No pido lo imposible
me basta con saberte
en el extremo de mis sueños
acompañando mis desvelos
con la palabra que me abrigue.
Pido un instante de milagro
y de esperanzas repartidas
bosques de verdes transparencias
un duende azul en mi bolsillo.
Y echar a vuelo mil campanas
y caminar bajo la lluvia
y hacer barquitos de papel
para botarlos en los charcos.
Pido un rincón para mis sueños
un barrilete de colores
pido encontrarte y de tu mano
sortear sin miedo los abismos.
La puerta
Coordenadas del desamor, restos de lo que fue.
Viejo aljibe de piedra, manillar de crepúsculos.
Tibios amaneceres renuentes en exilio
¿dónde se me extraviaron?
De bruces, el viandante lleva copos de luna
para calmar misterios.
Fatal incertidumbre de quien todo ha perdido
y se entrega en albures
sin saber desde dónde resonarán los ecos.
Voy a cruzar la línea que marca plenilunios,
quedarán los sabores perdidos entre herrumbre
y vasijas de barro cuarteadas y resecas.
Sacerdotes ofician ínclitas ceremonias
para exhumar recursos de sabias bayaderas.
Yo buscaré refugio
portando el estandarte legado por un cisne.
Sacudiré pelusas de mi abrigo de niebla
y envuelta en la llovizna como un velo de novia
viajaré sin retorno
para buscar la llave perdida en lontananza
(ya no recuerdo cuándo, ni cuál era la puerta)
Casi suspiros
I
Casi suspiros
frágiles ilusiones
agitan alas.
II
En la dulzura
de los atardeceres
luna temprana.
III
La primavera
trae sutil aroma
risas de niños.
Se me rompió un sueño
El boleto de ida era uno solo,
nos resistíamos a aceptar que en el sorteo
me tocaba ser la infortunada.
Perdido por perdido
sobrevuelo el vacío
con medio corazón atravesado
por metralla de sal, punzón de hielo.
Vendrá el tiempo de lluvias
habrá alguna otra primavera
un sol decepcionado
un abrazo frustrado en el hueco de la ausencia.
Y yo aquí,
donde no escucho el trino de los mirlos
ni florecen jazmines y azucenas
y se doblan de rabia las palmeras
renegando de todo y contra todo
apartada del zumo del deseo
fatigada de acerbo desamparo
habitante de negros torbellinos
perdida y sin sostén que me reponga
el saldo en rojo
balance que no cierra.
Persisto en la morada del infierno
temido, inevitable, despiadado.
29-11-08
Poemas tomados de la página web de la autora y del blog:
Catalina Zentner Levin
Corrientes, Argentina. Residió en Israel
¡Enhorabuena!, tres hermosas muestras de su talento. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura, Max.
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos