martes, 20 de agosto de 2024

Editorial


con voz propia Nº 136
 
Revista literaria 

Agosto 2024 


Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner 
Publicación creada en noviembre de 2006 
Distribución y publicación gratuitas 
ISSN 2314-0275 




Estamos convencidos de que el tiempo es infinito y lo derrochamos sin medida; olvidamos el pasado, descuidamos el presente y tememos mirar y afrontar el futuro, y así se pasa la vida, y de repente un día te das cuenta de que no tienes nada, ni tiempo, ni futuro, ni siquiera presente, tan sólo un pasado que ya no puedes cambiar. 
Paloma Sánchez-Garnica 




Soneto 126 

Desmayarse, atreverse, estar furioso, 
áspero, tierno, liberal, esquivo, 
alentado, mortal, difunto, vivo, 
leal, traidor, cobarde y animoso; 

no hallar fuera del bien centro y reposo, 
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, 
enojado, valiente, fugitivo, 
satisfecho, ofendido, receloso; 

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave, 
olvidar el provecho, amar el daño; 

creer que un cielo en un infierno cabe, 
dar la vida y el alma a un desengaño; 
esto es amor, quien lo probó lo sabe. 

Lope de Vega 
España, 1562-1635 



Si sientes dolor, estás vivo, pero si sientes el dolor de los demás, eres humano. 
León Tolstoi 


Revista literaria con voz propia 
ISSN 2314-0275 
Propietaria: Analía Pascaner 
San Fernando del Valle de Catamarca 
Catamarca – Argentina 

Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 



Cambia de opinión, pero mantén tus principios; cambia tus hojas, pero mantén intactas tus raíces.
Victor Hugo


Autores publicados


Ay el tiempo, el tiempo… ¿dónde se había metido? 
Anne Jacobs 

con voz propia Nº 136
Revista literaria 
Agosto 2024 

Autores publicados en esta edición



Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia

Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 


Revista literaria con voz propia 
Publicación y distribución gratuitas 
ISSN 2314-0275 
Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner

Ana Romano

Emisión 

Una voz 
despelleja 
palabras 

Se cuartean 
los 
sonidos 

Un hilo viviente 
acogotado 
en un goce 
seco. 


En el hueco 

En el hueco del insomnio 
desabrocho tu cuerpo 
con escamas 
y heridas 

Aliso el sueño 
en el ombligo 
abarrotado. 


Nosotros II 

La luna perforada 
aspira la noche 

Pliegues en las lágrimas 
al filo del alba 

Un círculo se cierra 
entre nosotros. 


Con embargo 

Aspirantes 
a chispas 
en ojos camuflados 

Mordazas 
los colgajos 
En los puntos suspensivos 
contenido 
un relincho 

La mujer desbocada
sin embargo 
muta. 


Corrosivo 

Atraviesa 
improperios 
En la mendacidad 
los atavismos 
se descuelgan 
Bastarda 
agoniza 
esa mujer. 


Porosidad 

La porosidad de la siesta 
envuelve la tarde 
En el jardín, la pequeña Justina 
pisotea lombrices 

Mientras adormilado, 
vanamente Francisco 
ahuyenta mosquitos 
con el repasador. 


Poemas inéditos 

Ana Romano 
Poeta nacida en Córdoba. Reside en Capital Federal, Argentina

Caminas hacia el resto de tu vida con la seguridad de que has vuelto, por fin, a casa. 
Eva García Sáenz

Eduardo Dalter

                Cuatro poemas irlandeses 

Los cuervos de Irlanda 

            “The crows want to talk to you; 
            something they want to tell you.” 

Vienen de la antigua historia y no son una presencia menor 
en el devenir fértil y soleado (o lluvioso) de los días. 
Yo los vi apenas llegaban sobrevolando los edificios 
mientras tomaba un cappuccino en la terraza del pub de la avenida. 
Luego, en tierra, uno me miraba fijamente y graznaba con suavidad 
amistosa mientras se iba acercando 
e inclinaba con gracia y gravedad su cabeza. 
No le hice, un poco por mi sorpresa, las preguntas 
que hubiera querido hacerle en estas horas 
en torno de la soledad más cruel y de la historia, 
que su especie acompañó y digirió durante siglos, 
aunque también cuenta que el nuestro 
sólo fue un encuentro inesperado bajo el viento, 
también breve, detenido y amistoso. 

