miércoles, 13 de diciembre de 2023


Queridos amigos, lectores y colaboradores: 

Me siento tan agradecida por todas las muestras de afecto, estímulo y agradecimiento recibidas. 
¡Miles de gracias por tanto! 
Reciban mi abrazo cálido y mis mejores deseos, que estemos todos bien y tengamos un buen año. 
Que haya paz y menos dolor en el mundo
Que sea un buen año para todos 

Analía Pascaner


miércoles, 22 de noviembre de 2023

Editorial



con voz propia Nº 130 

Revista literaria

Noviembre 2023 

Mes aniversario 

17 años difundiendo 
literatura contemporánea


Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner 

Publicación creada en noviembre de 2006
Distribución y publicación gratuitas 
ISSN 2314-0275 




Siempre habrá un silencio para escuchar el dolor del mundo. 
Florencio Quesada Vanegas 




No digas que es inútil la lucha 

No digas que es inútil la lucha, 
que las heridas y el esfuerzo son en vano, 
que el enemigo no ceja ni desfallece 
y que todo seguirá como siempre. 

Si fue falsa la esperanza, 
los temores también pueden mentir. 

Tal vez tras ese humo lejano, ocultos 
ahora mismo tus camaradas persigan 
al adversario en retirada y, pese a tu escepticismo, 
resulten dueños del campo de batalla. 

Pues aunque aquí las olas exhaustas rompan 
sin que parezcan ganar un palmo, 
por allá la marea inunda bahías y ensenadas 
avanzando en silencio. 

Arthur Hugh Clough 
Liverpool, 1819 – Florencia, 1861 



Hablar con los ojos aun cuando no tengo más que decir. 
Idan Raichel 



Revista literaria con voz propia 
ISSN 2314-0275 
Propietaria: Analía Pascaner 
San Fernando del Valle de Catamarca
Catamarca – Argentina 
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 


Aprendí a alegrarme al decir en voz alta: “Esta es mi vida ahora”. 
Eva García Sáenz de Urturi


Autores publicados


Alegrar a alguien con un simple gesto vale más que mil cabezas inclinándose en oración. 
Mahatma Gandhi 

con voz propia Nº 130
Revista literaria 
Noviembre 2023 
- 17º aniversario -

Autores publicados en esta edición

Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 

Revista literaria con voz propia 
Publicación y distribución gratuitas 
ISSN 2314-0275 
Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner

Viviana Walczak

Nostalgia 
            Sólo te ama el que ama tu alma. 
                                               Platón 

Suave metáfora del alma mía, 
melancólico acierto de la nostalgia 
donde se refugia la hiriente presencia 
de tu indiferente ausencia.
Como tú lo has querido, 
seguiré con el llanto sofocado 
en la garganta oprimida 
y con el verso silenciado
en la mirada perdida
de un tiempo lejano y ya ido. 


La mirada 
A Tadek Janicki 

Pequeño hombre silencioso 
¿adónde vas con esa soledad 
que lleva penas en la mirada 
y que mira sin mirar? 
Cuando llegue el día 
en que alguien te mire, mirando, 
seguro que entonces tu figura 
no parecerá tan ausente y tan fugaz. 


Dos poemas del libro de la autora: Sinfonía azul, poemas y pinceladas del alma, 2003 

            *   *   * 

Tinta viscosa 

Desde la solitaria alcoba 
la memoria afanosa, 
busca los rostros amados 
que un día fueron luz. 
Pululan, suaves, como bultos sepias 
las sombras vanas, apenas perfiladas. 
Desdibujadas figuras esfumadas 
se confunden entre sonidos leves 
mientras la noche, irónica, 
en sus ecos fluctuantes, 
se cierne contundente sobre el tálamo 
con su noctivaga tinta viscosa. 


In profundis 
                    Hay quien cruza el bosque 
                  y sólo ve leña para el fuego.  
                                         León Tolstoi 

Tiempo fugaz, 
castigas con un silencio 
que habita y despoja. 
Sutil, te alejas, 
deshojando los minutos, 
todos. 
Como ignotos pasajeros 
convivimos, abrevando, 
en la orilla mansa. 
Indómitos, desafiamos 
al vacío de la nada 
que in profundis abissus, 
desde la quieta cuna fría, 
paciente, aguarda. 


Las grullas de Ainola 
A Jean Sibelius (1865-1957) 

Solo, con mis pensamientos a cuestas, 
le temo a la noche que me anuncia 
de la vejez, la llegada.
Vacilante, 
me siento al ras del abismo, 
impregnado de albas desveladas. 
El claroscuro del día le pone luz a mis canas, 
entonces, indolente, 
inicio la jornada y de tan viejo, 
soy joven de nuevo, 
entre las risas jocosas y la vorágine, 
que atrapa y convoca. 
Confuso, 
me miro al espejo y cansino,
trato de fluir con las horas que pasan,
ahora veloces, 
asediado por el bullicio nupcial de las grullas 
que danzan felices, 
sobre el desierto tejado de Ainola. 
Será hasta el próximo anochecer, 
en tanto rogaré, 
nuevamente asustado, 
para que los astros no me pierdan de vista. 


