conozco tu fortaleza.
Cuando callas ante el dolor ajeno, conozco tu impotencia y tu respeto.
Cuando callas ante la injusticia, conozco tu miedo y tu complicidad.
Cuando callas ante lo imposible, conozco tu madurez y tu dominio.
Cuando callas ante la estupidez ajena, conozco tu sabiduría.
Cuando callas ante los fuertes y poderosos, conozco tu temor y cobardía.
Cuando callas ante lo que ignoras, conozco tu prudencia.
Cuando callas tus propios méritos, conozco tu humildad y grandeza.
El Silencio es el tiempo donde el sabio medita,
la cárcel de la que huye el necio,
y el refugio donde se esconden los cobardes.
Siembra para ser tú mismo…

George Eliot, seudónimo de Mary Ann Evans
Inglaterra, 1819–1880 





Cuando te des cuenta de que todo lo que le haces a otro te lo haces a ti mismo, habrás comprendido la Gran Verdad.
Lao-Tsé



Revista literaria con voz propia
ISSN 2314-0275
Propietaria: Analía Pascaner
San Fernando del Valle de Catamarca
Catamarca – Argentina
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor.
Analía Pascaner



Aquél que quiere cantar siempre encuentra una canción.
Proverbio sueco


Autores publicados

¿Cómo puedo honrar el susurro de mi corazón antes de que se convierta en un grito?
La pregunta del día, en Internet

con voz propia nº 103 – revista literaria
Septiembre 2020
Autores publicados en esta edición: 


Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia:
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor.
Analía Pascaner

Revista literaria con voz propia
Publicación y distribución gratuitas
ISSN 2314-0275
Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner

Haidé Daiban

Estar en casa (cuarentena)

Late distinto
   este corazón incierto,
esta mirada perdida
en medio del caos,
estas manos
que tientan abrazos
en el aire contaminado,
estos gestos
que envían mensajes
siempre a distancia,
   saludos alados.

Y la casa solitaria
abrirá las puertas
y los brazos
    hallarán refugio
en otros brazos,
y la memoria sellará
    su imagen
de lo vivido y llorado,
y crecerá el futuro
    con el nuevo paso
y el desierto
    creará oasis,
y el mundo todo
con su nuevo rostro
correrá al encuentro
de nuevas alboradas,
    de soles olvidados.  

                                   2020, Abril


Buenos Aires no olvida

Un clavel sobre el piano
Representa tu vida,
Y recuerda tus manos
Sobre blancas y negras
El compás vibra ufano
En el aire dormido
Y predice campanas
Repicando en los barrios.

Y el clavel   no marchita
Porque habla de gloria
Sobre toda injusticia,
Sobre toda desdicha.
Es que hoy tu presencia
Es un vuelo de alondra
Que planea en mensajes
Alegrando los días

A ese Osvaldo y su piano,
Buenos Aires, no olvida.


Último poema está dedicado a Osvaldo Pugliese. Editado en el último libro de Tangos, de la autora.
Haidé Daiban
Buenos Aires, Argentina


¡Ah, la felicidad depende de cosas tan pequeñas…!
Oscar Wilde

Marta Zabaleta

Para nombrarte

Una lluvia de colores riega el día
cada pedazo desprendido de mi vida
un ojo una mano una esperanza una batalla.
Una dulce cadencia de mi historia.
Una amapola.

Espera afuera. Quiero estar sola.

Epping, 24 de enero de 2004


Silencio

Tirana
mi sombra
hondura del silencio
paseé, mis huesos cubiertos
de ojos con tus versos.

Línea de manzanar
dialogo sola:
en la costa la espuma
se esfuma, sorda.
2004


Capricho fragmentado

La noche es un pensamiento solitario
la vida una risa con estrépitos
el amor fantasía pronto olvidada
como la envidia rauda y cantarina
la muerte una verdad tardía:

un caracol con patas
una cigüeña vacía
una vaca gatuna
el sol sin cielo y con estrellas
ese beso por tu boca demorado.