Cork, mayo 2024 


Paisajes 
Noches en cercanías del río 

A la suprema hora de la segunda y la tercera ronda de cerveza, 
entre el murmullo denso, envolvente y las miradas
y voces sueltas, fraternales o abrazadas, 
se van extendiendo en el aire las historias breves 
y las leyendas antiguas o familiares, con sencillez y tonos 
de buen vecino, tantas veces repetidas, como la interrupción pronta 
y fisiológica que hace el conocido camino a la izquierda 
del pasillo. Leyendas e historias que van dibujando 
un mapa íntimo, de devociones, lejanías, soledades, 
amaneceres y tristezas, y que resultan ser una desnudez 
y una bandera, que flamea en cada mirada, cada silencio y cada trago.

Cork/ Dublín, junio 2024 


Por el paseo de la hambruna 
(The Famine Walk) 

Desde la legendaria Irlanda, 
de cielos intermitentes y la lluvia de cada día, 
también de sencillez en sus antiguos pueblos, 
avanzo en la mañana por el “Paseo de la hambruna”, 
que no deja de recordarme los siglos 
bajo la suela atroz y persistente del vecino. 
Entonces, me detengo, aspiro hondo, enciendo un cigarrillo 
y recuerdo las imágenes sepia de la guerra interminable, 
y saludo sin más a las generaciones que lo dieron todo, 
entre sueños lejanos de libertad y las penurias de cada día. 

Galway, junio 2024 


Noches de viento en la campiña 

Pernoctar dos noches, en dirección de Clonakilty, 
campiña de Irlanda adentro, en una pequeña cabaña 
con luz de farol y un discreto ventanuco de estilo inglés, 
entre el ondular caprichoso del horizonte verde 
y el graznido grave de las aves, acaso cuervos, 
y donde uno puede pensar y repensar en el camino, 
en las horas, en los años y en la muerte, 
también entre flores silvestres y bajo cielos cada momento encapotados, 
tomando mate, tomando aire, fumando 
y oyendo la soledad crecida entre los silencios, 
y por lo que quedaré siempre como un deudor infinito, 
se trata, siento, de un poético abrazo de los días.

Cork, mayo 2024 


Eduardo Dalter 
Buenos Aires, Argentina 

Apenas le alcanzaban las horas para cumplir su día. 
Isabel Allende

Sergio Borao Llop

Ilusión 

Caminar por la orilla del río, 
contemplando abstraído los reflejos 
de las torres, el puente, los diminutos pájaros. 

Contemplando las ondas en el agua 
y en esas ondas, difuminado, el cielo 
tachonado de nubes huidizas. 

Es entonces cuando toda imagen 
parece una ilusión, el espejismo 
de una realidad que acaso imaginamos
mientras en otra parte, soterrados, 
yacemos sin conciencia. ¿Qué seremos 
cuando caiga el telón y todo vuelva 
a su naturaleza primitiva? 


Hoy me miré al espejo 

Hoy me miré al espejo. 
Los años han pasado muy deprisa. 
He visto arrugas, una sombra 
bajo mis párpados, un deje 
de tristeza en mis ojos. 

Fue tan solo un instante. 
Un hombre viejo me miraba, confundido. 

Alguno de estos días 
enterrarán mi cuerpo, 
pero esos ojos grises 
-esos ojos que miran desde el fondo 
del turbulento espejo- 
seguirán preguntando 
y no estarán escritas las respuestas. 


Atravesar un parque 

Atravesar un parque inhabitado 
a la hora del crepúsculo 
cuando todo es posible. 

Atravesar un parque a media tarde 
como buscando escenas inconcretas. 
Tal vez sea la sombra de un recuerdo
la perdida sensación de lo olvidado 
o la certidumbre de lo irrecuperable. 

Lo cierto es la figura 
del hombre que camina 
los senderos desiertos 
esta tarde de otoño. 

Quizá tras tantos pasos
se esconda algún principio. 
O simplemente la deriva 
-La angustiosa deriva-
desde siempre temida. 


Recuerdo del jardín botánico 

A veces eran también los árboles 
(el álamo negro, la glicina, 
el magnolio y la palmera mejicana) 
pero siempre al final 
eran los patos: 
nuestro banco y los patos; 
era todo un ritual, aquellas tardes 
siempre estaban marcadas 
por un hagamos esto, 
vayamos a tal sitio, 
pero siempre los patos 
como un lugar sagrado 
lejos de la ciudad y de los golpes 
que la vida se empeña en asestarnos. 

