Este año
Como entonces cada planta hoy
se amaña
para escapar ilesa de la
estival penuria.
Violento es este año porque
implacable impone
un sofoco que ahoga los colores
más densos.
¿Hacia dónde mirar, cómo
expresar la extrema
mezquindad de la hora? Azorado
pregunta.
¿Dónde se halla el lugar
en el que ya no exista más
este arduo vaivén de una vida
insondable?
Apremiado él prosigue en su
sinuoso andar
y las preguntas quedan baldadas
e irresueltas.
Hay algo en él que aguarda sin
revelar la causa.
Un pasado lo abruma con ajados
resabios.
Luego llega la brisa y un
alivio le ofrece
en este último tiempo
insustancial y raudo.
Silencio
Lindante del ayer reitera un
tardo aviso
y turbado recuenta del año los
instantes.
Al hablar las palabras demoran
cada gesto
e imagina otro mundo y una
futura historia.
Advierte recién hoy las fases
de la luna
y algún signo descubre en el vuelo
de un pájaro.
Recuerda las memorias más
nobles que posee
y observa con asombro un
prodigio cercano.
Regresa a su silencio y
conmovido aguarda.
Consigo
Desplaza su vivir y con
designio calmo
comprende su pasado y hasta
mide y admite
la razón de los años y rehace
un instante.
También atiende a su alma y
decidido aleja
por un momento el cuerpo pero
después lo amarra.
Confía en su mirada porque
también lo invade
aquello que lo ubica enfrentado
a un dilema.
Y advierte que ya no
es más un zafio caminante
y acepta los motivos de cuanto
aún adviene.
Tiene sus manos limpias y
todavía escucha
latir su corazón y ello mismo
lo asombra.
Retarda luego el paso para otra
vez hablarse.
Ensueño
El verano se angosta y desanda
un olvido
en el tránsito denso de una
tarde sumisa.
Los rumores invaden sutilmente
al instante
y aletargados caen los desvelos
tardíos.
Después abre los ojos y
complacido acoge
una lluvia serena que desasida
extiende
su inclinada caída en un súbito
ensueño.
Es posible que alguien aniquile
un olvido
y otro ya despierto retenga una
sonrisa;
otro divague y luego enuncie
pormenores
o viva todo el tiempo
desairando una busca.
Pero el sofoco vuelve entre
pasos y voces
y al instante lo aviva un
simple parpadeo.
Julio Bepré
Poeta de Córdoba. Reside en Buenos Aires, Argentina
JULIO, ES MUY LINDO COMPARTIR ESTA REVISTA CONTIGO. BUEN MATERIA, AMIGO. MI ABRAZO, LAURA.
ResponderEliminarAgradezco tu lectura, querida Laura
EliminarCariños
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