NO SIENTO ninguna pasión por ti,
así que ya puedes amarme, querida,
o dejar que la jauría de Acteón me despedace
y me afame como se hizo con el infame Aquiles.
No tengo sentido del humor,
si no, me reiría como un veraz esclavo.
He ensayado esto una y otra vez,
no creas que estoy siempre improvisando.
Aún no sé con cierta seguridad
a quien hay que felicitar
por la gran fiesta que estás dando,
o condenar a galeras por el elocuente juego del asesinato.
Si me ayudas a vencer
confirmaremos un sagrado pacto:
anudaremos los dedos de sus pies
mientras robamos el óbolo que sella sus labios,
para que pueda embarrancar sin desasosiego
en el olvidadizo cauce del Leteo.
En breves momentos desgranaremos
las telarañas que pueblan todos los mandamientos.
Y aunque no nos vivamos para verlo
todo será como alguna vez se fraguó antes:
si yo fuera el rey de nuevo
me postraría sus pies, complacido y desarmado.
Recordatorio
Quisiera recordar a los oyentes que les agradezco muy
sinceramente
La oportunidad que me brindan para hablar sin tapujos del
cadáver.
Yo no puedo hacerme responsable de esto sin tener otra
alternativa:
No saben ustedes cuanto duele despertarse cada día sin
despertar
Cuando los “hojos” fabrican el olvido en los devoradores
párpados del sueño.
He pensado en lo que voy a decirles delante de una taza de
café amargo,
Imaginándome el acartonado caballo de carrusel ensayando sus
vaivenes de verano.
También he revisado todos los calibrados agujeros del
negociado disparo
Mientras sostenía el entumecido corazón ensangrentado entre
mis manos:
Pensemos en firmar sobre la vida que se ríe sobre sus
amoratados labios.
“Si quieres la foto con mi beso tendrás que pagar por ello”,
así rezaba el eslogan,
Y les doy fe, para que tengan la completa seguridad de que
todo esto es cierto.
Si sobrevivió al funesto castigo de las solapadas y
ultrajadas mareas
Fue arrinconando duras piedras de asfalto en la calidez de
su hígado masacrado:
Bruscamente se precipitaron las olas ante el eternal y vano
intento del Sísifo más humano.
Han de saber que los frisos de los capiteles, ¿O los
capiteles carecen de friso?
No saben del azul ni del blanco cuando se estampan contra la
fabricada nieve.
El cadáver seguía yaciendo intacto, de esto no hay la menor
duda después de examinarlo:
Mientras tanto, iremos a comer…
Y luego seguiremos…
sin
más sobresaltos.
Leonardo Galea Apolo. Barcelona, España
--
El fracaso es, a veces, más fructífero que el éxito.
Henry Ford
--
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Analía Pascaner