¿Adónde irás, pequeño
ángel mendigo de sol y de silencio?
¿Acaso han de juzgarte las estrellas
por haber merendado sonrisas de oreja a oreja
de simpáticos vendedores a comisión
de sepulcros llameantes metalizados en gris?
¿Quién te buscará entre las paginas amarillentas
de un polvoriento libro de poemas?
¿Qué será de tus juegos infantiles
archivados en la noche de los tiempos?
¿Adónde irás cuando el sol te abandone
y te arrebaten el silencio que te acompaña?
¿Adónde con tu soledad de vampiro?
¿Dónde sepultarán tus trenzas imaginarias
de astronauta abandonado entre las flores?
Tu expresión conspirante de una juventud negada,
la huella imperdonable del trabajo,
el polvo y el sudor y el esfuerzo rutinarios,
la sonrisa triste de tus labios resquebrajados,
¿Adónde irán? ¿Adónde
desesperadamente viejos y cansados
nos conducirás cuando tus manos encallecidas
no puedan ya elevarse sobre nuestras cabezas
y tu voz oscurecida no pueda ser escuchada
ni aun por aquellos escasos oídos que en la tarde
se postraban ante tus vírgenes quimeras
haciendo del espacio un bosque fiero
donde escapar contigo del asfalto?
¿Quién besará tus labios más allá de la noche?
Antes serás demonio sobre el sueño
pero cada despedida es una paletada de tierra
y crepúsculos tormentosos se ciernen amenazantes
sobre nosotros los desesperados
soñadores de galaxias entrelazadas.
Humildemente, Maestro
A Don Pablo Neruda, in memoriam.
Reconozco el salitre de sus pulidos versos,
la atlántica firmeza que los parió desnudos
la sangre enamorada que amamantó su fuerza
y el agudo chirriar de los ferrocarriles
que unen patrias y mares y llevan esperanzas.
De lucha, amor y fierro crecieron las palabras,
su luz se fue expandiendo por pueblos y senderos,
la paz del caminante fue la explosión secreta
que prestó alas al verso para poblar las sierras
donde los campesinos vieron crecer la vida,
donde se hizo mujer la fértil resistencia.
Hoy esa voz nacida de la roca
callada está, su grave resonancia
dejó paso a su indómito recuerdo.
La cordillera estremecida de su verbo
se hizo tuétano en las almas de los pobres.
Hoy, nosotros, lo que queda del pueblo malherido,
hemos querido entonar un canto hacia la aurora,
y en su memoria esparcirlo por el viento
como una ofrenda matinal que verifique
su presencia vital desde la tierra
que le cobija. Gracias.
Gracias don Pablo
por enseñarnos el hierro y los volcanes,
por su recia testuz de militante,
por las navegaciones estelares
por las espigas, los navíos, las quimeras
por la fe y por el clamor de las montañas
que un día se alzarán incontrolables
contra los viles verdugos de la tierra.
También el mar
También el mar empuja dócilmente
antiquísimos mundos diminutos,
de noche, cuando el sueño
atraviesa los muros, profanando
las sílabas errantes de los cuentos.
Es, entonces, la luna, burladero
refugio de las hadas y los ogros
que en consorcio planean sin rubores
la ruptura del viejo pergamino.
En otro lugar duermen
su sueño sin sonidos ni esperanza
los héroes del pasado
en un tálamo de cruces, vómitos y olvido.
Antiguos mensajeros, mientras tanto,
se despojan del tedio acumulado
y vierten sobre el agua y en el viento
viejas plagas, del tiempo rescatadas.
La iniquidad ensombrece el firmamento.
Bandadas subterráneas afloran como fuentes
emponzoñando ríos y acuarelas.
Flores de plástico y metal se adueñan de los bosques
y un rapsoda es lapidado por castores
bajo una luz violácea que desdibuja el orbe.
La razón nos confiesa que todo está perdido.
Pero el pequeño ladronzuelo
ataviado con la sangre de sus muertos
y el barro primordial que le sustenta,
ha conseguido hacerse con la llave
que conduce a la aurora o al destierro.
Dos primeros poemas, del libro del autor: La estrecha senda inexcusable. Último poema, del libro del autor: Extrañamientos y rescates. Poemas tomados de su blog
Sergio Borao Llop
Zaragoza, España
con emociones y sentires que se disparan y permiten que avivan la imaginación del lector, quiero subrayar dos versos que me parecen excelentes. "¿Quién besará tus labios más allá de la noche?" / "La razón nos confiesa que todo está perdido". Gracias Sergio. Saludos desde Córdoba, Argentina, Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuchas gracias, Alfredo. Me alegra que mi voz llegue tan lejos y agrade a los lectores. Un cordial saludo.
EliminarQué hermosa experiencia la de acunarnos en tus versos! un respiro para tanta guerra inútil, tanto mediocre, tanto desamor. Felicitaciones. Nor Losada
ResponderEliminarMuchas gracias, Nor. A veces nos hacemos la ilusión de que la poesía puede transformar el mundo. La experiencia nos demuestra que no es así, pero seguimos en el afán. Un saludo.
EliminarNor, Alfredo: muchas gracias por vuestra lectura.
ResponderEliminarSergio: siempre un placer contar con tu voz, muchas gracias.
Mi abrazo y mis mejores deseos
Mi voz le llega de más cerca, compatriota de versos bien pulidos; de homenaje profundo, justiciero.
ResponderEliminarReciba mi alabanza por apuntalar el recuerdo del poeta de Isla negra y de la América toda, y refutar a la razón, que en una mala noche, dio la causa de la belleza por perdida.
Sin duda el ladronzuelo supo que el destierro tiene la cerradura que nadie quiere abrir, y optó por una aurora de palabras cuya prueba irrefutable son su versos.
Sergio Borao Llop, no se me olvidará su nombre. Gracias desde la otra estepa, la castellana.
Muchas gracias. Un saludo.
EliminarMuchas gracias por tu lectura y tus conceptos.
EliminarSergio, reitero: siempre un placer compartir tus poemas en esta revista literaria.
Mi abrazo