Todo ha cambiado mucho, 
han pasado los años; 
hoy los patos son otros 
y tu sombra pervive
tan solo en mi recuerdo. 
También vienen palomas, 
los patos se abandonan a la sombra. 
Dos tristes cisnes surcan su reflejo 
en las ondas silentes de las aguas, 
tristes y solitarios, 
tanto que nunca parecieron 
tan fuera de lugar 
como en el centro justo de esta escena 
que ahora estoy contemplando.


Textos tomados del blog del autor, de su libro: Por si mañana no amanece. Poemas 

Sergio Borao Llop 
Zaragoza, España 

El pasado se vuelve presente en cuanto lo tocas. No importa que no hayas intervenido en él, no importa lo inocente que seas o lo libre que te sientas. 
Sergio del Molino

Norma Etcheverry

El manzano 

Finalmente mandé sacar el manzano de la huerta. Como un amor que nace enfermo y no puede dar frutos, debía terminar y salir de mi vida. 
Dirán que fui cruel, sabrán que no. Le di oportunas primaveras a sus flores blancas. Las manzanas prometían ser dulces y crecer enteras como una persona que se precie y decida ser feliz. Pero al llegar el verano caían sin fuerza antes de la cosecha. Entonces, se llenaba de palomas y cotorras que, al igual que los cuervos, venían por los restos. 
Confieso que era bella la luna sobre las ramas del manzano enfermo y yo solía pegarme al cristal frío sólo para admirar su plenitud, su circular blancura en dirección opuesta. Imaginaba un pájaro que atraviesa la noche o el último avión que abordé para cruzar de un continente a otro. 
Siempre con la esperanza a cuestas, lloraba sobre el hombro de un futuro cercano y volvían a nacerle flores blancas, crecía el entusiasmo y la indulgencia de otro otoño sin hacha. 
No hubo nada que hacer. El jardinero no aceptó cavar la tierra para quitar la enorme raíz que el manzano ha dejado en mi huerta. Dijo que un pozo semejante sería triste y se llevó los troncos y las ramas. 
Todo parece más vacío ahora, aunque el sol da de lleno sobre el limonero. 
Como un amor que nace enfermo y esperamos que cure, lo regué cada día, cada estación del año. Cuando un amor así brota de la tierra, todos los males y todos los bienes se desparraman. 
Guardamos la esperanza en la caja de Pandora. 


Del libro de la autora: la vida leve. Ediciones La Carta de Oliver, noviembre 2014 

Norma Etcheverry 
La Plata, Buenos Aires, Argentina 

La tristeza es causada por la inteligencia. Cuanto más entiendes ciertas cosas, más desearías no comprenderlas.
Charles Bukowski

Daniel Gorosito

Aguaviento 

Soplan vientos envolvedores 
de ecos, 
son un augurio triste. 
Revolotean las hojas mustias, 
su último vuelo, 
el del olvido. 
Los papalotes se esconden 
tras las nubes. 
El poeta se cuestiona: 
¿Qué hay detrás del cielo? 
Rumores del cielo 
traslada el viento. 
Parece que hay lagos 
entre las nubes. 
Aguaviento. 
La gota caerá en picada 
como una lágrima. 
Anunciando la sonora lluvia. 
No todo es tristeza y grisura 
con el aguacero. 
La lluvia es verso libre,
se compone al caer 
y hacer chipi chipi 
en los charcos. 


Borges en Baires

El fantasma de Borges 
está presente en la ciudad. 
Hay veces que parece surge 
de la niebla que sube del riachuelo 
y navega entre los laberintos urbanos 
rodeado de náufragos del asfalto 
salvados en sus obras. 
Se le vio 
en su amada plaza San Martín, 
entre árboles gigantescos. 
Camina, firme el paso 
elegantemente apoyado 
en su bastón chino de Bambú 
regalo de Kodama
del Chinatown de New York City, 
que resultará, inspirador de un poema. 
Tomas rumbo al Tortoni **, 
allí tu mesa te espera 
y un café caliente, humeante y amargo 
paladeas la vida. 
Con tu paleta de letras 
pintaste la ciudad de poesía 
entre soles y lunas del Sur. 
Mientras, alguien silva un tango, 
residuos de nostalgia 
que cicatriza el tiempo. 
Terminarás hoy en tu calle 
en la librería Borges 1975, 
el anunciado paraíso de papel. 
Las calles de la ciudad son tu entraña. 
Fervor de Buenos Aires. 

