Ya estrofa, ya balada, ya poesía
Tal vez el verso escuche esa otra voz
Alimento del yo, que maravilla
La voz de la preciosa pertenencia
¡La de sublimes ejércitos de ideas!
La voz que mueve espíritus
Y en dulce panacea los renueva
-caravana que nubla la razón y embriaga-
Hasta darles corpórea relevancia humana
Quizás el verso hable en otras voces
Y a través de los sueños tenga vida
Pretenda no ser parte de una estrofa perdida
Sino celeste inmensidad que anida
Ya estrofa, ya balada, ya poesía
Mi verso tiende a encontrar tu savia
La sensible y piadosa savia viva
Savia que a todo amor inspira
Porque así, y sólo así, mi poesía tendrá vida.
Homenaje a Miguel Hernández
Qué cantos, qué sirenas...
¿Qué aullidos, del recuerdo, romperán las cadenas?
Y en los muros de tu sagrado encierro
¿Qué secretos funestos escondidos te llevas?
¡Ah Miguel, el de Orihuela…!
Ah poeta -en compromiso de una idea-
Si los ángeles acunaran tu marcha de pastor
Y Góngora te hablara, como ayer, al oído
Creeríamos, todos, que aún no estás vencido.
Tu caminar poético nos muestra la contienda
Poesía y palabra: Machado. Rubén Darío.
Y en el verso creyente, el abrazo al amigo…
Una fuerza fluyendo entre pastos pisoteados.
Por cabras abonados, en tus sueños de niño…
Las letras españolas acunaron tu esencia
Y lamentan el sino de tu partida enhiesta
Guerrero enamorado del poema naciente
Tu recuerdo acaricia la humanidad doliente…
Un Neruda, en la historia,
va contándonos cuitas de luna paseandera.
De tu luna ¡Maestro! De tus versos geniales
De esa sombra entre luces, de esa luz entre cruces…
¡Oh Miguel de la historia!
Como un rayo certero, penetras la palabra
Y un soneto de muerte se agita en la memoria
¡Ah Miguel de Orihuela!
Cabalgata nocturna de romántica espuela.
César Vallejo, el poeta libre
Poeta de las alturas ignotas de nuestra tierra
que al encuentro de la muerte con tu vida siempre fueras.
Poeta que en la miseria de las cosas terrenales
convertías ese mundo en caminos celestiales.
Juego al que juegan los grandes…
“Un juego sin contrincantes”
de esa tu mirada oscura nadie captó realidades.
Tras tu ausencia, esa mirada, nos descubrió lo que vales
Lo que tu mensaje brinda, lo que tus letras confirman…
¡Lacerantes tus momentos de solidario abandono…!
¿Cómo ibas a quejarte del sufrimiento unitario
cuando en las calles veías el sufrimiento de hermanos?
Vallejo de las alturas, con los Andes vigilando
César Vallejo en la historia, de tu gente mendigando
Un sacerdocio del alma conquistó tu gallardía
que se sumió en la protesta hacia una sociedad mezquina
…
París…y más tarde Rusia, y tu andar por una causa
“La noble causa del pueblo”
Fueron tus huellas profundas, alma de tu poesía…
El poeta te surgía con cada encuentro mundano
Cada noche, en la vigilia, tu palabra nos crecía…
Una Lima acusadora de tu conducta insaciable
despertó a la libertad, que por tu sangre corría.
La cárcel fue una almohada de seda para tus sueños
Construir en la injusticia, fue tu pensamiento madre
Y así nació tu palabra, entre barral y humedades.
Un sacerdocio del alma conquistó tu gallardía
y se te metió en las venas aquella sed de conquistas.
Venas que vieron correr esa tu sangre mestiza
Vallejo de las alturas, con los Andes vigilando
César Vallejo en la historia, de tu gente mendigando
Cada noche, en la vigilia…tu palabra nos crecía…
Últimos dos poemas, tomados de:
http://www.aveviajera.org
María Alicia del Rosario Gómez de Balbuena
Goya, Corrientes, Argentina
No he leído a César Vallejo, pero tras haber leído el elogio de Miguel Hernández, la mención a Machado y Rubén Darío, lo tomo como valiosa sugerencia de alguien que siente la poesía. Muchas gracias.
ResponderEliminarAgradecida.Un abrazo!
EliminarMuchas gracias por tu lectura, Max.
ResponderEliminarSiempre un gusto contar con tu voz, María Alicia.
Mi abrazo y mis mejores deseos