martes, 27 de noviembre de 2012

Alfredo Luna


-Poeta nacido en Catamarca. Reside en Buenos Aires, Argentina-


nunca te pedí tregua 


que entre Tú y yo esta sea una noche de transa
y vengas a mi cuerpo, este tugurio
adonde migran los desmanes de la dicha.

ven a mí como si fueses un padre bondadoso,
un perro que aguarda detrás de la puerta
una madre con ubres terribles.

quiero ser tu martirio formidable
y canto de alabanza
pero no te atrevas a perdonarme.


………… *  *  *

reflejos de lo fugaz 


tan endeble
tan desamparado dentro de mí,
Dios quiere desandar sus penas
y se vuelve insoportable


………… *  *  *

me amparaba esta maldita idolatría? 


la fe, antorcha de bruma y veneno se desploma
en el olor dulce de la carne y rueda por la noche
y no puedo sostenerla;
es mi pan equivocado de perro gritando
su desconsuelo entre los escombros del insomnio
y las palabras se me pegan como vaho.
se dilata mi agonía y el aire me retuerce
cuando esos mulos calientes echan baldazos
semen sacrílego en los niños y se santiguan por ti y por mí;
el aire se me retuerce y arden vísceras cuando nadie sabe
cuando nadie quiere saber del fuego donde se evaporan
devastadas el amor y la soledad
las formidables amazonas del cielo y del infierno.
todo sacramento tiene un pecado a su medida y
yo, este escozor de plegarias que nombran lo que odio
y no puedo más la vida.


………… *  *  *

no presagiaban mis entrañas esta ración de dolor 


sean para mí la música de tus ojos
y todo lo que oyen mis labios,
úngeme en tu lecho manantial y sáciame

líbrame de tu mal sin reposo
porque la muerte es más grande que nosotros

aleluya  aleluya  aleluya


………… *  *  *

a este aguacero lo llamaré lágrimas 


yo sólo quería un amor insolente como el tuyo,
un dios a imagen y semejanza
de las torpes ramas del cielo,
un amigo a la medida de mi soledad y mi deseo,
a la medida de la distancia que se acerca.

pero no. en la siniestra confusión de la lengua
venía la palabra hachando el mundo,
la ardiente llaga de la locura
venía fraguando la hostia del perdón sin misericordia.

yo quería un amor perverso que degluta
la vergüenza de mi desnudez;
yo quería un ángel intruso, como Tú,
para perder mi nombre en el túnel de tu abrazo.

en medio de la luz, vuelve el silencio a mi boca
y la muerte anda suelta para no dejarme solo.
quien te castiga, Dios? quién te castiga?


Poemas de vigilia hereje, Buenos Aires (Argentina), 2011


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Tal vez este mundo sea el infierno de otro planeta...
Aldous Huxley

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