* Baires: apodo de Buenos Aires, capital de la República Argentina. 
** Café Tortoni: icónico café de la ciudad, fundado en 1858, Borges era habitué. 


Laberinto Borges 

El hombre que camina Buenos Aires 
y se demora… 
El tiempo, la historia, el mito. 
Destino cierto o incierto. 
Mientras el entorno se derrumba 
sus palabras limpias 
diseccionando la realidad. 
Pasos amargos, 
muchedumbre entristecida. 
Llanto en el papel, 
ojos exhaustos,
libros desolados, huérfanos. 
El cielo celeste y blanco 
con un Inti que hoy no 
calienta ni en el cenit.
Se escuchan tangos “llorones”. 
El laberinto, 
es el origen y el fin. 
El laberinto Borges 
nace en una biblioteca 
y ahí termina. 
Ese es su paraíso. 


Palabras libres…

                        “Poesía es liberación”. 
                         Jaime Torres Bodet 

Serpentean letras 
en medio de la noche, 
de silencios oídos. 
Palabras sin rostro 
y aún sin compañía. 
Fogonazos en el cielo
anuncian las tormentas 
del junio veraniego. 
Arde la noche de los versos. 
Crepitan las palabras, 
el poema se conjura. 
Ciclo ancestral 
entre hogueras y relámpagos. 
La nostalgia se presenta 
remolino de añoranzas. 
El poeta versea con 
palabras piedra.
Construye versos rupestres. 
Piedras angulares de la memoria humana. 
Poesía indócil. 
Poema resistencia. 
Palabras libres… 


Daniel Gorosito 
Nació en Montevideo, Uruguay. Reside en Irapuato, México

No podemos dejar de anhelar y desear mientras estemos completamente vivos. Hay ciertas cosas que sentimos que son hermosas y buenas, y debemos perseguirlas. 
George Eliot

Iris Giménez

Poemas 14, 15, 16, 17 

Me levanto por la noche 
al amparo del insomnio 
refiriéndome a mí 
como quien espera encontrarse en una brújula

En forma de lluvia 
andan mis pasos por esta casa
vuelta a construir 
tantas veces 
en los ojos 

Por la mañana 
es hora de resucitar 
Un poblado de fantasmas 
es dueño de la noche 
donde todas las decisiones son oscuras 

A media mañana 
la lucidez 
anda 
a la deriva 

sigue la flecha 
respeta 
la costumbre, respeta 

no sabe lo que antes 
instantes antes 
siglos 

igual, no sabe 


Poema 45

Sin embargo no parece 

Las plantas adquieren su tamaño 
a la velocidad de la luz 

son deshojadas 
arrancadas 

y en medio de un respiro 
vueltas al aire 
en movimiento permanente 

Igual yo 
conjugo los verbos 
en todos los tiempos 

Poemas anteriores pertenecen a la sección Luz primera en ‘Como los árboles’ 


      *   *   * 

Poema 15 

Como tantas otras veces 
espero 
sedante temporal 
mientras mis cuencas manos dicen 
de la duda y la calma. 
Mas estás en mí, agüita 
esqueleto de lluvia 
y todavía te tengo 

Último poema, de la sección Pobres de certidumbre en ‘Como los árboles’ 


Textos tomados del blog de la autora 
Iris Giménez 
Viedma, Río Negro, Patagonia Argentina 

En la sencillez y en lo obvio se encuentran las explicaciones más precisas. 
María Oruña

Rolando Revagliatti

“Estimados congéneres” 

Entre estimados 
nos turnamos para espiar 
tu libro 
entre congéneres 
nos espiamos por riguroso turno 

Entré en tu libro 

A cinco minutos de concluida la lectura 
de tus discursos dedicados 
estamos 
a cinco minutos de apaciguado el certero despliegue 

Me asaltó tu ciudadanía 
¿cómo no tentarme? 
si fui también un comensal 
durante todos 
estos 
años. 

Estimados congéneres”, recopilación de discursos de Norah Lange. 