23-12-2003


Adiós Nonino

Abandonar la vida
es una tarea solitaria
Por eso, nunca le pedí
que fuéramos amantes: 

sólo hubiera querido
entonces 
que mis besos
tocaran 
con sus labios
ese silencio.

Y en sus poemas
dejar, cual en calvario
grabado en estaciones,  
el sabor del deseo.
                                         4-2-07


Marta Zabaleta
Nació en Santa Fe, Argentina. Reside en Londres, Inglaterra


Nada pesa tanto como el corazón cuando está cansado.
Juan Zorrilla de San Martín

José Antonio Cedrón

La grande bellezza

A veces miro lejos y alcanzo a ver.
Pero pasa. Y camino.
Vi a mujeres
dormirse en mis almohadas,
los labios en un beso, las pestañas pintadas.
Después llegaba el aire. Yo fumaba.
Y se iba descalza, borrada por el humo.
Puedo estar solo, casi, siempre casi.
Mis amigos predican, hablan, se disuelven
en sus lazos de sangre, sus cuentos de palacio.
Bebemos y mentimos sin razón ni saber,
cuando brindamos.
Me siento igual. Como si supiera que pronto
lo perderemos todo.
Es grande la terraza.
Lo que se ve es el tiempo, que no ve,
vemos nosotros:
un ladrón descuidado, el borracho expulsado,
el caer de una lágrima en el piso.
Pronto no quedará huella.
Y me dicen que escriba. ¿Escribir qué?
Si el que me mira lo hace entre comillas.
A veces cruza un barco en la pantalla
seguido por la luna.
Pero pasa y camino. Yo sigo caminando
cuando todos se han ido. 


De la vida de los espejos

Los espejos sirven para afeitarse, peinarse,
maquillarse, ponerse la corbata,
pintarse las pestañas, despintarse,
jugar a ser no ser…
Los espejos no tienen cultura ni vergüenza,
ni se hacen responsables
del tiempo y la cultura de quien se mira en ellos.
Su función es servil, su inocencia es perpetua.
Y aceptan confesiones, gemidos, llantos, injurias,
raspaduras, traiciones,
sin queja ni dolor.
Los espejos no están obligados a detener el tiempo
ni a revelar pasados ni presencias
de los fieles o infieles.
Tampoco a ser citados como testigos de cargo
o de descargo de acusación posible en ningún juicio.
Bajo ningún pretexto pueden ser desmentidos
ni hacerlos responsables de valoración
en circunstancia alguna
por parte del mirado.
A veces los espejos ven mucho más aquél,
pero no lo revelan, a nadie, nunca, nada.
Porque nacen del agua y son inalterables a la luz,
a la sombra, al frío y al calor,
a la crueldad y al odio, a la bondad,
los espejos pueden resistirlo todo
sin que se les derrame una lágrima de plata.
Sólo el tiempo o la noche desnuda los disfraces
de sus imitadores.


José Antonio Cedrón
Argentina


Y así vamos adelante, botes contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado.
Francis Scott Fitzgerald

Damián Andreñuk

Abrazos y trompadas

Mi único privilegio
es que no encajo en el gentío.
A nadie debo explicación
de este dolor de mi sonrisa.

Gula, bienes, caprichos.
Se ha vuelto agria
la manzana del deseo.
Violencia y egoísmo y desconcierto
dominan este mundo de mentiras.

No me invade ningún odio
con sus nubes tenebrosas.
Solamente estoy exhausto
de luchar contra lo que lastima.

He caído bajo el hacha de mis propios temores.
Una voz bella y femenina se me adentra en la conciencia.
¡Son tan voraces las hienas del resentimiento!
¡Son momentos tan hermosos cuando olvido mi nombre!

Contra el engaño omnipresente de psicópatas.
Contra los muchos vértigos de lo real.
Contra la cueva con murciélagos desorientados
    que hay muy dentro de mí mismo
me acerco a las alturas de mi despertar
dando abrazos y trompadas.