Últimos dos poemas, del libro de la autora: Llamas escarlatas. Poesía argentina, edición bilingüe 
Viviana Walczak
La Lucila, Buenos Aires, Argentina 

Héroe es cualquier persona que trata de hacer del mundo un mejor lugar para vivir. 
Maya Angelou

Andrés Bohoslavsky

El alma de los perdedores 

Me pregunto de qué está hecha el alma 
de los perdedores, la más bella de las almas
tengo preguntas extrañas últimamente 
ésas que supongo hacen los desesperados 

ahora voy en busca de las respuestas 
que habitan en el fondo de los sueños abandonados 
los míos y los tuyos 

pero no me importan los misterios milenarios 
ni las naturalezas muertas ni los dados que arroja Dios
no me interesan las mentiras 
me interesás vos y de qué estás hecho 

he cerrado los ojos mucho tiempo 
para ver mejor, para entender muy tarde 
que hay preguntas que no tienen respuesta. 


El pianista del Black Cat 

En aquellos años, en que trabajé en el cabaret Black Cat 
preparando tragos para los clientes
conocí a Vlad el pianista, tocaba blues como pocos 
me llamaba la atención que tocara allí 

entonces decidí charlar con él directamente 
dijo que prefería estos lugares a los teatros 
y las prostitutas del puerto a las mujeres de la ciudad 
y luego siguió, contándome sin parar 
su declaración furiosa de principios, que no entendí 

de eso hace mucho tiempo, yo era adolescente, estudiaba música 
y soñaba con tocar en el Royal Center de Londres 
con los grandes y codearme con ese mundo 
que se rendiría ante la belleza de la ejecución 
del concierto Nº 1 de Chopin 

ahora, en el final de mi vida 
nuevamente me gano la vida en el Black Cat 
y si me preguntan por qué elegí tocar acá 
decido mentirles y les digo que no sé. 


Un artista en el banco 

Si existiera Dios, 
pensaba mientras sumaba cheques 
en mi trabajo cotidiano 
podría haber sido artista, y no esto que me volvía 
demasiado gris para mi gusto 
un Renoir un Ibsen 
un Chaplin un Morrison 
un Mozart un Fellini 
un Tolstoi un Modigliani
soñaba sin cerrar los ojos, una vida a mi medida 
simetría imperfecta 
confundir el Monte del Sinaí 
con la caja de atención al público. 


Maniquí 

Si parecés un maniquí 
es probable que no me dé cuenta 
como una máscara que mira 
en un escaparate de saldos 
la gente que pasa podría comprarte 
una ilusión. 


Margot, la prostituta que leyó a Bakunin 
Vale más un instante de vida verdadera
que años vividos en un silencio de muerte.
Mijaíl Bakunin 

Caminando de madrugada por la calle de la tristeza 
llegando a la intersección con el boulevard de los perdidos 
me senté como siempre, a observar el cielo estrellado 
mientras encendía un cigarrillo

Encontré, convertida en objeto de consumo nocturno 
a quien había sido mi compañera de estudios, Margot 
que leía a Baudelaire y Rimbaud en francés para entenderlos 
envejecida por el paso del tiempo 
y la intensidad de un trabajo que reclama su libra de carne 

nada en ese abrazo habló de poesía 
su mundo, reconvertido en mercancía 
ahora demuele las palabras que tanto amaba 
y la asimila a una muñequita del barroco 
abandonada a su suerte

la neblina que cubre el boulevard 
nos transforma en dos adolescentes 
que debaten la función social del arte 
y las teorías anarquistas del príncipe Mijaíl Bakunin 
al mismo tiempo 

cuando la bruma se retira 
lo único que confirma su presencia 
es una colilla de cigarrillo con su lápiz labial y su perfume 
y su voz, espectral, diciendo: 
salvo que seas poeta, las palabras no significan nada


Poemas del libro del autor: Margot, la prostituta que leyó a Bakunin y otros poemas. Prólogo Sergio Rigazio. Colección Poesía Mayor. Leviatán, 2019 
Andrés Bohoslavsky 

Lo que le da su valor a una taza es el espacio vacío que hay entre sus paredes. 
Lao-Tse

Analía Pascaner

¿Quién es? 

