viernes, 28 de febrero de 2020

Editorial


con voz propia nº 94

Revista literaria 

Febrero 2020

Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner

Publicación creada en noviembre de 2006
Distribución y publicación gratuitas
ISSN 2314-0275

  

Quien es capaz de hospedar bien a la desgracia, puede hospedar serenamente a la felicidad.
Luis Franco, en Pequeño Diccionario de la desobediencia

  

Pulir nuestro corazón

Entre el espejo y el corazón
existe una sola diferencia:
El corazón oculta secretos
mas el espejo no.

Si podemos pulir el metal
hasta convertirlo en un espejo,
¿Cuán pulido necesita estar 
el espejo de nuestro corazón?

Si quieres un espejo claro,
contémplate, y mira sin vergüenza
la verdad reflejada.

Rumi
Poeta sufí. 1207-1273


  
De ahora en adelante, esperanza. El camino no existe.
Por esto lo construyo mientras lo hago.
Ko Un


  
Revista literaria con voz propia
Inscripción Registro: ISSN 2314-0275
Propietaria: Analía Pascaner
San Fernando del Valle de Catamarca
Catamarca – Argentina


  
Esperanza es aquello que, cubierto de plumas, se posa en el alma y entona una canción sin palabras, jamás calla y el viento lleva su dulce son.
Emily Dickinson


Autores publicados


Revista literaria con voz propia nº 94
Febrero 2020
Autores publicados en esta edición: 



Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia:

Revista literaria con voz propia
Publicación y distribución gratuitas
ISSN 2314-0275

Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner


Karina Raponi


Regresión

Me volví a meter en tu retrato,
hice múltiple el recuerdo,
mi amor guardado.
Balanceé por enésima vez mi mano
que jugaba rozando los flecos de la alfombra.
Mañana me elevaré de nuevo,
con la fuerza de aquel día,
que no sé por qué, el tiempo agiganta.


Tiempo entre cenizas

No resisten los relojes
de Dalí para
medir el amor.

Tal vez el amor pueda
colocarle al tiempo
su zapatito de cristal.


Jugada

Tus ojos aparecen, de vez en cuando.
Balbucean por el sendero
de tu historia.
La intriga es cortinado,
que visten y desvisten tus pasos.
Tu azar trabaja de encubierto,
haciendo saltar la banca.
A la distancia un coro místico sigue
sacudiendo sus verdes panderetas.


Poemas del libro de la autora: Elemento: Juego. 2018

Karina Raponi 
Nació en Merlo, Buenos Aires. Reside en San Isidro, Buenos Aires, Argentina


No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies.
Robert Louis Stevenson

Susana Cattaneo


       A mis hermanos de la vida

Toma la copa, hermano.
Sé que hay un mundo de sombras que nos sigue de cerca; arenas cansadas y cielos quebrados que temen la muerte.
Hay un gemido de gaviotas que se adorna de ortigas y abarca los mares.
También lámparas y campanas sordas. Ojos apagados de tanto mirar lejanías y tal vez, una cruz horadando esperanzas. Toma la copa.
Se escucha un extraño sonido de árboles que crecen en la mitad del mundo.
Vibra el llanto de alguien que perdió el calor de las palabras.
Creo que juntos es posible recorrer el sueño de las hadas y que de la mano podemos caminar sin miedo por toda esta tristeza,
Aún podemos, hermano. Bebe: la copa tiene vino, miel y luz.
Tómala porque a pesar de todo en algún lugar, sigue naciendo la vida.


Del libro de la autora: Esa nostalgia de mí. Editorial Alhucena

Susana Cattaneo
Buenos Aires, Argentina


Creo en la vida eterna en este mundo, hay momentos en que el tiempo se detiene de repente para dar lugar a la eternidad.
Fiódor Dostoievski

Antonio Martín de las Mulas


Brazos abiertos 

Y qué respiración de pulmón limpio
cuando la vida entera alegra salta,
qué gran respiración del alma entera
sobre el espacio abierto de los campos,
sobre el trigo campestre y los maizales.
Qué gozo ser así lleno de amor
y ser llamado herido por tus labios.
Has abierto en el campo, el campo bueno,
mi pobre corazón a la llanura
la brisa de la tarde hacia tus brazos.


Reflejos 

Bellos reflejos
de cumbres en el lago.

¿Qué relación
tan íntima comprenden
tus labios y mis versos?