Ideas inconexas

Mi corazón ha enloquecido
de palpar el desengaño.
Mi esqueleto se ha llenado de amargura.
Mi inteligencia más inútil
me ha expulsado a las afueras de la vida.

La niñez es un espacio de sacralidad.
La confianza es un diamante inestimable.
La angustia es un revólver que me apunta.

Un lobo aúlla por las horas que se mueren.
Se oye un estruendo de imperios en derrota.

¿Qué han hecho de mi mágica inocencia
    el desencanto y el exilio y el dolor?
¿Por qué mi grave realidad castiga mi esperanza
       y la arroja a que se pudra ante mis ojos?

Tiene árboles frutales y aroma a mujer
                                    el más genuino paraíso.
Se me ha caído la felicidad en un peñasco
y ver el mundo como es me impide rescatarla.

Voy galopando sin control en la locura.

Con amor todo es brillante
   y repleto de pájaros
  y mariposas en delirio.


Damián Andreñuk
La Plata, Buenos Aires, Argentina


Vivimos mientras nos renovamos.
Henry Frédéric Amiel

Roberto Romeo Di Vita

Las Troyanas

Tras la destrucción de Troya con el ardid de un muñeco infernal, la guerra, la guerra siempre presente como un juego, demostración omnipotente de los poderosos.
Los mares infectados de naves guerreras, los cielos manchados de azufre y fuego, la tierra marchitada por la sangre vertida, el aire con pavor del veneno y en el viento.
El acero que hiere la carne, la lanza que perfora los pechos, la piedra que mata, el talud que aplasta, hombres muertos en los combates, niños despojados de alimento materno, el fuego, el fuego que todo lo arrasa.
Un caballo siniestro, un caballo enorme, ardid de la mentira y de la destrucción.
La invasión, el territorio arrasado por los vencedores, la venganza clava su triunfo sobre los débiles.
Helena de Esparta y de Troya es el pretexto universal para la perversión de los poderosos.
Cualquier motivo sirve para la guerra. Nunca han sido fáciles los tiempos de paz.
Helena será María, Susana, Patricia, la raptada por la pasión. Helena posesión de toda costumbre.
Helena portará todas las culpas de la humanidad.
Helena de Troya vencida, Eva de la tierra humillada, posesión del tiempo y del poder.
Porque el poder, acostumbrado a ganar, mata, saquea, tortura, impone y manda.
Bombardea desde las alturas. Sus pegasos alados, siembran la tierra de desolación y asesinatos.
En Esparta, en Las Troyas de todos los tiempos y confines, derrotas de aceros y de azufres.


Roberto Romeo Di Vita
Buenos Aires, Argentina


El hombre es el único ser sensible que se destruye a sí mismo en estado de libertad.
Jacques H. Bernardin de Saint-Pierre

Catalina Zentner Levin

Aprender a estar sola

Es iniciar caminos de contrastes,
con luz intermitente y algoritmos,
es revisar el libro de pendientes
y actualizar la agenda de suspiros.

Es darse cara a cara con el cielo
y no sentir que el aire se adelgaza,
es respirar el alba, agua de luna,
que lava y purifica y estremece.

Es beber con fruición vino y silencio,
denunciar golondrinas y torcazas,
ahuyentar los espectros y enterarse
que el fruto de la gloria es sólo un sueño.

Sentarse en la escollera del recuerdo,
ver como el viento juega con la arena,
mirarse sin pudores ni recelos,
sumergirse y flotar al mismo tiempo.

Aprender a estar sola es disolverse
en virginal misterio del comienzo,
es saber que la noche es el refugio
murciélago acechante, y no temerle.

Soplar un clarinete imaginario,
degustar el brebaje que apacigua,
el libro que acompaña, unas manzanas,
y afrontar cada lance con las sombras
sin darse a conocer bajo la máscara.


