sábado, 23 de marzo de 2013

Rodolfo García L.


-Colombia-

Aviso en Nueva Orleáns

La casa del blues
late bajo el agua:
pentagrama ciudad
para caimanes virtuosos
y habladores de alma.

Los noticiarios sacian su lente
en la turbia ciénaga
de los desposeídos
y las vacantes a almirante
de contrabajo mayor
deberán esperar.
Nadie ha recogido
las ropas húmedas
de aquella trompeta
del bueno de Louis.
Esos peces confundidos
transitan Nueva Orleans,
prueban su nuevo plancton:
acetatos cultivados
de violines trasnochados,
pianos en fuga
y gargantas de arena.

En el camerino de Norah Jones
se hallaron las encíclicas
cantadas del huracán,
el tibio cuerpo
de una soledad a medio vestir
y un hermoso contrabando:
dos alas de ángeles
para las galas del sábado.


Si pudiera

No quedan más que poemas cerrados
con las aldabas lastimadas,
las botas secas y las ropas en el morral,
el mapa en papel y sin ruta;
no quedaría más que retirar los sentimientos
a todos los fonemas que fueron salvas
y quitarles el sentido a todos mis muertos.

La risa tal vez no regrese,
como miliciano herido,
fueron muchas guerras de la palabra;
la felicidad tal vez no regrese
son muchos los campos
que se quedaron sin sentidos.

Como excesivo delirante
borré todos los dones
y didascalias de las escenas,
como mago de la semiosis
muchas tablas pálidas
en que destacé interpretantes.

Si pudiera recuperar el sonido
si pudiera esta pequeña felicidad,
diría tu nombre a grito entero
sería mi panfleto y la revolución;
solo si pudiera, le escribiría el sonido
a una luna de piernas largas.

Si pudiera, no sería poeta solo poema,
lo primero es muy violento.
Las sublimaciones no son tan posibles,
cuando la libertad es la mayor prisión.
Si pudiera explicar el perfume de la vida,
diría tu nombre de cortas sílabas
con marca y publicidad suficientes
en un temblor de ojos.

Si pudiera dibujaría mi retirada
en un contrapicado en grises
como tapa para un último libro
y que vos cierres la lente de la cámara.
Solo estamos vivos cuando somos mirados.
Solo estamos,
si pudiéramos conocer nuestros territorios en un abrazo.
Si pudiera, no escribiría esto.
 

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Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.
Viktor Frankl

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