-Buenos Aires, Argentina-
La última gota
La lluvia está cesando.
Desde el zaguán espero la caída de la última gota.
Todavía quedan algunas que abandonan la nube final
para estrellarse sobre el vidrio del mirador
o sobre el charquito a mis pies.
Todo amengua.
Cierro mi paraguas,
trato de sorprender a la última,
desprevenida gota.
Asoma el sol.
Con el chaparrón llegando a su fin
siento nostalgias por todas las gotas que ya no son
cayendo transformadas en acequias.
Miles han quedado prendidas de las hojas
dudando en precipitarse.
Miles transfigurarán su vivir.
Miles romperán en oleajes bravíos.
Las nubes se retiran con mi mismo afligir
dejando un cielo brillante.
Estiro mi mano y el rostro hacia el entreabierto celeste
a favor de una postrera
dilatada tardía,
cuando el Olimpo sofoca chasqueante
en triste sacrificio
en desconsolante soledad
la última gota sobre mi frente.
Desde el zaguán espero la caída de la última gota.
Todavía quedan algunas que abandonan la nube final
para estrellarse sobre el vidrio del mirador
o sobre el charquito a mis pies.
Todo amengua.
Cierro mi paraguas,
trato de sorprender a la última,
desprevenida gota.
Asoma el sol.
Con el chaparrón llegando a su fin
siento nostalgias por todas las gotas que ya no son
cayendo transformadas en acequias.
Miles han quedado prendidas de las hojas
dudando en precipitarse.
Miles transfigurarán su vivir.
Miles romperán en oleajes bravíos.
Las nubes se retiran con mi mismo afligir
dejando un cielo brillante.
Estiro mi mano y el rostro hacia el entreabierto celeste
a favor de una postrera
dilatada tardía,
cuando el Olimpo sofoca chasqueante
en triste sacrificio
en desconsolante soledad
la última gota sobre mi frente.
de-se-os
Somos los deseos que
resposan en nuestra memoria
me apuré a pensar
y entre las turbulencias de la jornada
me fui a dormir
con esa desharrapada idea
crédula
desenvuelta
muy parecida a mis golosinas
reticentes.
reticentes.
Primavera
tú dices que te dice tierra
tú dices que te dice brotes
tan primavera
en los soles
a media noche
de mi invernada vuelvo
a destejer el sépalo del cáliz
y tu habla
vi llegar desde el fondo
el sentir de tanto aromo
tan duermevela
ventoso y hondo
aun adormilada
mi erección asustada
de la aurora abierta
tu habla
mis tics
reoír mis cuándos corporales
en tu fondo
hay un temblor de alondra que besa
donde hay otra tú
deletrearte tus gramáticas
tan girasoles
desnudarte a la alborada
y reescuchar tus dondes
tan cambiantes
tan rizoma
Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender.
José Ortega y Gasset
***********************************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por pasar por aquí.
Deseo hayas disfrutado de los textos y autores que he seleccionado para esta revista literaria digital.
Recibe mis cordiales saludos y mis mejores deseos.
Analía Pascaner