         *   *   *

“Peinando a tía” 

La mano de la tía estacionaba 
garbanzos en los cartones azules 

La de su sobrina estacionaba porotos 
de Onam en los cartones amarillos: 
ternos endogámicos 
impotentes cuaternos 
quintinas anorgásmicas 

Leguminosa la sobrina estacionada 
en las ensaladeras de su tía. 

Peinando a tía”, cuento de Juan Carlos Pellanda. 


         *   *   *

“El médico de la casa” 

Subasto aparecidos 
inyectados de telequinesis fraterna 
señores interesados 
también en rododendros 
y vacas ininfluenciables ramoneando. 

El médico de la casa”, relato de Rudyard Kipling. 


         *   *   *

“Papeles póstumos del Club Pickwick” 

Para los póstumos papeles el señor Pickwick juega al whist y bebe su ponche frío 
diserta de pie sobre el sillón de Windsor 
entre aplaudido y aplaudido con vehemencia 
con carismático pickwicknianismo el señor Pickwick 
se deja otear oteando con el catalejo que extrae de su impecable gabán 
estimula instruye ordena reconviene aconseja disuade a su cochero 
y en su cuaderno de apuntes apunta observaciones sobre la tenacidad de los caballos por la vida 
y casi perece sospechoso en el mar de una trifulca 
sobrenada 
sin eludir desprecio y puñetazos 
según consta en las actas del club 

El señor Pickwick a la caza de su sombrero, grajos y otras aves 
y de cierto hallazgo con forma de piedra por diez chelines 
y de las veintisiete interpretaciones (la inscripción en la piedra) de su propio cacumen 
el malinterpretado señor presidente 
y su enamorada, patrona y demandante, la matrimoniable viuda Bardell 
de tan enseñoreada incidencia en el augusto meollo 
(y la señora de Leo Hunter) 
y todo consta en las actas por ellas lo sé 

¡El señor Pickwick subrepticiamente en el internado de señoritas, de noche! 
vejado adviene 
un ataque regio de reumatismo que lo postra pickwicknianamente 
y de alcoholismo que lo duerme en una carretilla pickwickniana dentro de un corral 
o bien 
azarado entre recules y profundas reverencias abandonando espacios inconvenientes 
o contentísimo y encarnado con sus negras polainas por entre la nieve 
y al diablo, al helado diablo el señor Pickwick 
desaparecido y reaparecido
luego rodeado de los reclutados media docena de habeas esqueletos 
lo saben, pickwicknianos unidos 
el benemérito señor Pickwick se da a sosiego 
a moderación, a jubilación 
y todo todo todo consta en las actas del club.

Papeles póstumos del Club Pickwick”, novela de Charles Dickens. 


         *   *   *

 “La casa deshabitada” 

Chitón, procuran los procuradores 
es la llovizna negra, costas y mañas 

Atráense (sórdidos vaivenes) 
los vocablos bufete rico y bufete pobre 
y zarandeado tribunal de la chancillería 

Me inclino ante la Ley/ yo me prosterno 
(cuando otros enloquecen) 
qué menos que guiñando o haciendo ojitos 

Abnegaciones y lealtades copulando con perentorios chantajistas 
próximos a la luminosidad artificiosa de los ensimismados candelabros 
del celebérrimo pleito Jarndyce y Jarndyce 

¿Velos?, pero sobre todo pretendientes 
para mi dueña y mujercísima Esther 
(dama Trot, dama Durden) Summerson 

(Apostillas entre la niebla sucia 
y la cellisca de Londres recauda 
Vladimir Nabokov 
y yo administro). 

La casa deshabitada”, novela de Charles Dickens. 


Poemas del libro del autor: Leo y escribo. 3ª edición-e (corregida). Diseño integral y diagramación: Fernando Delgado. Editado en septiembre 2022 

Rolando Revagliatti 
Buenos Aires, Argentina

Somos como los libros. La mayoría de la gente sólo ve nuestra portada, la minoría sólo lee la introducción, mucha gente cree en los críticos. Pocos entenderán nuestro contenido. 
Émile Zola

Nicolás Puente

Si tú quieres 

Si tú quieres, 
solo si tú quieres, 
meteré en la escarcela de mis sueños 
tu deseo 
y emprenderé camino. 
Tomaré el sombrero de ala ancha, 
-más fiel en la lluvia-, 
mi bordón, 
-testigo mudo de mis pasos-, 
y un zurrón vacío. 
Tú lo sabes bien, 
nada puedo llevarme, 
todo te lo he dado. 
Es tuyo… 
Déjame solo esta calabaza 
con el agua salada del silencio 
y llena a rebosar de tantas lágrimas… 
Si tú quieres, 
solo si tú quieres, 
me haré peregrino 
camino hacia el fondo de la nada. 


