-Buenos Aires, Argentina-
Puerto
Madero
Conocí el viejo puerto en los años
duros
en que decenas de barcos de carga
de todas las banderas
arribaban a sus muelles, y por sus
callejones
iban y venían camiones, marinos,
estibadores
y alguna que otra mujer de falda
corta.
Un aire singular y recio reinaba
en las dársenas,
mientras resonaba algún grito, en
algún idioma
lejano, entre las cubiertas y las
grúas,
que la ciudad había hecho suyo y
de su borde.
Después todo pasó; y sólo el agua
marrón
quedó sin ser tasada ni vendida;
y comenzaron
las demoliciones donde ahora
se elevan
hoteles 7 estrellas, espléndidos
y raros
restaurantes, y bárbaras torres
primer mundo,
que no pueden verse si no con
extrañeza,
entre licenciados guante blanco,
algún
Lamborghini, algún turista, y
una brisa
que nos sabe tocar y recordar
la historia
con más despojos y zanjones
que ganancias.
duros
en que decenas de barcos de carga
de todas las banderas
arribaban a sus muelles, y por sus
callejones
iban y venían camiones, marinos,
estibadores
y alguna que otra mujer de falda
corta.
Un aire singular y recio reinaba
en las dársenas,
mientras resonaba algún grito, en
algún idioma
lejano, entre las cubiertas y las
grúas,
que la ciudad había hecho suyo y
de su borde.
Después todo pasó; y sólo el agua
marrón
quedó sin ser tasada ni vendida;
y comenzaron
las demoliciones donde ahora
se elevan
hoteles 7 estrellas, espléndidos
y raros
restaurantes, y bárbaras torres
primer mundo,
que no pueden verse si no con
extrañeza,
entre licenciados guante blanco,
algún
Lamborghini, algún turista, y
una brisa
que nos sabe tocar y recordar
la historia
con más despojos y zanjones
que ganancias.
Homenaje a Bertolt
Brecht detestaba a los poetas
comediantes
(inclusive a los buenos poetas
comediantes),
ésos que cantaban (y hasta
bailaban)
lejanos de la tan perturbadora
vida
que gruñía hosca más allá de
la platea.
Brecht prefería el aire abierto
o cerrado
y los charcos donde la vida
pudiera
reflejarse, y el hombre cierto
tuviera
al fin derecho a la palabra
y al pan
(que no son lo mismo, pero
cuando falta
uno escasea el otro). Yo no
creo,
no obstante el horizonte, o
estas luces,
que el recorrido soberano
de su lápiz
haya caído en saco roto.
comediantes
(inclusive a los buenos poetas
comediantes),
ésos que cantaban (y hasta
bailaban)
lejanos de la tan perturbadora
vida
que gruñía hosca más allá de
la platea.
Brecht prefería el aire abierto
o cerrado
y los charcos donde la vida
pudiera
reflejarse, y el hombre cierto
tuviera
al fin derecho a la palabra
y al pan
(que no son lo mismo, pero
cuando falta
uno escasea el otro). Yo no
creo,
no obstante el horizonte, o
estas luces,
que el recorrido soberano
de su lápiz
haya caído en saco roto.
Gran Buenos Aires, enero, 2009.
Otoño país
En medio de tanta
inequidad
bárbara, tanta
postergación,
niebla,
y tanto doble,
triple,
cuádruple discurso,
y tanto
recambio de plumas,
triza,
hueso expuesto, y
vacío,
¿de qué se habla
ahora?
Último poema tomado de
Inventiva Social, publicación
digital dirigida por Eduardo Coiro (Buenos Aires, Argentina)
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Vivir es desviarnos incesantemente. De tal manera nos
desviamos, que la confusión nos impide saber de qué nos estamos desviando.
Franz Kafka
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