sábado, 20 de junio de 2020

Editorial


con voz propia nº 100

Revista literaria 

Junio 2020


Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner

Publicación creada en noviembre de 2006
Distribución y publicación gratuitas
ISSN 2314-0275




Pero tengo promesas que cumplir,
Y millas por recorrer antes de dormir (…)
Robert Frost




Queridos amigos:

Me siento inmensamente agradecida por estas 100 primeras ediciones de la revista con voz propia.
Me hubiera encantado preparar una edición abrazando a todos mis lectores y colaboradores. Sin embargo no puedo, no sé hacerlo.
Imposible pensar en un número especial para esta oportunidad.
Imposible reunir a todas las voces que quisiera, ni a todos los escritores que han mandado sus colaboraciones para esta ocasión, pues tampoco quiero apartar a quienes esperan pacientemente por su espacio.
Esta edición Nº 100 sólo es especial por el número. Esta edición Nº 100 simplemente es una revista literaria más, como han sido las 99 anteriores y como serán las 99 siguientes, a las que espero llegar de la mano de todos ustedes.
Para mí es un logro increíble haber llegado hasta aquí, trabajando sola y siempre intentando dar lo mejor de mí. Me complace realizar las ediciones y sólo me preocupo al momento de seleccionar a los escritores que integrarán cada número, ya que quisiera incluir a todos.
Muchas gracias por acompañarme en este camino de letras que desde hace 15 años elijo realizar. Muchas gracias por vuestra confianza para conmigo, por mi dedicación, por el respeto mutuo. ¡Miles de gracias!
Reciban mi abrazo cálido y mis mejores deseos en sus vidas, con salud y alegría.

Analía Pascaner




Que nunca olvidemos los árboles inmóviles, golpeados por el viento, cómo ellos también brotan, reverdecen y florecen. Que nosotros también tengamos coraje para florecer donde estamos plantados.
David Steindl-Rast



Revista literaria con voz propia
ISSN 2314-0275
Propietaria: Analía Pascaner
San Fernando del Valle de Catamarca
Catamarca – Argentina



Suavizar las penas de los otros, es olvidar las propias.
Abraham Lincoln


Autores publicados


con voz propia nº 100 – revista literaria
Junio 2020
Autores publicados en esta edición: 


Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia:

Revista literaria con voz propia
Publicación y distribución gratuitas
ISSN 2314-0275

Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner

Ana Lía Gattás


a Ricardo Matrizzo
in memoriam

Una inmensidad de estarse repetían las jornadas…

Y ahí estaba él,
dibujando en el aire versos de ríos y jangadas,
presumiendo proyectos con el mate,
una manzana en rebanadas
o esa tempranera manera de abrirme los ojos al paisaje.
Le divertía correr el sol tornasolado
y bañarme de luces con su canto.
Su sombra aún alienta en mis costillas
y un abecedario de vocales
grita su silencio en mi alma,
aunque esta constante lluvia cada noche
habita en el mutismo interminable del abrazo… 

Dicen que el poeta ha partido al horizonte.
Y allá lo veo, transparente, con la luna en sus manos
y su silencio en mi boca…


*  *  *

Apenas fuera si creyera
que unochodeagosto almidonado
en compuesta luz celeste armonizada
subieron coplas mansas a buscarlo.

Crecieron estrellas en su palma
se inclinaron de paz los colibríes,
las sinrazones del canto fueron canto
los milagros cotidianos espejismos
hizo reír el día un iracundo
bailaron de tanto fuego cien calandrias
los corolarios del mundo preguntaron
por relámpagos y lluvias meridianas.

