Allí estaré
Camino, sí
quizás no lleve tu ritmo
ni tu misma dirección, pero camino,
y mi andar en nada se parece
solo crece con la necesidad
natural de darlo todo.
Para seguirme
busca mi estrella
ella podrá guiarte
o las huellas que seguramente
voy dejando.
Para seguirme
procura escuchar al ruiseñor que
me acompaña
ve los cúmulos de nubes que me
envuelven
déjate acariciar el rostro por
la brisa.
Fíjate en la luna estriada de la
lluvia
que felizmente me secunda
ve los montículos de arena
blanca
donde quedan las huellas de mis
pies descalzos.
Verás rastros de líquenes en
frondosos bosques
y un abra,
¡¡ah!!, un abra formidable
apertura desde lo alto
cumbre estelar tocar el cielo
con las manos.
Ventana abierta sin marcos ni
persianas
espacio abierto
estremecedor estrépito de vida
allí festejaremos el encuentro
¡¡allí estaré!!
Aquella tarde
Caen sinuosas las hojas ya
marchitas
dejan a su paso un lento
trayecto/
un lamento.
Tenacidad, frecuencia sucesiva
irán sumando en tierra las
caídas
ocre marrón los cúmulos denotan
la dulce conjunción ámbar limón
en cada tallo.
Veo
un parador/ soledad abandonada.
Puñados en veredas y rincones
dulce ambular promete gruesa
alfombra
rumor en quiebres
crepitar solemne.
Sigo mi andar, me suelto, me
descalzo
el viento me despeina de
inmediato
simbiosis,
despertar en medio de una sutil
transformación
me mimetizo, soy el paisaje
tierra y limo soy
envuelta en matices y frecuencias
subliminal en un otoño
irrepetible.
Mirta del
Carmen Gaziano
Santa Fe, Argentina
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