viernes, 17 de julio de 2020

Editorial


con voz propia nº 101

Revista literaria 

Julio 2020

Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner

Publicación creada en noviembre de 2006
Distribución y publicación gratuitas
ISSN 2314-0275


Nunca prives a nadie de la esperanza; puede ser lo único que una persona posea.
Proverbio israelí




Sobre la vida

No es chacota la vida.
La tomarás en serio,
como lo hace la ardilla, por ejemplo,
sin esperar ayuda ni de aquí ni de allá.
Tu más serio quehacer será vivir.

No es chacota la vida.
La tomarás en serio,
pero en serio a tal punto
que, puesto contra un muro, por ejemplo,
con las manos atadas,
o en un laboratorio,
de guardapolvo blanco y con grandes anteojos,
tú morirás porque vivan los hombres,
aun aquellos hombres
cuyo rostro ni siquiera conoces.
Y morirás sabiendo, ya sin ninguna duda,
que nada es más hermoso, más cierto que la vida.

La tomarás en serio,
pero en serio a tal punto
que a los setenta años, por ejemplo,
plantarás olivares,
no para que les queden a tus hijos,
sino porque, aunque temas a la muerte,
ya no creerás en ella,
puesto que en tu balanza
la vida habrá pesado mucho más.

Nazim Hikmet
Salónica, 1901 - Moscú, 1963
De “Últimos poemas 1959-1960-1961”.
Versión de Fernando García Burillo (Madrid 2000)



Un pájaro no canta porque tenga una respuesta. Canta porque tiene una canción.
Proverbio chino


Revista literaria con voz propia
ISSN 2314-0275
Propietaria: Analía Pascaner
San Fernando del Valle de Catamarca
Catamarca – Argentina


¡Qué pequeñas son mis manos en relación con todo lo que la vida ha querido darme!
Ramón J. Sender

Autores publicados


Todo el mundo se enfrenta a algún tipo de batalla. Saber esto, ¿me ayudará a ser más amable?
“La pregunta del día”, en Internet

con voz propia nº 101 – revista literaria
Julio 2020
Autores publicados en esta edición: 


Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia:
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor.
Analía Pascaner

Revista literaria con voz propia
Publicación y distribución gratuitas
ISSN 2314-0275

Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner

Dora Giannoni

Efecto mariposa

Los pájaros
devuelven en canto
las miguitas
Los malvones
pagan con sus flores
al agua y al sol
Yo entrego palabras
y tal vez alguien
devuelva en música
pan o color
una miga, una nota, una pizca,
un simple aleteo
que haga eco
en el universo entero
y pueda conmoverlo.


Pregunta retórica

Hay vida después
de la muerte
se preguntan filósofos,
teólogos
y muchos inquietos.
Yo, conmovida
por la dolorosa
realidad cotidiana
me pregunto:
Hay vida antes
de la muerte


Única Palabra

Sólo una
la total, imprescindible:
Verbo del Padre
Con ella todo fue dicho
El mensaje total
La voluntad de Dios
El camino a la felicidad
del cosmos entero
Dios dijo una sola Palabra
según S. Juan de la Cruz
y después no habló más,
no era necesario.


Dora Giannoni
Buenos Aires, Argentina

Equivocarme y a pesar de ello, otorgar confianza a mi ser interior, esto es el hombre.
Gottfried Benn

César Cantoni

Familia tipo con perro

En la foto estamos papá, mamá, mi hermana,
el perro de la casa y yo.
Papá está serio, como siempre,
mamá está linda, como siempre,
mi hermana está asida al brazo de mamá,
el perro está absorto
y yo estoy más rígido que un soldado,
pendiente de la cámara.
Papá y mamá salieron de foco hace bastante,
mi hermana se jubiló,
al perro lo mató un tranvía
y yo, momentáneamente,
me aferro a esta foto que encontré entre otras,
plena de reminiscencias
y tan implacable como el tiempo.


Llueve en Cachemira

“Llueve en Cachemira”,
dice el reporte de la televisión,
mientras despliega escenas
de pueblos inundados.

Hace tres días que llueve
y no hay indicios de que la lluvia
vaya a amainar o a detenerse
de manera inmediata.

Pero aunque no fuera cierto
y nunca hubiera llovido en Cachemira
en todos los días de su larga historia,
igual seguiría lloviendo en este poema.

Así de real es la poesía.