Antonio Martín de las Mulas
Poeta nacido en Madrid, España. Reside en Medellín, Colombia


Sabio es aquél que constantemente se maravilla.
André Gide

Mariana Bernárdez


Me llamo como me nombras
Naciéndote en lo súbito
cuando se desgaja el agua del mar
                                  en río
                                  en niebla
vaho que traspasa el silencio
y en rocío trasmina la piedra
la que resuena bajo tu pisada
la que levantas y me entregas en promesa
donde escribo lo que me es dado presentir
somos un rostro que se multiplica sin fin
en la vibración indomable de sus sílabas.


*  *  *

Poco habré de escribir
porque el lenguaje se me agosta
        para expresar lo vivido.
Se despedaza irreverente
   tartamudea y rueda por los peldaños
       de una epifanía equívoca.

¿Cuántas veces deletrear “caricia” y tachar su silabeo
por reparo a evidenciar la ranura y la pesadumbre
al haber desarticulado la completitud de su complejidad?

Así cuando me señalas que “corazón” o “hermoso”
son vocablos de peligrosa enunciación
creo que deberíamos excluir esa vulnerabilidad
del dominio de la razón.
¿Has leído en Derrida el término “hermoso”?

Apología desatinada de la intensidad
que bordea la mudanza
    y el percutir insistente
    -que semeja un llamado más que un reiterar-
Tal vez sea mejor derruirse
    y admitir la torpeza o el arrojo
peor es ignorar lo insalvable…


“Posdata”, en Simetría del silencio, libro de la autora. México: Fundación René Avilés Fabila e IPN, 2009

Mariana Bernárdez
México


Fue cuando comprobé que murallas se quiebran con suspiros y que hay puertas al mar que se abren con palabras.
Rafael Alberti

Max B. Estrella


Una oportunidad no pedida

Estar vivo es un hecho prodigioso; han tenido que ocurrir muchas casualidades para que esos dos desconocidos (por amor o necesidad) se hayan encontrado y buscado un hueco para su memoria en el futuro. Tus padres asimismo, fueron fruto de un golpe de azar, al igual que tú, y se empeñaron en transmitirte su idea del mundo como decía Serrat en una de sus baladas: “… Con la leche templada y en cada canción”
Por más problemas que tengas; por mucho que la vida se obstine en ponerte a prueba y endurecerte con amargas experiencias, vivir es una oportunidad con la que nos encontramos y tenemos que gestionar sin saber mucho del asunto.
Ver una hoja en otoño navegando entre el bordillo de la acera y la calzada, ya es un acontecimiento si le prestas suficiente atención. Ver a las hormigas, afanándose en pasar todas al mismo tiempo por el mismo agujero y portando una semilla del doble de su tamaño, puede mantenerte ocupada la mente un buen rato y que tus preocupaciones pasen a un segundo plano.
Hay vistas sublimes, emociones y sensaciones inolvidables a las que visitar mientras dure tu tiempo; considera los malos tragos, el dolor y la pena inevitables, apenas un peaje para poder disfrutarlas.
No hay premio al final, más bien al contrario, ni hay segunda parte en la que enmendar los errores cometidos.
Sé bueno, goza y ayuda a los demás a que su camino sea más llevadero; y cuenta con el olvido, que tardará más o menos, según te hayas merecido.


Max B. Estrella
España


¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por qué vivir.
Confucio

Conchi Sedano


Empapé mis versos de soledad
                        y de un amor sin límites
TANTO
que me quedé vacía de amor y llena de soledad.

He gritado mi silencio a los vientos
                            y mi ser de poeta se ha quedado mudo
TANTO
que siento que estoy escribiendo
             la última página de un libro en la noche
…Y LA NOCHE ESTÁ VACÍA DE ESTRELLAS.


De libro de la autora: Diálogos íntimos

*  *  *

He perdido el silencio
a tres pasos del mar y
ante el estupor de un mundo hipócrita que observa mi sueño,
bajo mi única y absurda responsabilidad,
cabe el orgullo
con todo su dolor a cuestas,  
contra la voluntad expresa de la razón,
de la mano de un beso,
desde una frente desposeída de laureles…
en la plaza poligonal de mil proyectos y
entre la aurora y el ocaso
hacia ese estío que nunca le dejaron amanecer,
hasta dos flores blancas sin libar   
para deslizarse irremediablemente
por el agujero roto del alma, pero
según despierte el día, caminaré ausente
sin mirarte a los ojos,
so pena de volver a callarme otra tarde
sobre cuatro papeles recién desplegados y
tras la ventana donde se hiela la noche.
                                                     Hoy, sin ti,
sigo balanceándome entre la melodía del recuerdo
y un ramillete de poemas inacabados.

