Caminar por la orilla del río,
contemplando abstraído los reflejos
de las torres, el puente, los diminutos pájaros.
Contemplando las ondas en el agua
y en esas ondas, difuminado, el cielo
tachonado de nubes huidizas.
Es entonces cuando toda imagen
parece una ilusión, el espejismo
de una realidad que acaso imaginamos
mientras en otra parte, soterrados,
yacemos sin conciencia. ¿Qué seremos
cuando caiga el telón y todo vuelva
a su naturaleza primitiva?
Hoy me miré al espejo
Hoy me miré al espejo.
Los años han pasado muy deprisa.
He visto arrugas, una sombra
bajo mis párpados, un deje
de tristeza en mis ojos.
Fue tan solo un instante.
Un hombre viejo me miraba, confundido.
Alguno de estos días
enterrarán mi cuerpo,
pero esos ojos grises
-esos ojos que miran desde el fondo
del turbulento espejo-
seguirán preguntando
y no estarán escritas las respuestas.
Atravesar un parque
Atravesar un parque inhabitado
a la hora del crepúsculo
cuando todo es posible.
Atravesar un parque a media tarde
como buscando escenas inconcretas.
Tal vez sea la sombra de un recuerdo
la perdida sensación de lo olvidado
o la certidumbre de lo irrecuperable.
Lo cierto es la figura
del hombre que camina
los senderos desiertos
esta tarde de otoño.
Quizá tras tantos pasos
se esconda algún principio.
O simplemente la deriva
-La angustiosa deriva-
desde siempre temida.
Recuerdo del jardín botánico
A veces eran también los árboles
(el álamo negro, la glicina,
el magnolio y la palmera mejicana)
pero siempre al final
eran los patos:
nuestro banco y los patos;
era todo un ritual, aquellas tardes
siempre estaban marcadas
por un hagamos esto,
vayamos a tal sitio,
pero siempre los patos
como un lugar sagrado
lejos de la ciudad y de los golpes
que la vida se empeña en asestarnos.
Todo ha cambiado mucho,
han pasado los años;
hoy los patos son otros
y tu sombra pervive
tan solo en mi recuerdo.
También vienen palomas,
los patos se abandonan a la sombra.
Dos tristes cisnes surcan su reflejo
en las ondas silentes de las aguas,
tristes y solitarios,
tanto que nunca parecieron
tan fuera de lugar
como en el centro justo de esta escena
que ahora estoy contemplando.
Textos tomados del blog del autor, de su libro: Por si mañana no amanece. Poemas
Sergio Borao Llop
Zaragoza, España
No sé si hoy estoy con la lírica subida o es que Ud. la genera como al descuido; la cuestión es que he visto en las palabras de sus textos, lo que mil imágenes no serían capaces de mostrar. ¡Un lujo leerle!
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarA mi me pasa, que a mis 80 años, sus maravillosos poemas, reviven mi juventud.
ResponderEliminarY con nostalgia observo los cambios. Ya no reconozco mi querida Barrancas de Belgrano y todo su entorno. Lo felicito y agradezco esta lágrima emocionada.
Deseo volver a leer algo más de usted.
Con sincero afecto.
Beatriz Caserta
Le agradezco muchísimo su emotivo comentario. Si desea leer más, tanto aquí como en otros lugares de la red se halla desperdigada mi poesía. También en mi propio espacio: https://sergioborao2011.blogspot.com/
EliminarCon mi gratitud más sincera, le mando un abrazo.
Hay algo real y a la vez virtual en esas imágenes espejadas en el cristal y las aguas, en el fondo se palpa el gran tema del Tiempo.
ResponderEliminarFelicitaciones
Muchas gracias, Haidé. Un placer. El tiempo y su transcurso son temas centrales en la poesía. Somos provisionales. Un abrazo.
EliminarBeatriz, Haidé, Max:
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestra lectura y vuestras atentas apreciaciones.
Reciban mi abrazo y mis mejores deseos