Juan Carlos Miranda

Mecenas

Levitaré en quietud

en la cima del monte de los Olivos

probaré

el madero cortante.

Fragua

El torero

viaja con su capilla

dos santos

flores de azucena

un licántropo

varias gemas

una rama de romero

una pequeña cruz de sándalo

varias fotografías

bebe un bocado de jerez

cuero curtido su rostro

en la arena

camina erguido 

se embarca desde el hotel

La Esperanza

esperan impacientes

los ojos del toro

carbunclos heridos

una multitud oculta su nombre

inolvidable aquella tarde

telar escarlata mira su capilla ardiente.

Sixtina

Encuadernación

profanada

dolorosa

impresa

de piélagos diminutos

la fontana zodiacal

de plasma y desvelo

gira en el encofrado

los gemelos dormitan

el león se ahuyenta

la virgen sostiene al mago

los payasos juegan desnudos

boca abajo canta el espantapájaros

la balanza en el infinito será destruida  

mi signo pertenece a Apolo.

New Orleans

Atravesé el jardín de Issac Macaslin

presentí mis pasos perdidos en las páginas de un pálido fuego

el atardecer océano incendiado por tu verbo

bosque marino

cuerpos desnudos flotaban sin gravedad

corazón sumergido

callado sin preguntas sin pasado

toda la hojarasca desvelada en su pincel

muere fulminado sobre los telares de la más impregnada blancura

nadaba bajo la luz del mar en cascada

qué sonido lo alertaba del peligro

a dónde ansiaba llegar

fragmentos de un barco rojo

mi boca grita el nombre que todos desconocen

máscara que esconde el rostro de otros

pluma negra atada a la cabeza del esclavo en la guarnición de cascabel

no temo el castigo.

De Refractario en Altamar. Premio Nacional de Poesía, Fondos concursables del Ministerio de Cultura.

Juan Carlos Miranda. Quito, Ecuador

--

Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, sino las ideas.

Victor Hugo

--