Mis pies contagian la pereza a ese sol que aún no salta sobre las montañas. Vislumbro un espléndido día: el cielo lucirá radiante, la gente disfrutará del prematuro calor y serán esas mismas personas quienes expresarán en el verano, agobiadas por cuarenta y tantos grados: “qué sofocante, ni un solo día fresco tuvimos en invierno”. Camino sin prisa reteniendo en mi alma el cielo gris que disfruté días atrás. Miro el rostro de las personas que cruzo. Me vuelvo y observo cada gesto, me detengo y examino cada palabra. Busco algo que me resulte familiar. 
No lo veo, no lo puedo hallar. No lo sé encontrar, no sé dónde buscar. ¿Qué conozco de él? ¿Acaso sé quién es? No sé su nombre ni el lugar del planeta que recibe diariamente sus pasos. Mis ojos están vendados, ando a tientas sin saber si algún día lo encontraré. 
Cierto acontecimiento lejano detuvo el tiempo mientras nuestras miradas se fundieron en una extraña sensación de deseo y urgencia. Luego el atropello: gritos y empujones, corridas y sirenas me abrumaron dentro de una realidad inesperada. Su mano me arrastró lejos de allí y nos hallamos solos, arrancando nuestras ropas, expulsando los pensamientos, desatando suspiros, explorando ocultos rincones, convulsionando la sangre, estallando de pasión. Y una vez en calma, sus dedos pasearon por cada milímetro de mi piel, me miró con dulzura, me besó con ternura y desapareció tan rápidamente que a nada pude atinar. Salí corriendo y me mezclé entre la multitud, lo busqué en cada rostro y en cada mirada. Nunca más lo volví a ver. Jamás tuve la certeza si estuvimos juntos o sólo fue una jugarreta de mi imaginación. Sin embargo, al evocar aquel instante mi corazón sale de sus límites, mi respiración se torna incontrolable, mi piel se eriza pensando en sus manos, mi cuerpo se estremece ante el deseo. 
Nada sé de él. Tal vez está tan cerca mío como lo siento siempre: cuando necesito cerciorarme que no camina junto a mí, o cuando le escribo miles de palabras que jamás leerá, o cuando mi mente se enmaraña en esta obsesión. Aprieto el recuerdo de ese encuentro, extiendo las palabras escritas, escondo los sentimientos dentro de mi corazón. Sólo eso tengo, sólo eso conservo de él. Sensaciones fugaces rondando mi vida. Un momento que no consigo olvidar… o tal vez no quiero olvidar. 
Hoy reniego contra aquél recuerdo que se apoderó de mí. Hoy necesito liberarme de esa persona adherida a mi vida y a pesar de ello muy cerca de él estoy ahora mismo, observando y mirando con la impresión de que realmente está a mi lado. Camino sin prisa para encontrarme con un hombre. Doy vuelta a la esquina expectante por esta reciente relación que debiera rescatarme. Pocos pasos me separan del bar donde veré a esta persona que conocí hace algunos días y ejerce cierta atracción sobre mí. Alguien se topa conmigo, levanto la vista mientras murmuro una disculpa y de pronto el tiempo se detiene en esa mirada, en esos ojos que jamás creí ver nuevamente. Observo más adelante, aquel hombre ya está esperando sentado al lado de la ventana a escasos metros de allí. Regreso a esos ojos que están frente a mí, esos ojos que esperé todos mis días, esos ojos que se llevaron todos mis sentimientos hace tanto tiempo atrás. Le regalo mi sonrisa más valiente mientras él toma mi mano entre la suya y caminamos presurosos en sentido opuesto al bar. 
 Invierno de 2003 

Analía Pascaner 
Buenos Aires - Catamarca, Argentina 

Nos sentamos a la sombra de nuestros pensamientos y nos preguntamos por qué no nos llega la luz del sol.
Ram Dass

Sergio Borao Llop

¿Adónde irás? 

¿Adónde irás, pequeño 
ángel mendigo de sol y de silencio? 
¿Acaso han de juzgarte las estrellas 
por haber merendado sonrisas de oreja a oreja 
de simpáticos vendedores a comisión 
de sepulcros llameantes metalizados en gris? 
¿Quién te buscará entre las paginas amarillentas 
de un polvoriento libro de poemas? 
¿Qué será de tus juegos infantiles 
archivados en la noche de los tiempos? 
¿Adónde irás cuando el sol te abandone 
y te arrebaten el silencio que te acompaña?
¿Adónde con tu soledad de vampiro? 
¿Dónde sepultarán tus trenzas imaginarias 
de astronauta abandonado entre las flores? 

Tu expresión conspirante de una juventud negada, 
la huella imperdonable del trabajo, 
el polvo y el sudor y el esfuerzo rutinarios, 
la sonrisa triste de tus labios resquebrajados, 
¿Adónde irán? ¿Adónde 
desesperadamente viejos y cansados 
nos conducirás cuando tus manos encallecidas 
no puedan ya elevarse sobre nuestras cabezas 
y tu voz oscurecida no pueda ser escuchada 
ni aun por aquellos escasos oídos que en la tarde 
se postraban ante tus vírgenes quimeras 
haciendo del espacio un bosque fiero 
donde escapar contigo del asfalto? 

¿Quién besará tus labios más allá de la noche? 

Antes serás demonio sobre el sueño 
pero cada despedida es una paletada de tierra 
y crepúsculos tormentosos se ciernen amenazantes 
sobre nosotros los desesperados
soñadores de galaxias entrelazadas. 


Humildemente, Maestro 

              A Don Pablo Neruda, in memoriam

Reconozco el salitre de sus pulidos versos, 
la atlántica firmeza que los parió desnudos 
la sangre enamorada que amamantó su fuerza 
y el agudo chirriar de los ferrocarriles 
que unen patrias y mares y llevan esperanzas. 

De lucha, amor y fierro crecieron las palabras, 
su luz se fue expandiendo por pueblos y senderos, 
la paz del caminante fue la explosión secreta 
que prestó alas al verso para poblar las sierras 
donde los campesinos vieron crecer la vida,
donde se hizo mujer la fértil resistencia. 

Hoy esa voz nacida de la roca 
callada está, su grave resonancia 
dejó paso a su indómito recuerdo. 

La cordillera estremecida de su verbo 
se hizo tuétano en las almas de los pobres. 
Hoy, nosotros, lo que queda del pueblo malherido, 
hemos querido entonar un canto hacia la aurora, 
y en su memoria esparcirlo por el viento 
como una ofrenda matinal que verifique 
su presencia vital desde la tierra 
que le cobija. Gracias. 
                                  Gracias don Pablo 
por enseñarnos el hierro y los volcanes, 
por su recia testuz de militante, 
por las navegaciones estelares 
por las espigas, los navíos, las quimeras 
por la fe y por el clamor de las montañas 
que un día se alzarán incontrolables 
contra los viles verdugos de la tierra. 


También el mar 

También el mar empuja dócilmente 
antiquísimos mundos diminutos, 
de noche, cuando el sueño 
atraviesa los muros, profanando 
las sílabas errantes de los cuentos. 

Es, entonces, la luna, burladero 
refugio de las hadas y los ogros 
que en consorcio planean sin rubores 
la ruptura del viejo pergamino. 

En otro lugar duermen 
su sueño sin sonidos ni esperanza 
los héroes del pasado 
en un tálamo de cruces, vómitos y olvido. 

Antiguos mensajeros, mientras tanto, 
se despojan del tedio acumulado 
y vierten sobre el agua y en el viento 
viejas plagas, del tiempo rescatadas. 

La iniquidad ensombrece el firmamento. 
Bandadas subterráneas afloran como fuentes 
emponzoñando ríos y acuarelas. 
Flores de plástico y metal se adueñan de los bosques 
y un rapsoda es lapidado por castores 
bajo una luz violácea que desdibuja el orbe. 

La razón nos confiesa que todo está perdido. 

Pero el pequeño ladronzuelo 
ataviado con la sangre de sus muertos 
y el barro primordial que le sustenta,
ha conseguido hacerse con la llave 
que conduce a la aurora o al destierro. 


Dos primeros poemas, del libro del autor: La estrecha senda inexcusable. Último poema, del libro del autor: Extrañamientos y rescates. Poemas tomados de su blog 
Sergio Borao Llop 
Zaragoza, España

Luchar contra nuestro destino sería un combate como el del manojo de espigas que quisiera resistirse a la hoz. 
Lord Byron

Rolando Revagliatti

Mañana se verá 

Mañana se verá 
si está vivo, muerto 
o suspendido 
de un vaticinio 

o del desprecio 
proveniente del futuro 
del presente 
o del pasado 

Suspendido 
mañana se verá 
                        él 
vivo o muerto. 


Bombero 

Más rápido que un 
Más rápido todavía que un 
Tanto más (tonto más) 
y más expandido 
Tanto más todavía 
y más expandido 
Más expandido que un 
lugar común. 


Libreta de enrolamiento 

El ciudadano Reinaldo Santos Tomasi 
único sostén 
ha sido exceptuado por estar 
comprendido en el artículo 41 
inciso tercero de la ley 
de madre 
orgánica del ejército número 12.913 
etcétera 
y con la firma 
viuda 
de un segundo jefe. 


Vieja, sí 

Vieja, sí 
una muñeca 
muy vieja 

No respira 
no es que respira 

Ni sufre 

Una cara que sufre de muñeca 
vieja que respira 

Sujeta 
por un aire 
de familia 
la corre uno 
de sus peores recuerdos 
(el más turrito 
y de mala traza) 

Todo es correr
mientras 
disimula 

(Humor muerto, el de los viejos días) 

Es así de punzante 
su fidelidad 
por lo que intolerable 
se hace 
clásico alarde 

Viejo 
sí 
yo 
quien relata. 


Las patas 

Las patas en el aire 
despotrican 
contra las patas 
enterradas 

Histéricas en el aire 
y obsesivas enterradas 
me convidan con pancito 
al dirimir con ellas 
sus recelos 
en mi consultorio. 


Del Libro del autor: Desecho e izquierdo. 2ª edición-e (corregida). Ediciones Recitador Argentino, 2018. Buenos Aires, Argentina. Desecho e izquierdo tiene 1 edición en soporte papel: 1999; y 2 ediciones en soporte electrónico: 2009, 2018.
Rolando Revagliatti 
Buenos Aires, Argentina 

No hay belleza sin algo extraño en sus proporciones.
Francis Bacon

Jorge Isaías

In memoriam
Descansa en paz, querido amigo
A.P.


Mi paisaje
 

Bordeo la letra 
en una costa 
ato el tembladeral 
de ala viva 
un puñado de juncos 
la vía dormida 
del tren 
junto a los yuyos. 
Alto urdo el bañado 
donde se espantan 
blancas las garzas de nieve 
una cigüeña sola 
un zambullidor 
y cuatro siriríes sueltos. 