Navegar 

Navegar por el universo infinito de tu piel, 
recorriendo con el tacto de los labios 
los suspiros que coronan cada beso. 
Sentir la danza de tu cuerpo 
arquearse en las olas del deseo; 
el gemido suave del silencio 
que se adelanta al estallido de luz 
que nos corona en un abrazo 
por el que nos escapamos a los sueños… 


En ti todas las palabras 

Forman las palabras de tus versos 
racimos de sueños y de auroras. 
Alumbran los pasos de tus días 
naciendo como suspiros en tu boca. 

Compones y remiendas con palabras
instantes que te rondan por el alma 
sabiendo que la noche es menos noche 
cuando tu voz la desnuda y le canta 
arrancando sonrisas a las lágrimas. 

Llena de palabras nuestros ojos, 
vamos a leer tu corazón en lo que dices, 
a escuchar silentes todo lo que callas, 
los sonidos silenciosos de tus versos 
en los que cuentas la vida y sus batallas. 

No nos deje huérfanos tu pluma, 
zahorí en busca del agua de la vida. 
Un día llegará, ya está viniendo, te lo juro, 
en que los sueños brotados en tu vientre, 
limpien el pasado de silencios 
abrazando la madre, la abuela 
que son en ti todas las palabras. 


Ahora 

En este hoy, 
en este invierno de cosechas, 
en este ahora de segundos sin huellas, 
de minutos sin flores, 
de noches sin estrellas… 

En este sin ti, 
en el que me encuentro, 
en estos labios sin besos, 
en esta noche sin sueños, 
en este infinito que me niega… 

con tu mirada
ajena a mis ojos, sin tu voz
despoblada el alma 
de las yemas de tus dedos. 

Aquí, ahora, en esta noche… 
se para el tiempo, 
se alargan las horas en siglos, 
se secan mis ojos en la espera 
y la pluma me mira con tristeza. 


Nicolás Puente 
Nació en Dehesas, León, España. Actualmente reside en Saulheim, Alemania

Esa extraña sensación de moverse sin avanzar en absoluto. 
María Oruña

Martha Valiente

Ángelus 

La noche llegaba antes a la parroquia: nadie encendía las lámparas. 
Tiempo de oración; el Padre Julián se arrodillaba frente al Cristo de su habitación. Padrenuestro. 
Por la puerta entreabierta yo le veía las suelas sucias y el borde descosido de la sotana, mientras trapeaba el largo pasillo, con la última luz que entraba a través de las persianas bajas. 
La tarde protestaba afuera con la voz de los pájaros. 
Conocía de memoria cada baldosa en ajedrez, sus manchas, sus puntas quebradas. Se habían endurecido como las arrugas del cura, como su piel bajo el hábito. 
Solo el cura conocía las trampas de la luz, nadie como él para decidir el comienzo de la noche. 
Nadie como él para poner fuego en las estufas y deshelar la capilla helada con su altar de mármol carcomido. Me gustaba espiar la ternura desganada con que encendía los leños, después de la última misa del domingo. 
Tenía las manos flacas y amarillas. 
En su habitación había montañas altísimas de libros, que a veces se desmoronaban con un estruendo triste de hojas olvidadas. 
En la penumbra del amanecer, lo escuchaba a veces leer en voz alta; su voz me despertaba y entonces me ponía de rodillas para recitar mi primera oración adormecida. Dios te salve María. 
Después le llevaba el desayuno en la bandeja que él devolvía casi intacta, con los ojos llenos de disculpas. 
Como si me importara. 
Verlo amanecer fue mi único privilegio durante el tiempo que duró mi infancia y la vida de mi madre. Es nuestro, decía ella, y su boca aleteaba con un amor sublime, incapaz de palabras. 
El Padre Julián seguía usando las mismas sandalias de entonces y la antigua sotana que yo había llenado de remiendos. 
En el crepúsculo, repetía como una letanía sus oraciones para forzar la penitencia. 
Nadie encendía las lámparas. La noche se apuraba a llegar a su cuarto y yo, a terminar de lavar el pasillo, empujar su puerta, desvestirme. 
En plena oscuridad. 


