Sin titular
No es tiempo de arrojar monedas
en la fuente
ni pedirle deseos a una estrella
fugaz
reclamos al azar.
La dicha era un secreto entre el
aire y nosotros.
Marzo indultó al verano, subió
donde las huellas,
a tientas, tambalean,
borra quieta del agua, seca, al
sol.
La dicha era un secreto entre el
aire y nosotros,
patria, exilios, poesía.
Voces que nunca se despiden.
Antorcha viva sobre playas que
no volvimos
a encontrar.
Sombras en un jardín de sombras
donde huesos y carne en la
espera de darnos
tiemblan como el renglón vacío
confía a la palabra.
Fatalidad de la noche
Ella escribe su sentimiento
extiende
la noche
empapelada
regresa el sentimiento
si la luna cae sobre su sombra
ella
dibuja la alegría
si la luna cae sobre la luz ella
no dibujará
la noche revuelve en lo revuelto
salpica bendice
encuentra fotos cartas
borradores objetos
lo ganado perdido
versión propia y ajena
que duelen como duele
la dicha que
archivó.
Después de
Espejos horizontes visiones ojos
rotos/
los pies de la neblina/muro
esperas ausencias/
mentiras del insomnio/
cerrojos mar miradas ojos rotos/
silencios risa llanto palabras
sin palabras/
barcos en el pañuelo/viento/el
deseo a la luz/
la oscuridad que no/la máscara
que no/
la luz y el agua/
pasaron muchos cielos aquí
abajo.
In memoriam
Espero alegre la salida
y espero no volver jamás.
Frida Kahlo
No vuelvas ya no vuelvas en el
color intenso del dolor
deja volar los pájaros que
anidan tu regreso
el trópico es racimo de frutas y
de flores,
ya no puede con ella tu cabeza,
mimbre de maravillas.
No vuelvas ya no vuelvas
acá dueles, te dueles en tu
corsé nublado
como fruto maduro cayendo de tus
ramas.
El mundo no es recíproco, no
vuelvas
tu destino se cierra como dalias
que fueron
en la infancia de patios
trasnochados
donde el pueblo, el amor, tu
hombre, tu deseo
florecen sin pudor, como te
gusta.
Así tus labios en otras bocas
beben de ese aliento
pero ya sabes que eres una
armadura pálida
con la pasión cercada, y hay
serpientes
y eclipses y tranvías y sangre y
plenilunios.
El aire tiene heridas de limón.
Anúdate en la trenza de ojos
negros,
anúdate en azul tu casa calavera.
La muerte es otra fiesta,
baila sobre la médula del viento
que te lleva,
aquí ya nadie espera lo que
sientes,
baila sobre la ausencia que
dejaste
el río de tu herida es largo
bermellón
máscara desteñida
el festín del crepúsculo ha
llegado a la tierra.
Elena Garritani
Buenos Aires, Argentina
Muy buena poesía, compacta, eficaz
ResponderEliminarLaura del Monte (Caseros)
Gracias por tu lectura, Laura
EliminarSaludos cordiales
Analía
Muy buena, un saludo,
ResponderEliminarAlicia Rodríguez
Gracias por tu lectura, Alicia.
EliminarSaludos cordiales
Analía