Era como si 

Era como si todavía fuera verano 
lenguas lentas nos venían desde el aire
lentas. 
Como el aliento de un animal inmenso 
e imposible 
que nos fuera llevando hacia el pleno 
mediodía 
con su explosión ceniza de torcazas. 
En ese aire no entraba 
todo el cielo ni entraba 
todo el Sur ni todo el trigo 
que tremolaba con sus pájaros. 
Era el verano como si ya no lo fuera. 
Era un lento verano dulce de tordos por el aire. 
Era puro ceniza, de plumaje que el sol pintaba 
con su duro laconismo. 
Eran atardeceres sueltos 
caballos pastando a la vera 
de un camino solitario. 


Solo 

Probablemente Octubre 
y la razón del mar 
y el ancho de los trigos.
Probablemente el aire 
y el gran color que arde en el aire. 
Probablemente el cielo 
y tu sonrisa que no recoge el cielo. 
Probablemente digo 
que un gran amor
pega en el aire 
y la noche sacude la distancia 
y un gran dolor consume las banderas. 

Sé que sólo soy un hombre 
que nada contra el mundo. 


Arte poética 

La densa lija de las horas 
arremolinándose 
inclinada 
vacía de un estertor 
de una miseria 
de un deplorado azar 
de una magnolia. 

Aspirando producir
un hueco en el hueco 
de los días 
allí 
empecinado en una palabra 
trazada
inscripta, bordada, indisoluble. 
El arte es la parte que reparte
su ambigüedad de sueño 
de niebla 
de deseo. 
Hombre incompleto 
resume 
en sí la duda 
el olvido 
los resquemores previsibles 
de la muerte 
el amor inclinado 
en el estanque 
la hoja que inventa 
la brisa de la tarde. 
La que sin dolor avanza 
rodea, aísla, hace sucumbir los sueños, 
los defenestrados amores 
la nostalgia.
Todo insistirá 
sobre la mano 
hasta secarla, 
pero no podrá con la letra 
empecinada, 
suelta, 
arrebujada 
de días que se fueron para siempre. 


Jorge Isaías 
Rosario, Santa Fe, Argentina 

La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del hombre que la mira. 
Lin Yutang

Luis Alberto Serrano

La manzana y el hacha 

Una manzana y un hacha estaban en una habitación a oscuras. Los habían dejado allí y no podían verse. La fruta estaba jugosa, en su plena madurez. La herramienta, recién afilada, descansaba encima de la mesa con su mango de madera fina y pulida. Nunca habían hablado entre ellos ya que no sabían ni que existían. La oscuridad les impedía ver el mundo. La manzana recordaba sus días colgada en el árbol viendo los amaneceres. Era consciente de que no los vería más. El hacha, en cambio en la quietud de la habitación, se veía cortando ramas. Las que más le gustaban eran las del manzano que había en las afueras de la casa. 
Despacio, alguien entró con una antorcha e iluminó el espacio. Con ella llegó la luz. Por primera vez, la manzana y el hacha se vieron. Se miraron y, sin mediar palabra, el hacha se abalanzó a partir la manzana en dos. Esta, llorando y partida por la mitad, le preguntó por la razón por la que había hecho eso con ella. Limpiándose y rapándose para volverse a afilar, el hacha le contestó que, lo había hecho porque podía hacerlo. No le hacían falta más razones. 
Mientras volaba a dar un segundo tajo mortal, sintió que la antorcha le había prendido fuego a su mango de roble. Le preguntó extrañada: “Pero, ¿qué haces?”. Y la llama, muy seria, le contestó: “No sé, tú sabrás”. 


Luis Alberto Serrano 
Islas Canarias, España 

Aprendí que en la vida tendemos a hacer elecciones, y que cada elección tiene una consecuencia. Si no nos gusta nuestra elección y su consecuencia, entonces debemos buscar una nueva elección y una nueva consecuencia. 
Robert Kiyosaki

Antón Abad

La asignatura pendiente 

Como Maradona, 
yo ya viví, 
y ahora voy muriéndome despacio, 
que es una forma de seguir viviendo 
sin que nadie te exija demasiado. 
Ya no me preocupa casi nada, 
si exceptuamos la afrenta 
de una estupidez eterna 
que se renueva entre los hombres 
como un destino fatal, omnipresente, 
como una mancha que crece 
al calor de una exitosa especie
que domina los cielos y los mares, 
las cimas y las profundidades; 
el átomo, el ADN, 
el acelerador de neutrones, 
la física, la ideología y el álgebra, 
pero con el sentido común, 
no puede.


Longevità 

Siempre he sido muy cuidadoso con mi alimentación, sólo productos de animales sanos; bueno, supongo que no habría llegado a los 314 años de no haberlo hecho, por eso y por la tierra de Transilvania en la que duermo. 
También he sido muy austero, pero últimamente gasto como si no hubiera un mañana, porque quizás no lo haya. 
No pasa nada si mi percepción fuera errada, como mucho, en el futuro, tendría que gastar como que hubo un ayer. 