Este cuento obtuvo el primer premio de Sade sede Ituzaingó, Buenos Aires, Argentina. Diciembre 2022 

Martha Valiente 
Nació en Uruguay. Reside en Buenos Aires, Argentina

Todo lo que siempre has querido está al otro lado del miedo. 
George Addair

Carmen Amaralis Vega Olivencia

He vuelto encadenada 

Un misterioso 
porqué de las cosas 
me llevó allí. 

Hoy, 
de bien adentro, 
he vuelto bañada de mangle, 
sumergida de selva. 
Verdes nuevos me brotan 
sin fronteras. 

Traigo luz de misterios 
en los ojos, 
bramidos retumbando 
en cavidades antiguas, 
catedrales de sal 
sobre mis pechos. 

En la espesura, 
bien adentro, 
encontré el mestizo de ojos grises. 
Toqué el ala de la vida 
y me bañé de musgos olorosos. 
En senderos ocultos 
descubrí terciopelos 
de cuerpos intocados. 

Aromas y ambrosías 
de pulpas nuevas 
me fuerzan a volver 
a la lujuria de la noche. 

Ahora vuelvo 
tejida de cadenas y de algas. 


No se entera de mi amor 

De tanto amarte duele 
el laberinto de mi cuerpo. 
Duele lacrada la piel 
con el tacto de tus velos 
rasgando mis silencios. 
Los labios enrojecidos arden 
con la succión de tus besos 
y no logro abrirlos a la miel 
de mis adentros. 
Una selva oculta crece 
forrando con espesores 
los espirales de mis pechos. 
Duelen las horas inertes, 
cuentagotas de misterios, 
sobre el cuerpo que carece, 
que se extingue en sus anhelos. 
Tu ruta florece incierta 
Y el rumor de ruiseñores 
canta al viento de la noche 
que domina mis desvelos. 
Duele este amor que no cabe 
en los espacios sagrados 
de nuestro cofre de ébano. 
Y recorro pasadizos de naranjos 
florecida sin consuelo. 
Ahhh, cuánto duele este amor 
sin que se entere tu cielo. 


Sin piel 

Apago la hoguera 
que precede a mis incendios; 
el vientre grita. 
Me acerco a la noche con escalofríos, 
ardiendo aún con los deseos en flor. 
Llevo la maldición de sentirme amada. 
Pero no es aquí, ni ahora, 
ni eres tú el que comprende mis ardores. 
Sólo ese fantasma de otra vida, 
cuando con otro cuerpo 
alcanzaba el éxtasis 
que guardan mis silencios. 
Aprisiono voces, 
se nublan los sentidos, 
rechazo las barreras que doblegan este cuerpo inútil 
en esta profundidad mortal. 
Un llanto seco hace surcos en mi rostro. 
Soy fantasma que suplica tener piel. 


Carmen Amaralis Vega Olivencia 
Puerto Rico 

Yo había callado, pero ni un solo día había olvidado. 
Dolores Redondo

Victoria Asís

Tiempo 

En lo azul de este día, 
se desliza el tiempo, 
sus horas danzan al ritmo 
de la vida. 

Los minutos y segundos entre 
susurros, tejen el misterio. 
Las horas, como pájaros en vuelo, 
se escapan, dejando rastros en el reloj 
que nos atrapan. 

Silencioso el tiempo, nos desafía 
a perdurar, la noche se expande, 
las estrellas se desvanecen, mientras 
su brillo ilumina nuestros ensueños. 

Así en el abrazo cósmico, entre 
el tiempo y el silencio encontramos
la magia de todo lo vivido. 


Fénix 

Reháceme; 
dibújame desde el génesis de mi aliento 
constrúyeme desde el centro de mis huesos 
compila mis nervios, mi piel y los cartílagos 
completa mi osamenta. 
Busca olores de corteza, mieles y sándalo 
y bautízame entre ritos de ancestrales dioses. 
Hazme a tu imagen y adorémonos. 
Deshazte del miedo; 
escóndeme del mundo y su espíritu 
hecho de témpanos e indiferencias, ilumíname. 
Llámame en la tormenta, soy el trueno 
en tus noches frías seré tu fuego. 


