De autores y personajes
Y yo me pregunté: “¿Por qué no puedo, desde mi posición de narrador de un cuento, preguntarle algo a un personaje?”. Entonces lo hice.
-Che Juan ¿qué opinás del cuento, te parece bien de qué manera lo terminé, contando como la mina te dejó?
Juan miraba desorientado, tratando de ubicar de dónde provenía la voz.
-¿Quién me habla, dónde está?
-Aquí, cerca tuyo.
-¿Dónde? ¿Quién sos?
-Soy el autor, el que escribe el cuento.
-¿El autor? ¡¿Y el autor me habla?! Disculpame la observación, autor, pero vos tenés que escribir, no hablar con los personajes. Vos escribís y nosotros actuamos de acuerdo a tu relato. Conversamos con los otros personajes, nos peleamos, nos morimos, todo lo que se te ocurra. Tu función es ésa: trasladar tu imaginación al papel para que el lector lea lo que sucede en el cuento. ¡Así estás haciendo las cosas al revés!
-¿Por qué? a ver, decime. ¿Por qué razón yo no puedo hablar con los personajes, está escrito en algún decálogo del escritor o algo así?
-No lo sé. Yo solo soy un personaje; hago lo que vos narrás y ya es bastante, porque a veces, se te ocurren a vos y a otros autores, cada historia, cada tontería, guiones de mala calidad, mal encuadrados en el relato y nosotros tenemos que hacer lo que se les ocurra, aunque nos demos cuenta que a nadie va a motivar, como éste que estás escribiendo ahora. ¡Dónde viste un autor hablando con su personaje! Eso es un delirio de mal gusto, una falta de respeto. ¡Cada uno en su lugar! ¿O te valés de mí al usarme de esta manera, para llamar la atención del lector?
-Puede ser, Juan. Pero todavía no me contestaste si te gustó como conté cuando la mina te largó, o estás esquivando el bulto.
-El personaje no opina, hace lo que vos escribís, ¡ya te lo dije antes! Si a vos te gustó decirlo así, yo me la aguanto. Pero, ¿che autor, por qué no decís lo que realmente sucedió en aquel otro relato? Ése donde te llamabas Jorge, y en primera persona describías tu estadía en el telo con tu vecina. Yo me enteré que no fue como lo pusiste. ¿Querés que cuente como fue?
-Vamos Juan, no inventes, no me hagas reír, cómo vas a saber lo que pasó. En ese relato no te incluí, y si vos no sos un personaje de esa narración, no podés enterarte de nada.
-¡Es lo que vos creés! Nosotros, en la biblioteca, cuando nadie nos ve, nos pasamos de cuento en cuento. Comentamos lo que sucede en cada uno, nos reímos de las boludeces que a veces escriben. Los criticamos. Coincidimos en que los cuentos de ahora no son como los de antes, incluso hasta tomamos una parte de cada cuento y hacemos el nuestro y ni siquiera tenemos la pretensión de verlo impreso. A veces discutimos, nos peleamos y el libro aparece en el suelo. No te olvides que tenemos que entretenernos. ¡Pueden pasar años sin que nadie abra el libro y nos lea! Si eso por fin ocurre, rápidamente rajamos cada uno para su cuento. Por eso me enteré de la vecina que estuvo con vos en el “telo”; estuve en el cuento y ella me refirió todo y fue distinto de lo que vos escribiste, pero no te hagas problema macho o ¿machomenos? No te preocupes, viví tranquilo, no se lo cuento a nadie; esto, queda entre nosotros.
Osvaldo Hueso
Morón, Buenos Aires, Argentina
LINDO CUENTO, AMIGO
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura, Roberto.
EliminarMi abrazo
El intercambio de autor personaje es común que aparezca ,incluso en cambio de roles. Aunque sabemos que cada cuento es proyección de los autores, recuerdos personales, sueños, etc.
ResponderEliminarSi, es aceptable la idea
Muchas gracias por tus conceptos, Haidé.
EliminarMi abrazo
Muy bien logrado. Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura, Alfredo.
EliminarMi abrazo