Soneto al desamor y desmemoria

Permíteme aflojar las ligaduras
que sujetan indócil desmemoria
retazos del ayer, trozos de historia
que sumaron delicia y desventura.

No seré yo la sombra que persiga
fantasmas recurrentes o evasivos
del corazón. Salvajes y cautivos
sueños de un desamor que me fustiga.

Se cerró nuestro libro, sólo queda
el saldo en equilibrio sin sobrante,
bien marcado el sendero al caminante.

Un adiós despojado que no exceda
la cuota de emoción determinante
y una estrella implacable en el levante.


Poemas tomados de Revista Literarte Nº 96 (junio 2017) y Nº 99 (septiembre 2017)
Catalina Zentner Levin
Nació en Corrientes, Argentina. Actualmente reside en Israel


Sal del círculo del tiempo para entrar en el círculo del amor.
Rumi 

Áurea López Quiles

Noche en Petra

En la inmensidad del desierto de arena rosada
el oasis de una noche se llevó
antiguos besos dolorosamente irresolutos
en los acogedores brazos de mi amigo beduino.
Sabiendo que el principio y el final eran lo mismo
nos amamos
sin otros laberintos que los de nuestros cuerpos.
Renacimiento al amor en el país que recorre el Jordán
y en el que un mar se llama Muerto.
Como muertas están aquellas otras caricias
que en otro país y en otro tiempo llamaba a gritos
y a las que tú también llamabas.
Ni las tuyas ni las mías acudieron
presas del miedo.


Tu beso

Los versos que suenan con abrazos
en estrofas se ven entrelazados
en labor de suspiros y requiebros
en susurros atentos
desperezan al sueño.

Con el atrevimiento de las manos
en el fragor las líneas amorosas
como un eco repite mi memoria
los versos de tu recuerdo el eco
y es todo sólo por tu beso.


Flores de sal

Recogíamos flores para un ramo por las salinas
en el comienzo de la tarde ese verano.
Con riesgo de una multa,
especies protegidas en las manos
tras años olvidadas, pisoteadas, desconocidas.
Nuestras brazadas por aquel mar silvestre
las iban descubriendo precoces y termófilas,
en inflorescencias,
asilvestradas y autóctonas,
de corolas espléndidas:
rojo, azul, malva, naranja, fucsia,
amarillas, rosas,
negras de sol…
Dialipétalas y de terciopelo,
de plumas blancas e indehiscentes,
frágiles, fuertes,
frugales, duraderas,
xerófilas y diminutas en un manto.
Las rozamos con los pies en la laguna rosa,
ellas blancas de sal,
submarinas,
una ilusión a nuestros ojos,
no las pudimos llevar con nosotros
sino apenas pixeladas,
en nuestros sentidos impregnadas.


Áurea López Quiles
Alicante, España


Tal vez amar es aprender 
a caminar por este mundo.
Octavio Paz 

César Crippa

S A M P A C H O

Quiero hoy cantarle
a mi Sampacho de antes
De los tiempos aquellos
que en el tiempo perdí
cuando relucían en sus campos
los dorados trigales…
Era el cielo azul
y susurraba en los alambres
el cántico de abril

Quiero cantarle a sus calles anchas
donde el sulki* tronaba
su presuntuoso trajín…
A los tendales de ropas lavadas
batiéndoles al viento
un semblante pastoril

Cantarle a mi bosquecito de chañares
¡adormilado al arrullo de las torcazas!
que en las agónicas tardes
cuando el sol desfallecía
se incendiaba con la poesía  
de un crepúsculo en brasas

Quiero repararme en aquel añoso tapial
y entibiarme con el solcito mañanero…
¡Ponerle alas a mis sueños y volar
como cuando supe enarbolar
esta bandera 
de hombre y de jilguero

Ascender por la cuesta de la lomita
y extasiarme ante el imponente molino
Hundirme bajo la sombra del sauce llorón
y llorar de la emoción…
¡O también reír
por este, mi irónico destino!