Se detuvo un instante el universo
la corola del viento fue un enjambre
el silencio del alba enarbolaba
un estandarte de rosas inmortales
las palabras en ojos enredaron
la sonrisa materna
que acunaba
la palabra insurrecta
alternativa
también esperanzada en la nostalgia

y dijeron a coro las calandrias
el colibrí, el fuego y los relámpagos
que salió el sol porque era ocho
un agosto de niño entre los brazos
un crisol de rey con su bandera
con su lápiz obrero y pan de árbol
ha nacido un poeta y se inclinaban

ha nacido el poeta que nos habla…


Ana Lía Gattás
Mendoza, Argentina


Si abrimos nuestros corazones, también encontramos corazones abiertos. Siempre es mutuo.
Leo Von Rudloff

Gloria Mazza

Valores. Integridad

Creencias
que afloran.

Brújula,
que armoniza y guía
para ser
faro en tu destino.

Coherencia de vida
que enlaza las acciones
Y te permite sentir paz
al llevar contigo,
La profunda sensación de que vas
por la autopista indicada.

La esencia se regocija
porque la felicidad,
hace integridad al apoyarse sobre esta nobleza del ser humano.


Niñez. Esperanza

La niñez,
suave esperanza
que nutre al mundo.
Ofrece,
¡posibilita!
concebir
un universo nuevo.

Libre de guerras
odio,
indiferencia,
discriminación,
zonas limítrofes.

NIÑEZ,
PARA comenzar a CREER.
Crear.

Construcción cuidadosa,
Que enciende,
el maestro,
docente
profesor
directivo
padre
madre,
por amor.


Gloria Mazza
Nació en Fraile, Jujuy. Reside en Marcos Juárez, Córdoba, Argentina


La mente crea el abismo, el corazón lo cruza.
Sri Nisargadatta

Isidoros Karderinis

Las islas del Egeo

Estas islas que el mar Egeo aprieta en su fresco abrazo
Fueron modeladas de piedra mojada por el mar y el sol de oro.

Las campanas de oriente repicaron alegres en el cielo del alba
Y el viento con sus manos transparentes tendió laureles y hojas de olivo.

Las goletas bordaron las costas con un hilo dorado
Y albañiles artistas construyeron casas blancas de ventanas azules.

Las olas tallaron con su sal blanca caras sonrientes
Y las gaviotas con sus alas pintaron la hermosura del paisaje.

Las montañas marrones se clavaron en sus cejas ermitas solitarias
Y unos pocos árboles les endulzaron el corazón desnudo con una nota verde.

Las palas excavaron las entrañas terrosas del suelo estéril
Y estatuas de mármol salieron a la luz con el habla dulce de la historia.

Sobre estas rocas escarpadas brotaron flores abiertas
Que adornaron de gracia los cabellos blanquiazules de Grecia.


Alma baldía

Amanece y el cielo comienza a blanquear
El oriente pestañea con pereza.

Pero mi alma es un terreno baldío
Sólo piedras dispersas y ni una sola flor.

Intacto de la luz que alrededor se derrama
Subo la ladera tortuosa.

Ignoro la belleza que revolotea
Como una hoja de otoño en el aire ya despierto.

Se expande el sonido melodioso de un arpa
Pero la música dulce no llega a mis oídos.

El mar allá abajo se extiende infinito
Y me reclama en sus puras y húmedas entrañas.


Poemas del libro del autor: Poemas de fuego. Casa Editorial Punto Rojo Libros, 2018
Isidoros Karderinis
Atenas, Grecia


Muchos caminos nos conducen desde el pie de la montaña, pero en el pico todos contemplamos la única luna brillante.
Ikkyu

Mirta del Carmen Gaziano

Maldito destino

Y fue el destino, sí, el del mal paso.
Cansado ya de tanto desparpajo,
de tanta mentira, de tanto desconcierto
salió del brete, cambió levemente el rumbo que llevaba,
dejó entrever la verdad que oculta estaba,
y ésta saltó como un felino a la cara.

Y fue el destino que se movió un poco.
En un descuido cambió la posición en su moldura,
se corrió hacia un lado sin preverlo
dejando al desnudo la mentira.
Destapó, modificó, el ritmo que traía.

Cambió la luz de enfoque,
corrió la cortina que ocultaba,
enmudeció a los engaños que triunfaban,
cayó la voz de los que hablaban.

