lunes, 12 de junio de 2023

Ronald Bonilla

Signos del agua 

Todo signado por el agua, como 
van las ondas del pájaro en la cresta 
simulando eternos veranos. 

Todo dicho por la fruta ganada, 
-digo Granada
y se instaura el poema, agua del Nicarao, 
agua del hombre, 
agua para los ojos de esta mujer 
que siempre es un incendio, ciudad 
que nos abisma entre sus adoquines. 

Tú conoces las noches y los días, 
los trabajos y sus fatigas, las apacibles 
frondas de la laguna. 

Tú sabes a veces cómo somos islas 
y sus vasos comunicantes 
que extasían el poder del tigre, 
del ocelote oscuro y 
de un viejo manatí perdido. 

Somos solo pueblos pequeños,
lajas incrustadas, 
labios que quisieron ser espada, 
machete del camino, compás perdido 
en el movimiento de caderas
potentes para diseminar el mundo. 

Las mariposas que nos sobrevuelan 
entienden también 
cómo permanece lo efímero del agua,
cómo se forman sus cristales armoniosos. 

Hemos venido de hace centurias 
y la palabra, el signo preclaro 
                                del concepto 
nos precede… 
Dejaremos los huesos acaso sellados 
por el olvido. 
Tú que conoces 
los sagrados intertextos que nos fundaron 
en esta llama, 
en el incendio de una ciudad 
fijado en los ojos de una mujer 
que no se rinde, 
que mira hacia los cuatro vientos. 

Festival donde cada quién olvidó que es cada quién
Granada…fruta con un pie descalzo
 y el otro calzado con zapatilla de oro. 

¡Albricias! 

                                        Granada, Nicaragua, 20 febrero 2016 


Hablando del pecado

Mi pecado es haber nacido indefenso. 

Y haber proferido un grito de libertad 
cuando me alzaron del tobillo. 

Mi pecado es y será 
amar siempre 
de casi toda forma posible tu mirada, 
quizás porque condensa 
la beatitud de todos los pecados. 


Poetas para la clase media baja 

La pobre clase media no encuentra poetas
que los signifiquen, 
más allá de viejos papeles, radioemisoras 
diciendo los goles exagerados, música beat, 
desperdicios tirados al azar, 
un niño hace series con un bolsillo, 
en la pared de madera 
las ranuras se han vuelto de un color marrón 
contrastante, 
la clase media no tiene un violín que resuena 
en las noches con mendelsohn ni bethoven
winchester catedral entrega una pobre melodía, 
igual que los carpenter dulzones, 
igual que los four season o pink floid 
aunque parezca estallar en las paredes. 

La pobre clase media no tiene poetas 
que digan porfiados y saquen sus silbidos 
para ir con la pandilla a cazar aves en las ramas del jocote,
la manzana rosa
a la orilla del torres, basta el tocadiscos 
que ya ni siquiera existe, los monkis 
son desazules imitaciones, francamente, 
las buenas vibraciones hacen la pausa 
para que inicie de nuevo un tren en la noche; 
la clase media no tiene poetas que los resignifiquen,
quizá un hombre callado dice 
en versos pequeños 
una pequeña píldora de sueños imperfectos, 
un comentario de cine, una foto en blanco y negro, 
un vehículo atascado en la avenida cuarta, pesado, 
polaroid no tiene manera de parecerse a un poeta triste 
en la madrugada 
en que la vieja puta va aburrida a cumplir con el horario 
desbarajustado del porvenir. 

Alguien quiere hacer un poema en el parque 
después de masturbarse, 
anuncian la pelea del siglo en la tv, 
un 120 YE, lleva la ventana abierta…una chica 
muestra sus senos por la ventana… 
esta ciudad no tiene poetas para la clase media 
baja 
baja 
baja… 
para qué si no quieren leer…salvo algunos, muy pocos, 
de la clase media 
baja 
baja 
baja… 


Poemas del libro del autor: Herida de agua, de pronta publicación en Editorial de la Universidad Nacional. Libro finalista al VII Premio Iberoamericano Pilar Fernández Labrador de Salamanca, España

Ronald Bonilla 
San José de Costa Rica 

4 comentarios:

  1. Poesía con sentido. Bella y actual.

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  2. Ronald Bonita; Bello, tu decir tan profundo!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu lectura, Beatriz.
      Mi abrazo y mis mejores deseos

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