Piedras
Nada se puede quebrar.
Las alas del pájaro moribundo en un rincón del jardín es la piedra del
sacrificio que cayó de tus manos. ¿Volará esa piedra? ¿Golpeará la ventana de
la habitación? ¿Dormirá entre las sábanas descompuestas de aquel extraño
atardecer? La piedra-pájaro se quedará, quieta. Inútil cerrar los ojos
imaginándola en la humedad de un trapecio que es solo memoria.
25.09.11
Canción clara
Desde la edad de piedra y
adoquines y cuartos vacíos de noches y olores, ando por la calle con un puñal a
la cintura. Antes lo tenía apretando tu cuello del lado sin filo, y vos te
reías, te reías y me gritabas dale, dale, dale. Los sin filo son los más
peligrosos, y lo dejaba caer de punta al suelo de tierra. Lo recogías,
ofuscada, y entonces lo veía chispear en tus ojos oscuros. Cerraba los míos y
cuando los abría ya no estabas, salvo el puñal que escondía entre mis ropas.
Después caminaba hacia tu otro mundo, sabiendo que nadie te escribirá una
canción clara, evangélica y rosarina.
26.09.11
Day tripper
Ey, tomemos el día, un
día solo para nosotros, hace tiempo que te lo propongo, pero las excusas van en
aumento. Es solo un día, no lo dejes partir, un pasaje de ida, la vuelta cuando
vos quieras. Todo es corto y tu indecisión es larga, ¿acaso no lo deseas?
Ey, regálame un día, será
hermoso, será hermoso. Te lo prometo.
Y sabés que cumplo mis
promesas.
27.09.11
Islas
Son las siete y media de
la tarde y está por amanecer. Hay un vago zumbido de pájaros y los murciélagos
salen de los rollos de las ventanas. Nada de lo que es, es lo que parece.
Entramos en octubre como se entra a una cueva cavada a fuego en el hielo.
Caminamos casi desnudos por la calle de los fresnos amarillos, el frío calcina
y nos hace toser y apresurar el paso hacia el bar que ya está levantando las
cortinas. Saludamos al dueño con un buenas noches, dispuestos a saborear el
desayuno y la lectura de los diarios de mañana, sin más deseos que sembrar.
01.10.11
69
El deseo también es la
realidad
Llueve. El patio de la
morocha golpea las chapas del galpón que guarda extraños papeles. Pocos saben
de las palabras que acompañan las hojas de tamaños y colores diversos, difíciles.
Ahí está la clave, dice Gerry Mulligan, soplando un sonido ligero como galgo.
Llueve, mucho, torrencial
de vos, y el sol sigue, distraído, como la morocha que mira el patio y las
flores y un mar que brilla lejos.
07.10.11
Desnudos
En el último día, unas
horas antes de la partida, la mujer de zapatos rojos se los saca y los arroja a
la pileta de aguas verdes y ramas y sapos gordos que flotan como náufragos.
Vivió años en esa casa, tantos que ni recuerda la mañana en que la moralidad en
el arte y otras ruborizaciones de temor similar parecía ser de otros, y ella,
como una divinidad de un cielo imperfecto, caminaba descalza por el parque,
sola, ante la mirada de los más curiosos, ante el corazón de los que no se
animaron a desnudarse en la vida.
10.10.11
Del libro del
autor: 33 papelitos y una mora
horizontal. Libros de la talita
dorada, 2012
José María Pallaoro
City Bell, Buenos Aires, Argentina
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