Sólo los hechos expuestos han quedado,
dando un giro veloz a esta historia.
Es el maldito destino que no supo,
prevenir, dar un tiempo, un acomodo.

Y ahora que… con tanto descalabro,
cómo seguir ahora que se sabe?
cómo hacer avanzar las agujas de relojes?
cómo vivir, luego del atroz momento?
con la tristeza que embarga el pensamiento.

Es el instante, sí, de darse cuenta.
Qué solos estamos en medio de tormentas,
de poco sirve, lo siento y es muy poco,
toda la ayuda que desean darme las personas,
de nada sirve hermano porque es triste
amarga y tumultuosa,
la angustia que me amarra en desconsuelo.


Ocaso

Sucesivas y pendulares ráfagas
derrapan por bordes encumbrados.

Atraviesan blancos lamparones
con variables de cientos de pigmentos.

La luces
con sus múltiples matices
eternizan los albores de la vida
contrastan figuras
en radiante resplandor en el poniente
abren caminos en la línea de horizonte
confieren calma,
expanden el pecho en total melancolía.

Último poema tomado de:
Mirta del Carmen Gaziano
Santa Fe, Argentina


Perder la paciencia es perder la batalla.
Mahatma Gandhi

Orlando Valdez

El silencio de ceniza

qué será de las lilas
jazmines
hortensias
de los jamases
el esdrújulo ojalá
lejos
soberana
una imagen
repite
sólo a veces
a veces
el silencio de ceniza
que de carmín
creo aprehenderla
pero es más que eso


Hombre

I
hombre sin nombre
de rojas retinas
revuelve el frío de veneno
sin que la dolencia rompa
el silencio marfil

II
nació
no sabe dónde
cambiaron
su roja voz inalienable
por otra sin color
sus letras de flechas
su vista de explorador
se miró se vio
a su costado
enmudecido


Del libro del autor: El hondo silencio de toda locura, Ediciones Los Lanzallamas
Orlando Valdez
Rosario, Santa Fe, Argentina


¿Quién dice que se nos murió todo cuando se nos quebraron los ojos? Todo despertó, todo comenzó.
Paul Celan

Gerardo Molina

Inicial

      A Rubén Darío

Prosas Profanas aureoló mi frente
Con rubíes tornátiles de oro
Y ungió su agua -manantial sonoro-
Mi espíritu de luz adolescente.

Y, no es extraño, entonces, el torrente
De mi verso brotó junto al canoro
Arroyo, en cuyo vegetal tesoro
Mi paso vaga aventuradamente.

Y, tampoco es extraño, la poesía
Debió dárseme así, un claro día
De manos del liróforo Rubén.

Y a la Eva eternal, única y sola,
Que me diera su libro, al fin, tornóla
Azul princesa de mi canto. Amén.


A Marita Chiessa Peissino
                                     In memoriam

Invade la espesura, de tu piano,
su ángel redivivo, “Para Elisa”
Y tu alma beso, trémula, en la brisa
Como besara un hidalgo tu mano.

Bajo este mismo cielo comarcano,
Un tiempo adolescente y la imprecisa
Pasión del arte -luz de tu sonrisa-
Lejos del mundo insustancial y vano.

Aunque otra tierra te acogió en su seno,
A la espesura de tu lar sereno
Tu imagen vuelve, eternamente joven.

Y, como ayer, se unen los latidos
Irradiando en un cielo sin olvidos:
Chopin, Hugo, Rubén, Schubert, Beethoven…

Notas del autor:
Chopin, Federico, músico polaco (1810-1849)
Hugo, Victor, escritor francés (1802-1885)
Darío, Rubén, poeta nicaragüense (1867-1916)
Schubert, Franz, músico austriaco (1797-1828)
Beethoven, Ludwig, músico alemán (1770-1827)


Gerardo Molina
Canelones, Uruguay


Ten en cuenta lo que vayas a decir, no lo que pienses.
Publio Siro

Jaime Icho Kozak

Los pasos de mi madre

Los pasos de mi madre,
en besados
bordes de cometa,
lamían
elevadas
raíces sin rima.

