Qué lindo pretender imitar
la inocencia de un niño.
Volver a balbucir,
en un tibio lenguaje
solo tenues palabras,
quizás en media lengua,
sin rudos andamiajes,
ni insulsos predicados,
solamente repletas de emociones,
sin urdir compromisos!
Decir lo que nos dicte
la serena inocencia de la infancia,
¡sin traducción al raciocinio!
Llenando las palabras,
con la mayor pureza
que suscite el lenguaje.
Qué lindo es rodearnos
nuevamente de ensueños
y utopías plasmadas
de colores, en su fino ropaje!
Hallar en la expresión
de lo sencillo la tenue primavera,
el suave manantial que al cielo inspira!
La paz de la verdad,
de lo incondicional.
¡De la inmensa frescura
que brinda una amistad!
Tal vez, nos adentremos
en un corto y precario
desfile de expresiones,
a las que, sin embargo,
deben adicionarse
dos furtivos vocablos,
que, sin dudarlo,
nos llenaran de gozo
tras su feliz arribo
a nuestra vida!
Siempre te había esperado,
te llevaré en el alma:
mi inigualable amiga,
mi incomparable, amigo!
Leyendo a Stephen Hawking
“Somos criaturas insignificantes en un planeta menor de una estrella común en los suburbios exteriores entre un centenar de miles de millones de galaxias”.
(Cosmología Popular) S. Hawking
“Breve historia del tiempo”
me lleva a cuestionarme:
¿No sé si soy gaviota o caracol,
átomo, brisa, musgo o cordillera,
pensamiento, paraje,
o pavoroso espectro de neón?
Porque hallar un cerebro
que sobre el tema piense
(¡lejano al corazón!)
con datos matemáticos,
demostrables, precisos
y concretos…inquiriendo
en la ciencia la luz de la razón,
¡es un tremendo embollo!
(Atrás quedó silente
en el camino la iluminada
lógica del griego!)
En dialéctica fórmula
el genio desentraña
la materia que indica
a espacio-tiempo
la forma de curvarse,
en su peso de masa,
y acorde a la debida curvatura
ordena el movimiento,
en rítmico estertor.
Magnitud y materia de infinita
energía, en latido de fuego
¡separando galaxias!
El Big-Bang formidable.
El cuántico reducto de
todos los comienzos,
y las edades todas,
en prístino fulgor!
La eternidad del tiempo,
en expansivo viaje…
agrandando el espacio
¡con vastos universos!
Fascinante espectáculo
de inmensas dimensiones,
que al logro de la ciencia
solo le es concebible
condensar en hipótesis.
Todo ante nuestras mentes
sorprendidos al percibir
el axioma de un mudo
interrogante que lleva
a la entropía lacerante
de la fascinación!
Me ha abrumado
¡esta hipotética lectura!
De aquí y en adelante,
si alguien quiere
indagar mi procedencia,
estrato laboral,
vecindario, registro
o dirección;
responderé,
citando al sabio Hawking,
en su lacónica expresión:
Resido como cualquier
ínfima hormiga,
diminuto y perdido…
“en la tercera piedra
después del sol”.
Luis Carlos Fallon Borda
Poeta nacido en Colombia. Reside en Miami, Florida, EEUU
Geniales tus poemas Luis Carlos. Gracias por compartirlos. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura, Ana Lucía.
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos