miércoles, 24 de marzo de 2010

Irene Marks

-Buenos Aires, Argentina-

Conjuro

Te conjuro por las Altas Estepas y el Osezno.
por Agua te conjuro, Sol Largo, Estrella Ardiente,
te conjuro en el Fuego,
en la caldera roja donde estás cocinando los destinos,
te conjuro en la sangre de los pájaros muertos,
en el corazón de los asesinados,
en los ojos de cada prisionero
………………………………………te conjuro…

Para que llegue el barco de los barcos,
el remo de la sed,
la luz caliente sobre el párpado rojo de todas las heridas,
te conjuro
Mosca de Alas Azules
y larga vida tengas en las ancas del Caballo de Mar.
Águila negra, te conjuro, Señora de las Cumbres, te conjuro,
Eco de los Antepasados, Guijarro del Camino,
oh Ruta del lucero, Blanca Vía te conjuro.

Porque ya no hay milagros en el Valle de los Cuatro Racimos,
te conjuro por Aire, Fuego y Agua, por Tierra y Lejanía,
por calma y por estruendo, por espada y por cielo
te conjuro.

Este grito es la llave que atraviesa los siglos con los labios sellados
más allá de los vientos que lentamente impulsan la canoa que aguardo.


Visiones en el valle del silencio

Escribo una carta donde comienza el sur.
Ya no regresaré. Es medianoche.
Por eso anoto aquí las primeras señales del camino.
Había un pino y un álamo y una senda muy blanca contra el verde.
Después llegó el rostro marrón y enjoyado del toro.
Había burbujas en su curtida superficie brillosa
y un anillo
para pasar al otro lado.
Ah no tengas miedo ahora que ya no se regresa.
Estalla el rosado violento contra azul de meteoros,
y pájaros geométricos sobre muy blancos árboles
y arcos de luna extendidos en horizontes índigo.
Oh violento es el azul como una llamarada que asoma
tras los troncos que crepitan
Este es otro Universo donde los pájaros cambian nuevamente de
formas,
ahora son blancos con las alas moteadas de las mariposas,
y sus cuerpos rosa furioso.
Oh, extínguete en la luz:
Cuando cierras los ojos ya no hay sombra
sino haces amarillos
que se tornan difusos.
Y el Sol ha entrado en ti hasta el último sueño.
No hay regreso
después de atravesar el Mar de Pasto.


A la sombra de la piedra vestal

Pero la luna fue señal que partía, fue lámpara que huyendo se
incendiaba
Enorme flota de reflejos, fantasmas sobre la opuesta cumbre.
Desconsuelo terrible de duendes que escapaban para poblar las
sendas de otra tierra.

Cuando rueda-la-rueda
y grita el laberinto del conjuro a la sombra de la piedra vestal.
Cuando el monte se abrió,
cuando la tierra toda era un lamento
y amanecer parido bajo el temblor del último lucero.
Ya quebrado el terrón de los silencios;
donde antes hubo mar, ahora la seca
majestad de la arcilla. Donde antes hubo arcilla,
ahora los pies extraños del diluvio, la burbuja gigante de las
aguas,
la sal.

Alzará ojos de pánico bajo su manto transparente
la mensajera de los días que lloran,
la Secreta, llegada para nombrar al Sol,
que está esperando
debajo de su sangre
cuando rueda-la-rueda
y grita el laberinto del conjuro
a la sombra imantada de la piedra vestal.


…………………………Poemas del libro Origen (2009)

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Para que tu tristeza muda no oyese mis palabras, te hablé bajito.
Antonio Porchia


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5 comentarios:

  1. Irene

    muy buenos trabajos estos que acabo de leer. Mi admiración y un abrazo.

    Lily Chavez

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  2. Irene una maravilla leerte siempre, un abrazo Gus.

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  3. Muchas gracias, queridos Liliana y Gustavo.
    Para mí es un gusto incluir en la revista literaria los textos de esta poeta que recién hace poco tiempo conozco.
    Mi abrazo y mi cariño
    Analía

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  4. ¡Qué textos! Vibra el planeta en ellos, tiene toquecitos mitológicos y el encanto de las leyendas.
    Hay que caminar siempre por tu lugarcito, Analía, para hallar buena lectura.
    Doble abrazo
    Betty

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  5. Mi querida Betty:
    Siempre tan generosa con tus palabras y tus actitudes.
    Muchas gracias por pasar por aquí, tu presencia es muy valiosa para mí.
    Mi abrazo y mis mejores deseos cada día
    Analía

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Muchas gracias por pasar por aquí.
Deseo hayas disfrutado de los textos y autores que he seleccionado para esta revista literaria digital.
Recibe mis cordiales saludos y mis mejores deseos.
Analía Pascaner