¡SAMPACHO, a veces tu viento antiguo
me trae un fuerte olor a trigo…!
Y desempolvando distancias
me ubico en el perímetro de tus estancias* 
tan solo, ¡Para rescatarme como niño!


César Crippa
Nueva York, USA


Contemplar la tierra, empaparse de su sentido. Ella nos nutre no sólo de pan y de vino, sino de sentimientos, de ideas y de creencias.
Anatole France

Karina Raponi

Leer poesía

Es un ejercicio
de placer y cuidado
entreverarse en las líneas
que escriben los poetas.
Indagar por el trozo de espíritu
que ellos logran auscultar
y como en partos múltiples,
recibir los granos de alquimia
entre los yuyos
de un paisaje.


Riendo

Nos desbordó la risa
y dolían los cachetes.
Se cayeron una tras otra
las soledades
que habíamos amurallado.
Los segundos se chocaron
como castañuelas.
La cena que compartimos
fue una mesa
graciosa, elástica,
plagada de condimentos
destartalados.


En la línea

Paso por debajo de un poema
como si pasara el escobillón
debajo de la cama.

Ando por encima
de nuestras vidas,
porque necesitamos
que nuestros corazones
despeguen del suelo
como los renos de Santa Claus.


Poemas del libro de la autora: Elemento: Juego, 2018
Karina Raponi 
Nació en Merlo, Buenos Aires. Reside en San Isidro, Buenos Aires, Argentina


Hay una especie de vergüenza en ser feliz a la vista de ciertas miserias.
Jean de la Bruyère

Juan Manuel Aragón

Los centauros también

Hay cuestiones, motivo de estudio entre los muchachos que se juntan a tomar cerveza en un bar de la costanera. Si los animales tienen alma cuánto de inmenso deberían ser el Cielo, el Infierno y un hipotético Purgatorio para albergar a los trillones de ánimas de trillones de moscas y mosquitos que hubo en el mundo desde el Génesis hasta ahora. O si habrá, como sostenía Atahualpa, un cielo pal buen caballo, otro pal mal caballo, otro para el pashuco, para el nochero, para el del galope corto y el aliento largo que subió a los Andes y se fue al Perú.
No son animales solamente los que ladran, maúllan, relinchan o rebuznan sino también todo bicho que camina, las vacas, los dorados, los sábalos y los pichis. Y también los tigres y los leones, las hienas (Dios nos libre) y las jirafas junto a rinocerontes, cocodrilos e hipopótamos. Además de piojos, pulgas y garrapatas para los cuales también habría que reclamar un Edén similar al cristiano, con la felicidad de pasarse eternamente mirando la perfección de Dios. Oiga, ¿no será medio mucho? Porque la felicidad de un piojo es vivir en la cabeza de un niño, no mirar la perfección de ningún dios, por más uno y trino que fuere. O fuese.
Otra cuestión que se discute en el bar que le digo es saber si es cierto que el derecho de uno termina donde empieza el de los demás, como sostienen los seguidores de Francisco Quesnay, Juan Santiago Rouseau y Francisco María Arouet, conocido como Voltaire, y otros más de esa misma runfla. Quienes tienen una mente esquemática, reclaman que sí, pero los otros retrucan sosteniendo que entonces sería una cuestión de nunca acabar en la China, porque allí donde termina el derecho de uno empieza el del vecino y donde termina el del vecino empieza el del tipo que está más allá, y así millones y millones de chinos hasta volver al punto de partida.
Y se nos va la vida entre los cielos de los animales (¿los imaginarios como los centauros también tienen un Paraíso?) y dilucidar qué se debe hacer para que la gente entienda que no es cierto lo del derecho del vecino porque el Infierno no es el otro.
¡Mozo!, mi cerveza que sea rubia, como siempre.


Juan Manuel Aragón
Santiago del Estero, Argentina


Eres un pez en la corriente. Estás atado invisiblemente al cantarín nervio delgado del destino.
Halfdan Rasmussen