miércoles, 11 de noviembre de 2015

Eliana Flórez Pineda

Niños de mi patria


He visto llorar a los niños de mi patria,
sufriendo con cadenas atadas a sus manos y a sus pies,
con heridas irreversibles en sus almas…
He visto la tierra manchada con su sangre,
y el dolor yendo con su ruana para cubrirles el frío de la muerte.

He visto pequeños que cargan fusiles a sus espaldas
atando una espada en su cintura, en vez de llevar mochilas escolares,
o quizás estar corriendo para no ser alcanzados por las pelotas
con las que se jugaba yermis o ponchados.

He visto pasar sus días consumidos en juegos tecnológicos,
en vez de leer un cuento o jugar golosa en las aceras.
Los he visto vanos conversando con sus amigos imaginarios
tras un panel de ilusiones inventadas y a esos amigos a los que nunca podrán abrazar.

He llorado en silencio sus desesperanzadas vidas
torturadas por el mundo que se les ha puesto a sus pies.
Y ellos castos, terminan por arrodillase sin saber qué hacer.
Tan sólo creen que han vivido todo, sin vivir nada.

He escudriñado en sus mentes infantes,
tal vez ni encuentren luego motivos porque luchar.
Quizás, nos quejamos de sus acciones indecibles
sin darnos cuenta que naufragan
en el barco que los adultos les hemos puesto en su camino.

Nota de la autora:
Poetas en cueros. Texto de mi libro objeto o artesanal que recientemente se lanzó dentro de un proyecto llamado “Proyectos en cueros”, presentado en la 28ª Feria Internacional del Libro de Bogotá, Colombia, cuyo lema es libro artesanal desnudez naranja de Eliana Flórez poesía, William Alfonzo Jaimes y Vladimir Meneses quienes me acompañan en el libro con pinturas en diferentes técnicas.

*  *  *

Alma rebelde

Mis manos empuñan cadenas invisibles,
rebelde tengo el alma.
Mi pueblo colombiano derrama sus sangres por campos y ciudades,
algunos lo llaman justicia,
yo lo llamaría barbarie.


Extraño duelo

Lloré en el silencio de mi pena sorda.
El dolor fue esclavo de tu cuerpo inerte,
de tus labios impávidos, del olor, color de muerte,
de consuelos grises, de tu voz ausente.

Lloré en la cripta donde reposaste,
tus huesos prestados, también tu carne,
donde cayó la tierra con ruidos punzantes,
cual tormenta de granizo alucinante.

Pensé en los días mozos que tanto gozaste,
remendé recuerdos de forma ascendente,
cuando de tu alegría mi corazón inundaste.
Lloré de amor hijo mío por fecundarte.

Lloré en silencio de mi pena muda,
entre abrazos fingidos del que ni siente,
el duelo extraño, del abstraído doliente,
y el sufrimiento que perdurará por siempre.


No me llames loco

Bajo las tinieblas se aguarda mi alma,
tal vez sí, tal vez, no
bajo la dura realidad de una sociedad corrupta
clasista, racista y sin cultura.

Bajo mis tatuajes a los que llamas manchas
guardo sentimientos, días de soledad, o de euforia,
momentos íntimos que no entiendes, no mato, no robo,
no me importas tú, porque importo yo y lo que pueda sentir.

¡Entonces! ¿Por qué me juzgas?
¿Por qué me ignoras?
¿Por qué indignas?
¿Por qué me llamas loco?

Mis cabellos largos símbolo de irreverencia
de sentirme distinto a lo distinto,
de manejar mi vida, en el sentido contrario
de lo que por apariencia parece correcto.

Entonces,
no me juzgues
no me ignores
no me indignes
no me llames loco.


Eliana Flórez Pineda
Florián, Santander, Colombia 

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