De libro de la autora: Hojas secas… rozando mis labios


Conchi Sedano
Nació en Peñalver, Guadalajara. Reside en Vigo, Pontevedra, España 


No sé yo que haya en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.
Lope de Vega

María Neder


Fuga

Este vuelo es sin escalas.
Cada naipe es pronunciación del viajero
con la vista esquiva en el pozo,
derivaciones de un suceso
y la reconstrucción de azares.

Este vuelo es sin escalas.
Interrumpir la partida será igual
a una fuga sin clave,
la orfandad sublime,
el ascenso y la caída
     - y viceversa.

Interrumpir el juego es lo vano:
comprar títulos de honor,
el reincidente intento de cambiar
de colegio
de ciudad
de cuerpo.


Fosforescencias

Te acostumbras a no ver y andar
con un reflejo como una estrellita
y parecen dos estrellitas
temblorosas
y se anteponen a la visión de la letra.

Una lectura en voz alta deriva
el sabor de una sílaba,
la endulza la hiere la besa.
En voz alta
te desnuda en la intemperie,
siempre.
Una lectura igual que un águila
sobrevuela en círculos
las ciudades salitrosas,
el valle oculto detrás de la página,
la mesa donde quisieras
un pan y un pez.


Poemas del libro de la autora: Heridas de póker. Ed del Dock, Colección Pez Náufrago, Buenos Aires, 2012

María Neder
Nació en Buenos Aires. Vive de manera alterna entre Salta y Buenos Aires, Argentina


Desciende a las profundidades de ti mismo, y logra ver tu alma buena. La felicidad la hace solamente uno mismo con la buena conducta.
Sócrates

Alfredo Lemon


La prueba

Un ángel melancólico consuela a quien sufre de amor.

Sólo existe una mujer en el mundo
pero no está contigo.


Apenas

De vez en cuando se nos permite rozar la belleza.
Después, nos cortan la lengua.


En el revés del paraíso

El olor de la hembra atrajo al cazador hasta los pinos.
Hombre y mujer perdonaron a Dios.


Brindis en la noche inmortal

Todo amante debe tener su instante puro:
una boca que lo bese aunque le mienta.


Alfredo Lemon
Córdoba, Argentina


¿Por qué, en general, se rehuye la soledad? Porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos.
Carlo Dossi

Ricardo Mastrizzo


Volver a escribir en cursiva
y dejar
la huella
los puntos y comas,
y reverberar en las nostalgias
sin signos de preguntas.
Volver a escribir en lápiz
porque el carbón, durante siglos
está al abrigo.
Encintar la hoja
con fibras de muérdago,
dejarlo en un banco lejano al académico;
aletear de susurros
bajo la fronda que vive.
Volver a escribir
cuando brota la infancia,
o en la madurez
cuando la bronca es útil.
Dejar las mayúsculas
para los que se conmemoran inmortales
y dejarme llevar
en esta suave cursiva, bajo tu nombre,
un te quiero
sin candados…


… Se me ocurre
envolver la luna y dejarla en un bolsillo abrigado
con luciérnagas y carnavales
y esperar que la paciencia de tus manos
desenvuelvan la otra cara de mirarnos.
Se me ocurre, desenvolverla bajo el cielo de una noche
plagado de estrellas y orquídeas en colas de cometas
y esperar el soplo de nuestro aliento en alimento
de precoces voluntades.
Se me ocurre cambiar de mano y alfajor,
envolverla en su papel
bañándola en chocolate a punto.
Envolver la luna para abrigarla de pies pesados,
máquinas barullentas
y caminar por la sal del tiempo a contramano y antojo.
Desenvolverla ante la mirada de algún niño,
envolverla un dedo acusador de juez delirante de turno
no quiere que cantemos en colores.
Desenvolver la luna y hacer una pancarta sin dobleces
y escribirle un: tequiero-
tododecorrido.