Inenarrables
giros de eclipse
en lo vivo de la noche,
sin necesidad
de lanzarse
a blancos cubiles.

Jamás se escuchó
el menor roce de vísceras.

Y, se veía
por las mañanas,
un chico
caminando con su madre
acariciando parábolas,
verdes capillas
a la escucha
de misterios,
largamente descifrados
en la relojería celeste.


La soledad en los caminos

Me gusta asomarme a tu mirada
sin paisajes abandonados
a la mística cábala
que quizá descifre tu universo
y su álgebra de amor,
cuando me dejas verte.

Siento en mi regazo
el honor de los espejos
donde se deslizan,
el misterioso trajín
en el arrecife hondo
y brillante de la Vida.

Juntos nos asomamos
al brillo nómade del mundo
como un ascua en el alma,
una joya del tiempo
que se abre tan sólo al paso
de ciertos lechos
arrastrados por la corriente.

Ciertos lugares secretos del amor
casi irreconocibles entre el reverso
de las antorchas cuya luz es la hiedra
que cubre los muros invisibles
del corazón invisible,
apostado en tu puerta.


Jaime Icho Kozak
Madrid, España 


Encontramos la felicidad en el camino que recorremos mientras la buscamos.
Eduardo Punset

Ricardo Ponce Castillo

Día del Niño

Ya no sé que pensar,
esa felicidad que sembramos
en tu nacimiento
muchas veces la hemos trocado
en odio, violencia y abandono,
dejamos de lado
nuestras leyes,
nuestro deber
de protegerte
en tu enfermedad,
en tu alimentación,
en tus estudios,
en tu diario vivir,
y lo peor de todo:
No te presentamos a Dios.

Los templos del hogar
que ya no es hogar,
del Colegio, hoy
lleno de maldad y violencia,
de delincuencia
y prostitución,
el alcohol y las drogas,
a lo que te hemos llevado,
solamente me queda decirte:
¡PERDON!


El último pasajero

Esa estrella misteriosa,
posada como lámpara
sobre mi puerto,
en plena vigilia,
vela mi sueño,
con su alegre titilar.

La miro, le sonrío
y le doy un saludo
con mis manos tiritonas,
ella me responde
con un titilar.

Le envío un beso
de buenas noches
y la presencia de mi Señor
se agranda en mi corazón.

Mis hijos y nietos la miran,
temen que muy pronto
pueda convertirme
en un pasajero más,
para ir a mi último recital.

Está allí,
sobre mi puerto
esperando
al último pasajero.


Ricardo Ponce Castillo
Coquimbo, Chile


Un niño puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.
Paulo Coelho

Yéssika María Rengifo Castillo

Las niñas pintan

Entre amores
silencios y melodías.
Las muñecas
han quedado en el baúl.
Las niñas pintan
entre lienzos de lucha
sus vidas.


Mujeres

Lunas del cielo,
que danzan entre las nubes del invierno.
Rosas del amor,
que cantan melodías al corazón.
Alondras de la ventana,
que juegan en himnos de libertad.
Cartas al viento,
que navegan entre los tiempos.
Mujeres,
regalo de los dioses.


Yéssika María Rengifo Castillo
Bogotá DC, Colombia


No debemos tener miedo de confrontarnos, hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
Charles Chaplin

Anabel Vera Suárez

Voces

Este viento me trae quejas, voces de colores.
Voces que exigen tener una entrevista, voces convenidas,
simplemente calladas, como la hierba fina cuando no la toco.
Este viento me trae el olor de mi madre, mis hermanos
cada uno distinto. Este viento me trae el olor de mi padre
después de tantos años sin aguantar su sombrero.
Este viento de escándalos y ruinas, derriba las frutas
los retoños, el Culantro pisoteado por mis pies
cuando no lo veo. Este viento de muerte, risa, miedo, vida.
Es mío, sólo mío porque lo robé al monte.