        *   *   * 

Siente mis dedos en la oscuridad, 
desabrochando las últimas barreras. 
Siente el temblor de mis manos 
y el ritmo quebrado de mi aliento. 
Escucha todas mis mentiras, 
y dime las tuyas, 
que en la penumbra soy quien tú quieras, 
y tú, la única. 


Antón Abad 
España

Confrontar a alguien con sus sombras es ayudarle a que vea su propia luz. 
Carl Gustav Jung

Carmen Amaralis Vega Olivencia

Niño de ojos grandes 

Hay furia de fuegos y relámpagos. 
Pies calcinados flotan
sobre ardientes inquietudes, 
no se detienen sobre las brasas, 
se sublima su carne. 
Su luz se resiste a morir 
en el itinerario de lunas incendiadas. 
Es necesario el rescate 
antes de que se desplome 
la estructura interior de los sueños. 
Sombras que hablan 
con lenguas irreverentes 
desprecian su pureza. 
El niño tiene el rostro atrapado en el espanto 
de rincones clandestinos. 
Es preciso refrescar su vientre tierno, 
cuidar la piel sedienta, 
anular pensamientos 
que devoran su ingenuidad. 
El niño guarda la amalgama 
de oro y azufre 
en el espejo de sus ojos grandes. 


De amores viejos y nuevos 

No quiero ni el espacio ni el tiempo, 
entre tú y yo solo deseo la eternidad 
con el zumo de las flores frescas 
alentando pasiones vírgenes. 
Si caigo en un nuevo abismo, 
que sea en tus brazos 
para hundirnos juntos 
hasta la miel más profunda. 
Si besas mis ojos, 
que la sal de las lágrimas 
cure lacras de aquel viejo amor. 
Para algo ha de servir tu auxilio 
en este gozo de delicias nuevas, 
porque hay profundidades 
que mi cuerpo arrastra. 


El rojo de otra vida 

¿Cómo arranco el rojo de los sentimientos? 
Todo confabula. 
Las estrellas se empeñan en doler, 
titilan de deseos, 
y se desangran los besos en la boca. 
Puedo acortar la distancia, 
desvanecer el frío 
si me enredo en tu sombra y grito. 
Y gritando te acorralo a paso lento. 
La piel palpa la salida,
las ansias palpitan agarradas 
al borde de nuevas caricias. 
Cruje la pasión, 
pero no logro escapar de los ardores viejos. 
Algo le falta a este amor. 
Insiste el rojo en flotar por el río tibio de la vida. 


Atada a tu espalda 

En la puntita de los pies, 
retorcida. 
Así, tratando de alcanzar lo inalcanzable, 
escudriño esa escurridiza mirada. 
Te vas yendo de a poquito, 
agua tibia sobre pecho febril, 
puño apretado, 
cordón atado a mi garganta. 
Logro el contacto, 
iris con iris, 
me pierdo en tus cavidades 
y descubro un desierto en confusión. 
Arenas movedizas te hunden en deseos, 
camas esperando, crujir de dientes. 
Y dejas mi cuerpo, ahí, rígido, 
sufriendo, 
para seguir anegándote 
en otras aguas, 
mientras me amarro 
a la imagen de tu espalda 
para no volver a morir. 


Carmen Amaralis Vega Olivencia 
Puerto Rico 

El amor es la belleza del alma. 
Agustín de Hipona

Luis Benítez

Esta mañana escribí dos poemas 

Esta mañana escribí dos poemas. 
No me pregunto ya por el sentido 
que tiene o no tiene este oficio oscuro. 
Simplemente es otra manera, posible, de estar vivo. 
Me pregunto por el origen 
de esas dos cosas que ahora están sobre la mesa, 
no exactamente hechas de papel y de pigmentos. 
Por los hombres que lo han dicho mejor 
y hoy están muertos.
Por los siglos de guerras y de paces 
que entre las palabras han corrido. 
Me pregunto los nombres y el semblante
del que en otra parte del globo ha dejado 
sobre su mesa otras dos cosas iguales 
y que duda también de mi existencia. 
Me pregunto por los miles de días y de noches 
que han debido transcurrir para que hiciéramos esto. 
Por los cientos de personas 
que han donado los versos. 
Me pregunto por qué, hace un rato, 
se ha modificado dos veces este mundo. 


