Mil años
Cuánto
había deseado perderme en el mar de sus ojos nuevamente. Sentir cómo sus dedos
entrelazaban los míos. Inviernos duros soportó mi corazón sabiendo que ella
estaba junto a mí pero no podía hablarle. La calidez de sus labios me devolvía
a la vida luego de 3 años de sueño obligado. Tendido en aquella cama sabía que
incluso mil años de sueño, por ella, valdrían la pena.
Mi sol
El
sol que se ocultaba frente a mí sería el único testigo de nuestro amor. Dulce
primavera que acogía mi último suspiro, sus flores serían mi colorido lecho
final. Ahora mis ojos se abrirían a un nuevo mundo inmortal, el hombre sobre mi
cuello se llevaba lentamente el palpitar de mis venas en su boca. Pero lo
amaba. Con gusto daría las primaveras que me faltasen por pasar junto a él mil
inviernos. Ahora él sería mi sol.
Se vio en el espejo
Se
vio en el espejo por última vez, lágrimas en sus mejillas, terror en su
corazón. La tosca criatura respiraba hielo en su nuca. Esa noche sería su
última, el juego se había transformado en realidad y ahora las risas de sus
amigas estaban extintas entre un tablero de madera y velas dispersas en el
suelo, muy pronto la de ella también. El olor a muerte era el perfume de
aquella noche. Detrás de ella se encontraba el demonio que las había engañado.
En ese momento la última vela apagó su luz.
Sanndy Luna Morales
El Salvador
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