Retrato a lápiz

Cuando el artista J. R. Butin me retrató a la edad de siete años,
no imaginó, seguramente, que se me caería el cabello,
tampoco que sería poeta –título discutible–
y mucho menos que, luego de cinco décadas y media,
su dibujo continuaría colgado en una pared de mi escritorio,
como si el niño lleno de ilusiones
no quisiera abandonar al hombre de hoy.


Cynthia y John

Leo en el diario: “Ayer murió Cynthia Powell,
la primera esposa de John Lennon”.
Hace tres décadas y media murió John.
Ambos alguna vez fueron jóvenes
y estuvieron enamorados.
La gloria, incluso, adoraba sentarse sobre sus rodillas.
Después llegaron las controversias.
¡Qué rápido pasa todo: el tiempo, la vida,
los amores irresponsables…!
Hoy Cynthia y John son historia.
Y la historia, como se sabe, es nada.


Del libro del autor: Un arte invisible, 2016
César Cantoni
La Plata, Buenos Aires, Argentina

Mariana Bernárdez


Dicen que nada hay en los bancos de niebla
ahí donde despunta su atolón
    tiene lugar lo inabarcable
Quien se aventura por su espacio
     no escucha acorde alguno
no hay faro ni guía que invada su bruma
e inevitable es que entre sus crestas
pronto extravíe su salvoconducto

Relegados a la clandestinidad
                                               los que han vuelto
lucen en el semblante la llama del desatino
y con premura buscan retornar a su paraje

Dicen que en su vista oscilan las fogatas de San Juan
              ¿será por la lisura de su agua?
              ¿o por la nostalgia que inflige su abandono?

Yo no lo sé de cierto
pero a veces despierto con esteros de luz en el cuerpo.

*  *  *

Padre trajo el color de los árboles en los ojos
     y esa niebla
No supimos cómo decidió
                             acercarse a su ribera
ni cuándo soltó las amarras

Ahora en lugar de árboles
             trae consigo el olor de la marisma
y no intima ya con la lengua de las cosas
 sino con el monosílabo del símbolo
A menudo su mirada apresa
    un revoloteo de garzas
y otras presiente en el puño
    un manojo de guijarros

Padre subyugado por madejas de cuentos
ensaya la dignidad
    de quien se confiesa en el entre
Se desprende
pero aún sana y alumbra en el bien/venir
  la algarabía pura del despertar

Se aligera del peso de lo falso y lo nimio
y nos muestra en su desacierto
lo que significa morir en la raya
acomodar la figura en el pretil
             donde lo de atrás se desvanece
             y lo de adelante seduce
con la frente de cara al sol
de pie
y el semblante de un deslumbrado.


“Posdata”, en Simetría del silencio, libro de la autora. México: Fundación René Avilés Fabila e IPN, 2009
Mariana Bernárdez
México

Dentro de mil años, sí, dentro de millones de años te diré: ¿sabes donde estás? Estás en mi corazón.
William Heinesen

María Cristina Berçaitz

Buenos Aires. Otoño 2020

Sucedió esa noche de otoño. Las manecillas del reloj se acercaban a las doce. No sabía si era hoy, o había pasado a ser mañana.
Me senté frente al ventanal. Miré hasta donde alcanzaba mi vista, como si quisiera escapar del encierro.
Creo que la naturaleza estaba consciente de mis preocupaciones porque reflejaba una pesada calma con un mudo silencio.
El día triste, la tarde lluviosa.
Noté una tenue claridad lunar que iluminaba una densa neblina. Apenas veía el techo de los edificios y a lo lejos vislumbraba el río. Sentía que volaba y que observaba el paisaje por la ventanilla de un avión, con la luna como única luz sobre un mundo quieto y hosco.
Un sorbo de whisky hizo más amable el momento. 
La campanilla del teléfono me distrajo del concierto que escuchaba-veía por televisión. La voz del otro lado me volvió a la realidad.
Todo pasó esa noche de otoño, cuando las manecillas del reloj se acercaban a las doce. No sabía si era hoy, o había pasado a ser mañana. 

*  *  *

A tus flamantes ocho años

Tiene sentido, abuela:
-Y tu voz se extendió en una sonrisa-
Que a la noche sobrevenga el día,
que la lluvia lave el cauce de los ríos
y el viento meza los sauces cristalinos.
Tiene sentido, abuela, repetías,
       que tu pecho contenga mi ternura
y me envuelva en tu abrazo desprendido,
       que mis ojos se pierdan en los tuyos
y entre mis manos quepa todo tu cariño.


