lunes, 3 de julio de 2023

Marta Zabaleta

In memoriam
Descansa en paz, querida amiga
A.P.


Poema direccional sin pájaros ni ramas 

Dedicado con mucho amor a mi joven amigo 
Emiliano de Boer 

Vine a esta cabina para enviarte 
como el avión, muy rápidos 
estos poemas de un amor turbulento 
y de un tiempo que ha pasado 
casi al lado mío, presencia 
con tu ausencia regada 
y el apetito de verdad 
no pude ver saciado. 

Fragmentarios, incipientes,
somnolientos, como todo lo mío, 
utópicos y sin embargo, suyos. 
Pero se quedaron 
colgando de una hamaca 
en el balcón de una esperanza 
y hoy están lejos, 
buscando en otras playas 
piedras de otro destino 
desarropados. 

Es que aquí hay una lluvia que no nieva 
que transpira un agua 
que no suda que trastorna 
que te grita se infiltra y amordaza: 
una mitad de la población que se lamenta 
con lamentos de esperanza indigestada 
y sufre pesadillas de máquinas pagadas 
modelos nuevos de autos sin esquinas 
mujeres larguiruchas de arrugas casi borradas 
pero siempre, aparecidas en Gente, claro. 

Ojalá fueran gente, y ya no usaran más pieles 
hasta en los días de estío 
ojalá se cansaran de contar los dólares 
de hablar hasta el hartazgo 
del perfecto maquillaje de sus caras 
de sus cutis ácidos, 
de cremas reventadas 
de sus hombres sin nombre, uniformados 
carcomidos, sin lágrimas, tristes 
sin asumirse ellas también, culpables. 

Mientras en la sombría ignorancia 
de la calle Santa Fe al tres mil, 
de un Palermo con miedo y sin futuro
deambulo sin rumbo 
como nave alertada 
al filo de la nada 
trasnochada. 

Una familia cartonera prepara 
para comer restos de otra 
separando basura de ensalada 
y en tanto los niños cenan de la muerte, 
sentados en la vereda 
frente a un balcón engalanado. 
Una paloma blanca 
que come de las manos de una niña 
me besa la mirada 
preguntándome por qué 
es que no hago nada. 

Buenos Aires, Barrio Norte, 30 de julio de 2003, 23.30 horas 


La espera en Chiapas

Dedicado a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez 

Si yo fuera como ella 
una mujer nacida entre misterios, 
una mujer llamada mexicana, 
te abriría el fruto de mis manos 
con estos brazos soplando como vientos. 

Y en medio de la jungla, con tierra y fuego 
resonaría el poema más hermoso 
vuelto savia, suelo, cielo, plegaria 
salido de la boca de los pobres, 
reviviendo la alegría de tu nombre. 
Porque eres, con otra nueva muerte, 
nuestro estandarte. 
Testigo. Víctima. Hermana. 
No hubieran podido inventar para nosotras 
una mejor arma que ésta, tu carne mancillada. 

La montaña adonde viviste con tus muertos 
te abrió sus cerrojos y te contó sus cuentos, 
y deviniste “la voz que se arma para hacerse oír, 
el rostro que se escondió para mostrarse”. 
En mí eres hoy esa voz, ese rostro, esa quimera. 

Y ha nacido también tu estrella roja, 
para prenderse al vuelo de tus lágrimas, 
con cajita parlante y pulida para nombrarte: 
mujer-hija-hermana-madre-maestra-amante. 
“Así te dice la estrella que es montaña”. 

Así te canta mi verso, así te llama 
mi temor dulce, que se vuelve 
entre tus manos frías 
canto de amor de otro mañana. 

Londres, 28 de mayo 2015 


Marta Zabaleta 
Nació en Santa Fe, Argentina. Reside en Londres, Inglaterra

4 comentarios:

  1. Gracias por cada palabra, las percibo como manos abiertas saludando.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu lectura, querida Mimí.
      Muchos cariños y mis mejores deseos cada día

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    2. Leo muchas protestas, es tiempo de protestas en esta era de Comunicación, pocas soluciones y una agresión al que sobrevivió, sin pensar que fue dura la pelea, quizá para llegar a flotar entre tanta escoria.Las divisiones no sirven , los puntos de contacto son mejores

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    3. Haidé: Muchas gracias por tu lectura y tus conceptos.
      Mi abrazo

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