Cartografía

Hablemos, a destiempo. 
Despojados, enlazados 
a los recuerdos, leamos la memoria,
igual a un mapa. 
Entre líneas tatuadas en la piel, 
sin aliento, ni previo aviso. 
Pintemos la cartografía del alma. 
Redescubramos 
olores y texturas.
En silencio, en trance. 
Como el niño que explora,
los misterios y los miedos 
Olvidando los juegos, 
los altos desafíos. 
Lo presiento, lo veo todavía 
con su firme pisada al andar 
asegurando mí destino al suyo. 
Su olor se queda en mí, 
ardiendo en los silencios 
que sabe a maná, a bendiciones. 

*Poema ganador de la Etapa Regional en los Juegos Bonaerenses, 2021 


¡Oh! Eros 

Que tejes mi andamiaje 
cotidiano 
y dejas en mi ser la savia perfumada 
del verso y de la trova. 

Hiciste que fundara otra poesía 
con el mosto sagrado de tu estirpe 
las jarchas y las moaxajas 
marcaron el camino de mis letras .

Prístinos decires de otras lenguas
grávidos sones ancestrales 
nacieron de mi pluma enamorada. 

Desde ese mundo sutil y misterioso 
mi alma se transforma 
y es la música quien me acompaña, 
me trasciende. 


Victoria Asís 
Nació en Entre Ríos. Reside en Magdalena, Buenos Aires, Argentina

Los que son más difíciles de amar, son lo que más lo necesitan. 
Sócrates

Noemí González

Recortes 

Sonar de tacos 
muestran la indecisión, 
la velocidad 
la ansiedad marca. 

Las corridas no son 
a la hora 
donde las bestias 
planean la emboscada. 

En una calle transitada
almas en pena gritan 
y exponen la miseria 
en colchones gastados. 

Los caminos del desvío 
abren las puertas 
para cerrar los candados, 
echar los miasmas 
sobre la marejada. 
Alguna vez, 
recortó mi pupila 
las huellas sobre la arena. 

Un cisne negro 
que canta como un lobo 
surge en las calles anegadas, 
baja un ángel 
donde el viento susurra 
como hoy 
besando al sol. 

Sube la enredadera 
hacia los cielos 
como un melasma 
en una casa 
que no es morada 
como si la respuesta 
a lo no afín 
sea cruzar de vereda. 

No es tiempo 
que el motor suene 
es que no hay motores 
que sueñan 
en el tiempo 
en que el humano se perdió. 


Noemí González 
Adrogué, Gran Buenos Aires, Argentina 

Ten cuidado con quien te desahogas, sólo a algunas personas les importas, el resto sólo tiene curiosidad.
Gabriel García Márquez

Mirta Soler

Recuerdo sí, que había escogido un viejo libro de una biblioteca en el tiempo, de ésos que pocos se animan a abrir, por temor a encontrar quizás algún párrafo que los lleve a no entender ese misterio y los invite a transitar por senderos sinuosos llenos de obstáculos sin poder sortear… En el tiempo, en la vida… y en el paso de la vida a la eternidad, y no poder encontrar permisos para develar secretos encerrados en la profundidad de la página… 
Sumergida en la lectura ahí en lo profundo, pude encontrar algunos misterios en hojas amarillas, donde el polvo del tiempo quiso teñir momentos, que me parecieron descifrar y haber entendido todo. En el tiempo, en la vida… y en el paso de la vida a la eternidad, lo pensé varias veces, lo analicé y sí, en mi consentimiento interior tenía casi lo cierto de haberlo entendido todo. 
En el transcurso de los días me fue alcanzado ese libro y se me indicó dónde poder leer en letras pequeñas, lo que me faltaba para entender del todo lo que a mí me había parecido que lo había entendido todo. En esas pequeñas letras había unas pocas palabras que decía “somos instantes de un tiempo infinito”. 
Busqué nuevamente ese libro, estaba marcada la página 44 “instantes de un tiempo”. Herméticamente quedó cerrado el viejo libro, para que el silencio guarde el gran secreto. 

05-08-2024 

Mirta Soler 
General Lamadrid, Buenos Aires, Argentina

Los milagros suceden a nuestro alrededor, las señales de Dios nos muestran el camino, los ángeles piden ser oídos. 
Paulo Coelho