Poemas enviados por Ana Lía Gattás

Ricardo Mastrizzo In memoriam
Santa Fe, Argentina
Nota de Edición: Desde este espacio, mi homenaje y mi recuerdo para el autor



No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos.
Cesare Pavese

Marcelo Rubio


Pirata y miseria

   En el campito -baldío infame, de piedras en punta y groseras cañas mochas-, ahí comenzamos. En un principio fuimos dos, Ezequiel y yo, el resto vino con el tiempo; algunos por curiosidad, otros para intentar competirnos, pero no fueron parte del inicio.
  Aprovechábamos las tardes ventosas, aquellas que detestaban las mujeres peinadas con spray. Ezequiel pasaba por mi casa, si era necesario le rogaba a mi vieja para que me dejara salir. Pedía clemencia si por algún castigo no me permitían abandonar el hogar. Yo jamás tuve que solicitar nada a la madre de Ezequiel, a él nunca lo sancionaban. Desconozco si tenía un comportamiento ejemplar o sus padres eran más indulgentes. Lo cierto es que íbamos al campito cargando los barriletes para remontarlos tan alto como fuera posible.
   Nuestros barriletes no eran de plástico ni tenían imágenes de Batman o el óvalo de Ford. Eran de cañas, papel rojo y amarillo (el de Ezequiel, azul y rojo el mío), hilo matambrero y colas de medio metro.
   Allí, en el campito, corríamos evitando obstáculos, buscando corrientes de aire que nos permitieran remontar y adornar el cielo con colores. Alguna vez Ezequiel se abrió la rodilla. Corrió mirando hacia atrás, los ojos fijos en el barrilete. Tropezó y cayó sobre un trozo de vidrio. Le dieron cuatro puntos sumados al reto paterno.
    Al día siguiente vino a casa; no podía correr pero quería disfrutar del vuelo de los barriletes. Ese día remonté el mío para él, le cedí el ovillo. Nunca permití a otro pilotear mi barrilete, sólo por esos días, hasta que se recuperó, entregué el manejo a Ezequiel.
    Fue iniciativa de él ponerles nombres, Ezequiel eligió “Pirata”, yo “Miseria”.
  Otros chicos se fueron acercando al campito. A todos los mirábamos con desconfianza. Les tirábamos encima a Pirata y Miseria, acorralándolos en el aire como perros rabiosos acosando a un conejo. Los chocábamos en vuelo hasta hacerlos caer. A veces lográbamos el cometido. Nos mirábamos de reojo con Ezequiel, riendo, disfrutando la cara de frustración del derribado.
   Juntos ideamos la elaboración del mega barrilete. Ahorramos monedas vendiendo diarios por la mañana y compramos papel, lijas, hilo. Debimos trabajar mucho las cañas para hacerlas livianas y reforzarlas con madera balsa. Lo construimos en el garage de casa sin supervisión alguna. Lo llamamos Copenhague. Para sacarlo del garage hubo que abrir ambos portones y hacer maniobras complicadas. Era un viernes por la tarde, en el campito había varios chicos. Todavía recuerdo las expresiones de admiración de los pibes. Seis metros de largo, cuatro de ancho, una cola especial de metro y medio con flecos. Nunca ningún cielo había visto algo tan grande.
-Hasta el sol va a llegar -le dijo Ezequiel a un pibito.
    Nos tomamos el tiempo necesario, buscamos serenarnos y ser pacientes para esperar al viento. Yo me encargué del barrilete, Ezequiel daba hilo. Fracasamos dos veces, en la tercera Copenhague remontó. Ezequiel lo piloteó hasta que superó la línea de los otros barriletes. Luego, con una sola orden me entregó el ovillo:
-Hacelo subir todo lo que puedas.
   Sentía cómo Copenhague clamaba por más hilo, le di el gusto hasta dejar un resto mínimo en el carrete. Ofrecí un último tirón para mostrar quién mandaba y lo solté. Lo vimos trepar libre, por un instante opacó al sol y el barrio quedó en penumbras. En el campito se escuchó un “Ohhhh” largo. Me abracé a Ezequiel.
Después de aquel día volvimos pocas veces al campito y con el correr del tiempo el cielo fue perdiendo esos adornos flotantes.
   Sigo levantando la vista cada vez que se nubla. No pierdo la esperanza de ver pasar al Copenhague, sin embargo, en más de una ocasión las gotas de lluvia me hacen volver a la realidad.


Marcelo Rubio
Buenos Aires, Argentina


La educación es una cosa admirable, pero es bueno recordar de vez en cuando, que nada que valga la pena saber puede ser enseñado.
Oscar Wilde