lunes, 3 de julio de 2023

Cecilia Glanzmann

La palabra

                El Divino Alfarero no se repite nunca 
                                    Leopoldo Marechal

Desde el no sonido 
un encuentro sagrado 
un silencio inaugural 
en la p de palabra 
¿fue antes del Verbo? 
¿estaba en el silencio primigenio? 

La mudez de la p dibuja 
giros 
espirales de tiempos 
y una historia aparece. 
El Divino Alfarero y el hombre 
respiraron la vida en la palabra 
parieron los reinos multiplicándose 
las estrellas iluminaron las gargantas 
las mentes programaron complejidades 
los corazones se vistieron 
en sístoles y diástoles 
de tierra fértil de aguas dulces y saladas 
los electrones fueron materia 
sin olvidar la fuente. 
Magnificencia
en el cosmos pequeñito del humano. 

Como un juego de naipes 
se nos abren los días y las noches 
desde el sagrado uso de la palabra. 

*Primer Premio Certamen Nacional “Gonzalo Delfino”. Gaiman, Chubut, junio 2016 


Desnudez 

Entre la nieve que cubre todo 
se espigan 
como ahogados pidiendo auxilio 
los árboles y las matas, 
se alarga el crudo invierno 
y ellos parecen espantapájaros oscuros 
entre islotes blancos. 

Se yerguen, ateridos, 
son sombras espejándose en los pedregales. 
En mis ojos 
son una filmación de la humanidad. 
Y uno se adentra en tantos pueblos 
que se yerguen 
como los árboles y las matas. 

Duele el poema 
para decir del silencio de olvido 
sin pesadumbre de nada. 

Y la nieve cubre. 
Quizás la primavera descongele 
el corazón de los hombres. 


Desamparo 

El frío me desapacigua las manos 
la carne 
el embrión del ser. 

Huelo el lamido del viento 
sobre las espaldas del mar sobrecogido 
sobre las espaldas ateridas de la gente 
no hay para ella gas ni luz 
los leños escasos están muy húmedos 
las chapas se descobijan 
              para encender el fuego
              en la ciudad que avanza… 

El desamparo del hombre 
me desapacigua las palabras 
y una ironía acre
dibuja insistente 
la compasión deshabitada 
en este siglo veintiuno. 

La compasión respira 
sin embargo 
en el abedul pródigo 
y calienta las manos de la gente. 


Todos los textos pertenecen a Obra poética 1987-2017, Editorial Vinciguerra.
Últimos dos poemas, también en el libro de la autora: Desde el brocal del alma, 2011 

Cecilia Glanzmann 
Nació en Bell Ville, Córdoba. Reside en Trelew, Chubut, Argentina 

4 comentarios:

  1. Muchas gracias Analía por publicar estos poemas mios, que están en el que mencionaste, y en mi Obra Poética 1987- 2017, Vincigueŕa.

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    Respuestas
    1. Siempre un placer compartir tus poemas, Cecilia. Gracias a ti.
      Mi abrazo y mis mejores deseos

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  2. Como siempre gozo de tu palabra y ella me eleva. Abrazo desde Valencia. María Cristina Berçaitz

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