María Cristina Berçaitz
Buenos Aires, Argentina

Alicia Danesino

Poema a mi hija Lala

Me gusta cuando ríes
y nos muestras tus perlas, 
con esa risa franca, sincera,
elegante.
Contagia tu alegría.
Invade todo espacio.
Las paredes te aguardan 
porque dejas tu impronta
de unicornio plateado
Dios te puso en mi vida

regalo inesperado, luego de muchos años
de aguardar el legado.
Ahora estás cumpliendo casi cincuenta años,
no desperdicies hija
estos años dorados.


Alicia Danesino
Buenos Aires, Argentina

Dale valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Gabriel García Márquez

Alfredo Lemon

Es poderosa la voz del Altísimo

Hay claves insondables
murmullos
lógicas autistas

¿hilos que solo perciben los justos?

aquél que bebió aguas negras
se ahogó
              se liberó

en el momento más distante
en el minuto más mismo del silencio
              se golpeó

debía un sacrificio de amor por una recompensa?
perdió su oportunidad?

¿fue lágrima o poema?
¿león o tulipán?

cambió quien era para siempre


Alfredo Lemon
Córdoba, Argentina

Perla Chirino

Lágrimas

Lágrimas son las que lavan
los huecos memoriosos
donde viven los miedos,
la angustia y el dolor.

Son las que enjugan
los restos del odio demorado
en las puertas del perdón.
Líquidas bajan a bendecir
el brote vital del humano
en un retoño.

Densas, lentas penden a raudales
cuando el amor estalla
en el éxtasis de un alma.
Y amargas, agrias se agolpan
en la mortaja cruel de la partida.

Siempre son ríos presurosos
de alegrías o penas solitarias.
Siempre son vertientes
de un alma en vibración.

Amor, desamor;
vena y sangre,
tierra y agua,
lágrimas… son.


Fugitiva

Fugitiva va la vida
sorteando soles, lunas
y estrellas trasnochadas.

Se lleva los ropajes
del miedo y la locura,
que agazapados ríen
en la espalda del Hombre.

No vuelve la mirada hacia el pasado,
tampoco sueña un futuro venturoso.

Es ella, que como el viento ocre del otoño,
arrastra en su cola de novia esplendorosa,
todo el bagaje del presente vivo.

Es devota del feliz presente,
es acólita del ceremonial insípido
que a la humanidad ha deslumbrado
con la máquina, la tecno y el consumo.

Sí, fugitiva va la vida,
porque ya no siente nada…
Solo el terror de ver morir al mundo
y a sus pies el desamor,
la fama y el dinero.


Del libro de la autora: Sentires de todas las horas
Perla Chirino
La Rioja, Argentina

Un hombre que no ha pasado a través del infierno de sus pasiones, no las ha superado nunca.
Carl Gustav Jung

Fénix Granda

Principio del fin

Mis lágrimas han probado tener la capacidad de curar; pero he derramado tantas, que creo no me quedan suficientes para otra resurrección.
Inicio pues este camino vislumbrando la meta; es tan sencillo llegar, que no me daré prisa.


Bajo el barniz

Somos, los unos para los otros, enemigos cordiales en tiempos de paz; pero es tan inestable esa tregua, que los conflictos fronterizos de los “yoes”, surgen ante desacuerdos nimios. Somos una especie que juzga y condena con los únicos tratados a los que tenemos acceso, alojados en el cieno de nuestros fueros íntimos (de un valor más que dudoso a la hora de los veredictos).
Ocultamos nuestra certeza de ser el centro del mundo y alegamos hipotéticas consideraciones mientras el clima general, dé para ellas.
Nuestro “humanismo” se resiente ante el menor contratiempo; y nuestros “hermanos”, se vuelven obstáculos y dianas a la primera de cambios.
Seguros de la verdad, la nuestra, vivimos como malabaristas de razones y principios, de enconos y fidelidades, una vez hemos optado por uno de los bandos que se despellejan.
Aprendices poco avezados, tenemos opinión sobre todo, desde la puericultura al cosmos, alentados por flautas que oímos no se sabe bien donde.
Odiamos con un entusiasmo rayano en la alegría a quienes se exponen a nuestros prejuicios; a quienes asoman la cabeza para airear sus percepciones de la realidad, y adolecen del sello de aduanas de nuestros dogmas personales o tribales. Quizás apenas por haber sido víctimas de los suyos, y queremos devolverles la gentileza cuanto antes, sin evaluar, si tenían al hacerlo, razón, o no.

