lunes, 3 de julio de 2023

Eduardo Coiro

Llegar 

La voz de mi padre sigue viajando. Partió con él un Giugno 30 del puerto de Nápoles. Atrás hay un viaje en tren al que llamaba “la letorina”. 
No lo dijo nunca. No pudo decirlo. Pero en su voz viaja un eco de aquellas lágrimas que derrama su familia que lo despide en el puerto antes del horizonte mar. 
Mi padre lleva la promesa de vivir en Argentina. 
El pasaporte con aquella expresión en la foto tan parecida a Paul Newman dice que llegó el Luglio 21 de 1952. 
Sin embargo siento que sigue viajando. 
Que ese barco, el Sebastiano Caboto todavía no hizo su escala en Río de Janeiro. 
Hay días. Momentos en que necesito que llegue, aún tantas décadas después… 
“La voz del padre llega muchos años después” - Oigo decir al amigo analista cuando le digo de mi espera. 
A veces uno no sabe oír bien ni recordar. 
Será por eso que el otro día la voz de mi padre llegó.
Su voz. Su voz con un golpe duro de aire para que no me haga el distraído. 
En su voz venían los ojos celestes en los que todavía reflejaba al mar inabarcable de la travesía. 
Al fin llegaban las palabras de mi padre que no era de ironías ni de evadir una verdad.
Pude oír bien clarito: “Hijo, debes ser tu propio padre”


Cuento tomado de Inventiva Social, publicación digital editada y dirigida por el autor 

Eduardo Coiro 
Temperley, Buenos Aires, Argentina 

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Con todo gusto, Eduardo, muchas gracias a ti.
      Mi abrazo y mis mejores deseos cada día

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    2. Abrazos, Eduardo, en la distancia. Al afecto entrañable nada lo borra, queda con aires de Temperley y con la voz lejana de tu madre en el teléfono. La poeta Amelia, tan fiel y atenta, siempre me da noticias de vos. Va un abrazo, con sabor a otro buen café en la vereda. Eduardo Dalter

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  2. Hermoso tu recuerdo y tus palabras escogidas. Viajé contigo y con tu padre en este sentido párrafo de nostalgia. Abrazo desde Valencia. María Cristina Berçaitz

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  3. Gracias por compartir sentimientos tan profundos.

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  4. Queridas Cristina y Mimí, querido Eduardo:
    Muchas gracias por vuestra lectura.
    Mi abrazo y mis mejores deseos cada día

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