Mi querido fantasma

Eres mi fantasma en el espejo, la cotidianeidad que me asusta
y no permite ser rechazada. Una mujer solitaria
que todos juzgan por no tener hijos, dormir a los cuarenta
con su madre, tomar café amargo en las tardes.
Eres el fantasma de lo que escribes, porque nadie lo lee.
Y te asustas al mirarte, corres en las noches, te pierdes
en la oscuridad, pero siempre quieres atraparlo en tus manos,
salvarle cuando está muriendo. Regalarle perpetuamente
el mismo vestido.


Anabel Vera Suárez
Cuba


La vida consiste en adaptarse y volver a adaptarse.
Anthony Burgess

Analía Pascaner

Hoja perdida de un diario personal

Fotos. Papeles descoloridos. Un sobre rosado, otro celeste. Cartas. Pastilleros de plata, de nácar o laqueados. Retazos de telas. Botones. Un tocado. Una hebilla. Una cinta. Un moño. Dibujos infantiles. Todo amorosamente acomodado en varias cajas, tan diversas como todo lo que se escondía adentro. Diversión, asombro, curiosidad, tantos sentimientos brotaban mientras yo me deleitaba con historias contadas con paciencia y detalle. Un mundo fascinante el ropero de la abuela. Ella siempre me complacía sacando alguna caja llena de recuerdos, al pedirle ver sus cosas “de cuando era joven”. Anécdotas, risas y lágrimas. Sólo conocí a mi abuelo a través de sus palabras y ya desde pequeña, mi abuela se convirtió en mi refugio y su casa en mi remanso.
El paso del tiempo fue acomodando sus jugadas y ya no compartíamos tantos momentos alrededor de los recuerdos. Nos enriquecían horas de charlas, los intercambios de recetas de cocina o de hierbas medicinales. Disfrutábamos la mutua compañía, la complicidad, la dedicación. Me escuchaba sin horario, su sonrisa radiante, fundiendo su mirada con la mía; yo me maravillaba con su sabiduría, con su piel blanca y suave, sus manos sobre las mías.
Durante unos pocos meses se fue apagando, en silencio y sin sufrimiento físico. Su partida fue un golpe desgarrante para mí. Me quemaba tan profundamente que ni siquiera sabía adónde sentía el dolor. Jamás imaginé cuánto duele perder a un ser amado. Quedé paralizada, y cuando el fuego y la angustia dieron paso a la tristeza y la nostalgia, me concentré en el primer año de la universidad.
Había que desocupar la casa de la abuela y mi madre comenzó con la titánica tarea de reacomodar muebles, ropa, recuerdos: regalar, conservar, tirar. Mis clases, libros, idas y venidas, eran suficientes motivos para no pensar. No quería escuchar o ver las cosas que mi mamá contaba o traía de esa casa que no soportaba imaginar vacía. Al comenzar las vacaciones, ella me comentó que había un armario que tenía cosas que tal vez podrían interesarme. Abrumada aún, regresé a esa casa y volví a desarmarme en llanto, herida y sola, frente al ropero de la abuela. Me solidaricé con mi mamá y la acompañé día tras día, dolor tras dolor, primero desocuparía el ropero y luego la ayudaría con el resto de la casa. Con respeto y cuidado, revisé esas cajas tan conocidas, leí unos pocos papeles, miré algunas fotos, evoqué las historias de cada objeto, sonreí, lloré. Recuerdo tras recuerdo iban pasando los días. En cierta oportunidad al sacar un cajón, descubrí un papel doblado y gastado que nunca había visto; mientras lo abría cuidadosamente se iba desmenuzando en los dobleces y debí rearmarlo sobre la cómoda. Leía y releía sin poder creer, había visto películas con situaciones similares pero ésta era la letra de mi abuela, las palabras de mi abuela. El papel estaba arrancado y supuse que sería una hoja de un diario personal. Ya en mi casa, para conservarlo, pegué ese papel sobre otro y lo coloqué en una de mis cajas personales. A partir de ese momento era responsable y guardiana del recuerdo mejor guardado de mi abuela.