Ahora que el miedo toca a nuestra puerta, acumulamos papel higiénico y leña para los herejes; tiempo habrá para ser solidarios, sensatos y altruistas.


Fénix Granda
España

Julia del Prado

Abatimiento

Está abatida la noticia
El principio del ser en abandono
Está abatida la fiera de los ancestros.

Está abatido el espíritu de ese ser
que copula con afectos
que se perdieron en la nada.

Está abatido el hombre en su caída,
casi nuestro, casi místico.

Que el ser medite de su abandono hundido
en la nada del tiempo y su existencia.

Que no se hable más del abatimiento
de ese ser extraviado con noticias.
que no sabe más de ese Dios
y su melancolía.

A marzo del 2019


Julia del Prado
Perú

Hoy como ayer, mañana como hoy, ¡y siempre igual! Un cielo gris, un horizonte eterno y andar… Andar.
Gustavo Adolfo Bécquer

Abel Otto Torre

Poética del vacío

Naufragio 

Naufragan los amantes entre dos tempestades.
El aluvión de deseos 
repta por las raíces y unta la flor
para que el enjambre tumultuoso
las una en su himeneo;

la otra fuerza no es fuerza,
es vacío: la luminosidad del engaño,
la fuente que refracta lo inalcanzable:
el amor, la vida eterna
y la muerte de la desdicha propia y ajena.

Desengaño 

Se descubre la verdad en la oscuridad
de todas las mentiras.
El ojo en la arena se corre a los bajíos.
Busca la sombra en el tumulto de los vientos
y los convierte en mares
con su oleaje calcinante.
Entonces, uno cree en la arena redentora.

Muralla 

El ojo hace a la distancia; 
la imaginación levanta los muros
y execra el tiempo de los abrazos.

Un ramito de aromas secos
derrapan en la cruz de los deseos
donde el torpe sepulcro encierra
las virtudes y los celos.

La muerte de los cuerpos
es la señal de todos los abandonos
y los corazones se hacen tormenta
de lava y fuego para decir adiós.


Abel Otto Torre
Córdoba, Argentina

Blanca Salcedo

Chalinas

Odio estar entre estas mujeres. Esa maldita costumbre de asistir a una cena con tu pareja y, una vez allí, todos los hombres se juntan a beber en el patio mientras se asa la carne y dejan a las mujeres agrupadas dentro de la casa para que “compartan”. Comparten el pellejo y la sangre de ellos y de las que no vinieron. Las escucho y no sé cómo desconectarme, recitar mentalmente la tabla de multiplicar ya no me sirve. Enterarme que los gases del marido la tienen loca a una. Que el marido de la otra está pidiéndole sexo exótico y ella no quiere saber nada. Que aquélla se queja que, al contrario, su esposo ni la toca y sospecha que tiene un amante. Que la gastritis, que… toda la intimidad alrededor de la mesita con bebidas de dieta y bocaditos. Me tienen harta. Y, siempre lo mismo, la frase fatal: “vos nunca contás nada”. Y yo, que pongo cara de estúpida y me encojo en el sillón, dejándolas pensar lo que quieran.
Qué puedo contarles. Que me casé con el más guapo de todos, eso que envidian. Que era el ser más dulce y amable del mundo. Que sentí que tocaba el cielo con las manos, yo, la que era poco menos que una sirvienta en la casa de mi tía, recogida de lástima después que mis padres se mataran en un accidente. Que la noche de bodas, cuando me vio aterrada, me abrazó con ternura, me dio un beso en la frente y me dijo con tono lleno de miel: “tranquila, cuando estés lista, todo se dará”. Y yo me sentí única, amada y comprendida; así que dormimos enlazados sin hacer nada y disfrutamos la luna de miel como novios… Un mes después ya quería algo más y fui yo la que lo busqué en la cama. No estaba preparada. El empujón me tiró fuera de la cama, terminé en el piso sin entender nada y él saltó sobre mí. Sentí sus manos en mi cuello y una voz desconocida me dijo: “pongamos las cosas en claro, yo no quiero sexo con vos, no me interesás” y sus manos que apretaban cada vez con mayor fuerza. Sin aire escuché la verdad sin concesiones: “me casé para que no hablen pero, que te quede claro, no me gustan las mujeres… y no se te ocurra decírselo a nadie porque te mato, ¿entendiste?”
Sin aire, con los ojos a punto de reventar, asentí… y así comenzó.
Al día siguiente me miré en el espejo y tenía una marca morada como un collar, él apareció con una chalina de seda bellísima y me la acomodó cuidadosamente, fijándola con un broche de plata… siempre tuvo un gusto exquisito para esas cosas. Me susurró y sonó tan siniestro como el silbido de una serpiente: “andá a la oficina y cuidá que no se te desacomode la chalina, no querés que nadie sepa lo nuestro… tratemos de ser buenos amigos”
Y durante cuatro años jugamos a ser una pareja de amigos… él jugaba, yo sólo mantenía la boca cerrada e iba coleccionando chalinas… porque cualquier cosa que le desagradaba terminaba marcándose en mi cuello.
Entonces fue cuando trajo a su primo a vivir con nosotros. No sé si le creí o es que vivía atontada. Pero la segunda noche, los ruidos en la habitación no dejaban lugar a dudas. No era un primo el invitado. No aguanté más y comencé a golpear la puerta con los puños.
Al otro día estrené otra chalina… también tuve que ponerme una camisa de mangas largas, pese al calor, porque tenía los brazos llenos de moretones…
Y me trae como si fuera su muñeca a estas cenas para juntarme con mujeres curiosas. Esposas normales con planteos normales… si les contara…
Pienso en las chalinas… tengo tantas. De seda, resistentes. Ya medí la altura de la viga y sólo me queda atarlas en un largo dogal… pronto, sí muy pronto… ahora que me dijeron que quieren tener un hijo.


