-Madrid, España-
¿Es amor esto que
siento?
¿Acaso siento?
Una noche cualquiera,
voy por callejones de sal
retorciendo una breve estrechez
de luna violeta con cal y cielo seco
en tierras de molinos desiertos y viento.
Lentamente muevo
almas recortadas,
más viejas que ríos
columpiándose sobre tejados,
mordisqueando
escasas hierbas abatidas.
De vez en cuando,
recuerdo anhelantes amores
llegando por cruces
de calles verdaderas
y ahuecando voces con la mano
canto saetas que anuncian
racimos mudos en ramas,
ahogando repiqueteos
hasta la consumación del aliento
que parte ciudad arriba,
al silencio, que se había dormido.
Bebo aires intermitentes
y aullidos agudos
en cubos de estrellas
del pozo del patio
entre altos jacarandas
y me detengo
en el quicio de la puerta
sobre la azotea
desde donde veía el aljibe
y me quedaba horas cavilando
acerca de dónde venía el agua.
Y nubes negras,
bestias gigantes,
afilaban limpios sonidos de alborozo,
notas de cometas y cascabeles
de coches en estaciones.
Rumores de corazones, traen luces
que se han dado a sí mismos para otro siglo,
estambres ilusorios
en oloroso movimiento
refulgente y cristalino,
mares sin nadie
plenos de olas diferentes a sí mismas.
Grandes esplendores
abren elegías del mundo,
pórticos de embriagadora sencillez
eternizan color y luz.
Yo, en tanto,
me hago el distraído,
para que las hojas
no caigan levemente
y la tarde,
la corriente fugitiva,
pétalo a pétalo,
pueda redondear
su belleza.
Otras veces,
el aire,
súbitamente quieto,
me asfixia.
El paisaje
parece trastornado,
las sombras
ocultan soledades
deslumbrantes
del recodo en la habitación,
donde lo cercano parece real.
Y escucho a lo lejos,
voceríos mudables en la plaza
donde vendedores de escombros
acaban de llegar
a la vuelta de campanas
que anuncian el pregón de la mañana.
Madrid/enero/2013
El discreto fantasma
de la estrella difunta
Detrás de tantas cartas que llegaron,
amorosas como el redoble de lluvias
intensas en ciudades con río o mar,
sólo algunas imágenes en tantas estaciones.
La suerte que reclamo por azar furtivo,
vuelve sin avisar en retocadas fotografías remotas
como si quisiera nivelar tiempos bajo la lengua,
más allá del fondo incierto de la calle
y del paisaje extrañamente humano.
Las corrientes misteriosas que llaman recuerdos
suben y bajan mezclando pequeñas historias,
pasiones ilesas en el bravío ángulo de la inocencia crecida.
Conseguí apremiar respuestas
en inéditos mensajes de futuro.
Nada sé.
Escucho balbuceos en desnudos
pegamentos sin costura,
ciñéndome los huesos como presencia amante.
Tampoco concedo tregua.
Atravieso puertas, subo estanterías
de lo que llamo porvenir,
combino recintos como anagramas
alterando el orden previsto.
Tal vez sea el fantasma infiel de rostros esculpidos
en cambiantes nubes que se quiebran
con el olor de la piel de aquellos
para quienes el cielo estaba lejos.
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Amor y verdad son las dos cosas de Dios. La verdad es el fin
y el amor es el camino.
Mahatma Gandhi
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He leído tu interesante publicación, una hermosa selección de textos y citas de valiosos creativos.
ResponderEliminarMis felicitaciones y afectuoso abrazo. Vic
Gracias por tu lectura y tus conceptos, mi querida Victoria
EliminarRecibí mi abrazo y mis mejores deseos cada día
Analía