-Buenos Aires, Argentina-
Auf dieser Erde
Habla el poema por sí y ante sí,
de la angustia de otras voces
silenciadas. No lo ves pero anda
sin embargo esta jornada contigo
con todos tus muertos anda
y el último grano levanta que se guarda
para la boca sumaria del invierno
que vendrá. Habla el poema de ti,
de un irreversible nosotros. Soberano
en su reino de intemperie torna siempre
como la huella invisible de los pájaros
al borde circular del ocaso regresa.
Lo entrega el azar de los tiempos
fiel a tus manos como una rosa
se agita y convoca lo oscuro del ser:
una rosa por cualquier otro nombre.
Cántico
Irse por fin con las nubes;
de los otros y sus trampas
irse y no tener que pensar
como sostener otro instante
el sol moribundo del alba.
En el filo desta angustia
de la vieja madera, del alféizar
que ha gastado sus veranos
irse para nunca retornar
como los pájaros se van, irse
por no hallar otra vez
en el bosque de piedra
míseras plumas heladas
sus ojos de vidrio mirando
a la nada. Sin palabras ni cartas
al remoto lugar que todo
lo atrapa irse; en la casa sin tiempo
ser el nuevo huésped desolado
que por desconchadas estancias
a tientas avanza, sin otro destino.
Entrada en la noche
Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
Éxodo 25:8, 40.
Otro día blanco entre los días
sucedidos, denario de luz
donde oscuramente crece
el poema, con la obstinada
fuerza de cuanto se abre
paso en el mundo. Y digo qué dios
de penuria habita la casa
del mañana, oculta en dónde la hoja
de acero, el tiempo feroz de los vivos.
Alzado al fin este canto
al sol de un verano tan leve
el agua que nadie ha de beber
el terror a esa otra mar de la noche
la inminente cayendo
al fondo de todos los espejos.
Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
Éxodo 25:8, 40.
Otro día blanco entre los días
sucedidos, denario de luz
donde oscuramente crece
el poema, con la obstinada
fuerza de cuanto se abre
paso en el mundo. Y digo qué dios
de penuria habita la casa
del mañana, oculta en dónde la hoja
de acero, el tiempo feroz de los vivos.
Alzado al fin este canto
al sol de un verano tan leve
el agua que nadie ha de beber
el terror a esa otra mar de la noche
la inminente cayendo
al fondo de todos los espejos.
En ti
EN TI Pienso en ti, justo cuando la noche más oscura se vuelve y
más honda y más pura que el mismo río que nos lleva y del
cielo abajo hasta los ojos en su larga lluvia pensaba entonces: de
cristales rotos o de gotas lentas de silencio he cantado, o tal vez de
lo que siempre muere o mata. Pensaba en ti cuando la risa era como un
viento, y por la boca de un muerto corría. Corría.
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Quizá sólo los
sueños son caminos
para ascender a
ti.
En mí ya
despertaste como el latir de un dios.
Ay, pero de mi
sueño de ti no me despiertes.
Luis Franco, Nocturno
Nº 1
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Querida Analia, de corazon gracias por el privilegio de hallar mis poemas aqui. Estan en uno de los mejores sitios en donde podrian estar abrigados, en semejante intemperie.
ResponderEliminarMil gracias por eso y mi mejor abrazo
Alejandro
Muchísimas gracias Ale querido amigo.
EliminarSoy yo quien debe agradecerte por tus elogiosos conceptos y por permitirme publicar tus poemas. Me hace mucho bien leerte, gracias! :-)
Te abrazo desde mi corazón y te deseo días apacibles, que te sientas bien y que recibas recompensas en tu andar cotidiano, si?
Con cariño
Analía
Tus poemas, Alejandro hablan por tu voz, que, como ellos es profunda, persistente, rotunda y llena de interioridad. Gracias por ellos
ResponderEliminarBeatriz Minichillo
Muchas gracias, Beatriz, por tu lectura y tus apreciaciones. Para mí es un honor publicar los poemas de mi querido Alejandro.
EliminarUn saludito cordial y mis deseos que estés muy bien
Analía
Maravillosos poemas, Alejandro. Sobre todo el último. Un abrazo de Paulina Juszko.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura, Paulina.
EliminarSaludos cordiales
Analía