Blanca Salcedo
Formosa, Argentina

Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos.
William Shakespeare

Paulina Juszko

Bolivia

Se apagó otra estrella en el cielo de América.
Y el Bedel Supremo
allá arriba
en su blanca madriguera
SE REGODEA.
En el altar del mundo te paseás
siniestro sacristán
encapuchando estrellas
en sangre las ahogás.
Última ratio grabada en tus balas / tus bombas / tus misiles.
Disfrazado de pollito rubio
lobo feroz
atacás, despedazás, devorás.
Inflexible Minos
que giudica y decide infiernos
nos pesás en balanza trucada / nos medís con tu metro patrón
y siempre nos falta peso y nunca damos la medida.
Pero nos dejamos
mansamente nos dejamos
gritamos un poco / pedimos anestesia
¿hasta cuándo?
¿nos gusta el cielo sin estrellas?
Tal vez ansiamos eso:
la oscuridad primigenia
el vientre materno
colonizados / inermes / nonatos
meros receptores
de migajas.

*  *  *

Hay entonces un país donde la rosa es inmortal
donde no se asiste cada día al asesinato de la belleza
donde abrimos los ojos sin un lamento
donde no hay que restallar el látigo para que los objetos
     hagan su número cotidiano esperando la ocasión
     de saltarnos a la garganta
donde las horas se funden entre los dientes
donde ya no se necesita la rastrera esperanza.
Ese país existe
quiero creerlo.


Último poema tomado de: https://www.escritores.org/
Paulina Juszko
Villa Elisa, Buenos Aires, Argentina

Javier Cabrera

Para espantar la congoja
[Recitados contra la pandemia]

Ella es...
A la poeta Berbel, mi amiga.
Empecinada cuidadora de vidas. 

A ella le advirtieron muy de mañana:
–Estamos de nuevo en guerra. ¡Te cuidas!
Tú, dadora afectada de por vidas,
quédate en casa atenta a la ventana.

Sólo esa tarea y rogarte: ¡Aguanta!
Vuelves al frente estimada. ¡Vigila!
Te sabremos así en primera fila…
Tente lúcida, pero arriesga: ¡Canta!

Y ella, a cal y canto se parapeta.
De la cal sustrae el molido casco
de papá, del abuelo el sable rancio.
           
Para el canto inmemorial se pertrecha
de himnos cuajados en las largas marchas.
Y ya, universal, se hace a la esperanza.

