martes, 4 de noviembre de 2014

Andrés Bohoslavsky

La condena

Ese día me había levantado tarde
no tenía planes ni nada de eso
salí a caminar, a contemplar los maniquíes
cuando uno de ellos me dijo:

hubo un terrible accidente en el tren que toma diariamente

le dije:
la vida es así, extraña
me quedé dormido esta mañana
para seguir vivo
para charlar con vos en esta esquina


Chagall

Encender un cigarrillo
mirar el cuadro de Chagall
tomar la lapicera negra
el cuaderno, una hoja en blanco
cerrar los ojos

ese es el punto

si no cierro los ojos
el cuadro no se materializa.


Gato negro

El tiempo nos engaña al no existir
una cicatriz no es nada, sola
pero si nos conecta a algo, nos está hablando

un encuentro es una herida
cicatriz más tiempo, es un gato negro que huye en un callejón 
                                                                      / solitario
los gatos fueron asesinos en otra vida

en la huida, el gato resbala en un papel de golosinas
se lastima y se formará la cicatriz
la misma que hay en nuestra mente.

Le pasa la lengua, no para curarla, sino para recordar algo.


Piedras

Cuando ya no estemos sobre esta tierra
ni nosotros, ni ellos
ni las plantas ni los animales
ni las ventanas del club con sus marcos grises
ni los dulces de mamá
ni los diarios llenos de tonterías
ni las recetas japonesas, ni el té de jazmín
ni tu dulce sonrisa al despedirme
estas dos piedras
tal vez rueden cerca tuyo.


La apuesta de Blaise

Unas pocas monedas contra la vida eterna.

Me sentaría a jugar
si no las hubiese gastado en el bar
tomando algo, pensando un poema.


El acta

                        a mi madre Sara

Yo, que estoy en el medio del mar
leo el acta, que con unos cuadraditos marcados con una x
deja constancia de la muerte de mi madre

mientras la rompo y el viento se la lleva
depositándola en unas olas gigantes
pienso en ella con sus lentes viejos, leyendo a Chejov
o las cartas de familiares de Rusia
y en aquellos años en que era feliz, paseando con mi padre por la 
                                                                             / playa
mientras yo corría detrás de ellos

me doy vuelta y la veo sentada en una silla en la proa
rodeada por unos albatros que picotean restos de comida

me llama y me siento junto a ella, mientras saca unas fotos viejas
en paisajes extraños, junto a sus padres
y luego otras y otras, como un repaso de su vida
mientras hablamos de las cosas que quedaron sin hacer
de esos planes simples que teníamos
y ya no podremos realizar

giro la vista al mar y cuando me doy vuelta para abrazarla
ya no está
a mis pies, veo la foto en que ella está delante de la casa de sus 
                                                                           / padres
en la calle de la revolución
la llevo al camarote, la pego en la pared
y me acuesto a dormir
en el sueño, escucho su voz, casi imperceptible, que me dice:

- no estés triste, ya nos veremos.-

me despierto, me sirvo un vaso de vodka
y miro por el ojo de buey la tormenta que se avecina
voy a la sala de máquinas, a cumplir mi turno
y la escucho nuevamente:

- hijo, el hombre es lobo del hombre-

me río pensando en ella, en esos viejos tiempos
donde soñaba un mundo más justo
sin imaginar que nos convertiríamos en bestias.


Poemas del libro del autor: Una noche en bosque-poesía y otros poemas. Poesía Mayor, Editorial Leviatán. Buenos Aires, Argentina. Marzo 2014

Andrés Bohoslavsky. Desde algún lugar del mar


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