La soledad es el estrépito de la ola
contra la orilla de la playa
viene y va
en un vaivén incansable,
soledad se cultiva en soledad
crece cual hierba
hasta hacerse bosque indescifrable,
la soledad es arena movediza
que me arrastra a lo profundo
un eslabón interminable
con el peso de la vida
La soledad es conocer tu nombre
y no poderlo pronunciar
estar aquí, allá como un dios
que crea y está solo
un cangrejo en la playa
camina marcha atrás
El mar...
El mar
ropaje encendido
fulgor de ondas
llamaradas en el
horizonte
sigilosamente
el estío
poniente en mi
frente
el sol es un
lagarto
que derrama
sus mañanas
despanzándose
frente a la luz
del tamiz
ondeado en quietud
danzando al viento
Mis ojos han
caído
para siempre
en el mar
Creer
si no puedo tocar la luz
entonces cómo me aferro
a la noche
muchacho:
la energía luminosa es intocable
sólo el sol
con sus rayos
puede tocar tus párpados
apenas aprietas el interruptor
y la increíble
descarga
enciende
o se apaga
Incomprensión
desde niño
sentí
que las paredes
sofocaban
mi garganta
y un collarín
daba vuelta
a la manzana
de mis deseos
jalaba la falda
a mi madre
y le decía:
“quiero esto”
“aquello”
ella me respondía
con su sonrisa
cuánto me amaba
yo incomprendido
ojeaba el chiste del día
y daba vueltas
haciendo maromas
sobre las páginas
Poemas tomados de: www.antoniomiranda.com.br
Santiago Risso
Lima, Perú
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