miércoles, 24 de marzo de 2010

Francisco Garzón Céspedes

-Madrid, España-

Cuentos de Magas, Magos, Magia, incluidos en la colección Gaviotas de Azogue Nº 46, editada por la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (CIINOE). Madrid, España.


Mago y veleta
El mago está en la punta de la torre. La ha escalado porque se sabe una veleta. Para sorpresa de los curiosos y del viento, cuando ve a quien ama, el mago gira. Gira.


Mago y ¡Ñiii!
¡Ñiii! La puerta, de par en par, permitió al mago salir de la celda y, por un instante, creyendo maravillado en el poder de la magia, no vio a los gladiadores ni oyó, desde el redondel de la plaza, los rugidos de los hambrientos leones.


Perfil
La rama está en el árbol perfilada como varita mágica y a punto de destellar.


Maga y mirador
La maga asciende por la colina hasta el mirador. Al llegar, se venda los ojos. La tela es oscura, es gruesa, es ancha. La maga imagina el paisaje. Lo transforma.


Angustia existencial
El dragón se preguntaba si un dragón existía en la realidad o sólo existía en el acto de ilusionismo del mago. Porque, de ser ilusión: ¿qué lo protegería cuando cesara la suspensión mágica de la incredulidad?


Mago tan sabio
Había una vez un mago tan, pero tan sabio, que se sabía libre.


Mago y mar
El mago con su varita pinta las fachadas. Un pedazo de mar cubre la parte superior de cada pared. El mago está convencido de que puede acercar el mar al cielo. Pasa de un andamio con forma de gaviota a otro que parece volar.


…………* * *

Cuentos del Ogro, Siete Hiperbrevedades, incluidos en la Colección Gaviotas de Azogue Nº 49, editada por la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (CIINOE). Madrid, España.


Autoengaño
El ogro comenzó disfrazándose para los demás. Y ha terminado disfrazándose para sí mismo. Se cree normal. Se siente vegetariano. Se piensa exquisito. Es irreconocible para los normales.


Círculo
Hombre alguno devoraría al ogro, ni mujer alguna lo lograría. El ogro, no obstante, es devorado. Y no por un animal. Lo devora entero el ogro de su pesadilla.


Dientes
Los dientes son la mordida del ogro y bailan. Cuando la boca se retira, los dientes se quedan clavados a la carne. Podría tratarse de una dentadura postiza. Sólo que no lo es.


Gourmet
El ogro tiene mucha hambre. Ha cazado al cazador, pero no se lo come de inmediato porque el ogro ha aprendido de refinamientos. Decide prepararse una “delicatessen”. Invierte tiempo en ahogar al cazador. Le gusta la carne cruda reahogada.


Puntería
Desestimando que un humano lo es también por su capacidad incorpórea de venganza, el ogro escupe cada hueso del cadáver con tal puntería que rearma su esqueleto. Desde el viento, un hueso regresa a la boca abierta del ogro. Queda clavado en su garganta, oscilando, pulido a dentelladas como trofeo.


Táctica
El ogro ladra al perro. Y el perro maúlla. El gato no. El gato abre la boca y no emite sonido alguno. El canario lo que hace es mugir. Tanto miedo provoca el ogro y su inusual conducta.


Tumba
La manta le cubrió. Le cubre. Le cubrirá. No puede impedirlo. Ninguno de los dos puede impedirlo. Y eso que podría ser que no se gustaran. Son tela burda y cadáver. Es todo lo que hay para la tumba del ogro.


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No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide en tu cabellera.
Proverbio chino


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