El mar de los antiguos 

No volverá jamás el mar de los antiguos 
a rebañar las costas creadas por sus olas. 
Un año de ancho, una vida de largo, 
se sumió en la honda bocanada del fondo.
Con él las bandas de Erik el Violento 
y la pacífica vela de otro ladrón, fenicio, 
doblaron para siempre ese horizonte blando 
y abajo el precipicio que los tragó 
a todos como se cierra un libro. 
Ni el ceñudo pirata que un día fue 
estatura y bronceado y sombra, 
ni el traficante sofocado bajo tricornio y títulos, 
tuvieron el poder de detener 
aquellas otras olas que se llaman horas; 
menos el múltiple ahogado, ése sin nombre, 
puede asomar la cabeza ahora 
para su intrépido persistir 
bajo la luna, a solas. 
Ah mar de Eneas y de Ulises 
que no eras éste y eras 
la cuna del delfín y las especias 
y el camino del oro y siempre, lo Otro. 
Qué portugueses y españoles eran 
cuando eran los que eran en el mar. 
¡Y el junco de esa otra historia, la ignorada, 
que salía a él bajando de los ríos 
como una rama armada de astrolabio, 
con hombres amarillos bajo la tensa seda 
guardando sus secretos, sus caminos y sus signos! 
Veo entre peces voladores 
cabalgar la trirreme del romano 
y al bajel del griego salir de la zozobra; 
todas esas ambiciones que iban tras las Hespérides 
encalladas en el arrecife del Minuto. 
Y la Sirena, el paganismo de a bordo 
recubierto de escamas y colocado fuera, 
y el oficial Leviatán del Viejo Testamento 
condensados en la ballena blanca 
que surcó todavía, en mil ochocientos y tantos, 
el querido inolvidable mar de los antiguos. 


Los ojos de Rimbaud 

Azules, de bárbaro. Hoy cantan para ti 
los suaves trinos y en el taller literario 
adelgaza la voz el papagayo: conmovida 
endulza las Grandes Miradas su lección de confitero. 
De este lado rezamos por ti hincados ante un lobo: 
que la bella ciencia es una habitación que da a lo oscuro 
y el hombre, ese acertado inconstante, 
es apenas unos pocos pasos que por ella van y vienen. 
Hoy que las profesoras de letras olvidaron todo 
lo que saben de ti los presidiarios
y el vago que, a riesgo de ser aplastado por los automóviles, 
detiene la metáfora de su paso por recoger el milagro 
de una hoja, sin alcanzar a explicárselo; 
hoy que apenas los ascensoristas 
se levantan de entre los demás, 
hoy que esta loca materia aparece ahogada y vencida, 
como lo estuvo siempre, como va a estarlo siempre, 
flotando sobre las aguas de los números; 
hoy que en tus selvas vírgenes arraigaron los casinos 
y suena música disco en todas las Áfricas tonantes, 
hoy que en la calle 88 y Broadway una horrible fulana te pasea 
impreso en su remera, sonriente con toda la Gloria Americana, 
hoy que encuadernado en cuero y con letras doradas 
te exhiben los dentistas en sus huecas bibliotecas 
y te honran a su modo, repartiendo venenos 
por las calles del mundo los ágiles traficantes, 
hoy que caen los muros y todas las posteridades se desploman, 
hoy que la Historia, esa vieja enemiga, 
se ríe de nosotros diciendo que no existe, 
como en tu tiempo repetía el Diablo; 
hoy que los blandos músculos de los diputados 
pueden arrojar al mar, si quieren, a miles de forzudos extranjeros, 
hoy que la tímida democracia probó ser más efectiva que los reyes, 
hoy que todos por fin somos buenos 
y alza su copa radiante el rosado, negro, amarillo y cobrizo 
banquete de la vida, más allá 
de los caritativos grupos que intentan el soneto, 
a través de las bibliotecas barridas por el polvo y las secretarias, 
sin dactilografía ni voz ni esperanza ni objeto,
cruzan las geografías dos luces gruesas y potentes 
anillando la Tierra. No por el símbolo sino por la mirada 
eres como el dios de plástico que cuelga de su pared el asustado, 
para que esos Ojos le sigan por la casa. Para nosotros 
los mínimos, para nosotros los pocos, para nosotros los débiles, 
que sólo queremos estar ociosos, tus párpados están 
siempre abiertos, hermano desdeñoso, 
Jesucristo el Terrible, 
hoy que es una vergüenza tener hambre 
siguen mirando lo mismo tus fanales salvajes. 


Poemas incluidos en La Vida Entera. Una antología. Tomados de ‘Revista Realidades y ficciones’ Nº 53, agosto 2023 
Luis Benítez 
Buenos Aires, Argentina

Arriesgarse es perder momentáneamente el equilibrio. No arriesgarse es perderse a uno mismo. 
Soren Kierkegaard

Beatriz Caserta

Un hombre de palabra 

Ese día se cumplía el último plazo. Inflexibles con la palabra empeñada, vendrían. 
Ellos le habían dado dos oportunidades más. Cuando pidió la tercera, cortante y fríamente le recordaron la sentencia implacable. 
“Tiene setenta y dos horas. ¡MUÉVASE!” 
Sin alternativas, debía afrontar la realidad. 
Las deudas de juego, se pagan o… ¡Se pagan! 
Se escuchó el timbre y no vaciló. 
Ellos al ver que no abría y luego de varios golpes, derribaron la puerta. 
Él estaba en su sillón, la cabeza levemente reclinada, lo mostraba exánime con una mueca sonriente. 
Su mano derecha caída sobre el escritorio, portaba una beretta 9mm; un hilo de sangre bajaba de la sien, sobre un papel donde descansaba la estilográfica de oro. 
A PESAR DE TODO SOY UN HOMBRE DE PALABRA. PAGO MIS DEUDAS. 
Fue lo último que escribió con ella


Este cuento integra el libro de la autora: Desandando 
Beatriz Caserta 
Buenos Aires, Argentina

Nadie ofrece tanto como el que nada puede cumplir. 
Francisco de Quevedo

Lilí Muñoz

Asiento de turista 

Las millas corren 
desperezo 
asiento angosto 
económica 
turista 
verano aúlla 
en retumbos de aurora 
surean inviernos 
albor en Buenos Aires 
sonrisa tropieza en los adioses 
espaldas crujen 
la soledad campea 
lejos tus manos 


Árbol de ojos umbríos 

La seda de tus hojas 
ennovió entre lunarios 
lluvia risa de mayo 
azuleador temprano
correntoso en la sed 
y los albores. 

