Recuerdo sí, que había escogido un viejo libro de una biblioteca en el tiempo, de ésos que pocos se animan a abrir, por temor a encontrar quizás algún párrafo que los lleve a no entender ese misterio y los invite a transitar por senderos sinuosos llenos de obstáculos sin poder sortear… En el tiempo, en la vida… y en el paso de la vida a la eternidad, y no poder encontrar permisos para develar secretos encerrados en la profundidad de la página…
Sumergida en la lectura ahí en lo profundo, pude encontrar algunos misterios en hojas amarillas, donde el polvo del tiempo quiso teñir momentos, que me parecieron descifrar y haber entendido todo. En el tiempo, en la vida… y en el paso de la vida a la eternidad, lo pensé varias veces, lo analicé y sí, en mi consentimiento interior tenía casi lo cierto de haberlo entendido todo.
En el transcurso de los días me fue alcanzado ese libro y se me indicó dónde poder leer en letras pequeñas, lo que me faltaba para entender del todo lo que a mí me había parecido que lo había entendido todo. En esas pequeñas letras había unas pocas palabras que decía “somos instantes de un tiempo infinito”.
Busqué nuevamente ese libro, estaba marcada la página 44 “instantes de un tiempo”. Herméticamente quedó cerrado el viejo libro, para que el silencio guarde el gran secreto.
05-08-2024
Mirta Soler
General Lamadrid, Buenos Aires, Argentina
somos instantes de un tiempo infinito, así amiga , roberto
ResponderEliminarMuchas gracias por tus conceptos, Roberto.
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos