“Yo soy casi un
secreto.
Si no me muestro…
creen que ya no existo”
Carlos
Fuentes
Alzheimer
Soledad
Delgada, humana y marchita
anciana, ausente y presente.
Con sus manitas delgadas y secas
sosteniendo en su frente de
surcos
reflexiones, pensamientos y
dudas.
O cruzadas tal vez en las tardes
sobre su falda pulida y pulcra
todo su universo vivido de años
pasados
Rastros
Mira en las tardes a través del
cristal
aquel infinito desnudo en
silencio,
blindando la palabra, en sus
labios hendidos.
Su estampa resalta en la ventana
del asilo
donde los surcos de su rostro…
crecen
acompañando el cauce de la vida…
Imagen
Solemne ella: en el antes.
Presente y mañana.
Hoy… la vemos pequeña e
indefensa,
buscando el enigma del llamado
inalcanzable
cuya virtud primera, es mantener
la intimidad
de su dignidad, resguarda a
cualquier manipulación
que pueda dañar su honor.
Contacto
El elogio, se presenta como nexo
necesario
entre la máscara de una comedia
premeditada,
y esta imagen efímera, con su
demencia avanzando.
Aún así, por esa curiosidad y
obstinada prudencia,
su alma se agita ante la espera
de este encuentro,
donde su libertad, seguramente
se verá limitada
como símbolo de inocente piedad,
ante su belleza
perdida por el cerrojo
implacable del tiempo.
Sonido
Sobre su comprensión perdida
una aureola brilla con candidez
ebria,
entre la irrupción ocasional de
una canción,
o una palabra aislada, cuya
fascinación
del sonido, le permite crecer,
como si fuese
resultado de aquel no muy lejano
anuncio,
cuando la realidad toque su
puerta,
y entre sin nombre…… y sin
memoria.
El gesto
Sin embargo…
mantiene la sonrisa de una
proclama,
y de sus ojos, nacen pequeñas
lágrimas cobijadas
de párpados sedientos en
equilibrios delirantes
sabiendo de su inteligencia…
congelada.
La nada
Sucede que la certidumbre al
insomnio vacío,
hace visible el delirio por
tener una luz intensa
por estar condenada a la bruma…
y las sombras
late… la enfermedad del olvido.
Paseo
Estación enjaulada, en zonas
lejanas
semejando llanuras sin
horizontes claros,
donde su pureza conservada,
pasea por el patio
de dos jardines silenciosos de
lirios y madreselvas,
rociados de vanidades ajenas y
ausentes.
Misterio
Aún así, erguida y orgullosa de
su nada,
muestra sus cabellos plateados,
nevados de años con brillos de
sol,
una beldad estática, mantenida
sin ayuda de nadie,
recordando ella sola, ella sola,
el cortejo del amante ausente,
perdida la atrevida manía de
simular el ensayo
de una limosna de amor…
donde su honor, vive
solemnemente el deleite
del recuerdo escondido.
Gustavo Vaca Narvaja
Córdoba-Neuquén, Argentina
Ah caramba, estos textos duelen, no obstante me gana la dignidad, la sabiduria de quien lleva los años con algunas desmemorias y el temple intacto. Palabras dedicadas a la anciana, palabras que se entibian en el corazón de quien las está leyendo. Gracias al autor y a Analia por la publicación Doble abrazo
ResponderEliminarMuy agradecida por tus palabras acerca de este poema, querida Betty.
EliminarCariños, mis mejores deseos
Analía