¿Quién quiere ser eterno?
Yo viajaba
sentado a la derecha de dos tipos:
el del medio, de alrededor de treinta años, vestido de jeans y
camisa hawaiana, el otro, pegado a la ventanilla del tren,
parecía un próspero comerciante enfundado en un traje italiano,
aparentaba tener unos setenta.
La charla que sostenían
era sobre la actividad del más joven: el golf.
el del medio, de alrededor de treinta años, vestido de jeans y
camisa hawaiana, el otro, pegado a la ventanilla del tren,
parecía un próspero comerciante enfundado en un traje italiano,
aparentaba tener unos setenta.
La charla que sostenían
era sobre la actividad del más joven: el golf.
El deportista
relataba sus peripecias, sus vaivenes en el circuito,
sus alzas y bajas, las cuestiones relacionadas con
su sponsor
y luego durante un rato largo hablaron de asuntos de
dinero.
En eso estaban cuando sonó el teléfono del mayor, que habló
En eso estaban cuando sonó el teléfono del mayor, que habló
con alguien a quien le dijo, con tono misterioso:
Querida, te paso con una persona que te quiere saludar
Luego de charlar un par de minutos, el golfista cortó y moviendo
Querida, te paso con una persona que te quiere saludar
Luego de charlar un par de minutos, el golfista cortó y moviendo
su rostro a la izquierda dijo:
Me pidió que no la vaya a ver, que ya está muerta.
Bueno, viste como es ella – le contestó el comerciante y siguió:
Lo que tenés que hacer es escucharla, aunque sea un rato, como si estuvieras interesado en la charla, se dormirá en unos minutos por efecto de los medicamentos y vos te podrás ir.
Cuando la charla terminaba, el tren llegó a la estación
ellos caminaban delante de mí, así que los vi despedirse.
Me senté en un banco, encendí un cigarrillo
y me quedé pensando en esta historia.
En aquella mujer
que moría en algún lugar, sin importarle a nadie.
Me pidió que no la vaya a ver, que ya está muerta.
Bueno, viste como es ella – le contestó el comerciante y siguió:
Lo que tenés que hacer es escucharla, aunque sea un rato, como si estuvieras interesado en la charla, se dormirá en unos minutos por efecto de los medicamentos y vos te podrás ir.
Cuando la charla terminaba, el tren llegó a la estación
ellos caminaban delante de mí, así que los vi despedirse.
Me senté en un banco, encendí un cigarrillo
y me quedé pensando en esta historia.
En aquella mujer
que moría en algún lugar, sin importarle a nadie.
Poema
inédito
Arbeit macht frei / El
trabajo libera
La frase de
arriba que titula esto que jamás será un poema
corresponde a la leyenda que estaba en la entrada del campo de concentración
de Auschwitz y en otros centros de exterminio.
corresponde a la leyenda que estaba en la entrada del campo de concentración
de Auschwitz y en otros centros de exterminio.
Los prisioneros confundían el lugar pensando
que llegaban a un sitio donde el culto al trabajo los salvaría del horror.
que llegaban a un sitio donde el culto al trabajo los salvaría del horror.
Más tarde descubrirían que todo consistía en
una mentira cínica e hipócrita
y que lo único esperable era el terror más impensado.
y que lo único esperable era el terror más impensado.
Ya no hay nazis ni campos de exterminio.
Desde la mesa de este bar miro a un niño que corre en la plaza
con un molinito
de viento en una mano y su madre tomándolo de la otra
junto a ellos un perro salta y los rodea
ladrando feliz a su lado.
La imagen es el cuadro de la felicidad perfecta
pero algo lo arruina todo:
una manifestación de obreros, despedidos de alguna fábrica
seguramente por la sustitución del mismo objeto, ahora producido
en las antípodas del mundo y con salarios de hambre,
protestan ruidosamente mientras la gente observa indiferente
más preocupada por la compra del regalo navideño que por este suceso.
La imagen es el cuadro de la felicidad perfecta
pero algo lo arruina todo:
una manifestación de obreros, despedidos de alguna fábrica
seguramente por la sustitución del mismo objeto, ahora producido
en las antípodas del mundo y con salarios de hambre,
protestan ruidosamente mientras la gente observa indiferente
más preocupada por la compra del regalo navideño que por este suceso.
Detrás de ellos, al final de la columna, asoma
un cartel que reza:
El trabajo dignifica.
Del libro del autor: La camarera que se creía Greta Garbo y el plomero que soñaba ser Lenin y otros poemas, Editorial La Carta de Oliver, Buenos Aires, 2016
El trabajo dignifica.
Del libro del autor: La camarera que se creía Greta Garbo y el plomero que soñaba ser Lenin y otros poemas, Editorial La Carta de Oliver, Buenos Aires, 2016
* * *
Poesía en el corredor de la muerte
El condenado escribe un poema mientras espera durante
años
en el corredor de la muerte, que las jeringas inyecten
las
sustancias
que la ciencia, con dedicación y esfuerzo diseñaron
para cruzarlo al otro lado en forma digna
y a su vez, la sociedad sea cada vez mejor y más
humana
el texto llega hasta un niño que, a raíz de su
lectura,
decide hacerse escritor soñándose poeta
un poeta outsider, un alma sensible que aguijonea el
corazón
de los lectores
el niño crece y el destino lo convertirá en otra cosa.
Como te pasó a vos
Como te pasó a vos
el día de la ejecución, ambos recorren el pasillo que
conduce al final
conduce al final
pensando un poema, sintiéndose poetas
quien coloca la capucha cuidadosamente,
es aquel chico que soñaba escribir
es aquel chico que soñaba escribir
ahora devenido verdugo y, antes de que me inyecten,
me susurra al oído la palabra adiós.
Andrés Bohoslavsky
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