El niño cartonero
Le mataron la risa y la
inocencia.
La alegría emigró de su vergel
sembrado de miserias, de
erupciones
persistentes de hambre y de
tristeza,
de abismos sin salidas, de
carcomas, de humo…
A su paso jamás se detuvieron
los juegos infantiles, ni el
aroma
sutil del beso, ni el amor de
soles
radiantes, satisfechos.
De un hilo de la nada pende toda su vida,
su grasiento rastreo bajo un cielo con plumas
su grasiento rastreo bajo un cielo con plumas
de lechuzas prehistóricas,
su desnudez, su ímpetu a
raudales…
Noche a noche camina
entre basura y ratas
en busca de tesoros desechados
por familias que pueblan su
universo.
Remueve y vuelve a remover mil
veces
los nauseabundos desperdicios.
Mira,
con sangre en sus pupilas, la
herrumbrosa
carga recolectada.
De ella conseguirá unas pocas
monedas
para su subsistencia y la de
esos viajeros
amados que con él, desde
siempre, conviven.
No hay en mis ojos lágrimas.
Tampoco
hay en mi esencia odio,
ni rencor, ni venganza…
Sólo mi inconformismo, mi innata
rebeldía,
mi ansia de erradicar
injusticias, pobreza, agonías
constantes,
desigualdades, paz enmascarada…
refuerzan la energía de sus
pulsos
ante la sed y hambre de vida
venturosa
del niño cartonero.
Del libro del
autor: Los puentes debilitados. Ed.
Granada Club Selección. Granada, 2007
* * *
Diosa de sensibilidad
A Loli Molina, con mi amor de fuego y
Primaveras.
Amazona del cielo,
cantora de las flores…,
¿dónde puedo encontrar tu mirada
de agua
que nutre la belleza?
Desgrano los susurros
del silencio, la voz de aquello
que no cambia,
pero la imagen de tus rosas
cósmicas
no me muestra su rostro.
Eres diosa del hombre
ramificado, esencia de la vida
que vuela por los besos en plena
floración.
Ante ti las tinieblas
pierden su inspiración y aletean
los versos
que nunca se desploman.
Diosa del sentimiento más
sagrado.
Ábreme la alborada
que dirige tus pasos y tus
sueños
con hambre de jardines
labrados con palabras, sembrados
de sonrisas.
Del libro del
autor: Amantes. Ed. Emboscall. Vic,
Barcelona, 2005
* * *
¿Dónde se halla la paz?
Escondieron la luz allá en la
hondura
de lo estéril. Dejó el viento su
canto
bajo una tierra toda hielo y
llanto.
Hasta la mar se hizo roca dura.
Matan a cada flor por su hermosura
abrazada a su sangre y al
espanto.
¿Por qué crecen los odios tanto,
tanto…?
¿Por qué ahogaron al beso, a la
ternura?
¿Dónde
se halla la paz? ¿Y la esperanza?
Combatamos
por ellas con coraje.
Vivir
en armonía el mundo ansía.
Contra
las balas el amor que avanza
sólo con la palabra en su
equipaje
y al paso de la más pura
alegría.
Del
libro del autor: Siempre en vuelo.
Área de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Málaga. Málaga, 2005
Poesía: Primer
Premio IV Concurso Internacional de Poesía sobre la Paz “Ramón Llull”. Palma de
Mallorca, 2005
Carlos Benítez Villodres
Málaga, España
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