Por la calle larga que va al cementerio
vive Giovanna,
en cuyo jardín amplio creció un cacto
que superó la altura de los techos.
Triste se va poniendo esa calle
después de su casa, paso a paso.
Es la calle, sin más, por la que todos pasan,
ricos y pobres del pueblo, un buen día.
Dormitorio abierto en Via Giolitti
Muy cerca de la via por donde pasan y relucen los Alfa Romeo y los Mercedes, también los Fiat y Citroen, hay gente durmiendo, algunos envueltos en trapos y otros tapados con cartones. Shhh. Nadie los complique ni juzgue ni despierte. Los anónimos poderes del mundo nos están acostumbrando a verlos cada noche en las incontables urbes del planeta. También a ellos los están acostumbrando, mientras supuran con más resignación y desgano que dolor, a la nueva normalidad creciente, que deshoja sin pausa y entristece.
Roma, 23 de abril, 2023
Versos tristes por Marvella
La poeta me llamó para Nochebuena;
no esperaba su llamado lejano a las 9 de la noche;
recuerdo que sonreía al teléfono y me insistía
que le tuviera paciencia, y que iba a venir a la Argentina;
después más de una vez miré las fotos donde estamos
pensativos o distraídos o sonrientes,
en la calle, en un museo, o en las costas caribeñas,
mientras pasaban los meses, sin prisa, sin noticias;
y me preguntaba oh qué será, qué será de sus pasos;
me preguntaba, me preguntaba; y me contentaría
con seguir preguntando, sí, aunque fuera
sólo en espera de noticias.
Concierto de los olvidos
(con fondo afiebrado de calandrias)
Los gobernantes y funcionarios no andan por aquí;
no les agrada, o no sienten el placer de tomar solcito
en un gran campo o en un terreno agreste, sentados
encima de una piedra, o nada saben que existen
lugares reverdecidos e inclinados como éste,
donde se alcanzan a ver como en un mapa intercalado
el zinc de los techos plateados y oxidados,
y allá lejos, en los fondos, el humo que se levanta
de los basurales, donde abundan a sus costados
el diente de león, la manzanilla silvestre y los abrojos.
No, no les agrada, o no los conocen; tampoco
a la gente que cruza y saluda alzando una mano
y gritando alguna sílaba. No, no los conocen y sorprende.
Y lo he pensado muchas veces. No, no los conocen, por lejanos
o por falta de tiempo, o por falta de alguna magra cosa.
Aunque sean los territorios que nombran, señalan, tasan
y gobiernan.
Revolviendo un cappuccino
Recordar los sueños postergados, también
tiene su gracia en lo que podrían haber sido.
Uno puede memorarlos así como los soñó originalmente.
No tienen contratiempos ni agitación ni dolor de muelas,
ni la combinación que finalmente se perdió por 10 minutos.
Los bares se encuentran como uno los dejó hace dos años,
con la misma mesera y el mismo gato que entregadamente
se relame. Sí, y así voy comenzando a reencontrar
a la encantadora y portuaria Messina, con sus tranvías,
restaurantes, cervezas fuertes, y los aires de su gente.
No importa ya por qué, o sí importa, pero no pudo ser
sino esto que es, al momento en que revuelvo
el cappuccino que humea, y que miro ensimismado
como esperando una respuesta acerca de la magia
de los días, que tantas veces nos dan sólo lo que quieren.
Últimos tres poemas pertenecen al poemario del autor: Concierto de los olvidos. 13 poemas (2018 - 2020). Rosario, octubre 2021
Eduardo Dalter
Buenos Aires, Argentina
Por no hacer un largo comentario no mencionaré todos los pasajes que, en sus piezas de esta entrega, he disfrutado con fruición, he envidiado no haber escrito o simplemente me han dibujado dentro, esa sonrisa leve entre amarga y cómplice. Gracias por este rato señor Salter.
ResponderEliminarMax:
EliminarMuchas gracias por tus conceptos.
Mi abrazo y mis mejores deseos
Mi dedo torcido le ha cambiado el nombre, Sr. Dalter, mis excusas.
ResponderEliminarSiempre un lujo y un aprendizaje leer a Dalter. Salute Signore! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarAlfredo:
EliminarMuchas gracias por tus apreciaciones.
Mi abrazo y mis mejores deseos