En el país durmiente 
árbol de ojos umbríos 
mecen quietas riberas 
espinilla la sombra 
y es tu palabra apenas la que cruje de sol. 

Si acaso nos hallamos 
des/templarios     des/tiempos 
¿intentaremos ambos hasta agostar el mar? 

                                                     Ciudad de Neuquén/Bogotá, 2007-2013 

Cabos sueltos 

Nada es igual en la espuma de los mares 

… porque robarte fue un modo de tenerte 
tu nombre es un tic tac en mi cabeza 
el timbre del whatsapp sucumbirá en la nieve 
se hundirá en el canal 
habrá tiempo en suspenso por las rocas 
todo fue un no llegar 
un irse 
¿dónde la plenitud de nidos? 
¿de cuáles ajenidades brotarían? 
después 
¿qué más será de ella? 
zambullen sus palabras 
mis palabras 

¿Qué giro imperceptible marcó el rumbo? 
¿En qué descuido? 
¿Con qué señal llegamos 
al borde de estas grietas?
en cuáles márgenes 
cuántas encrucijadas 
mostraron en pedazos nuestros cuerpos 

Sin embargo es sencillo 
en rumor de palabras ella filtró el invierno 
a puro viento 
desde jacarandás rocíos 
con memorias de sedas 
entreabrió aquella puerta 
desamparos y risa 
exultante partió 
no volvió 

un poema fugaz desvaneció en el aire 
se llevó la caricia sin mis manos 
no supo del sabor entre las sombras 

nada es igual en la espuma de los mares

amanece 
pura niebla en los albores 
¿qué es lo que queda?
¿inmediatez de escena? 
¿algún eco entre los arcos del silencio? 
aún fluyen manzanares por mi boca 
aún se yerguen mesetas y pezones 
habitan yemas 
retozan todavía 


Lilí Muñoz 
Neuquén. Patagonia Argentina

La Tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la Tierra. Y lo que le ocurre a la Tierra, les ocurre a los hijos de la Tierra. 
Jefe de la tribu Seattle

Frans Gris

Ave maga del Círculo sin fin 

             te hemos esperado 
como espera la semilla
la venida del sol agrario y fecundante 
Esperamos 
         (espero) como simiente bajo la nieve 
a la brisa caliente que abra su urna de inviernos 

te enredas a los cabellos del viento 
y a las gasas de las nubes/lluvias lentas 
                                                   sigilosas 
                 vienes con un tenue efluvio 
nuevo y hueles a limpia cara adolescente 
o velo nupcial 
                a pajarillo nuevo 

vas y vienes brisa/tiempo 
                               nuevas tardes 
y viejos vientos/aguaceros ya dormidos 
Vienes 
            o vas por entre los ramajes 
en busca de los nidos/yemas para despertarnos
 
Y yo espero 
                   Primavera 
tu caricia 
             y tu beso 
para despertar a otro verano 
                                         a otra madrugada 
a otro germen de tiempo para ser una marea 
o un lago que despierta desde el hielo/invierno 
Por otro verano podré ser araña 
                                          un grillo 
                                                     un pez 
o una baya en medio de las brisas 
un perfume o un sonido en el bosque 
Por otro verano 
seré luna entre los follajes o una luciérnaga 
vagamunda en las teatinas o en la rivera de mis ojos 

    como un libro nuevo 
    fragante a poesía
                  y libre
                  quédate apoyada a mi frente 
                  para yo vivir hasta el verano 


El Gran Capitán 

En el Inicio era misterio 
genovés 
            judío converso 
                        portugués tintorero 
                        pirata o navegante 

Las Madeiras 
                    Lusitania 
Eran las Españas un Enigma disgregado 
Castilla 
           Aragón 
                     era Navarra 
la Reconquista 

En Sagres 
      (Enrique el navegante y la cosmografía 
las rutas y las naos 
el cuadrante y el astrolabio) 


Sueño uno 

El Capitán 
(sobre la curva eterna del Oeste 
y más allá
al poniente 
el derrotero a las Indias 
donde las sombras habitan 
los misterios del abismo de sargazo) 

Rutas del África secreta y Ceuta 
la luna y las rompientes desvelan las arenas
por las noches 
Siempre al Sur los esclavos el marfil 
más al sur el Cabo de Tormentas 
rumbo norte 
la India 
la canela 
pimienta 

y Ceylán. 


Frans Gris 
Los Troncos, La Cisterna, Santiago de Chile