--

3 de junio de 1923

Este domingo me está aplastando. Me siento agobiada.
Hace dos días estuve con él. Era uno de esos días en que las cosas se empeñaban en salir mal: los pasos equivocados, las palabras incorrectas, los tropezones inesperados. Sí, uno de esos días en que todo está torcido, uno de esos días para olvidar. Y entonces él apareció.
Muchos meses sin verlo, aunque nunca se va completamente: quedo atrapada en su voz pausada y sugestiva, en sus caricias tiernas y provocadoras, en su mirada franca y penetrante.
Cada día me siento en un banco de la plazoleta a varias calles de mi hogar. Detengo el tiempo leyendo sin leer, estando sin estar, sin siquiera saber si acaso lo encontraré. Y cuando está a mi lado, simplemente me pierdo. Mis pensamientos se fugan cuando debería concentrarme y averiguar quién es, de dónde viene, qué hace, por qué desaparece. Nunca me habla de él. ¿Quién es…? Preguntas que surgen más tarde, cuando estoy en calma y él seguramente estará muy lejos de aquí.
Ah… mi querido compañero… Jamás sabrás en quién pienso mientras transitamos la vida juntos. Hora tras hora, rutina tras rutina. ¿Tendría yo el valor de confesártelo? Me perdonarías, seguirías a mi lado y callarías evitando el tema, cerrando la puerta detrás de tremenda revelación.
¡Y tú, desconocido! ¡A ti te hablo! Debería odiarte. Pretendes atenuar nuestro deseo con una separación y luego me buscas. Tu seguridad, mi entrega y nuestra urgencia nos sacan de esa plaza. Tu recuerdo me estremece, tu presencia me alborota. Tu respiración incitante, tu piel ardiente. Tu ser fundido con el mío, invadiendo mi cuerpo, exaltándonos de placer. Desde hace dos días sólo existo para ti, por ti. Mi piel se eriza, mi respiración se torna incontrolable, mi corazón galopa desenfrenado. La ropa me aprieta, me siento inquieta. Anhelo recorrer con mis besos todo tu cuerpo. Ahora mismo quisiera morir en tus brazos.
Hace tan sólo dos días se cruzó nuevamente en mi camino. No tengo clara conciencia acerca de lo sucedido esa tarde. Mi razón me abandonó para no opacar mis sentimientos. En ese día negro, él me trató como yo necesitaba, me arropó con una manta de colores, con ternura y calidez. Supo una vez más cómo llegar hasta mí y envolverme íntegramente. La magia brotó en el instante preciso.
Y hoy, mientras este domingo se desvanece con insoportable pesadez y los minutos se acomodan en solitarias horas, intento desvelar si amo a este desconocido. Costumbre o amor, deseo o amor, soledad o amor. Debería olvidarlo. Sin embargo, seguiré caminando hasta la plazoleta, me sentaré a esperar, algún día aparecerá y yo, aturdida, conmocionada e inmensamente complacida, volveré a sucumbir ante su presencia.

Julia
--

Abuela querida mía:
Tu recuerdo me acompaña siempre, vive en mi alma, en mis hijos y en mis nietos.
Hace muchos años, en mi jardín enterré la hoja perdida que encontré aquel día. He decidido que tu secreto muera conmigo, sólo está grabado en mi memoria.
¿Sabes, querida abuela? Cada domingo pienso en tu espera, en ese hombre desconocido, en tu entrega pasional, en tu silencio. Cada domingo pienso si lo habrás amado.
Cada domingo pienso que si yo hubiera vivido una pasión como la tuya, tal vez jamás me habría sentido sola.


Analía Pascaner
Buenos Aires – Catamarca


¿Qué es el infierno? Yo sostengo que es el sufrimiento de ser incapaz de amar.
Fiódor Dostoievski