1-5, abril, 2020 [a 20 días del confinamiento]


Plazas del mundo

Todas las plazas del mundo   dejadas
al albur de sus dioses   ¡tan solitarias!
andan desangeladas clamando corazones
que palpiten de nuevo a su sombra
Latidos de seres que las transiten o sin más
y aunque sepa a tan poco  las atraviesen 
para sentir de cerca el pálpito de lo humano:
Juegos de niños -sus desordenadas risas /
sus griteríos alocados- que las perturben
O susurros amantes musitados sobre labios
rendidos  para saberse vividas con ellos

Por las noches las plazas padecen de insomnio
-gélidos sus bancos / sus parterres desaliñados-
y tiritan siempre alerta  desaladas  en espera
de algún ser extraviado  de algún loco
o incluso un desalmado  a los que dar abrigo:
de todos necesitan presencia
para así saberse necesarias

Sólo a veces -presienten que tan pocas
pero cuánto lo agradecen- reciben la visita
fugaz de algún jardinero que presuroso
y solitario  aun de madrugada  retoca
un manojo desajustado o colorea una sombra
desflecada y como niebla se esfuma en el alba
O quizá un barrendero que apenas airea
su largo escobillón por entre las losetas
y de puntillas  ya en el ocaso  recolecta el crujir
de la hojarasca como quien reza por lo bajo
seguro que con temor a quebrar sus letargos

Las plazas del mundo  todas  adivinan
que algo extraño pasa   y aunque se apuran
hincando al cielo sus copas más frondosas 
alargando a lo profundo sus portentosas raíces
nada les da noticias de que un nuevo enemigo
camuflado e ineludible  todas las mañanas
sale a atrapar almas que expiren hacia adentro  

Entre ellas se llaman  concitan a las palomas
y de los pájaros reclaman  pero de ninguno
logra  a vuelo incierto  desvelar nada y llevan
mal -ya sin florecer en ellas- saberse tan vacías 

25-27, abril, 2020 [a 40 días del confinamiento]


Javier Cabrera
Islas Canarias, España

No debe cometerse una injusticia aun cuando el universo se desplome.
José Félix Restrepo

Frans Gris

Como una hoja en el viento

Era por los años del silencio que iniciamos nuestros llamados
Por las noches
marcábamos números
o llamábamos
a puertas cerradas en las que nunca otros puños golpearon
Nuestros ojos cerraban ventanas abiertas a soles negros
Los días eran agobiadores estados de silencios
alguna vez  pausadas voces cayeron
desde el sol poniente
(pequeños pájaros de caza en medio de las aves tardías de color acero)
para suprimir enigmas y noctambulaciones
Por esas noches cavamos un largo túnel entre las hojas de los calendarios
y el compendio de los siglos
nos llevó hasta las calles ignotas en la ciudad secreta
En estaciones yermas
                              en el desierto de lava y arena
nos aguardamos

Por largos caminos recorridos por el viento nosotros caminantes erigimos
monumentos a los dioses del olvido Hubo sepulturas en cavernas
También abandonamos antiguas osamentas en el antro de los perros
En las covachas de los vagamundos siderales emergimos
por los días de inicios de verano
para poner término a las viejas estaciones del tiempo anterior
Allí
en el submundo de la sal y de las sábanas teñidas con el óxido del atardecer
-bordadas con pájaros negros y soles húmedos-
nos creamos un nuevo mundo hecho de trozos y destrozos de nosotros mismos

(un atardecer de inicios de siglo nos encontramos a las puertas
del reino de Babilonia)
(En los muros derruidos de nuestra Jericó
la trompeta Miles David anunció la caída de los ángeles oscuros de la soledad)

Por esos tiempos de luces astrales
asustaba por las noches
a las vírgenes ancianas escondidas en conventos y casas de reposo
con mis plumas y pinceles
con mis voces de niño mimado y obsceno

Había entre nosotros unos seres sin rostro ni manos que nos arrastraban por las calles
sin rumbo ni motivos
encadenados a sus cintos y a sus palabras
(sólo la turbiedad nos envolvía por esos tiempos de los días finales)

Cada anochecer
llamábamos
                a ciegas
para saber de lo que en los otros países sucedía
y nos preguntábamos cómo estábamos
y cuántos días aún faltaban para ver nuestros rostros reflejados
en los cristales de los aeropuertos

El río fue y volvió en múltiples ciclos de ciento veinte días y nos trajo
o nos llevaba noticias de manos y labios dejados en las riveras de los relojes
Allí
en el borde del cielo atamos nuestros nombres
como citatorio para un futuro que se niega a tomarnos en sus brazos
por estos días
Alguna vez
Algún día
Alguna noche
cuando los cielos se ven surcados por las luces
volveré
o
volverás
o
vendrás como una hoja de viento

Octubre 2011

Frans Gris
Los Troncos, La Cisterna, Santiago de Chile