lunes, 19 de mayo de 2014

Cristina Villanueva

El sabor del texto

Lo que no se puede decir, perdido o inventado, busca, sondea la memoria. Siempre es con otros la comida, un otro presente o en sombras, recuerdos de mesas, fiestas o miradas.
Desde esos animales expulsados de los árboles que fuimos, pasaron miles de años, infinitos casi, de tantos miles incontables, hasta el fuego y el alimento entre las llamas. El alimento y la palabra en el círculo que ampara. El alimento, la palabra, el beso, donando a la boca su sentido. El alimento que no es el que tuvimos entre los labios, al menos no es sólo ese, es también el que encontramos en las hojas de los libros que cuentan formas, colores y aromas que nunca probamos. El barco que trajo abuelos con sus recetas-paisajes. Sicilia, tanto mar y azahares, desborde. España con su chocolate espeso, oscuro, de lejanos cumpleaños. El mundo abierto en las costumbres de otras casas, otros países. La eternidad y el paraíso perdidos por una fruta.
El cielo que buscamos, a lo mejor sin saberlo, en los bocados o en las palabras.


Quiero ser tu bocado

Algo se abre antes que la boca, como si dijera “quiero ser tu bocado”. No lo dice ella ni él; una tercera persona imprecisa. Pintura que finge sangre, un algo como el alma en colores, rubor. Nadar, se empuja contra la nada, se crea. 
Ella se pinta, aviva la mucosa. Saca del lápiz casi acabado, con la uña, ese resto suave, ese brillo, ese pasto rosa fuerte. Lo mira en el dedo, lo desliza, imagina su boca sin espejo. Ella es el lienzo, su propio pintor. 
Él busca, desarma la trama, saborea, se mete en el señuelo del color, la desnuda del artificio, la boca sin palabras, ofrecida, indefensa.


Ojos en la boca para gustar

La boca apenas entreabierta. Un vaivén entre el adentro y el mundo. Aduana que permite el paso según el misterio. Deja salir a veces palabras que nadan cuerpo adentro. La boca crea o es creada por los ojos. Las manos alzan la boca, la nariz busca el olor amigo perdido en los murmullos de la especie. El miedo de caer en un tiempo impreciso. Los frutos rojos, dulce sangre dulce. Esplendor.


Boca a Boca

El deseo busca refugio en los laberintos del placer. El hambre que alimenta el deseo es una apuesta. Asociaciones, variaciones, vaivenes, el dios de la vida creando combinaciones.
Luces para arrinconar lo gris, lo que se estanca.


A pedir de boca

Los labios, coágulos de color, tarde roja, coronita de fuego por la que entran, salen, o se quedan en la memoria del cuerpo, los besos, los bocados, las palabras.


Placeres textuales

a veces todo es un pretexto
para que pueda surgir una nueva forma,
una confabulación para que nazca el milagro
de otra formulación de lo ignorado
Roberto Juarroz

Pequeños textos, una forma de festejar la vida, cuando aceptamos con dolor que es, en el mejor de los casos, una fiesta efímera
Algo así como bordar el vacío, unir fragmentos, brindar nuestra mirada a los que nos seguirán.
A través de la comida se pueden celebrar los sentidos, la vida, dolerse de la muerte, la desaparición, la corrupción.
La memoria reconoce la infancia, o los distintos tiempos vividos, o los inventa, o los realza y nunca, aunque pudiéramos volver a la misma comida que añoramos en el recuerdo, sería ésa. Lo perdido y recuperado se vuelve una verdad ficcional. El alimento trasciende la necesidad, se enlaza con el deseo y el arte, cambia con los devenires sociales y con las distintas significaciones que le damos. A veces hacemos una lectura como con las cartas del tarot, hace bien, hace mal, ensueña.
Las comidas y los libros no son iguales en los distintos momentos, como nosotros ya no somos los mismos. El tiempo siempre presente, lo que hoy es maravilla mañana será basura. La imaginación y el deseo, para trasformar lo ínfimo, los fragmentos, en otra creación, como hacemos con las palabras. Al final, ¿la vida no es un continuo trasvasamiento? Se tira, se arruina, se pierde, se recupera, se abraza…


Cristina Villanueva. Buenos Aires, Argentina


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La verdad no se posee, se busca. La felicidad no es beber de la fuente, sino ir acercándose a ella.
Albert Jacquard
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5 comentarios:

  1. Qué textos atrayentes, tan bien hilados unos con otros y cada uno tiene su propia independencia, felicitaciones, gracias por compartirlos.
    Betty

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    1. Agradezco tu lectura y tus conceptos, querida Betty.
      Mi abrazo
      Analía

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    2. gracias, es el adelanto de un libro, besos

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  2. BELLOS COMO TODOS LOS TEXTOS DE CRISTINA VILLANUEVA ! GRACIAS POR HACERMELOS RECORDAR GRACIAS A TU REVISTA ANALIA!!! CARIÑOS

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras, querida Graciela.
      Un abrazo, que estés muy bien
      Analía

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