miércoles, 11 de noviembre de 2015

Andrés Bohoslavsky

Una tumba en Dunstable

                                   a mi amigo Robert Gurney

No. Yo no estuve allí
echando tierra en la tumba de tu padre.

Por lo menos en forma humana.

Lo contemplé todo
tus cabellos desordenados
la vieja corbata
el traje oscuro del colegio
tus ojos, tu silencio, tu tristeza

yo estaba callado, mirándote

era el pino más cercano
el viento del oeste que susurra en los oídos
la rosa que estaba a la derecha

soy el mirlo que se posa en la piedra blanca
y ruge.


Bancos, desapariciones & otras exquisiteces

para Juan Pablo

En los últimos cinco años las Cortes de Estados Unidos han tenido que resolver causas judiciales en las que se investigaba de qué manera la provisión de bienes y servicios había facilitado la comisión de violaciones graves de derechos humanos. Para sorpresa de muchos, esas decisiones empezaron a responsabilizar seriamente a las empresas que contribuyeron y facilitaron de esa manera el éxito de campañas masivas de delitos graves. Era cuestión de tiempo que las víctimas de la dictadura argentina le preguntaran a un juez si los bancos que otorgaron una masa enorme de préstamos a la dictadura militar son o no responsables por complicidad. Ese momento llegó cuando en marzo de 2009 cuatro víctimas demandaron a esos bancos en los juzgados de Buenos Aires.

Las preguntas y los recuerdos, fluyen solos en la noche marina
la bala que mató a Vladimir, ¿fue financiada por los bancos?
¿el combustible de “los vuelos de la muerte”?
¿la energía con la que se alimentaban las picanas?
¿la nafta de los Falcon verdes?
¿el anónimo lector que compraba “Las flores del mal” con su tarjeta de crédito, colaboraba indirectamente con el terror en los campos de detención?

pensemos entonces lo siguiente:

si la avaricia de los que manejan los sistemas no tiene límite
si acumular riquezas no presenta obstáculos éticos de ningún tipo
si la codicia es infinita e inevitable
si todo esto engendra crueldad y otras bellezas similares
entonces tal vez sea hora de poner vencimiento al dinero
así se convertirá en papel pintado luego de determinada fecha
obligaremos a los avaros a desprenderse de ellos
a regalarlo a las bibliotecas, a embellecer las plazas y los parques
el dinero no tendrá sentido, o tendrá otro
ya no podrán torturar ni secuestrar ni matar
no existirán ricos ni pobres
y donde había un banco, haremos un jardín donde sentarse a leer
o mirar el cielo. 


El espejo de Sara

Tenía ocho o nueve años, pero ya era un racionalista
será por eso que cuando rompí el espejo de mamá
escuché su indignación, riéndome
más aún cuando habló de los malos presagios
de los siete años de desgracias

en casa las cosas siempre andaban mal, desde que recuerde
sin necesidad que se rompiese nada
me hizo reír todo el día su lógica cargada de superstición.

A los pocos días pasó lo de papá
luego, mi hermana Valeria falleció en Londres, en un atentado del IRA
Patty desapareció en los 70’s
a Jaime lo electrocutó la licuadora
y Fabio partió rápido
por una inocente picadura de avispa

pensé que era sólo una mala racha, que todo terminaría pronto
pero luego cayeron otros:
la tía Irma en un choque
al tío Efraín se lo cargó la triple A
mi primo Iván murió en Moscú
mamá dice que fue una pulmonía
pero sé que fue el cuchillo de un marido excesivamente celoso
un insensible y egoísta
y así el paso del tiempo se llevó al resto de la familia

claro, que de este suceso pasaron más de cuarenta años
sólo un tonto pensaría en él
ayer fue su cumpleaños ochenta y tres
realmente la pasamos fantástico, preparó unas tortas exquisitas
tan dulce y espléndida como siempre

no merecía estar tan sola
creo que la sorprendí, no fue fácil conseguirle uno igual
tendrías que haberle visto la cara cuando se me cayó.


Poemas del libro Explotaciones y otras bellezas

Andrés Bohoslavsky

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